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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><FONT size=4><STRONG><FONT color=#800000><EM><U><FONT
size=5>correspondencia de prensa - boletín solidario</FONT></U></EM>
<BR><FONT color=#ff0000>Agenda Radical</FONT><BR>Edición internacional del
Colectivo Militante<BR><U>19 de mayo 2008</U><BR>Redacción y
suscripciones:</FONT></STRONG> </FONT><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><FONT
size=4><STRONG>germain5@chasque.net</STRONG></FONT></A><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Mayo 68</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>El mundo de la segunda mitad de los
años 1960 (1)</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>¿Cómo re-evaluar el sentido y el alcance de la crisis
social y política que Francia conoció en mayo-junio de 1968 cuarenta años
después de estos hechos? Si este alejamiento histórico relativo tiene
evidentemente ventajas (liberándonos de los errores de juicio y de las ilusiones
que tuvieron actores o testigos directos, entre quienes se encuentra el autor de
estas líneas) ¿no presenta también trampas de las cuales la menor no es la de
intentar reconstruir el hilo de esos hechos únicamente en función de lo que
sabemos hoy fue el resultado? El partido que yo he adoptado es asumir claramente
la distancia histórica en relación al hecho, acentuándola, incluso,
deliberadamente: justamente porque pienso que el hecho tuvo un alcance histórico
y mundial, se me hace necesario remontarme aún más lejos en la historia e
inversamente, descender el curso de ésta para reaprender todas las vertientes y
rehacerlas. Asimismo, se me hará necesario redituar este hecho en el contexto
internacional que fue el suyo y que en parte le dio igualmente su sentido. Es
por allí que voy a comenzar. </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Alain Bihr (2)</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>La Breche</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><A
href="http://www.alencontre.org">www.alencontre.org</A></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Traducción de Mariana Sánchez y Ernesto Herrera para
Agenda Radical</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>El mundo de los años 1960 es aún el que nació el día
siguiente de la segunda guerra mundial. Se caracteriza a la vez por la rivalidad
entre lo que llamamos en la época, inadecuadamente, los “dos bloques”, el
“capitalista” y el “socialista”, oscilando entre “guerra fría” y “distensión”,
así como por la confrontación de lo que aún no era llmado el Norte y el Sur,
sino los “países desarrollados” y los “países subdesarrolados” (eufemísticamente
rebautizados luego como “países en vía de desarrollo”). Denominaciones
totalmente impropias también las unas y las otros para mostrar las relaciones
entre el centro y la periferia del sistema capitalista mundial. Lo que golpea
retrospectivamente en el espectáculo que ofrece globalmente el mundo así
dividido de los años 1960, es la crisis general tanto larvada como abierta, de
las diferentes formas de dominación que allí se ejercen, por diversas que ellas
sean. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Y para comenzar en las relaciones “Norte-Sur”. No es
necesario volver largamente sobre la gran ola de descolonización que se desata
entonces sobre África y una buena parte de Asia, poniendo fin a la existencia de
imperios coloniales algunas veces pluriseculares. La mayoría de las antiguas
colonia europeas (las del Reino Unido, Francia y los Países Bajos) acaban de
acceder o acceder entonces a la independencia política, ya sea que esta fuese
concedida bastante fácilmente por las antiguas potencias coloniales o que hayan
sido duramente arrancadas por los pueblos colonizados al final de verdaderas
guerras de liberación nacional. Solamente va aún a persistir durante varios
años, lo que resta del imperio colonial portugués (hasta la “revolución de los
claveles” en abril de 1974) y del imperio colonial español (hasta la muerte de
Franco en noviembre de 1975). Francia sale derrotada de dos guerras coloniales
sucesivas (la guerra en Indochina entre 1946 y 1954, y la guerra de Argelia
entre 1954 y 1962), que además habían precipitado la independencia de sus
colonias africanas, y promovido - volveré sobre esto - la politización del
medio estudiantil en Francia a fines de los años 1950 e inicios de 1960. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En efecto, para la mayor parte de estas ex colonias
europeas, esta independencia política a significar un sinónimo de ilusión, en la
medida que, de hecho, ella significó el paso de una forma arcaica de
imperialismo (el colonialismo) a un neo-imperialismo fundado sobre el desarrollo
desigual y, por consecuencia, el intercambio desigual en el mercado mundial,
precisamente por siglos de colonización, sinónimos de dependencia continua
(tecnológica y financiera) y de especialización obligada a la producción de
materias primas baratas. Es esto lo que estas jóvenes naciones del Tercer Mundo
(el mundo nacido en la Conferencia de Bandoung que se realiza en 1955 por
iniciativa de Sukarno, Nerhu y de Nasser), van rápidamente a aprehender a su
costa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ello no impide que - principalmente cuando ha sido
conquistada por la lucha y la movilización política o incluso por la lucha
armada de las poblaciones colonizadas - esta independencia permita cuestionar
los antiguos modos de dominación de la periferia por el centro. Nada es más
sintomático a este respecto que la derrota militar que conocen todas las
potencias occidentales que persisten en la vía de la perpetuación de esos
antiguos modos, ya que se traten de potencias secundarias, largamente en
declinación (como Portugal en Angola y Mozambique) o potencias de primer plano,
como los Estados Unidos en Vietnam. Desde este punto de vista también, el año
1968 será simbólico ya que comienza con la gran ofensiva que los maquis
“vietcong” apoyados por el ejército nor-vietnamitas, pero también por la URSS,
desatan a fines de enero en Vietnam del Sur contra el ejército de este último y
sus aliados estadounidenses (ofensiva llamada del Tet, el nuevo año vietnamita).
