<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.2900.2523" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><FONT
size=5><EM><U>correspondencia de prensa - boletín
solidario</U></EM></FONT> <BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda
Radical</FONT><BR>Edición internacional del Colectivo Militante<BR><U>19 de
marzo 2008</U><BR>Redacción y suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Irak</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Sólo aprendemos que nunca
aprendemos</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Robert
Fisk</FONT> </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>The Independent
</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>La Jornada, México,
19-3-08</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.jornada.unam.mx/"><STRONG>http://www.jornada.unam.mx/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Traducción de Jorge
Anaya</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>Han pasado cinco años y todavía no aprendemos. Con
cada aniversario los escalones se desmoronan bajo nuestros pies, las piedras se
agrietan más, la arena se vuelve más fina. Cuatro años de catástrofe en Irak y
pienso en Churchill, que al final llamó a Palestina un “desastre
infernal”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero ya antes nos hemos valido de estos paralelismos y se
han dispersado en la brisa del Tigris. Irak está empapado en sangre. Sin
embargo, ¿cuál es nuestro estado de contrición? ¡Claro, tendremos una consulta
pública, pero todavía no! Ojalá la inadecuación fuera nuestro único
pecado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hoy estamos empeñados en un debate inútil. ¿Qué salió
mal? ¿Cómo fue que los miembros del senado romano de nuestra era no se rebelaron
cuando les contaron mentiras sobre armas de destrucción masiva, sobre vínculos
de Saddam Hussein con Osama Bin Laden y el 11 de septiembre? ¿Cómo dejamos que
ocurriera? ¿Y cómo fue que no previmos lo que vendría después de la
guerra?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sí, claro, los británicos intentamos que los
estadunidenses escucharan, nos dice ahora Downing Street. De veras, en serio lo
intentamos, antes que supiéramos de manera total y absoluta que era bueno
embarcarnos en esta guerra ilegal. Ahora existe vasta literatura sobre la
debacle de Irak y existen precedentes de planeación para la posguerra –volveré
más tarde sobre esto–, pero no se trata de eso. Nuestro predicamento en Irak
está en una escala mucho más terrible.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando los estadunidenses entraron a sangre y fuego en
Irak, en 2003, con sus misiles crucero zumbando sobre la tormenta de arena hacia
un centenar de poblados y ciudades, yo solía sentarme en mi sucia habitación del
hotel Bagdad Palestina, incapaz de dormir por el estruendo de las explosiones, y
hojeaba los libros que había comprado para sortear esas horas oscuras y
peligrosas. La guerra y la paz de Tolstoi me recordaba que un conflicto puede
ser descrito con sensibilidad, gracia y horror –recomiendo la batalla de
Borodin–, junto con un archivo de recortes de periódico. En esa pequeña carpeta
hay una larga arenga de Pat Buchanan, escrita cinco meses antes, y todavía
siento su poder, su premonición y su absoluta honestidad histórica: “Con nuestra
regencia estilo McArthur en Bagdad, la pax americana llegará a su apogeo. Pero
luego la marea bajará, porque la única empresa en la que los pueblos islámicos
sobresalen es en expulsar a las potencias imperiales mediante el terrorismo o la
guerra de guerrillas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Sacaron a los británicos de Palestina y Adén, a los
franceses de Argelia, a los estadunidenses de Somalia y Beirut, a los israelíes
de Líbano. Hemos emprendido el camino hacia el imperio y pasando la próxima
colina nos encontraremos con quienes fueron antes que nosotros. La única lección
que aprendemos de la historia es que no aprendemos de la historia.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con cuánta facilidad los hombrecitos nos llevaron al
infierno, sin ningún conocimiento de historia o al menos sin ningún interés por
ella. Ninguno leyó de la insurgencia iraquí contra la ocupación británica de
1920, ni del brusco y brutal arreglo que dio Churchill al conflicto el año
siguiente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En nuestros radares históricos ni siquiera aparece Craso,
el más rico de los generales romanos, quien exigió ser emperador luego de
conquistar Macedonia –“misión cumplida”– y en venganza se propuso destruir
Mesopotamia. En un lugar del desierto, cerca del río Éufrates, los partos
–antecesores de los actuales insurgentes iraquíes– aniquilaron las legiones, le
cercenaron la cabeza a Craso y la enviaron de vuelta a Roma, llena de oro. En
estos tiempos habrían grabado en video la decapitación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con su monumental arrogancia, esos hombrecitos que nos
llevaron a la guerra hace cinco años ahora demuestran que no han aprendido nada.
