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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><EM><U><FONT
size=5>correspondencia de prensa - boletín solidario</FONT></U></EM>
<BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda Radical</FONT><BR>Edición internacional
del Colectivo Militante<BR><U>8 de mayo 2008</U><BR>Redacción y
suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Capitalismo</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial>Estados Unidos: e</FONT><FONT
face=Arial>ntre la recesión y el colapso</FONT></STRONG></DIV><FONT face=Arial
size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>El hundimiento del centro del mundo
<BR><BR>Jorge Beinstein</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Alai - "América Latina en Movimiento" </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A class=moz-txt-link-freetext
href="http://alainet.org"><STRONG>http://alainet.org</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><BR>La recesión se ha instalado en los Estados Unidos, los
subsidios alimentarios que cubrían a unas 26 millones y medio de personas en
2006 subieron en 2007 a 28 millones, nivel nunca alcanzado desde los años 1960.
Recientemente la OCDE ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento para
la economía estadounidense asignándole una expansión igual a cero para el primer
semestre del año actual, por su parte el FMI acaba de hacer un pronóstico aún
más grave incluyendo períodos de crecimiento negativo. Estos organismos venían
bombardeando a los medios de comunicación (que a su vez bombardeaban al planeta)
con pronósticos optimistas basados en la supuesta fortaleza de la economía
norteamericana; sostenían que no habría recesión y que lo peor podría ser un
crecimiento bajo rápidamente desbordado por una nueva expansión... si ahora
admiten la recesión es porque algo mucho peor está en el horizonte. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Bajo la apariencia de varias crisis convergentes se
despliega ante nuestros ojos el final de lo que deberíamos mirar como el primer
capítulo de la declinación del Imperio norteamericano (aproximadamente
2001-2007) y el comienzo de un proceso turbulento disparado por el salto
cualitativo de tendencias negativas que se fueron desarrollando a lo largo de
períodos de distinta duración. </DIV>
<DIV align=justify><BR>De todos modos las malas noticias financieras,
energéticas y militares no parecen aplacar los delirios mesiánicos de Washington
sino todo lo contrario, es como si Bush y sus halcones no fueran a dejar la Casa
Blanca dentro de unos pocos meses. Siguen amenazando a gobiernos que no se
someten a sus caprichos, insinúan nuevas guerras y afirman querer prolongar
indefinidamente las ocupaciones de Irak y Afganistán, incluso un ataque
devastador contra Iran todavía es posible. De tanto en tanto emerge una nueva
ola de rumores bélicos apuntando hacia Iran por lo general originados en
declaraciones o trascendidos de altos funcionarios del gobierno, un ataque
contra ese país tendría consecuencias inmediatas catastróficas para la economía
mundial, el precio del petróleo se dispararía hacia las nubes, el sistema
financiero global pasaría a una situación caótica y la recesión imperial se
convertiría en ultra recesión encabezada por un dólar en caída libre. Tal vez
algunos estrategas del Pentágono y del círculo de halcones mas radicalizados
estén imaginando un gran fuego mundial purificador del que emergería victoriosa
la nación elegida por Dios: los Estados Unidos de América. Se trata de una
locura pero forma parte de la configuración psicológica de una porción
importante de la élite dominante atravesada por una corriente letal que combina
virtualismo, omnipotencia, desesperación y furia ante una realidad cada día
menos dócil. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En los grandes centros de decisión económica actualmente
domina la incertidumbre que se va convirtiendo en pánico; el fantasma del
colapso comienza a asomar su rostro. Mientras tanto la autoridades económicas
norteamericanas inyectan masivamente liquidez en el mercado, otorgan subsidios
fiscales e improvisan costosos salvatajes a las instituciones financieras en
bancarrota intentando suavizar la recesión sabiendo que de ese modo aceleran la
