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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><FONT
size=5><EM><U>correspondencia de prensa - boletín
solidario</U></EM></FONT> <BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda
Radical</FONT><BR>Edición internacional del Colectivo Militante<BR><U>10 de mayo
2008</U><BR>Redacción y suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>México</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Definiciones y preguntas en la
defensa de Pemex *<BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Adolfo
Gilly</FONT></STRONG> <BR><BR></FONT><FONT face=Arial size=2></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>La Jornada, México,
9-5-08<BR></STRONG><A
href="http://www.jornada.unam.mx/"><STRONG>http://www.jornada.unam.mx/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>La operación en curso de privatización de Pemex va mucho más
allá de los negocios del capital y de la corrupción de los funcionarios, como en
cambio era el caso en la prolongada destrucción de la red de ferrocarriles
nacionales y en las sucesivas concesiones y rescates de las carreteras de
cuota.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta de hoy es una decisión de alcance histórico, tanto
como lo fueron el reparto agrario y la expropiación petrolera en los años 30,
pero exactamente en el sentido opuesto. Se trata ahora de completar, por un
lado, una recomposición ya iniciada del Estado y de los sectores de clase
dominantes y, por el otro, una restructuración de las relaciones de ese Estado
con la nación y su pueblo, y con Estados Unidos y sus planes geoestratégicos en
estos años iniciales del siglo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se trata, al mismo tiempo, de llevar a término el mando
indiscutido del capital financiero mexicano –insisto, mexicano– sobre el Estado
nacional, y de integrar a éste como socio menor subordinado en la zona contigua
de dominación y seguridad –América del Norte– de esa potencia a través de tres
tratados: el TLCAN, el ASPAN y la Iniciativa Mérida, los tres estatutos clave de
la subordinación económica, militar y política.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se trata de desarmar y terminar de desmantelar las
defensas estructurales que protegían la soberanía y la independencia de esta
nación. Así y nada menos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta posición de mando del capital financiero mexicano
fue afirmándose a partir de los años ochenta del siglo XX a través de los
sucesivos gobiernos y cambios constitucionales –artículos 3º, 27, 130– y de la
privatización creciente de los bienes de la nación, no sólo en tanto empresas
públicas y servicios financieros sino también en cuanto dominio del territorio,
del patrimonio cultural y de los recursos naturales.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Es una gigantesca operación de despojo la que está en marcha
desde entonces. La entrega de Pemex es la culminación de ese proceso.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* * *<BR></DIV>
<DIV align=justify>El desmantelamiento que se intenta ahora completar no es, en
efecto, sólo el de la propiedad estatal, sino también el de una forma de Estado
mexicano –entendiendo aquí “Estado” como proceso de relación entre gobernantes y
gobernados– que desde la derrota y la destrucción del Ejército Federal por la
División del Norte en Zacatecas el 23 de junio de 1914 –es decir, ya desde antes
de la Constitución de 1917–, se había ido conformando en la historia, en la
legislación y en los antagonismos y las luchas hasta cubrir todo el siglo XX
mexicano. Se trata de revertir el proceso histórico hasta una nueva y atroz
Bella Época en este siglo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De ese tamaño es la derrota que nos quieren imponer y lo
que está en juego en la propuesta desintegradora de Felipe Calderón.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La ocasión parece inmejorable. El Estado mexicano,
nominalmente unido bajo la Presidencia de la República y el pacto federal, está
hoy fragmentado en mandos múltiples: el mando de los gobernadores que, mientras
cada uno actúa como amo y señor en su feudo, se reúnen como poder nacional en la
Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago); el de la Iglesia, potente y
prepotente como nunca desde el siglo XIX y la Reforma, ante la cual bajan la
cabeza todos los partidos y sus dirigentes (todos, dije, todos); el de los