Anthony Blair –como siempre debimos llamar a ese abogado de ciudad pequeña–
debería ser sometido a juicio por su mendacidad. En cambio presume de llevar la
paz a un conflicto árabe-israelí que tanto ha contribuido a exacerbar. Y ahora
el hombre que cambió de parecer sobre la legalidad de la guerra –y que lo hizo
en una sola hoja de papel carta– se atreve a sugerir que deberíamos examinar a
los inmigrantes que solicitan la ciudadanía británica. La pregunta 1, propongo,
debería ser: ¿qué procurador general empapado en sangre ayudó a enviar 176
soldados británicos a la muerte por una mentira? Pregunta 2: ¿cómo salió impune
de ese acto?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero en cierto sentido la naturaleza facilona y boba de
la propuesta de lord Goldsmith es una pista sobre la estructura transitoria y de
cartón de todo nuestro proceso de toma de decisiones. Los grandes temas que nos
confrontan –Irak o Afganistán, la economía estadunidense o el calentamiento
global, las invasiones armadas o el “terrorismo”– no se abordan según
calendarios políticos serios, sino según los horarios de la televisión y las
conferencias de prensa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Los primeros ataques aéreos en Irak llegarán a la
televisión estadunidense en horario triple A? Por fortuna sí. ¿Las primeras
tropas estadunidenses en Bagdad aparecerán en los noticieros de la hora del
desayuno? Desde luego. ¿La captura de Saddam Hussein será anunciada
simultáneamente por Bush y Blair?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero todo esto es parte del problema. Cierto, Churchill y
Roosevelt discutieron sobre la hora del anuncio de que la guerra en Europa había
terminado. Y los rusos se les adelantaron. Pero dijimos la verdad. Cuando los
británicos se replegaban hacia Dunquerque, Churchill anunció que los alemanes
habían “penetrado profundamente y sembrado alarma y confusión en sus
filas”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Por qué Bush o Blair no nos dijeron eso cuando los
insurgentes iraquíes comenzaron a asaltar a las fuerzas de ocupación? Vaya,
estaban muy ocupados diciéndonos que las cosas iban a mejorar, que los rebeldes
no eran más que “desesperados”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El 17 de junio de 1940, Churchill dijo al pueblo
británico: “Las noticias de Francia son muy malas y estoy consternado por el
galante pueblo francés, que ha caído en esta terrible desgracia”. ¿Por qué Blair
o Bush no nos dijeron que las noticias de Irak eran muy malas y que estaban
consternados –bueno, siquiera unas lágrimas durante un minuto– por el pueblo
iraquí?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Porque ésos fueron los hombres que tuvieron la temeridad,
el genuino descaro de vestirse como Churchill, como héroes que escenificarían
una redición de la Segunda Guerra Mundial, en tanto la BBC obedientemente
llamaba “los aliados” a los invasores y pintaba al régimen de Saddam Hussein
como el Tercer Reich.<BR>Desde luego, cuando yo iba a la escuela nuestros
líderes –Attlee, Churchill, Eden, Macmillan o Truman, Eisenhower y Kennedy en
Estados Unidos– habían tenido experiencia real de guerra. Ni un solo líder
occidental actual tiene experiencia de primera mano del conflicto. Cuando
comenzó la invasión angloestadunidense de Irak, el opositor europeo más
prominente a la guerra era Jacques Chirac, quien combatió en el conflicto
argelino. Pero ahora ya no está. También Colin Powell, veterano de Vietnam, que
fue hecho a un lado por Rumsfeld y la CIA.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin embargo, una de las terribles ironías de nuestros
tiempos es que los más sedientos de sangre de los políticos estadunidenses –Bush
y Cheney, Rumsfeld y Wolfowitz– jamás han escuchado un disparo hecho con furia y
se aseguraron de no tener que combatir por su patria cuando tuvieron oportunidad
de hacerlo. No es extraño que títulos de Hollywood como “conmoción y pavor”
resulten atractivos para la Casa Blanca. Las películas son su única experiencia
de conflicto humano; lo mismo se puede decir de Blair y Brown.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Churchill tuvo que rendir cuentas por la pérdida de
Singapur ante una Cámara atestada. Brown ni siquiera rendirá cuentas por Irak