inflación y la caída del dólar: su margen de maniobras es muy pequeño, la mezcla
de inflación y recesión hace completamente ineficaces sus instrumentos de
intervención. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La palabra "colapso" fue apareciendo con creciente
intensidad desde fines del año pasado en entrevistas y artículos periodísticos
muchas veces combinadas con otras expresiones no menos terribles, en algunos
casos adoptando su aspecto más popular (derrumbe, muerte, caída catastrófica) y
en otros su forma rigurosa, es decir como sucesión irreversible de graves
deterioros sistémicos, como decadencia general. Paul Craig Roberts (que fue en
el pasado miembro del staff directivo del Departamento del Tesoro de los Estados
Unidos y editor de Wall Street Journal) publicó el 20 de marzo un texto titulado
“El colapso de la potencia americana” donde describe los rasgos decisivos de la
declinación integral de los Estados Unidos (1), el 27 de marzo “The Economist”
titulaba “Esperando el arnagedon” a un articulo referido a la marea irresistible
de bancarrotas empresarias norteamericanas. El 14 de marzo “The Intelligencer”
titulaba “Expertos internacionales pronostican el colapso de la economía
norteamericana” donde recogía las opiniones entre otros de Bernard Connelly del
Banco AIG y de Martin Wolf, columnista del Financial Times. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El 3 de abril Peter Morici en una nota aparecida en
“Counterpunch” señalaba que “es imposible negar que la economía (estadounidense)
ha entrado en una recesión cuya profundidad y duración son impredecibles” (2). A
modo de conclusión el 14 de abril Financial Times publicaba un articulo de
Richard Haass, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores de los Estados
Unidos donde señalaba que “la era unipolar, periodo sin precedentes de dominio
estadounidense, ha terminado. Duro unas dos décadas, algo más de un instante en
términos históricos” (3). </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Una prolongada degradación</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Para entender lo que está ocurriendo así como sus
posibles desarrollos futuros es necesario tomar en cuenta fenómenos que han
modelado el comportamiento de la sociedad norteamericana durante las últimas
tres décadas generando un proceso más amplio de decadencia social. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En primer lugar el deterioro de la cultura productiva
gradualmente desplazada por una combinación de consumismo y prácticas
financieras. La precarización laboral incentivada a partir de la presidencia de
Reagan buscaba disminuir la presión salarial mejorando así la rentabilidad
capitalista y la competitividad internacional de la industria, pero a largo
plazo degradó la cohesión laboral, el interés de los asalariados hacia las
estructuras de producción. Ello derivó en una creciente ineficacia de los
procesos innovativos que pasaron a ser cada vez más difíciles y caros comparados
con los de los principales competidores globales (europeos, japoneses, etc.).
Uno de sus resultados fue el déficit crónico y ascendente del comercio exterior
(2 mil millones de dólares en 1971, 28 mil millones en 1981, 77 mil millones en
1991, 430 mil millones en 2001, 815 mil millones en 2007). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Mientras tanto se fue expandiendo la masa de negocios
financieros absorbiendo capitales que no encontraban espacios favorables en el
tejido industrial y otras actividades productivas. Las empresas y el Estado
demandaban esos fondos, las primeras para desarrollarse, concentrase, competir
en un mundo cada vez más duro, y el segundo para solventar sus gastos militares
y civiles que cumplían un papel muy importante en el sostenimiento de la demanda
interna. Recordemos por ejemplo las erogaciones descomunales motivadas por la
llamada "Iniciativa de Defensa Estratégica" (mas conocida como "Guerra de las
Galaxias") lanzada por Reagan en 1983 en el momento en que la desocupación
superaba el 10% de la Población Económicamente Activa (la cifra más alta desde
el fin de la Segunda Guerra Mundial). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Un segundo fenómeno fue la concentración de ingresos,
