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<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><EM><FONT
size=5>correspondencia de prensa - boletín solidario <BR></FONT></EM><FONT
color=#ff0000 size=6>Agenda Radical</FONT><BR>Edición internacional del
Colectivo Militante<BR><U>20 de mayo 2008</U><BR>Redacción y
suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Venezuela</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Construyendo
otra política </FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT
size=3></FONT></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><FONT size=3><STRONG><FONT size=2>Los
colectivos del movimiento popular, campesino, obrero construyen entre sí un
“nosotros político” que ejerce el control territorial y promueve fenómenos de
liberación concretos que nadie puede preestablecer ni dirigir desde
afuera.</FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Roland Denis</STRONG></FONT><STRONG>
<BR></DIV></STRONG></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Darío Vive <BR></STRONG><A
href="http://www.dariovive.org/"><STRONG>http://www.dariovive.org/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>La
Haine</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.lahaine.org/"><STRONG>http://www.lahaine.org/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><BR><STRONG>Las premisas</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Le pregunto a un viejo obrero por allá en la ciudad de
México: “¿y por qué ustedes no apoyan a López Obrador y más bien se han mezclado
con la “Otra Campaña” promovida por los zapatistas”. El viejo responde: “porque
yo estoy con la gente que pelea por lo suyo y no la que está esperando promesas
de nadie”. No es por nada pero pareciera que en esta frase sencilla del viejo se
sintetiza toda una filosofía política que choca abiertamente con nuestras
tradiciones políticas desde que llegaron “los cristianos” a nuestro continente y
desde que los burgueses le prometieron al mundo libre bajo su dirección. Estamos
sin duda atravesando un momento que lleva el signo del protagonismo directo de
los que nada esperan de los cielos y se aprestan a recorrer su propio camino. Un
proceso difícil lleno de dudas e incógnitas pero que ha puesto a los movimientos
populares en la necesidad de reinventarse por completo después de más de un
siglo de esperanzas frustradas en democracias sociales, estados socialistas y
partidos del proletariado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Juntarse con los que pelean por lo suyo” es también
construir un criterio de la universalidad de la política muy distinto a lo que
conocimos los que crecimos en medio de programas preelaborados y organizaciones
que antes de dirigir ya se creían dirigentes, siendo antes de serlo
“representativas” del sujeto social llamado a salvar el mundo. Esa nueva junta
de los que nada tienen, de los proletarios del siglo XXI, necesita construir una
agenda común que se hace a partir de otro tipo de ciencia –o certeza para ser
más claros- muy distinta a ese fabuloso corolario de leyes históricas
inexorables que vaya a saber con qué derecho le pusieron el nombre de
“materialismo histórico” y además “dialéctico”. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Es una ciencia que no se somete a la coherencia en sí de
una determinada lógica de explicación total del mundo. Tiene como base el saber,
primero, en qué medida la lucha de un uno cualquiera es la lucha de todos, y
segundo, en qué medida esa misma lucha, o la junta de esas luchas, es capaz de
romper con la norma del dominio de unos hombres sobre otros, es decir, es capaz
de interrumpir la historia y empezar a construir otra bajo el signo de la
emancipación de tod@s; la soñada emancipación del trabajo. Estamos entonces
frente a un nuevo razonamiento donde a la hora de pensar y hacer política se
aprende sustancialmente de la verdad colectiva que emerge de la experiencia
concreta y del acontecimiento emancipador que ella estuvo en la facultad de
producir. El poder por tanto no está en la eficacia que pueda tener un
determinado plan de acciones en función “de la toma del poder” y de allí
emprender la transición al paraíso socialista o como se llame, el poder está en
la fuerza que nos damos a nosotros mismos en el desarrollo de una política, en
una historia, en una situación. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Ejerciéndola, inventándola, recreándola, sabremos
entonces en qué medida esa política quiebra o no los órdenes de dominio que por
desgracia constatada una y otra vez tenderán a reestablecerse en una línea que
pareciera no tener fin. Al hacerla producimos una subjetividad colectiva y
activa que empieza a conocer y hacer valer su propia verdad, los principios de
su propia política. Y es en este complejo proceso donde una política se decide y
va tomando cuerpo; se decide desde el hecho mismo y desde los que “se juntan en
él –y lo piensan- al luchar por lo suyo”. Es aquí, en palabras del viejo, que se
abre una nueva etapa radicalmente distinta de la historia revolucionaria.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Por supuesto, esto no tiene nada de sencillo, por el
contrario, convierte todo proceso militante en un laberinto de caminos no
condicionados más que por la situación específica en que ellos han de recorrerse
y la consistencia del sujeto que la fabrica. Camino en donde nos preguntamos:
¿cuál es la verdad que estamos reivindicando?, ¿en base a una situación concreta
cuál camino se toma?, ¿qué certeza hay en él?; ninguna que esté preescrita. Esa
ciencia se construye en el andar y la lucha misma, y la decide aquél que pone el
pecho y afina la cabeza en esa lucha, no hay nadie que pueda re-presentarlo, ni
hable por él, como bien nos recuerda el viejo obrero mexicano.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>La situación</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Situándonos en estas premisas, ¿qué podemos decir acerca
de lo que viene pasando ahorita cuando este proceso hecho en tierra venezolana
se ha complicado en grados mayúsculos hasta el punto de peligrar la hegemonía
electoral del chavismo y con ello la atadura en el poder de estado de sus
dirigentes?. Sin duda que aquí estamos encerrados en medio de una disyuntiva que
no tiene ninguna síntesis a la vista y de allí, a nuestro parecer, su crisis.