Si esta ofensiva en lo inmediato fue un fracaso en el terreno militar, ello será
finalmente un éxito en el plano político, ya que contribuirá a convencer a una
parte de la opinión pública y a los responsables de la política estadounidense
que la participación militar de su estado en Indochina no podía ser más que una
masacre sangrienta y costosa, lo que sugería, en consecuencia, la urgencia de
salir ella. Más aún todavía, cuando el asunto había conducido a la politización
del mundo estudiantil en los campus universitarios estadounidenses,
radicalizando la contestación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Que estas victorias, ya adquiridas o próximas de los
movimientos anticolonialistas o antiimperialistas en el Tercer Mundo, se hayan
debido en parte, al apoyo del “campo socialista” (la URSS y sus satélites de
Europa del Este; de China, etc.), no debe ilusionar sobre la naturaleza y el
estado del llamado “campo” al seno del cual las formas de dominación no estaban
menos manifiestas entonces. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Y, para comenzar, la autoridad del jefe del “campo” era
cada vez más cuestionada. Si la “desestalinización” emprendida por Khrouchtchev
a partir de 1956, contempla la victoria de la disidencia yugoslava (1948) , los
años 1960 se abren sobre “el gran sismo” entre Moscú y Pequin, que nada reducirá
luego, al contrario los dos “hermanos enemigos” se enfrentarán durante algún
tiempo /entre marzo y agosto de 1969) a lo largo del río Oussouri. Antes incluso
de esta ruptura, la autoridad “soviética” había sido en varias oportunidades
cuestionada en Europa del Este, a favor del levantamiento obrero en Berlín en
junio 1953, de las manifestaciones y huelgas polacas en junio de 1956, y sobre
todo, evidentemente, de la insurrección húngara de octubre y noviembre de 1956,
ahogada en sangre por los tanques y las tropas del gran hermano
“soviético”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este cuestionamiento de la autoridad de la URSS sobre sus
satélites iba a encontrar una magnífica nueva ocasión de manifestarse durante el
años 1968 con “la primavera de Praga”, la cual será finalizada por una
intervención militar ampliada, esta vez por el conjunto de las tropas de los
“Estados hermanos” (con la excepción de Rumania). Agregando a las revelaciones
que se multiplicaban sobre la naturaleza y la amplitud de los crímenes de masas
cometidos por esto regímenes, estas diferentes crisis terminan por desacreditar
el autollamado “modelo soviético” (fundado de hecho sobre el aplastamiento de
los soviets) al mismo tiempo que debilitan la influencia de la URSS sobre el
movimiento obrero en el mundo y la de los partidos “comunistas” interpuestos.
