<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><FONT
size=5><EM><U>correspondencia de prensa - boletín
solidario</U></EM></FONT> <BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda
Radical</FONT><BR>Edición internacional del Colectivo Militante<BR><U>18 de
abril 2008</U><BR>Redacción y suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<HR>
</DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT
size=3>Paraguay/Elecciones</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>El umbral del Estado
stronista</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Elecciones políticas y cambio
social</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Luis Ortiz Sandoval
*</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>ALAI, América Latina en Movimiento</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><A
href="http://alainet.org/">http://alainet.org/</A></STRONG><BR><BR><BR><STRONG>La
hipótesis del cambio inercial</STRONG><BR><BR>Próximos a un acontecimiento
parte-aguas de la historia política paraguaya, las elecciones políticas del 20
de abril de 2008 abre la interrogante sobre las condiciones sociales de
posibilidad de modificar una estructura social con innumerables problemas y
desafíos.<BR><BR>La Asociación Nacional Republicana o Partido Colorado, en el
gobierno hace casi 62 años (entre los cuales se cuentan 35 años de dictadura
política a la que sirvió de sustento), hace todo de su parte, incluso la
tentativa de fraude electoral, para mantenerse en el Palacio de López <!--[if
!supportFootnotes]-->[1]<!--[endif]-->. Y es que todo indica que
esta vez -después de varios intentos fallidos- la abigarrada gama de fracciones
políticas opositoras al coloradismo, bajo el rótulo de Alianza Patriótica para
el Cambio (APC), cuenta con la posibilidad objetiva de tomar el poder ejecutivo
por las urnas.<BR><BR>Sin embargo, lo que está en juego en este proceso no es un
conjunto de disyuntivas proferido en eslóganes del tipo "continuidad versus
cambio", "renovación versus conservación" o "bien común versus privilegio
oligárquico", todas oposiciones fundadas en la ilusión del cambio social por el
acto de votar, es decir, un cambio de iure. Lo que está en juego en los
sufragios de abril no es un punto en el tiempo, un quiebre razonado de dos
momentos distintos de la historia paraguaya. Se juega más bien la
necesidad de revertir políticamente un cambio inercial que ha venido dándose en
los últimos 25 años. Eso sí, un cambio para mal.<BR><BR>El deterioro
económico, la degradación de la seguridad y protección social, la acentuación de
la desigualdad y pobreza así como la masiva emigración de la población dan
cuenta de una progresiva corrosión del Estado paternalista montado por la
dictadura y que la sostuvo como su base prebendaria y clientelista. Pero
aún hay más: se ha operado un cambio social que llevó al país a una desoladora
situación de aislamiento geopolítico hasta el punto que su nombre en el
exterior, puede fácilmente asociarse al de un pobre estado sureño de Brasil
antes que al de una república soberana e independiente sudamericana.<BR><BR>El
20 de abril, pues, se juega el voto contra el partido colorado como única
posibilidad objetiva de romper con la administración stronista del estado.
Y es que recién ahora, después de casi 20 años del derrocamiento de Alfredo
Stroessner, el estado autoritario que lo sostuvo está haciendo aguas por todas
partes, proceso que como muchos otros en Paraguay, fue posible más por el efecto
del tiempo y la inercia que por una decidida voluntad política de la
sociedad.<BR><BR>El voto por Fernando Lugo, ex–obispo católico y candidato a
presidente de la república por la APC, es un acto político que traduce la única
elección social soportada por miles de paraguayos en los últimos diez años:
resistir estoicamente permaneciendo en el país o por el contrario "dejar todo y
largarse". Entonces, votar el domingo 20 de abril, puede ser el golpe de
gracia al inminente desmoronamiento del "estado oligárquico colorado" (A.