hacia comienzos de los años 1980 el 1 % más rico de la población absorbía entre
el 7 % y el 8 % del Ingreso Nacional, veinte años después la cifra se había
duplicado y en 2007 rondaba el 20 %: el más alto nivel de concentración desde
fines de los años 1920, por su parte el 10 % mas rico paso de absorber un tercio
del Ingreso Nacional hacia mediados de los años 1950 a cerca del 50% en la
actualidad (4). Contrariamente a lo que enseña la “teoría económica” dicha
concentración no derivó en mayores ahorros e inversiones industriales sino en
más consumo y más negocios improductivos que con la ayuda del boom de las
tecnologías de la información y la comunicación engendraron un universo semi
virtual por encima del mundo, casi mágico, donde fantasía y realidad se mezclan
caóticamente. Por allí navegaron (y aún navegan) millones de norteamericanos, en
especial las clases superiores. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Enlazado a lo anterior irrumpió un proceso, casi
imperceptible primero pero luego arrollador de desintegración social uno de
cuyos aspectos más notables es el incremento de la criminalidad y de la
subcultura de la transgresión abarcando a los mas variados sectores de la
población, acompañada por la criminalización de pobres, marginales y minorías
étnicas. Actualmente las cárceles norteamericanas son las más pobladas del
planeta, hacia 1980 alojaban unos 500 mil presos, en 1990 cerca de 1.150.000 ,
en 1997 eran 1.700.000 a los que había que agregar 3.900.000 en libertad
vigilada (probation, etc.), pero a fines de 2006 los presos sumaban unos
2.260.000 y los ciudadanos en libertad vigilada unos 5 millones; en total más de
7.200.000 norteamericanos se encontraban bajo custodia judicial (5). En abril de
2008 un articulo aparecido en el New York Times señalaba que los Estados Unidos
con menos del 5 % de la población mundial alojan al 25 % de todos los presos del
planeta, uno de cada cien de sus habitantes adultos se encuentran encarcelados;
es la cifra más alta a nivel internacional (6). </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Militarización y decadencia
estatal</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Otro fenómeno a tomar en cuenta es la larga marcha
ascendente del Complejo Industrial Militar, área de convergencia entre el
Estado, la industria y la ciencia que se fue expandiendo desde mediados de los
años 1930 atravesando gobiernos demócratas y republicanos, guerras reales o
imaginarias, períodos de calma global o de alta tensión. Algunos autores, entre
ellos Chalmers Johnson, consideran que los gastos militares han sido el centro
dinámico de la economía norteamericana desde la Segunda Guerra Mundial hasta las
guerras eurasiáticas de la administración Bush-Cheney pasando por Corea,
Vietnam, la Guerra de las Galaxias y Kosovo. Según Johnson, que define a la
estrategia sobre determinante seguida en las últimas siete décadas como
"keynesianismo militar", el gasto bélico real del ejercicio fiscal 2008
superaría los 1,1 billones (millones de millones) de dólares, el más alto desde
la Segunda Guerra Mundial (7). Estos gastos han ido creciendo a lo largo del
tiempo involucrando a miles de empresas y millones de personas, de acuerdo a los
cálculos de Rodrigue Tremblay en el año 2006 el Departamento de Defensa de los
Estados Unidos empleó a 2.143.000 personas. mientras que los contratistas
privados del sistema de defensa empleaban a 3.600.000 trabajadores (en total
5.743.000 puestos de trabajo) a los que hay que agregar unos 25 millones de
veteranos de guerra. En suma, en los Estados Unidos unas 30 millones de personas
(cifra equivalente al 20 % de la Población Económicamente Activa) reciben de
manera directa e indirecta ingresos provenientes del gasto público militar
(8).</DIV>
<DIV align=justify><BR>El efecto multiplicador del sector sobre el conjunto de
la economía posibilitó en el pasado la prosperidad de un esquema que Scott
MacDonald califica como "the guns and butter economy", es decir una estructura
donde el consumo de masas y la industria bélica se expandían al mismo tiempo
(9). Pero ese largo ciclo esta llegando a su fin; la magnitud alcanzada por los
gastos bélicos los ha convertido en un factor decisivo del déficit fiscal
