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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><EM><U><FONT
size=5>correspondencia de prensa - boletín solidario</FONT></U></EM>
<BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda Radical</FONT><BR>Edición internacional
del Colectivo Militante<BR><U>23 de marzo 2008</U><BR>Redacción y
suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Ecuador</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Cuarta nota sobre las nuevas
izquierdas en Latinoamérica</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>7 preguntas y 7 respuestas sobre el
Ecuador de Rafael Correa<BR><BR></FONT><FONT size=2></FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=2></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=2>José Natanson</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Página/12, Buenos Aires, 23-3-08<BR></STRONG><A
href="http://www.pagina12.com.ar/"><STRONG>http://www.pagina12.com.ar/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>1. ¿Rafael Correa está implementando un
modeloeconómico distinto?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En un país pequeño, de bajísima productividad y expuesto
a los vaivenes de los precios internacionales, la dolarización actúa como una
camisa de fuerza que le quita al gobierno margen de maniobra y le impide avanzar
con políticas más audaces. La economía se sostiene gracias a las exportaciones
de materias primas –petróleo y en menor medida banana y camarón– y las remesas
que envía el millón de ecuatorianos que vive en el exterior.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los argentinos lo recuerdan bien. Como la
convertibilidad, el encanto y la maldición de la dolarización son las dos caras
de la misma moneda: su carácter de irreversible –o, al menos, difícilmente
modificable– es la clave para despejar el riesgo devaluatorio y neutralizar la
inflación, lo cual, en teoría, debería contribuir a regenerar el círculo
virtuoso de confianza-inversión-crecimiento-empleo. Pero el esquema
ultrarrígido, que implica sacrificar la política monetaria y cambiaria, genera
graves inconvenientes: el primero, el más elemental, es que le impide al
gobierno enfrentar los shocks externos con medidas contracíclicas (con una
devaluación, por ejemplo), privándolo de herramientas esenciales para maniobrar
en contextos de crisis y dejando al endeudamiento y a la política fiscal –es
decir, el ajuste de los gastos del Estado– como únicas alternativas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A este problema se suma la sobrevaluación cambiaria. En
Ecuador, la paridad inicial fue fijada a 25 mil sucres por dólar, un tipo de
cambio devaluado que sin embargo se fue apreciando como efecto de la inflación,
que desde el inicio de la dolarización hasta hoy ya acumula 150 por ciento. Esto
neutralizó el efecto de la devaluación inicial y potenció los peores rasgos del
modelo: pérdida de competitividad, sesgo antiexportador y debilitamiento del
aparato productivo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Supuestamente, el objetivo era acabar con la inflación y
garantizar la estabilidad, pero el verdadero fin era otro –me dijo Alberto
Acosta, ex ministro de Energía de Correa y actual presidente de la Asamblea
Constituyente, cuando conversé con él en una cevichería del centro de Quito—. El
verdadero objetivo era arraigar el modelo neoliberal, garantizar la continuidad
de las reformas más allá de los resultados electorales. Y hoy es el gran límite
que impone la economía a cualquier cosa que uno quiera hacer.”</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>2. ¿La dolarización fue buena
idea?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando recién se implementó, en enero del 2000, la
dolarización produjo un efecto estabilizador y permitió generar un ambiente de
mayor previsibilidad, que no consiguió atraer miles de millones de dólares en
inversiones pero que sí alcanzó para revitalizar la demanda interna y abrir
algunas líneas de crédito, sobre todo orientadas al consumo. La pobreza y el
desempleo cayeron y el PBI creció entre 3 y 4 por ciento en los dos años
siguientes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero el análisis debe contemplar el contexto externo,
increíblemente favorable, marcado por los altos precios del petróleo, el
incremento de las remesas y las bajas tasas de interés internacional, a lo que
habría que sumar dos datos más, uno transparente y otro más oscuro: el
transparente es la devaluación internacional del dólar, que le devolvió cierta
competitividad a la economía ecuatoriana; el oscuro es el ingreso de millones y
millones de narcodólares a través de la frontera colombiana. Pese a todo esto,
el crecimiento ha sido muy desparejo, 4 puntos en promedio desde el 2000 hasta
hoy, lo que implica un porcentaje inferior a la media regional.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En suma, la dolarización se sostiene en este contexto
atípico, pero no ha permitido aprovechar las extraordinarias condiciones
internacionales y es un misterio cómo podrá sobrevivir en un ambiente menos
favorable.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>3.¿Por qué Correa decidió mantener la
dolarización?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando todavía era un profesor de economía dedicado a los