Ortiz, 2006) en una situación crítica del país que rememora la situación de
aquel 2 de marzo de 1870, en que un país en ruinas debía renacer como el Ave
Fénix de sus cenizas.<BR><BR>La absoluta carencia de legitimidad del sistema
político vigente ya no puede sostener la exclusión social de las mayorías, en un
régimen que se pretende democrático para impedir la participación social por
vías institucionales (Vidal 2007). Dicho de otro modo, un modelo que
aprovecha las instituciones formales de la democracia para disimular un modelo
de acumulación económica anti-democrática, ya no se sostiene. La
legitimación política de la reproducción social ha llegado al límite en que dejó
de mostrarse como "dictadura perfecta" (Lara Castro, 2004, 2006). El
partido colorado, desangrado en su disputa intestinal por la administración
"democrática" del saqueo, ha construido paradójicamente su propio desgaste: el
rezago económico, el incremento del poder fáctico de la mafia y el
empobrecimiento sin precedentes de su población-cliente, le valen hoy una
inminente derrota electoral.<BR><BR><STRONG>Quienes disputan, qué se
disputa</STRONG><BR><BR>La dominación por empate hegemónico establecida entre
los sectores del coloradismo durante los años de transición y concentrados en la
oligarquía agroexportadora-terrateniente, la burocracia estatal y el
empresariado de obras públicas, se ha agotado. La contradicción de
intereses entre esos sectores dio lugar a modalidades violentas de zanjar
disputas, parecidas a la era que siguió a la guerra civil del '47. En
efecto, se trama la muerte de Luis M. Argaña, "grand father" del
coloradismo tradicional, se desata la persecución judicial maniatada de Lino
Oviedo y la caza de brujas de los oviedistas. Con las últimas elecciones
internas del año 2007, de dudoso escrutinio, se dio la última división que le
valdría aparentemente la "distancia" más sensible a su "unidad granítica".
Para las elecciones de 2008, al partido colorado solo le queda su oligarquía
latifundista, núcleo duro de dicha asociación partidaria, impotente también de
resolver su crisis económica y su legitimidad en un contexto sitiado por las
invasiones de tierras por parte de campesinos indigentes y la presión de
productores agrícolas brasileños. Una considerable parte de la base social
electoral del partido colorado ya no podrá ser "acarreada" como ganado a los
locales de votación ya que a este punto es una población que se reparte con el
oviedismo y el reciente fenómeno "luguista".<BR><BR>Lino Oviedo también de una
fracción de la clase dominante, de la agroexportación, del capital financiero y
de las importaciones, refuncionaliza a su favor el viejo el populismo agrarista
conservador colorado, que, empero, ya no tiene la misma fuerza que en otra
época, pues padece de los mismos dilemas con su base social clientelista:
abandona el país o migra a las ciudades para diversificarse en experiencias y
elecciones políticas variadas. Una de ellas, precisamente, hacia la
candidatura de Fernando Lugo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Por su parte, Pedro Fadul, hombre políticamente "neutro",
representa a una pequeña proporción de la población enriquecida gracias a la
extrema desigualdad social y económica, encargándose de hacer circular -y cobrar
caro por hacerlo- dinero volátil en un país donde las clases sociales
empobrecidas hipotecan hasta lo que no tienen para acceder a miserables
empréstitos, con intereses leoninos a favor de financieras y bancos. Su sector
financiero-importador es uno de los más retrógrados de la economía paraguaya,
que para no culpabilizarse del antiguamentecondenado pecado de la "usura", lava
su conciencia con su pertenencia a uno de los grupos más conservadores de la
iglesia católica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En suma, al igual que el partido de gobierno, estos dos
grupos políticos proponen más de lo mismo. Apuestan al maquillaje de un
sistema en ruinas sin tocar las causas de su decadencia: la insostenible
desigualdad social y la extrema dependencia con respecto a las fluctuaciones del
mercado financiero internacional para una economía que importa la mayor parte de
sus mercancías manufacturadas. Igualmente, ni oviedistas ni
patriqueridistas pretenden tratar la controvertida pérdida de soberanía
energética ante los dos grandes vecinos del MERCOSUR (Brasil y Argentina) y ni