causando inflación y desvalorización internacional del dólar. Además su
hipertrofia otorgó un enorme peso político a élites estatales (civiles y
militares) y empresarias que se fueron embarcando en un autismo sin contrapesos
sociales. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La creciente sofisticación tecnológica paralela al
encarecimiento de los sistemas de armas alejó cada vez más a la ciencia
militarizada de sus eventuales aplicaciones civiles afectando negativamente la
competitividad industrial. Esta separación ascendente entre la ciencia-militar
(devoradora de fondos y de talentos) y la industria civil llegó a niveles
catastróficos en el período terminal de la ex Union Soviética, ahora la historia
parece repetirse. </DIV>
<DIV align=justify><BR>A todo esto se agrega un acontecimiento aparentemente
inesperado, las guerras de Irak y Afganistán y de manera indirecta el fracaso de
la ofensiva israelí en el Libano muestran la ineficacia operativa de la súper
compleja (y súper cara) maquinaria bélica de última generación puesta en jaque
por enemigos que operan de manera descentralizada y con armas sencillas y
baratas. Planteando una grave crisis de percepción (una catástrofe psicológica)
entre los dirigentes del Complejo Industrial Militar de los Estados Unidos y de
la OTAN (en la historia de las civilizaciones no es esta la primera vez que
ocurre un fenómeno de este tipo). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Ahora bien, la hipertrofia-crisis de la militarización
esta estrechamente asociada (forma parte de) la decadencia del Estado expresada
por el repliegue de su capacidad integradora (declinación de la seguridad
social, predominio de la cultura elitista en sus centros de decisión, etc.), la
degradación de la infraestructura y por un déficit fiscal crónico y en aumento
que ha derivado en una deuda pública gigantesca. Si nos remitimos a las últimas
cuatro décadas los superávits fiscales constituyen una rareza, desde los años
1970 los déficits fueron creciendo hasta llegar a comienzos de los 1990 a
niveles muy altos, sin embargo Clinton se despidió a fines de esa década con
algunos superávits que observados desde un enfoque de largo plazo aparecen como
hechos efímeros. Pero desde la llegada de George W. Bush el déficit regresó
alcanzando cifras sin precedentes: 160 mil millones de dólares en 2002, 380 mil
millones en 2003, 320 mil millones en 2005... </DIV>
<DIV align=justify><BR>Nos encontramos ahora frente a un estado imperial cargado
de dudas, cuyo funcionamiento depende ya no solo del sistema financiero nacional
sino también (cada vez más) del financiamiento internacional, le hubiera
resultado extremadamente difícil a la Casa Blanca lanzarse a su aventura militar
asiática sin las compras de sus títulos por parte de China, Japón, Alemania y
otras fuentes externas. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>La dependencia energética</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>A lo anterior es necesario agregar la dependencia
petrolera, hacia 1960 los Estados Unidos importaban el 16 % de su consumo,
actualmente llega al 65 %. Durante mucho tiempo pudieron importar a precios
bajos pero ahora la situación ha cambiado, la producción mundial de petróleo se
esta acercando a su máximo nivel (dentro de muy poco tiempo comenzará a
descender) lo cual combinado con el debilitamiento del dólar esta llevando el
precio a niveles nunca antes alcanzados. Y el remplazo parcial de combustible de
origen fósil por biocombustibles (en el que también están empeñadas la otras
grandes potencias industriales) reduce la disponibilidad relativa global de
tierras agrícolas para la producción de alimentos lo que provoca la suba general
de los precios de los productos de la agricultura, en consecuencia el efecto
inflacionario se amplifica. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Los Estados Unidos emergieron como un gran país
industrial porque desde comienzos del siglo XX fueron también la primera
potencia petrolera internacional. Al igual que Inglaterra durante el siglo XIX
respecto del carbón, gozaron de una ventaja energética que les permitió
desarrollar tecnologías apoyadas en dicho privilegio y competir exitosamente con
el resto del mundo. Pero a mediados de los años 1950 prestigiosos expertos
