<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.2900.2523" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><FONT
size=5><EM><U>correspondencia de prensa - boletín
solidario</U></EM></FONT> <BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda
Radical</FONT><BR>Edición internacional del Colectivo Militante<BR><U>15 de mayo
2008</U><BR>Redacción y suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>América Latina<BR></FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG>Ataque a la democracia <BR><BR>John
Pilger</STRONG><BR></FONT></DIV>
<DIV align=justify> </DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>New
Statesman</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.newstatesman.com/"><STRONG>http://www.newstatesman.com/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Traducido para Rebelión por
Chelo Ramos</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.rebelion.org/"><STRONG>http://www.rebelion.org/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><BR>Más allá del ruido y la furia de su conquista de Iraq
y de la campaña en contra de Irán, la potencia dominante está librando una
guerra poco mencionada en otro continente: América Latina. A través de
testaferros, Washington pretende restaurar y reforzar el control político de un
grupo privilegiado que se autodenomina clase media, para así endosarles a otros
la responsabilidad del gobierno sicótico de Colombia y sus mafiosos por las
masacres y el tráfico de drogas, y extinguir las esperanzas que los gobiernos de
Venezuela, Ecuador y Bolivia han hecho nacer entre las masas empobrecidas de
América Latina.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En Colombia, el principal campo de batalla, la naturaleza
de clase de la guerra es distorsionada por las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia (FARC), cuyo uso del secuestro y el negocio de las drogas sirve de
instrumento para desprestigiar a quienes han honrado la historia épica de
rebeliones de América Latina, al oponerse al régimen protofascista de George W.
Bush. “No se puede responder al terror con más terror”, dijo el presidente Hugo
Chávez cuando los aviones de USA asesinaron a miles de civiles en Afganistán
después de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Desde entonces está
sentenciado. Pero como todas las encuestas han demostrado, hablaba por la gran
mayoría de los seres humanos que han entendido que la “guerra contra el terror”
es una cruzada de dominación. Prácticamente solo entre los líderes nacionales
que se enfrentaron a Bush, Chávez fue declarado enemigo, y sus planes de poner
en marcha una democracia social independiente de USA, como una amenaza al
dominio de Washington sobre América Latina. “Todavía peor”, escribió James
Petras, especialista en América Latina, “las políticas nacionalistas de Chávez
representaban una alternativa en América Latina en esa época (2000-2003), cuando
las insurrecciones y levantamientos populares y el colapso de los gobernantes
pro USA (Argentina, Ecuador y Bolivia) aparecían constantemente en las primeras
páginas de los diarios.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es imposible desestimar la amenaza que las “clases
medias” de países que tienen abundancia de privilegios y de pobreza perciben en
esta alternativa. En Venezuela, sus “grotescas fantasías de hallarse bajo la
férula de un brutal dictador comunista”, para citar a Petras, recuerdan la
paranoia de la población blanca que apoyaba el régimen del apartheid en
Sudáfrica. Como en Sudáfrica, el racismo abunda en Venezuela, donde a los pobres
se les ignora, se les desprecia o se les menosprecia; en Caracas se refieren
peyorativamente a Chávez, que es mestizo, como el “mono”. Estos insultos necios
provienen no sólo de los muy ricos, protegidos por sus altas paredes en
urbanizaciones llamadas Country Club, sino de quienes aspiran a serlo: gerentes
medios, periodistas, relacionistas públicos, artistas, educadores y otros
profesionales que se identifican con todo lo que tenga que ver con USA. Los
periodistas de radio, televisión y medios impresos han desempeñado un papel
crucial, como lo reconoció uno de los generales que intentó derrocar a Chávez en
2002. “Nosotros teníamos un arma poderosa en nuestras manos: los medios“, dijo,
“sin ellos no habríamos podido hacerlo”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Muchas de estas personas se consideran liberales y tienen
fácil acceso a periodistas extranjeros que se califican como “izquierdistas”.