hablar de la cereza del pastel de problemas: la penetración brasileña a lo largo
de toda la frontera este.<BR><BR>La pregunta de porqué Unace ni Patria Querida
no formaron parte de la coalición opositora que está a punto de dar su golpe de
gracia al partido colorado, debe hallar su respuesta en que los intereses que
defienden así como sus proyectos políticos no se distinguen entre sí del
cometido de mantener, con ropaje diferente, el status quo: Oviedo y sus séquitos
apuestan por la continuidad de la estructura socioeconómica tamizada por una
administración populista y Fadul por la reproducción de la desigualdad social
revestida de neoliberalismo.<BR><BR>Pero del lado de la APC el panorama no es de
color de rosa. Conformada en su mayoría por el segundo partido en
importancia electoral del sistema político paraguayo (el Partido Liberal o
PLRA), se debate también en su interior sobre un proyecto democrático o la
continuidad oligárquica del orden social. El Partido Liberal, de fuerte
composición latifundista, no pudo distanciarse, durante toda la "transición
democrática" del partido colorado e impugnarlo, ya que defendiendo los mismos
intereses que éstos en el terreno económico, desnudó su carácter subordinado al
Estado oligárquico que proviene de la era posterior a la guerra civil de
1947. Sin embargo, bajo la condición de ser la "primera minoría", encabeza
la coalición multipartidista y multisectorial, con Lugo a la cabeza, como última
alternativa que le queda para revertir su progresivo debilitamiento en el
mercado electoral del último decenio.<BR><BR>Mientras tanto, y a pesar de su
decremento demográfico, la fuerza social más amenazadora del orden existente se
sigue situando en el espacio rural paraguayo y su población. Los
campesinos paraguayos, a través de su movimiento social, construyeron
alternativas de impugnación al Estado oligárquico y se mantuvieron en sus luchas
a pesar de sus notables contradicciones<!--[if
!supportFootnotes]-->[4]<!--[endif]-->. Es lo que podría
denominarse la "izquierda social", esa que se constituyó y fortaleció a pesar de
la indiferencia de los "socialistas de convento", esos citadinos románticos y
abstraídos de las condiciones históricas y concretas de su país, que ven en la
"cuestión urbana" la salida más fácil a un compromiso repartido entre la
comodidad de la pequeña burguesía y la buena conciencia de apostar por la
"cuestión social".<BR><BR>Si esto último es cierto y que una constante en la
izquierda paraguaya es la atomización y la discordia, pueden verse algunas
excepciones como el de un sobrio sector socialdemócrata que va ganando fuerza en
el mapa político paraguayo, a saber: el Movimiento Político Tekojoja. El
mismo no ha cesado de crecer electoralmente y su principal base social se halla
-acertadamente- en la población rural, convirtiéndose en la agrupación política
de izquierda con mayor probabilidad estadística de representación parlamentaria
en el próximo periodo legislativo de 2008-2013. Otro partido de izquierda,
el Partido del Movimiento Al Socialismo (P-MAS), cuenta con el antecedente
reciente de haber conseguido una concejalía en las últimas elecciones
municipales de Asunción. Debe reconocérsele, a pesar de compartir algunos
errores con la izquierda conventual, de realizar un trabajo cercano y minucioso
con los sectores marginales de la capital y la juventud de la fracción baja de
la clase media asuncena.<BR><BR><STRONG>Sociología política de un ex-obispo:
"reconciliación" cristiana e iglesia conservadora</STRONG><BR><BR>La relación
entre el estado paraguayo y la población tuvo una inflexión central en la
incorporación de las clases populares al sistema político, a través de los
mecanismos clientelistas que administró el partido colorado. El
agotamiento del modelo de desarrollo "hacia fuera", tributario de la
agro-exportación, pone en entredicho la viabilidad, no sólo de ese modelo, sino
también de la institucionalización democrática en Paraguay. Hoy día el
país se debate en una encrucijada crucial en la que el Estado se vuelve el
centro de la polémica: a diferencia del resto de la región, donde las reformas
políticas estaban propugnadas por la reconversión del estado desarrollista hacia
uno neoliberal, en Paraguay es más bien el Estado autoritario –principal traba a
la consolidación democrática y al crecimiento económico el que urge ser
reformado.<BR><BR>En este contexto emerge la figura de un personaje que, a la