norteamericanos como el geologo King Hubbert anunciaron el fin próximo de la era
de abundancia energética nacional, según lo anticipó Hubbert (en 1956) desde
comienzos de los 1970 la producción petrolera estadounidense comenzaría a
declinar: así ocurrió. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La incapacidad de los Estados Unidos para reconvertir su
sistema energético (tuvo casi cuatro décadas para hacerlo) reduciendo o frenando
su dependencia respecto del petróleo puede ser atribuida en primer lugar a la
presión de la compañías petroleras que impusieron la opción de la explotación
intensiva de recursos externos, periféricos, que fueron sobrestimados. Podría
afirmarse en este caso que la dinámica imperialista forjó una trampa energética
de la que ahora es victima el propio Imperio. El estado no desarrolló
estrategias de largo plazo tendientes al ahorro de energía, lo que probablemente
habría desacelerado (no evitado) la crisis energética actual, no solo por la
imposición del lobby petrolero sino también porque sus cúpulas políticas
(demócratas y republicanas) se fueron sumergiendo en la cultura del corto plazo
correspondiente a la era de la hegemonía financiera, subordinándose por completo
a los intereses inmediatos de los grupos económicos dominantes. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero también deberíamos reflexionar acerca de los límites
del sistema tecnológico occidental-moderno que los estadounidenses exacerbaron
al extremo. El mismo se ha reproducido en torno de objetos técnicos decisivos de
la cultura individualista (por ejemplo el automóvil) que definen el estilo de
vida dominante y a procedimientos productivos basados en la explotación
intensiva de recursos naturales no renovables o en la destrucción de los ciclos
de reproducción de los recursos renovables. Gracias a esa lógica destructiva el
capitalismo industrial pudo en Europa desde fines del siglo XVIII independizarse
de los ritmos naturales sometiendo brutalmente a la naturaleza y acelerando su
expansión. Ello aparecía ante los admiradores del progreso de los siglos XIX y
XX como la gran proeza de la civilización burguesa, una visión más amplia nos
permite ahora darnos cuenta que se trataba del despliegue de una de sus
irracionalidades fundamentales que los Estados Unidos, el capitalismo más
exitoso de la historia, llevó al más alto nivel jamás alcanzado. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Desequilibrios, deudas, caída del
dólar</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La pérdida de dinamismo del sistema productivo fue
compensado por la expansión del consumo privado (centrado en las clases altas),
los gastos militares y la proliferación de actividades parasitarias lideradas
por el sistema financiero. Lo que engendró crecientes desequilibrios fiscales y
del comercio exterior y una acumulación incesante de deudas públicas y privadas,
internas y externas. La deuda pública norteamericana pasó de 390 mil millones de
dólares en 1970, a 930 mil millones en 1980, a 3,2 billones (millones de
millones) en 1990, a 5,6 billones en 2000 para saltar a 9,5 billones en abril de
2008; por su parte la deuda total de los estadounidenses (pública más privada)
rondaba en la última fecha mencionada los 53 billones de dólares
(aproximadamente equivalente a Producto Bruto Mundial) de esa cifra el 20 %
(unos 10 billones de dólares) constituyen deuda externa. Solo durante 2007 la
deuda total aumento cerca de 4,3 billones de dolares (equivalente al 30 % del
Producto Bruto Interno norteamericano) (10). El proceso fue coronado por una
sucesión de burbujas especulativas que marcaron, desde los años 1990 a un
sistema que consumía más allá de sus posibilidades productivas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A partir de los años 1970-1980 es posible observar el
crecimiento paralelo de tendencias perversas como los déficits comercial, fiscal
y energético, los gastos militares, el número de presos y las deudas públicas y
privadas. Todas esas curvas ascendentes aparecen atravesadas por algunas
tendencias descendentes; por ejemplo la disminución de la tasa de ahorro
personal y la caída del valor internacional del dólar (que se se aceleró en la