Esto no es sorpresa. Cuando Chávez fue elegido por primera vez en 1998,
Venezuela no era una de las tiranías arquetípicas de América Latina, sino una
democracia liberal que disfrutaba de ciertas libertades, manejada por y para una
elite que había saqueado la riqueza petrolera y dejado las migajas para los
millones de invisibles en los barrios. Los dos principales partidos habían
celebrado un acuerdo, conocido como Pacto de Punto Fijo, similar a la
convergencia de los laboristas y los conservadores en Gran Bretaña, y de los
republicanos y los demócratas en USA. Para ellos, la idea de soberanía popular
era y sigue siendo anatema. Examinemos, por ejemplo. la educación superior. En
la elitista Universidad Central de Venezuela, institución “pública” financiada
con fondos públicos, más del 90 por ciento de los estudiantes provienen de las
clases alta y “media”. Estos y otros estudiantes de las elites han sido
infiltrados por grupos relacionados con la CIA y han recibido grandes elogios de
liberales extranjeros por defender sus privilegios.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con Colombia en la primera línea del frente, Chávez es el
principal blanco de la guerra contra la democracia en América, y no es difícil
entender por qué. Una de las primeras medidas que tomó Chávez fue revitalizar la
OPEP y lograr que el petróleo alcanzara precios récord, pero al mismo tiempo
redujo el precio para los países más pobres del Caribe y América Central, usó la
nueva riqueza de Venezuela para pagar deuda, especialmente la de Argentina, y
expulsó al Fondo Monetario Internacional de un continente al que había tenido
sometido. Ha logrado disminuir la pobreza a la mitad y aumentar el PIB de manera
espectacular. Pero sobre todo, le ha dado a los pobres la confianza necesaria
para creer que sus vidas mejorarán.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo irónico de todo esto es que, al contrario de Fidel
Castro en Cuba, Chávez no representaba una verdadera amenaza para los ricos, que
se han enriquecido aún más durante su gobierno. Lo que ha hecho ha sido
demostrar que una democracia social puede prosperar y extender los beneficios de
la asistencia social a su población pobre, sin los extremos del
“neoliberalismo”, una noción muy poco radical que el Partido Laborista británico
adoptó en una época. Muchos venezolanos de a pie que no votaron en el referendo
constitucional del año pasado, lo hicieron como protesta porque una democracia
social “moderada” no es suficiente mientras los burócratas sigan siendo
corruptos y las cloacas se desborden.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Al otro lado de la frontera, USA ha convertido a
Colombia, el vecino de Venezuela, en el Israel de América Latina. Al amparo del
“Plan Colombia”, se han puesto más de 6 mil millones de dólares en armas,
aviones, fuerzas especiales, mercenarios y logística, en las manos de algunos de
los peores asesinos que habitan la tierra: los herederos del Chile de Pinochet y
de las otras juntas militares que aterrorizaron a América Latina durante una
generación, y sus muchas gestapos entrenadas en la Escuela de las Américas de
Georgia. “No solo los enseñamos a torturar” me dijo un ex instructor
usamericano, “los enseñamos a matar, asesinar, eliminar.” Eso sigue siendo
cierto en Colombia, donde organizaciones como Amnistía Internacional, Human
Rights Watch y muchas otras han comprobado la existencia de terrorismo inspirado
por el estado. En un estudio de 31.656 asesinatos extrajudiciales y
desapariciones forzosas ocurridos entre 1996 y 2006, la Comisión Colombiana de
Juristas determinó que el 46% había sido asesinado por los escuadrones de la
muerte de derecha y el 14% por las FARC. Los paramilitares son responsables por
la mayoría de los tres millones de desplazados internos. La miseria es el
producto de la supuesta “guerra contra las drogas”, cuyo propósito real es
eliminar a las FARC. A ese objetivo se ha agregado ahora una guerra de desgaste
contra las nuevas democracias populares, especialmente contra Venezuela.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Fuerzas especiales de USA “asesoran” al ejército
colombiano para que cruce la frontera, asesine y secuestre ciudadanos
venezolanos e infiltre paramilitares en ese país, para de esta forma someter a
prueba la lealtad de la Fuerza Armada venezolana. Lo mismo que hizo la CIA con
la Contra en Honduras en la década de 1980 para derrocar el gobierno reformista
de Nicaragua. La derrota de las FARC se ve ahora como el preludio de un ataque
frontal contra Venezuela, si las elites venezolanas, alentadas por la muy
estrecha victoria que obtuvieron en el referendo el año pasado, amplían su base
en las elecciones de gobernadores y alcaldes que se celebrarán en
noviembre.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El hombre de USA y el Pinochet de Colombia es el
presidente Alvaro Uribe. Un informe desclasificado del Departamento de Defensa
de Estados Unidos fechado en 1991, reveló que Uribe había “trabajado para el
Cartel de Medellín” y fue “amigo cercano de Pablo Escobar", uno de los barones
del cartel de la droga. Hasta los momentos, 62 de sus aliados políticos han sido