vez comprometido y decidido así como cándido y afable, encarna la necesidad de
dar un golpe de gracia al cambio inercial que ha venido aconteciendo en la
sociedad por vía de los hechos. Y es que la reforma del Estado ligada a
una reforma estructural de la sociedad paraguaya no puede realizarse sino bajo
cierto imaginario social de "consenso". Fernando Lugo, hombre que no se
identifica con ningún partido ni movimiento político en particular, encarna ese
imaginario al practicar la política con el estilo carismático de su experiencia
pastoral. Al mismo tiempo, guarda una significativa distancia de la
práctica de la iglesia católica, caracterizada en los años de la transición
democrática, por abandonar al pueblo católico a su suerte política y económica,
bajo el eufemismo ideológico de la "buena conducta moral" y la "elección
individual" como criterios de participar de la vida política y tomando un
discurso extremadamente cauto, "neutral" y cómplice ante un virulento asedio de
los más desfavorecidos de la sociedad paraguaya por parte de la oligarquía
violenta e inescrupulosa.<BR><BR>Después de Ismael Rolón y Melanio Medina,
destacados pastores católicos que enfrentaron la dictadura stronista en sus
duros últimos años, Fernando Lugo ha sido el obispo que ha tomado la posta de
compromiso pastoral por los sectores más desfavorecidos, en un país azotado por
las injusticias sociales y cuya población es de mayoría católica. Así, la
figura política de Lugo es la expresión de un compromiso pastoral cercano a la
gente así como de una población empobrecida y ávida de esperanzas casi
escatológicas.<BR><BR>La posibilidad de dar vuelta la página de 60 años de
gobierno oligárquico, no releva el temor a la alternancia política después de la
investidura de Lugo en un país cuya historia está signada por la persecución al
adversario y el recurrente recurso al revanchismo político. Y es
precisamente allí donde radica la importancia de su figura como ex–prelado, como
figura carismática, que por situarse en el "centro" y "por encima del bien y el
mal", apuesta por la reconciliación y a hacer a un lado el temor a la
purga. En sus propias palabras: "Prometemos que no habrá
persecuciones. No habrá exclusión ideológica, ni religiosa, ni
étnica. Queremos que se cumpla el principio constitucional de que todos
somos iguales ante la ley. Si tiene que haber privilegiados serán los más
olvidados".<BR><BR>La trayectoria ética de compromiso y honestidad pueden
valerle a Fernando Lugo convertirse en un presidente electo creíble y acreditado
(legítimo) el próximo 20 de abril. Pero inmediatamente deberá romper con
un sistema clientelista colorado, que más temprano que tarde puede volvérsele
encima y poner en jaque la democracia. Esta ruptura solo es posible a
condición de reformar la actual estructura de distribución de la tierra, de
dinamizar el mercado de trabajo y la puesta en marcha de una profunda reforma
del estado.<BR><BR><STRONG>Sesenta abriles y una primavera</STRONG><BR><BR>El
debate acerca de las condiciones de posibilidad de que el gobierno de Lugo
avance reformas estructurales se enfoca en dos puntos centrales: la viabilidad
política de sus proyectos de reforma ante una oligarquía que continuará
empotrada en el parlamento, y donde se avizora, el futuro presidente no tendrá
mayoría absoluta. Además está la cuestión de la capacidad que podrá tener
Lugo de administrar la "maraña de intereses" que constituye su coalición
política. En efecto, mucho más que su retórica episcopal, deberá echar a
andar una pragmática política, eficaz y efectiva, que le asegure concretar
pactos basados en puntos concretos que favorezcan a los más diversos intereses
que representan los grupos de la Alianza opositora, pero por sobre todo, a los
sectores más carentes de la población paraguaya.<BR><BR>Unos sectores políticos
esperan condiciones para la dinamización del mercado de bienes y
servicios. Otros esperan la redistribución de la riqueza ante un sistema
de extrema desigualdad social. Tanto unos como otros deberán convenir que
la creación y consolidación de un mercado interno es importante así como la
construcción de mecanismos de redistribución del ingreso, ambos factores
urgentes y necesarios para relanzar la economía paraguaya hacia un proceso de
desarrollo y competitividad internacional.<BR><BR>Para ello, consideramos que
Fernando Lugo tendrá 3 desafíos impostergables:<BR><BR>Reforma agraria.