Sobre todo, la manera en que ellos son tratados los disidentes, y la
imposibilidad de que ese “modelo” pueda reformarse, lo que prueba
simultáneamente el fracaso relativo de las reformas llevadas adelante, entre
1956 y 1964, por Khrouchtchev y su equipo en la URSS: una perestroika (sin
glasnot, sin embargo) intentada un cuarto de siglo antes de Gorbatchev quien
hará popular el término. De este fracaso resultará directamente el estancamiento
de la era Brejnev, en el curso de la cual la URSS perderá definitivamente el
partido de brazo de hierro opuesto a Occidente, abriendo asó la vía a su
hundimiento final.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Y en el Oeste, precisamente, qué hay de nuevo? En
efecto, el tampoco escapa a este cuestionamiento general de los modos de
dominación que caracterizan a los años 1960. En su caso, el blanco está
constituido por los términos del compromiso fondista entre Capital y Trabajo
sobre el cual habrían terminado por desembocar la crisis estructural del
capitalismo mundial centrado sobre los años 1930, en una palabra, las luchas
sociales y políticas: las luchas de clases, que lo habían acompañado en el seno
de los diferentes Estados centrales, así como los enfrentamientos militares
entre ellos conocidos bajo el nombre de Primera y Segunda Guerra Mundiales. Ya
tendré oportunidad de volver sobre ello más adelante en detalle, sobre los
términos de este compromiso, variable en sus formas institucionales e
ideológicas de un Estado a otro, pero implicando en todas partes la aceptación
por los trabajadores asalariados de formas renovadas de la dominación y la
explotación capitalistas (de la cual el trabajo en cadena en la industria
automotriz es el ejemplo emblemático) como contrapartida de la garantía de una
reducción de sus tiempos de trabajo, de un aumento de sus salarios reales
(correspondiente a un aumento y a un enriquecimiento de sus normas de consumo),
de la puesta en práctica de sistemas públicos o privados de protección social
(contra la enfermedad, el desempleo, el cuidado de los niños, la vejez)
implicando la socialización de una parte del salario, más ampliamente de la
satisfacción de un cierto número de necesidades colectivas (vivienda, educación,
salud, diversión), de una “democratización” del estado y de la sociedad civil,
bajo la forma de reducción de las desigualdades y de una movilidad social mayor,
etc. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Este compromiso va a servir de base y de marco a las tres
décadas de acumulación intensa y continua del capital (los famosos “treinta
gloriosos” caros a Jean Fourastié) que el conjunto de los Estados centrales a
van a conocer luego de la Segunda Guerra Mundial y, sobre todo, en una
renovación de las formas de hegemonía de la burguesía. Pero, precisamente, que
comienza también a dar signos de agotamiento en el curso de los años 1960. Los
principales son del lado del capital, la baja tendencial de la tasa de ganancia,
la retomada del movimiento de internacionalización de los capitales (desde el
fin de los años 1950), la constitución del mercado de eurodólares, la crisis
larvaria del sistema monetario internacional resultado de los acuerdos de Bretón
Woods, del hecho de la debilidad creciente del dólar que era el pívot; y, del
lado del trabajo, la ola de grandes huelgas obreras la mayoría de las cuales
llamadas en la época “salvajes” (porque escapaban al control de las
organizaciones sindicales), que se van a desencadenar en todo los Estados
centrales. La huelga general de mayo-junio de 1969 en Francia no será más que un
episodio cuya repercusión en el extranjero no dice, haciendo olvidar, todas las
otras que, antes como después de esa fecha clave, sacudieron por ejemplo, a la
industria automotriz, emblema de la industria de la época fondista, en los
estados Unidos, en Gran Bretaña, en Italia, en Alemania, en Suecia, etc. </DIV>
<DIV align=justify><BR>De este modo, los Estados centrales del mundo occidental
no escaparon al cuestionamiento general de las relaciones de dominación que
caracterizan los años 1960, y que explica una de las consignas de la época, la
de la “contestación”. Evidentemente, esta crisis del fordismo toma formas y una
intensidad específicas en el seno de cada uno de los estados. En Francia ella va
a revestir el carácter de una verdadera crisis de hegemonía. Es al menos la
tesis que yo quiero desarrollar en la continuación de este artículo. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>
<DIV align=justify><STRONG><U></U></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><U>Notas de Agenda Radical</U></STRONG><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>1) El texto que reproducimos, es parte de un artículo más
extenso publicado en el sitio de La Breche (Suiza), bajo el título "Mai-juin
1968 en France: l` épicentre d`une crise d´hégemonie" (Mayo-junio 1968 en
Francia: el epicentro de una crisis de hegemonía), y que integra una serie de
análisis de diferentes autores/as, que La Breche dedica Mayo 68.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>2) Alain Bihr, profesor de sociología en la Universidad de
Franche-Comté, Francia, autor de numerosas obras sobre el marxismo y la historia
económica; recientemente a ha publicado: "La préhistoire du capital. Le
devenir-monde du capitalisme" (La prehistoria del capital. El volverse-mundo del
capitalismo), Cahiers libres, Editions Page deux, Lausanne, 2006; y "La
novlangue néoliberale. La rhétorique du fétichisme capitaliste" (El nuevo
lenguaje neoliberal. La retórica del fetichismo capitalista), Cahiers libres,
Editios Page deux, Lausanne, 2007. </DIV></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>