década actual), expresión de la declinación de la supremacía imperial
.<BR><BR>La articulación de esos fenómenos nos permite esbozar una totalidad
social decadente a la que se incorporan (convergen) una gran diversidad de
hechos de distinta magnitud (culturales, tecnológicos, sociales, políticos,
militares, etc.). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta visión de largo plazo ubica a la era de los halcones
presidida por George. W. Bush como una suerte de “salto cualitativo” de un
proceso con varias décadas de desarrollo y no como un hecho-excepcional o una
desviación-negativa. Nos encontraríamos ante la fase más reciente de la
degradación del capitalismo estatista-keynesiano iniciada en los años 1970
puntapié inicial de la crisis general del sistema. La experiencia histórica
enseña que esos despegues hacia el infierno casi siempre debutan en medio de
euforias triunfalistas donde detrás de cada señal de victoria se oculta una
constatación de desastre. La loca carrera militar sobre Eurasia estaba (está
aún) en el centro del discurso acerca del supuesto combate victorioso contra un
enemigo (terrorista) global imaginario que sumergió en el pantano a las fuerzas
armadas imperiales, las expansiones desenfrenadas de la burbuja inmobiliaria y
de las deudas eran ocultada por las cifras de aumento del Producto Bruto Interno
y la sensación (mediática) de prosperidad. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>El centro del mundo</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Los Estados Unidos constituyen hoy el centro del mundo
(del capitalismo global), su declinación no es solo la de la primera potencia
sino la del espacio esencial de la interpenetración productiva, comercial y
financiera a escala planetaria que se fue acelerando en las tres últimas décadas
hasta conformar una trama muy densa de la que ninguna economía capitalista
desarrollada o subdesarrollada puede escapar (salir de esa tupida red significa
romper con la lógica, con el funcionamiento concreto del capitalismo integrado
por clases dominantes locales altamente transnacionalizadas).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Durante la década actual la expansión económica en
Europa, China más otros países subdesarrollados y el modesto (efímero) fin del
estancamiento japonés solían ser mostrados como el restablecimiento de
capitalismos maduros y el ascenso de jóvenes capitalismos periféricos cuando en
realidad se trató de prosperidades estrechamente relacionadas con la expansión
consumista-financiera norteamericana. Estados Unidos representa el 25 % del
Producto Bruto Mundial y es el primer importador global, en 2007 compró bienes y
servicios por 2,3 millones de millones de dólares, es el principal cliente de
China, India y Japón, Inglaterra, el primer mercado extra europeo de Alemania.
Pero es sobre todo en el plano financiero, área hegemónica del sistema
internacional, donde se destaca su primacía. Por ejemplo, la red de los negocios
con productos financieros derivados (más de 600 millones de millones de dólares
registrados por el Banco de Basilea, es decir unas 12 veces el Producto Bruto
Mundial) se articula a partir de la estructura financiera norteamericana, las
grandes burbujas especulativas imperiales irradian al resto del mundo de manera
directa o generando burbujas paralelas como fue posible comprobar con la
experiencia reciente de la especulación inmobiliaria en los Estados Unidos y sus
clones directos en España, Inglaterra, Irlanda o Australia e indirectos como la
superburbuja bursátil china. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Si observamos el comportamiento económico de las grandes
potencias comprobaremos en cada caso como sus esferas de negocios superan
siempre los límites de los respectivos mercados nacionales e incluso regionales
cuya dimensión real resulta insuficiente desde el punto de vista del volumen y
la articulación internacional de sus actividades. La Unión Europea está
sólidamente atada a los Estados Unidos a nivel comercial e industrial y
principalmente financiero, Japón agrega a lo anterior su histórica dependencia
de las compras norteamericanas, por su parte China desarrolló su economía en el
último cuarto de siglo sobre la base de sus exportaciones industriales a los