grandes señores de las finanzas y sus conexiones con el opaco y turbulento mundo
financiero internacional; el de una Presidencia que busca refugio y amparo en
las fuerzas armadas; el del narcotráfico con sus redes y contactos no visibles
pero reales con todas las esferas de poder antes mencionadas y con varios
poderes externos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Si en este listado no concedo poder propio al dual
monopolio televisivo es porque se trata de una dependencia del capital
financiero en cuyos intereses y designios está integrada. Si tampoco lo concedo
al Poder Legislativo y al Poder Judicial es porque cuanto de importante se
decide en esas sedes ya estuvo decidido de antemano en otras sedes y otros
poderes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>* * *</DIV>
<DIV align=justify><BR>El mando financiero no tiene interés en recomponer ese
Estado roto en fragmentos, con su modo protector y clientelar de relación con la
población y sus políticas desarrollistas y de subvención al gasto social, a las
empresas locales y a la planta industrial nacional. Quiere una nueva relación
entre el gobierno y un pueblo, no de ciudadanos, sino de individuos atomizados
en su vida social y focalizados en su conexión mediática.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Quiere una nueva relación estatal, sin patrimonio
nacional común y cuya red conectiva, material y espiritual, sea ante todo ese
mercado de las cosas que el capital financiero domina y controla, y donde el
educador del pueblo son los medios mucho más que los maestros de un sistema
escolar abandonado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para ese objetivo hay que terminar de quitar la pieza
material central en la que se sustenta y con la que se financia el persistente
modo de gobernar inscrito en la Constitución de 1917. Esa pieza, desde el 18 de
marzo de 1938, se llama Pemex. Hoy, setenta años después, hay que acabar con
ella y mandarla al desván de los recuerdos patrióticos, junto con el convento de
Churubusco o la carroza de Juárez. Y, de paso, hacer un suculento negocio con el
petróleo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hay que desmantelar y ceder, entonces, esa prenda del
orgullo nacional que es Pemex, a la cual el modo como había sido conquistada y
defendida en otros tiempos había convertido en símbolo material de la
independencia frente a la potencia del Norte y también en prenda de la autonomía
relativa de los políticos gobernantes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Entregar Pemex es también quitar piso propio a las
fuerzas armadas mexicanas y acelerar su conversión, deseada por el Pentágono y
las finanzas, en una Guardia Nacional destinada a tareas de represión interior
ya ejercidas desde el PRI; y por otro lado, dedicada, al igual que en Colombia,
a la regulación armada del narcotráfico, negocio que Estados Unidos no muestra
interés en erradicar sino en mantener bajo control. Ese ejército quedaría así
subordinado al Pentágono.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La iniciativa de Felipe Calderón pretende completar el
vaciamiento del artículo 27 constitucional, pilar central de la forma de Estado
posterior a la revolución. Salinas de Gortari destruyó su parte agraria. Se
trata ahora de echar abajo lo que queda, la expropiación petrolera que recuperó
el subsuelo y unificó a la nación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ésta es la magnitud de lo que está en juego. No es
nuestro interés defender la actual forma de Estado, corrupta, opresora y
fragmentada. Pero su suerte y sus indispensables cambios tienen que ser decisión
del pueblo mexicano, no de los poderes financieros nacionales y
extranjeros.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En cuanto a la demostración presupuestaria, financiera,
administrativa y tecnológica de la plena viabilidad de Pemex como patrimonio
nacional, ha sido y está siendo hecha en estos días, con abundancia de datos y
argumentos, por los numerosos expertos mexicanos en cuestiones petroleras. A
ellos nos remitimos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>* * *</DIV>
<DIV align=justify><BR>La defensa de Pemex y del patrimonio es una de las
grandes causas de esta nación. Su dimensión simbólica y práctica va mucho más
allá que la de sus empresas equivalentes en otras naciones latinoamericanas. Esa
defensa necesita ser múltiple y en todos los terrenos, más allá de los ámbitos
discursivos, parlamentarios o legislativos, aunque los incluya; más allá de las