hasta que la guerra termine.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es grotesco que hoy, después de todas las posturas de
nuestros enanos políticos hace cinco años, se nos permita tener siquiera un
encuentro espiritista válido con los fantasmas de la Segunda Guerra Mundial. Las
estadísticas son el médium, y la habitación tendrá que estar a oscuras. Pero es
un hecho que el total de muertos estadunidenses en Irak (3 mil 978) está muy por
encima del número de bajas estadunidenses sufridas en los desembarcos iniciales
del día D en Normandía (3 mil 384 entre muertos y desaparecidos), el 6 de junio
de 1944, o más de tres veces las bajas totales británicas en Arnhem, ese mismo
año (mil 200).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Representan poco más de un tercio de las muertes totales
(11 mil 14) de toda la fuerza expedicionaria británica desde la invasión alemana
de Bélgica hasta la evacuación final de Dunquerque, en junio de 1940. El número
de británicos caídos en Irak (176) es casi igual al total de las fuerzas
británicas perdidas en la batalla del Bolsón en 1944-45 (poco más de 200). El
número de estadunidenses heridos en Irak –29 mil 395– es más de nueve veces el
de los lesionados el día D (3 mil 184) y más de la cuarta parte de la cuota
total de heridos en la guerra de Corea de 1950-53 (103 mil 284).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las bajas iraquíes permiten una comparación aún más
cercana con la Segunda Guerra Mundial. Aun si aceptamos la más conservadora de
las estadísticas sobre civiles muertos –van de 350 mil a un millón–, ésta rebasó
hace mucho tiempo el número de civiles británicos muertos en los bombardeos
alemanes a Londres en 1944-45 (6 mil) y ahora excede con mucho la cifra total de
bajas civiles en bombardeos en todo el Reino Unido –60 mil 595 muertos, 86 mil
182 heridos graves– de 1940 a 1945.<BR>De hecho, la cuota mortal iraquí desde
nuestra invasión es hoy más grande que el número total de bajas militares
británicas en la Segunda Guerra Mundial, que llegó a la asombrosa cifra de 265
mil muertos (algunos historiadores hablan de 300 mil) y 277 mil heridos. Las
estimaciones mínimas de iraquíes muertos significan que los civiles de
Mesopotamia han sufrido seis o siete Dresdes o –más terrible aún– dos
Hiroshimas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Y sin embargo, en cierto sentido todo esto es una
distracción respecto de la terrible verdad de la advertencia de Buchanan. Hemos
despachado nuestros ejércitos a la tierra del Islam. Lo hicimos con el solo
respaldo de Israel, cuyos propios informes falsos sobre Irak han sido
discretamente olvidados por nuestros amos mientras derraman lágrimas de
cocodrilo por los miles de iraquíes muertos hasta ahora.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El enorme prestigio militar estadunidense ha sufrido un
daño irreparable. Y si hoy, como ahora calculo, se encuentra en el mundo
musulmán 22 veces la cifra de soldados occidentales que fueron allá durante las
cruzadas de los siglos XI y XII, debemos preguntarnos qué estamos haciendo.
¿Estamos allá por el petróleo? ¿Por la democracia? ¿Por Israel?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Alegremente conectamos Afganistán con Irak. Según se
dice, si Washington no se hubiera distraído con Irak, el talibán no se habría
restablecido. Pero Al Qaeda y el nebuloso Osama Bin Laden no se distrajeron. Y
eso explica por qué expandieron sus operaciones en Irak y luego usaron esta
experiencia para acosar a Occidente en Afganistán con el atacante suicida, del
cual no se había sabido antes en aquel país.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Voy a aventurar una presunción terrible: que hemos
perdido Afganistán como sin duda hemos perdido Irak y como de seguro vamos a
“perder” Pakistán. Es nuestra presencia, nuestro poder, nuestra arrogancia,
nuestra renuencia a aprender de la historia y nuestro horror –sí, horror– al
Islam lo que nos precipita al abismo. Y en tanto no aprendamos a dejar en paz a
esos pueblos musulmanes, nuestra catástrofe en Medio Oriente se volverá más
grave. No hay conexión entre el Islam y el “terror”. Pero sí hay conexión entre
nuestra ocupación de tierras musulmanas y el “terror”. No es una ecuación tan
complicada. Y no necesitamos una consulta pública para entenderla bien.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR></DIV></FONT></BODY></HTML>