investigados por colaborar con los paramilitares. Una característica de su
gobierno ha sido la suerte de los periodistas que han echado luz sobre sus
sombras. El año pasado, cuatro conocidos periodistas recibieron amenazas de
muerte después de haber criticado a Uribe. Desde 2002, al menos 31 periodistas
han sido asesinados en Colombia. Otra de las costumbres de Uribe es acusar a
sindicalistas y defensores de derechos humanos de ser “colaboradores de las
FARC”. Estas acusaciones son sentencias de muerte. Los escuadrones de la muerte
colombianos, escribió Jenny Pearce, autora del aclamado libro, Under the Eagle:
US Intervention in Central America and the Caribbean (1982), son cada vez más
activos, pues están seguros de que el presidente ha tenido tanto éxito al poner
al país en contra de las FARC, que no se prestará mucha atención a sus
atrocidades.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>Uribe ha recibido el apoyo personal de Tony Blair, lo que
refleja el papel que Gran Bretaña desempeña en América Latina desde hace mucho
tiempo, generalmente en secreto. La “asistencia en contrainsurgencia” prestada
al ejército colombiano, metido hasta el cuello en alianzas con los escuadrones
de la muerte, incluye entrenamiento del Servicio Especial del Aire de Gran
Bretaña (SAS) a unidades como los Batallones de Alta Montaña, acusados
repetidamente de cometer atrocidades. El 8 de marzo, el Foreign Office invitó a
oficiales colombianos a participar en un “seminario de contrainsurgencia” en el
centro de conferencias Wilton Park, en el sur de Inglaterra. Raras veces el
Foreign Office ha exhibido manera tan descarada a los asesinos que
asesora.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El papel de los medios occidentales se basa en modelos
usados con anterioridad, como las campañas que facilitaron la desmembración de
Yugoslavia y el crédito que se otorgó a las mentiras sobre las armas de
destrucción masiva de Iraq. El ablandamiento de la opinión pública para
facilitar un ataque a Venezuela está en marcha, con la repetición de mentiras y
de campañas de difamación similares.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>La ruta de la cocaína</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El 3 de febrero, el periódico Observer dedicó dos páginas
a afirmar que Chávez coopera con el tráfico de drogas colombiano. De forma
similar a las conocidas mentiras que inventaba para alarmar y relacionar a
Saddam Huseein con al-Qaeda, el Observer titula: “Descubierto: el papel de
Chávez en la ruta de la cocaína a Europa”. En este artículo se hacen
afirmaciones no verificadas, se repiten rumores no corroborados. No se
identifican las fuentes. De hecho, el reportero, para tratar de cubrirse las
espaldas, escribe: “Ninguna de las fuentes con las que hablé acusa a Chávez de
participar directamente en el gigantesco negocio del tráfico de drogas de
Colombia.” La realidad es que la Oficina de las Naciones Unidas contra las
Drogas y el Delito ha informado que Venezuela participa plenamente en los
programas antidrogas y la cantidad de cocaína que decomisó en 2005 es la tercera
más alta del mundo. Incluso el Ministro de Relaciones Exteriores de Gran
Bretaña, Kim Howell, se ha referido a “la enorme cooperación de
Venezuela”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La campaña para involucrar a Venezuela en el tráfico de
drogas ha sido reforzada recientemente mediante informes que aseveran que Chávez
tiene “una alianza cada vez más pública con las FARC” (ver “Dangerous liasons”,
New Statesman, 14 de abril). Nuevamente, “no hay pruebas”, como señala el
Secretario General de la Organización de Estados Americanos. Por solicitud de
Uribe y apoyado por el gobierno francés, Chávez actuó como mediador para buscar
la liberación de retenidos por las FARC. El 1 de marzo Uribe abortó las
negociaciones cuando, con la asistencia logística de USA, bombardeó un
campamento en Ecuador y asesinó a Raúl Reyes, el negociador de más alto nivel de
las FARC. Los militares colombianos dicen que un “correo electrónico” recuperado
de la computadora de Reyes demuestra que Chávez le dio 300 millones de dólares a
las FARC. La afirmación es falsa. El documento solo se refiere a Chávez con
respecto al intercambio de rehenes. El 14 de abril Chávez criticó duramente a
las FARC: ''Si yo fuera guerrilla”, dijo, “yo no tendría necesidad. Para qué
tener una mujer, un hombre que no son soldados.” “¡Liberen a los civiles!”</DIV>
<DIV align=justify><BR>Estas fantasías, sin embargo, tienen un objetivo muy
peligroso. El 10 de marzo, el gobierno de Bush anunció que había comenzado el
proceso para incluir a Venezuela en la lista de “países terroristas”, junto a
Corea del Norte, Siria, Cuba, Sudán e Irán, país este último que está a la
espera del ataque del principal estado terrorista del mundo.</DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>* John Pilger es periodista, escritor y documentalista
reconocido mundialmente, que comenzó su carrera en Australia, su país de origen,
en 1958. Ha sido corresponsal extranjero y corresponsal de guerra desde 1967,
durante la Guerra de Vietnam. La guerra a la democracia es su película más
reciente.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>