Ésta se presenta como el principal obstáculo a la realización de reformas
significativas en la estructura social paraguaya, y la oligarquía, aunque
desgastada, se opondrá tenazmente a ceder siquiera un milímetro a lo que ha sido
su centenaria base de sustentación como poder político y económico. Y
cuando referimos a la "oligarquía" también se incluye a importantes hacendados
del partido liberal, que podrían oponerse a esas medidas en tanto defiendan sus
intereses no como partido sino como clase. Sin embargo, la vía reformista
con carga impositiva a la gran propiedad, con férrea voluntad política, podría
ser una salida pacífica y que resguarde cierta legitimidad a un proceso de
cambio en la distribución de la tierra.<BR><BR>Proceso inicial de
industrialización. No nos engañemos ni recurramos a eufemismos: el
discurso de la "creación de fuentes de empleo" es abstracto, más aún en la
experiencia de un país donde la captación de mano de obra en los últimos años ha
sido la burocracia estatal. No existe sector más inequívoco en materia de
política económica y política laboral como el sector secundario, en particular
para un país que cuenta con excedente de fuerza de trabajo (si se logra detener
la emigración), con recursos naturales, con gran potencial de producción
agrícola y con recursos energéticos en abundancia. Pero es necesario
insistir: la reforma agraria es la única condición que posibilitaría las bases
económicas y sociales a un proceso gradual de agro-industrialización así como de
incremento de la productividad en el campo, sumada a políticas de captación de
inversiones bajo el respeto de leyes laborales y obligaciones impositivas que
favorezcan el incremento del erario público para inversiones.<BR><BR>Reforma del
Estado. Aquí se trata de la transformación radical y racional de la
estructura que sirvió de base a la funcionalidad oligárquica del estado
autoritario, y por tanto, condición indispensable para la instauración de facto
de un régimen democrático. Así que el asunto no radica en la concepción
neoliberal de privatizar entidades públicas.<BR><BR>Está en entredicho lo que
podrá hacer Fernando Lugo una vez electo presidente de la república
paraguaya. Son múltiples los desafíos y problemas que deberá
enfrentar. Es difícil predecir lo que podrá hacer en concreto dado el
panorama político que se le presentará con el partido colorado como oposición y
con la gama de grupos políticos dentro de su coalición gobernante. Lo que
sí podemos saber es lo que no podrá hacer, y es superar en cinco años un
deterioro social y económico que ha venido operando durante 62 años a modo de un
cambio social regresivo. Solo un nuevo sistema político, de conducción
soberana de la nación revertiría la inercia de dicho proceso, que puede seguir
su marcha incluso sin un colorado en el Palacio de López.<BR><BR></DIV>
<DIV align=justify>* Luis Ortiz Sandoval es sociólogo investigador paraguayo,
actualmente cursa un doctorado en Francia.<BR><BR><STRONG><U></U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U>Referencias</U></STRONG><BR><BR>- Korol, Claudia;
“Entrevista a Fernando Lugo”, Especial para Punto Final, CLACSO – Pañuelos en
Rebeldía, Buenos Aires, Marzo de 2008.<BR><BR>- Lara Castro, Jorge; “El límite
de la dictadura perfecta”, Revista Acción, Junio de 2006, CEPAG,
Asunción.<BR><BR>- “La dictadura cautelada. Poder y Legitimidad”, Revista
Acción, Agosto de 2004, CEPAG, Asunción<BR><BR>- Ortiz, Arístides; El
agotamiento del Estado Oligárquico Colorado: A las puertas de una segunda
transición democrática, Boletín La Fogata, Abril de 2007.<BR><BR>- Ortiz
Sandoval, Luis; Las elecciones negadas: Las disposiciones políticas de la
democracia conservadora en Paraguay, en Aibar, Julio (Compilador), Vox
Populi. En torno a la democracia y el populismo en América Latina, FLACSO,
México, 2007<BR><BR>- El déficit de participación democrática en Paraguay,
Centre for Research on Direct Democracy, Géneve, 2007.<BR><BR>- Democracia sin
ciudadanos. Crítica de la economía política de la transición, Revista
Perfiles Latinoamericanos, N° 28, Julio-Diciembre 2006, México<BR><BR>- Richer,
Hugo; "Paraguay: crisis y expectativa de cambio", OSAL, Nº 21, Buenos Aires,
septiembre-diciembre de 2007.<BR><BR>- Stefanoni, Pablo; “Entre la esperanza y
el escepticismo. Fin de época en Paraguay?”, Le Monde Diplomatique-Cono
Sur, Buenos Aires, julio de 2007.<BR><BR>- Vidal, Victor; Rumbo a la
Alternancia: una oportunidad para la profundización democrática en Paraguay,
Centre for Research on Direct Democracy, Géneve, 2008.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
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