¿Cuál disyuntiva?. La disyuntiva entre un gobierno y un líder (hijos de “los que
luchan por lo suyo” y que supieron romper, poniendo su pecho, su verdad, y su
pensar, la hegemonía del llamado “puntofijismo”) que al menos desde el 2004
después del referéndum presidencial y con mucho más énfasis desde el año pasado,
busca a como de lugar el control burocrático de todo cuanto podamos llamar
proceso revolucionario. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Y un movimiento de masas –hijo también de esta
acumulación de luchas y acontecimientos políticos- organizado en múltiples
espacios construidos desde arriba y desde abajo (por instrucciones del estado o
por autogobierno de los propios procesos) que busca liberarse de este control
sin saber cómo y sin tener muchas veces el temple, la moral y la claridad
militante para hacerlo. En otras palabras un movimiento con una verdad
libertaria rebotando permanentemente en él pero la más de las veces ausente de
sujeto y de política.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Busquemos razones que no explican del todo pero al menos
aclaran algo. Estamos en un país petrolero donde “el billete” (dinero puro y
simple corriendo en las autopistas de la compra y venta) –y a más de cien
dólares el barril ni se diga- no sólo compra conciencia y apacigua rebeliones
burguesas y populares, también produce toda clase de fantasías sociales y
políticas. Ella por el lado del gobierno, a pesar del manto “radicalmente
democrático” que preside al alma política de su formación, de una manera casi
mecánica tiende a suponer que él es el todo de una realidad, “el pintor que
dibuja nuestro destino”. El es la dirección y el pueblo, una totalidad que se
cree capaz de absorber por completo la dinámica de un proceso transformador “a
punta de billete”. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Algo se piensa, una “máxima socialista más”, por ejemplo la
“Misión 13 de Abril” recientemente promulgada, y antes de ser realidad ya
“existe”, ya se hizo, porque hay “billete” dispuesto para eso; desaparece la
voluntad trabajadora, colectiva, organizada y militante para hacer posible lo
que se desea transformar y se impone el “quantum” dinerario como sujeto
fantasioso de transformación. Por supuesto, esta fantasía viene reforzada por la
presencia de un liderazgo único y personal –Hugo Chávez- que por su personalidad
militar y su inmensa concentración de poder sobre el proceso conjunto refuerza
sobre sí mismo esta tendencia de una manera cada vez más insistente…la “brizna
en medio de un huracán”, como él mismo se situaba en un inicio, se ha
transformado poco a poco en un “huracán personal sobre el cual debemos girar
millones de débiles y pasivos ventarrones”. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Conclusión material de esta fantasía: como era de
esperarse, vivimos una revolución que, siguiendo la norma del “socialismo del
siglo XX”, no deja de reforzar el aparato burocrático –suménle ahora el
partidario para regresar aún más al “XX”-, con la particularidad gracias también
“al billete”, de ser un aparato terriblemente ineficiente y corrupto (productor
mágico de su propia burguesía). El fetiche de la abstracción dineraria girando y
volviendo a concentrarse en pocas manos, en la realidad hace que se vuelvan
trizas las fantasías anheladas por los más sinceros, perdiéndose millonadas de
millonadas en proyectos que muchas veces no logran ni un primer respiro. Se
forma –a exacto retrato de los recordados socialismos pasados- una dirigencia
arrogante, rica y ultraprivilegiada, que ya empieza a hacerse represiva y
amenazante a la vida: allí están los años 70 y 80 de la URSS.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero la fantasía no es sólo de los de arriba, también se
reproduce por abajo en una suerte de fantasía refleja. “El billete que corre si
lo atajo me haré rico, el problema es cómo pegarme cerca; póngase donde hay”.