diferencias en otros temas y cuestiones entre las fuerzas y los individuos que
se movilizan; más allá de las disputas por la preminencia, el mando o la
dirección del movimiento de pueblo que es preciso extender a todos los espacios
de vida, de trabajo, de estudio, de reunión o de esparcimiento.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Es preciso sumar a todos cuantos quieren preservar a Pemex
como patrimonio común de la nación. ¿Cómo agregar esas fuerzas tras un objetivo
común sin exigir a nadie que se subordine a una política, a una dirección
partidaria o a un dirigente; y sin pedirle tampoco que no lo haga, si así le
place y le parece?</DIV>
<DIV align=justify><BR>El bando neoliberal está unificado por el poder
presidencial, el poder financiero y el poder eclesiástico, cuyos altavoces son
la televisión y la campaña unificada de los medios y sus cabecitas
parlantes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Cómo unificar las fuerzas de este lado en un frente
plural por el petróleo; no por la Presidencia en 2012; no por las elecciones en
2009; no por la dirección o el control de este o aquel aparato partidario o
sindical (y no sigo porque la lista de ambiciones e intereses particulares sería
interminable)? ¿Cómo asegurar la independencia de cada uno en la unidad de un
solo objetivo: defender a Pemex? ¿Cómo organizar sin regimentar ni uniformar, en
las maneras diversas como se han organizado siempre en este país los movimientos
de trabajadores, de estudiantes, de colonos, de ejidatarios, de lo que
fuere?</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Es que esa experiencia de generación tras generación de
todo un pueblo durante un siglo entero se va a condensar sólo en votaciones de
plaza a mano alzada y bajo consignas beatíficas como “amar es perdonar”,
mientras la violencia se descarga en la descalificación y el insulto al que está
al lado?</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Cómo poner en el centro de las discusiones y las
movilizaciones ideas, objetivos, discursos y modos diversos de organizar que
muevan a la acción, a la convergencia, a la creación libre de maneras efectivas
de lucha? ¿Cómo cortar de plano, a comenzar desde quienes ocupan posiciones
dirigentes, las feroces disputas internas y el lenguaje soez: “traidor”,
“víbora”, “fecal”, “pantaleta”, que hasta en los columnistas de la prensa
escrita se ha ido haciendo costumbre? ¿Cómo lograr, por fin, que la causa de
Pemex y el terreno central de esta lucha no sean vistos por sectores populares,
angustiados por la pobreza y la sobrevivencia cotidiana, como una mera disputa
en el Estado, en las instituciones, entre los políticos, esos que desde hace
muchos años y a vista y paciencia de todos han usado a Pemex como su propiedad y
para sus fines?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Estas son mis preguntas, dirigidas a todos nosotros,
gente de la UNAM, y también al Movimiento Nacional por la Defensa del Petróleo
que encabeza Andrés Manuel López Obrador.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Y finalmente una pregunta no menos significativa: ¿por
qué exigir ahora a los zapatistas, amenazados de un golpe militar represivo en
cualquier momento, que se agreguen a este movimiento mientras todos los partidos
los abandonaron y mantuvieron en el Congreso de la Unión la exclusión de los
indígenas y la negación de sus derechos en esta nación?</DIV>
<DIV align=justify><BR>* * *</DIV>
<DIV align=justify><BR>No vine a esta nuestra universidad con respuestas ni con
consignas. Vine con preguntas que nos hacemos tantos en esta movilización que no
es de nadie y es de todos. Traje un manojo de interrogantes, producto de
experiencias colectivas de organización de luchas mexicanas que se remontan al
menos al movimiento ferrocarrilero de los años cincuenta y al movimiento
estudiantil y popular de 1968, y que se han ido trasmitiendo y acrecentando
generación tras generación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pido y propongo que encontremos entre todos y en todas
partes los medios para que esa experiencia acumulada, patrimonio espiritual e
ideal de todos nosotros, se vuelque en libertad como torrente, rescate el
petróleo y ponga un alto a las sumisiones a las que nos arrastran este gobierno,
sus mandantes y sus aliados.</DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>* Conferencia pronunciada en la Facultad de Ciencias
Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México el 8 de mayo
de 2008.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>