Estados Unidos y a países, como Japón, Corea del Sur y otros, fuertemente
dependientes del Imperio. En fin, el renacimiento ruso gira en torno de sus
exportaciones energéticas (principalmente dirigidas hacia Europa), su élite
económica se fue estructurando desde el fin de la URSS multiplicando sus
operaciones a escala transnacional en especial sus vínculos financieros con
Europa occidental y los Estados Unidos. No se trata de simples lazos directos
con el Imperio sino de la reproducción ampliada acelerada de una compleja red
global de negocios, mercados interdependendientes, asociaciones financieras,
innovaciones tecnológicas, etc., que integra al conjunto de burguesías
dominantes del planeta. El mundo financiero hipertrofiado es su espacio de
circulación natural y su motor geográfico son los Estados Unidos cuya decadencia
no puede ser disociada del fenómeno más amplio de la llamada globalización, es
decir la financierización de la economía mundial. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Podríamos visualizar al Imperio como sujeto central del
proceso, su gran beneficiario y manipulador, y al mismo tiempo como su objeto,
producto de una corriente que lo llevo hasta el más alto nivel de riqueza y
degradación. Gracias a la globalización los Estados Unidos pudieron
sobre-consumir pagando al resto del mundo con sus dólares devaluados
imponiendoles su atesoramiento (bajo la forma de reservas) y sus títulos
públicos que financiaron sus déficits fiscales. Aunque también gracias al
parasitismo norteamericano, europeos, chinos, japoneses, etc., pudieron colocar
en el mercado imperial una porción significativa de sus exportaciones de
mercancías y de excedentes de capitales. En ese sentido el parasitismo
financiero, producto de la crisis de sobreproducción crónica, es a la vez
norteamericano y universal, la otra cara del consumismo imperial es la
reproducción de capitalismos centrales y periféricos que necesitan desbordar sus
mercados locales para hacer crecer sus beneficios. Ello es evidente en los casos
de Europa occidental y Japón pero también lo es en el de China que exporta
gracias a sus bajos salarios (comprimiendo su mercado interno). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo que se está hundiendo ahora no es la nave principal de
la flota (si así fuera, numerosas embarcaciones podrían salvarse); solo hay una
nave y es su sector decisivo el que está haciendo agua.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Horizontes turbulentos e ilusiones
conservadoras</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Debemos ubicar en su contexto histórico a las actuales
intervenciones de los estados de los países centrales destinadas a contrarrestar
la crisis. En los últimos meses han proliferado ilusiones conservadoras
referidas al posible desacople de varias economías industriales y
subdesarrolladas respecto de la recesión imperial pero lo hechos van derrumbando
esas esperanzas. Junto a ellas apareció la fantasía del renacimiento del
intervencionismo keynesiano: según dicha hipótesis el neoliberalismo (entendido
como simple desestatización de la economía) sería un fenómeno reversible y
nuevamente como hace un siglo el Estado salvaría al capitalismo. En realidad en
las últimas cuatro décadas se ha producido en los países centrales un doble
fenómeno: por una parte la degradación general de los estados que manteniendo su
tamaño con relación a cada economía nacional quedaron sometidos a los grupos
financieros, perdieron legitimidad social. Y por otra fueron progresivamente
desbordados por el sistema económico mundial no solo por su trama financiera
sino también por operaciones industriales y comerciales que burlaban los
controles (cada vez mas flojos) de las instituciones nacionales y
regionales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En los Estados Unidos dicho proceso avanzó más que en
ningún otro país desarrollado, nunca fue abandonado el histórico keynesianismo
militar por el contrario el Complejo Militar-Industrial se hipertrofió
articulándose con un conjunto de negocios mafiosos, financieros, energéticos,
etc., que se convirtió en el centro dominante del sistema de poder apropiándose
groseramente del aparato estatal hasta convertirlo en una estructura decadente.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>En los países centrales el estado intervencionista (de