debates académicos, Correa escribió en Iconos, la revista de Flacso Ecuador: “Un
tipo de cambio fijo irreversible, en una economía abierta, pequeña y de baja
productividad, es claramente un disparate técnico, que seguramente algún día
controlará la inflación, pero probablemente quebrando el sector real de la
economía”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La presión social lo obligó a cambiar de discurso. En
Ecuador, la dolarización no es vista como una bomba a mediano plazo sino como
una tabla de salvación que sería insensato abandonar. Fue la salida desesperada
a la crisis política y económica más grave de la historia del país, por lo que
es natural que hasta hoy sea valorada como un bien a preservar. Y es natural
también que el amplio consenso social del que goza la dolarización llevara a
Correa a prometer durante la campaña presidencial del 2006 que no introduciría
modificaciones en caso de alcanzar la presidencia. “Así como fue una insensatez
entrar, tratar de salir en estos momentos sería igualmente insensato”,
señaló.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo curioso es que Correa fue elegido presidente por la
fama cosechada durante su breve gestión como ministro de Economía, durante la
cual tomó distancia del FMI, se enfrentó a Estados Unidos y demostró su decisión
de aplicar medidas heterodoxas. Pero al mismo tiempo se le exige que no abandone
la dolarización, que impone los límites más estrechos a su voluntad de cambio:
esta contradicción fundamental es su mochila de plomo.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>4. ¿Correa está aprovechando los márgenes de
maniobra para implementar otras políticas?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La idea es fortalecer el rol del Estado con algunas
políticas desarrollistas sin modificar el sistema cambiario. Uno de los
objetivos, clave en una economía con tipo de cambio fijo, es bajar la tasa de
interés, para lo cual se intenta devolverle cierto protagonismo a la banca
pública. La recuperación de Petroecuador –como Irán, Ecuador es un exportador de
petróleo que debe importar combustible– es otra de las metas del gobierno. Y,
finalmente, una de las medidas más criticadas por la oposición: la decisión de
utilizar los recursos del Fondo de Ahorro y Contingencia, formado con dinero
proveniente del petróleo como garantía para el pago de la deuda externa, y la
firma de un decreto que estipuló que el 99 por ciento de los fondos obtenidos
por el aumento del precio del crudo iría a parar al Estado. Todo esto en el
marco de una política internacional que incluye la cancelación del acuerdo con
Estados Unidos por la Base de Manta (única base militar norteamericana en
Sudamérica) y la decisión de no firmar un tratado de libre comercio con
Washington, lo que convertiría a Ecuador en el único país americano con costas
en el Pacífico en no haber firmado una alianza comercial con el coloso del
Norte.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La cara social de este giro económico es la duplicación
del Bono de Desarrollo Humano que se entrega a las familias más pobres, de 15 a
30 dólares, el aumento del Bono para la Vivienda, de 1800 a 3600 dólares, y la
implementación de subsidios a la harina, los fertilizantes y el transporte
público para frenar la suba de precios.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero la gestión económica está lejos de los objetivos
planteados. Ecuador creció apenas 3,9 en 2006, 2,9 en 2007 y se estima menos de
3 por ciento para 2008. Es decir, un promedio inferior al de la región, como
resultado de un esquema económico que en algún momento será necesario discutir.
Aunque nunca lo dirá en voz alta, Correa probablemente siga pensando que tarde o
temprano será necesario abandonar la dolarización. Recupero otro párrafo de su
artículo. “La salida debería realizarse de manera paulatina e implicaría un
largo período de tiempo. Para ello será necesario acumular dos cosas: recursos
económicos y consenso social”, escribió Correa. Lo primero consiste en atesorar
reservas para tener capacidad de maniobra una vez levantada la represa. El
segundo aspecto es más delicado: “En el caso de la convertibilidad argentina,
dicho consenso social se logró cuando ya la crisis era demasiado grande. Y
precisamente como consecuencia de ésta”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El momento aún no ha llegado: la reforma constitucional
insume buena parte de la energía política del presidente, cuyo poder dependerá
en buena medida de cómo se resuelva el trámite.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>5. ¿Por qué impulsa Correa una reforma
constitucional?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Durante casi diez años, desde 1997 hasta la victoria de
Correa, Ecuador vivió un ciclo de fuerte inestabilidad política, infrecuente aun
para las alteradas repúblicas latinoamericanas, que lo llevó a batir el record
regional de gobiernos cortos, con ocho jefes de Estado en una década, en un
contexto de descomposición partidaria, caos económico y creciente deterioro
social. Todo esto bajo una serie de liderazgos fallidos, el primero de los
cuales fue el pintoresco Abdalá Bucaram, cuyas primeras medidas como presidente
fueron: el anuncio de que grabaría un disco con el grupo Los Iracundos, la