raíz keynesiana) no necesita regresar porque nunca se ha ido, a lo largo de las
últimas décadas, obediente a las necesidades de las áreas más avanzadas del
capitalismo, fue modificando sus estrategias, apuntalando la concentración de
ingresos y los desarrollos parasitarios, cambiando su ideología, su discurso
(ayer integrador, social, productivista-industrial, hoy elitista, neoliberal y
virtualista-financiero).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es en el mundo subdesarrollado donde el estatismo
retrocedió hasta ser triturado en numerosos casos por la ola depredadora
imperialista, la desestatización fue su forma concreta de sometimiento a la
dinámica del capitalismo global. Allí el regreso al estado
interventor-desarrollista de otras épocas es un viaje en el tiempo físicamente
imposible, las burguesías dominantes locales, sus negocios decisivos, están
completamente transnacionalizados o bien bajo la tutela directa de firmas
transnacionales. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Ahora en plena crisis quedan al descubierto los dos
problemas sin solución a la vista del Estado desarrollado (imperialista): su
degeneración estructural y su insuficiencia, su impotencia ante un mundo
capitalista demasiado grande y complejo. Es lo que señala Richard Haas en el
articulo arriba citado aunque sin decir que no se trata de una reconversión
positiva sobredeterminante del capitalismo internacional lo que acorrala al
estado norteamericano y a los otros estados centrales sino más bien de un
fenómeno mundial negativo que de manera rigurosa deberíamos definir como
decadencia global (económica-institucional-política-militar-tecnológica). Es por
ello que el paralelo ahora de moda en ciertos círculos de expertos entre la
implosión soviética y la probable futura implosión de los Estados Unidos es
totalmente insuficiente porque existe entre otras cosas una diferencia de
magnitud decisiva, el hiper-gigantismo del Imperio hace que su hundimiento tenga
un poder de arrastre sin precedentes en la historia humana. Pero también porque
los Estados Unidos no constituyen “un mundo aparte” (marginado) sino el centro
de la cultura universal (el capitalismo), la etapa más reciente de una larga
historia mundial en torno de Occidente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La inmensidad del desastre en curso, la extrema
radicalidad de las rupturas que puede llegar a engendrar, muy superiores a las
que causó la crisis iniciada hacia 1914 (que dio nacimiento a un largo ciclo de
tentativas de superación del capitalismo y también al fascismo, intento de
recomposición barbara del sistema burgués) genera reacciones espontáneas
negadoras de la realidad en las élites dominantes, los espacios sociales
conservadores y más allá de ellos, pero la realidad de la crisis se va
imponiendo. Todo el edificio de ideas, de certezas de diferente signo,
construido a lo largo de más de dos siglos de capitalismo industrial está
empezando a agrietarse.<BR><BR><U><STRONG></STRONG></U></DIV>
<DIV align=justify><U><STRONG>Notas</STRONG></U></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>(1), Paul Craig Roberts, “The collapse of American power”,
Online Journal, 20-03-2008.<BR>(2), Peter Morice, “Bush Administration Dithers
While Rome Burns. The Deepening recesion”, Counterpunch, April 3, 2008. <BR>(3),
Richard Haass, “What follows American dominion?”, Financial Times, April 16,
2008.<BR>(4), Center on Budget and Policy Priorities.<BR>(5), U.S. Department of
Justice - Bureau of Justice Statistics.<BR>(6), Adam Liptak, “American
Exception. Inmate Count in U.S. Dwarfs Other Nations”, The New York Times, April
23, 2008<BR>(7), Chalmers Johnson, "Going bankrupt: The US's greatest threat",
Asia Times, 24 Jan 2008.<BR>(8), Rodrigue Tremblay, "The Five Pillars of the
U.S. Military-Industrial Complex", September 25, 2006,
http://www.thenewamericanempire.com/tremblay=1038.htm. <BR>(9), Scott B.
MacDonald, "End of the guns and butter economy", Asia Times, October 31,
2007.<BR>(10), Grandfader Economic Report
(http://mwhodges.home.att.net/nat-debt).</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><BR><BR></DIV></FONT></BODY></HTML>