decisión de no mudarse al palacio presidencial con el argumento de que carecía
de una cancha de fútbol y el intento de contratar a Diego Maradona por un millón
de dólares. Además, claro, de un paquete de medidas que marcaría el inicio del
ciclo económico neoliberal.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A Bucaram le siguió Jamil Mahuad, el prestigioso ex
alcalde de Quito que implementó la dolarización y que fue desplazado tras una
rebelión indígena y un intento de golpe de Estado, y Lucio Gutiérrez, el militar
golpista que tuvo que renunciar luego de una nueva revuelta popular, esta vez de
clase media. Y entre uno y otro, vicepresidentes y legisladores que asumían de
manera transitoria. En fin, una monótona sucesión de crisis que fue consolidando
la idea de que algo funcionaba estructuralmente mal en la democracia
ecuatoriana.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En esta perspectiva histórica, parece natural que Correa
hiciera de la promesa refundacionista el eje de su campaña, como en su momento
hicieron Chávez y Evo Morales, pero con la diferencia de que, para subrayar su
voluntad antipartidocrática, el ecuatoriano se negó a presentar candidatos al
Congreso, lo cual generó una larga pulseada institucional que incluyó decisiones
muy discutibles, como el desplazamiento de 57 parlamentarios opositores y su
reemplazo por suplentes. Pese a todo, Correa logró sortear los escollos
institucionales para convocar al plebiscito por la reforma constitucional, donde
el Sí se impuso con un abrumador 82 por ciento, y luego obtuvo una mayoría
holgada en la elección de convencionales. Su camino luce ahora más
despejado.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>6. ¿Correa es un títere de Chávez?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Osvaldo Hurtado, ex presidente de Ecuador y uno de los
grandes referentes del pensamiento neoliberal de su país, me dio su opinión
durante una entrevista en su pequeña oficina en Quito: “Son líderes populistas,
que creen que las instituciones están a su servicio y no ellos al servicio
ellas”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es cierto que Correa comparte con Chávez el estilo
carismático de liderazgo, la conexión directa con los sectores populares, la
voluntad redencionista y un modelo de gestión decisionista que tiende a
concentrar el poder en la figura del presidente. También la idea de que la
historia empieza con ellos, como si no hubiera pasado (o como si el pasado
valioso fuera sólo el lejano, el de Bolívar o Eloy Alfaro). Sin embargo, sería
absurdo definir a Correa como una marioneta teledirigida por Chávez desde
Caracas. El hombre, gusten o no sus políticas, ha demostrado que tiene
personalidad. Y aunque la alianza con Venezuela es importante, no implica un
alineamiento total: Correa, por ejemplo, se niega a abandonar la Comunidad
Andina de Naciones y ha rechazado, diplomática pero firmemente, las invitaciones
a sumarse al ALBA.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>7.¿Correa tiene futuro?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El ascenso político de Correa es resultado del dramático
desmoronamiento del sistema político y económico ecuatoriano y de la emergencia
de dos actores sociales que habían ganado protagonismo en la última década: el
movimiento indígena, que protagonizó la revuelta contra Mahuad y apostó a
Gutiérrez pero que ahora mira con simpatía al nuevo presidente; y las clases
medias quiteñas que lideraron la “rebelión de los forajidos” y que constituyen
la base social más importante del gobierno.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin la imprevisibilidad de Chávez y con sólo atisbos de
su proverbial megalomanía, Correa ha logrado un amplio respaldo popular y, a
menos de dos años en el poder, aún no tiene que lidiar con el desgaste
inevitable de la gestión. Pudo concretar, pese a todos los obstáculos, algunas
de sus promesas, desde la Asamblea Constituyente hasta políticas sociales para
los sectores más castigados. Y no enfrenta la resistencia de partidos políticos
fuertes ni de poderes regionales potentes. A diferencia de Bolivia, donde los
reclamos autonómicos de Santa Cruz constituyen la principal oposición a Evo
Morales, en Ecuador la oligarquía de Guayaquil, una ciudad que se parece cada
vez más a Miami y que es la sede de las principales empresas exportadoras, no ha
logrado construir un foco de oposición convincente. Los tres triunfos
electorales de Correa –en las presidenciales, en el plebiscito por la reforma
constitucional y en la elección de constituyentes– se extendieron homogéneamente
por todo el país, quebrando la tradicional división costa-sierra. Todo esto
confirmaría su fortaleza y permitiría augurarle larga vida al nuevo líder. Sin
embargo, los desequilibrios producidos por la dolarización, ese corset de hierro
que no logra quitarse, echan sombras sobre un futuro que de otro modo luciría
mucho más promisorio.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT color=#800000 size=3><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT color=#800000
size=3>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de los
Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay<BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
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</DIV></FONT></BODY></HTML>