Esta fantasía impregna a toda la sociedad, y en el caso particular de los
movimientos populares, esto se manifiesta en el mejor de los casos, en pensar
cualquier proyecto, unos muy interesantes, y allí está el estado para financiar
los sueños. Grandes o pequeños, la inmensa mayoría de quienes han “negociado”
estos recursos, o se quedan esperando en la tierra del “nunca jamás” o
implosionan como verdaderos actores políticos ligados al deseo subversivo,
constreñidos por el chantaje del patrón que paga.</DIV>
<DIV align=justify><BR>O peor aún y más corrientemente, se asume que “en el
estado hay billete, póngase amigo la franelita roja, diga y haga lo que esté a
gusto del burócrata inmediato, del jefe, del dirigente, de la autoridad, que la
felicidad del “tener” estará cada vez mas cerca, o al menos del “no tener que
pelar bola”. Esta no es una situación restringida a unos pocos “oficialistas” u
“oportunistas” que merodean dentro o alrededor del estado, es una situación que
se ha generalizado provocando un efecto obvio: el desarme político de una
inmensa franja del movimiento popular sometido a vigilia y administración de la
institución y la neutralización de la acción y la palabra de una colectividad
aún mayor que siente la presión de los intereses consagrados, guardando un
silencio incomprendido y a regañadientes. Y a la final, un peligro de verdad, la
merma de participación directa y política de centenares, quizás millones, de
compatriotas: vean la corta historia del PSUV.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Volvamos a decir: esto del “billete” no lo explica todo,
habrán razones más profundas propias a la naturaleza del estado burgués y la
sociedad capitalista que lo explicarán mejor, sin embargo, hay un proceso que
está en crisis y éste es un ángulo, a nuestro parecer, central para entender
algo. Pero lo cierto también es que la misma crisis no es otra cosa que la
crisis de esta aventura fantasiosa del estado y líder que todo lo ve, piensa y
dirige, y de un movimiento popular incapaz de romper las ataduras poniéndose
como el ojo chiquito de un proceso, a estas alturas del mundo, absolutamente
inviable a los fines revolucionarios. <BR>La derrota del 2D la puso de
manifiesto, provocando dos cosas fundamentales. Primero, la evidencia de que ya
es muy tarde para que el estado “rectifique, redireccione, reimpulse” (3R) sin
que esto pase por un revolcón superior que no está en ninguna capacidad de
generar desde sí mismo. Devolver o prestarse a construir a partir de la
autoridad el común que reúne el trabajo vivo, es decir, el pensar y hacer de un
proceso transformador, ya no es posible, no sólo por las circunstancias propias
al estado rentista y capitalista, sino por intereses consagrados que lo evitarán
a cómo de lugar. Por otro lado, también se evidencia que no hay superpartido o
supernada que pretenda ser representativo del furor revolucionario en vida sin
que a la final no termine siendo una reproducción de la misma paja que tantos
pueblos conocieron en un siglo de luchas maravillosas. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Y por otro, que –bendito sea el pueblo- hay todavía
fuerzas y desgarraduras capaces de decir “YA ESTA BUENO”. Con la fuerza de crear
un clima de lucha, de reivindicación generalizada a nivel popular, donde ni la
acusación paranoica y por lo alto de terroristas y de la CIA, ni la represión
bestial de la Guardia Nacional, es capaz de doblegar. Digamos rápidamente:
marcha del 27 de Febrero, toma del 23 de Enero, tomas territoriales, triunfo de
los trabajadores de Sidor (la más importante sin duda), y centenares de pequeñas
brechas de debate y participación autónoma en todo el país, al fin abren la
historia y crean las condiciones políticas para construir “Otra Política”
.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>La construcción</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Todo pasa, desde aquí sí, por una revisión completa de lo
que ha sido la meteórica formación de un proceso transformador dentro del campo
popular. Toca, más allá de las tácticas y tendencias, situar el punto concreto
desde el cual podemos armar las bases de una nueva política que se deslastre
definitivamente de amarres desarmantes y entienda que, tanto los problemas
geopolíticos y los efectos de la “anomalía” del gobierno de Chávez frente al
orden mundial, como los propósitos de transformación real, tienen que ser vistos
desde “otra mirada” absolutamente distinta y hasta contraria al cuerpo
institucional de estado. Hoy en día no estamos para seguir un tratado de leyes
históricas que tanto gustan a gobiernos y burguesías, ni de tácticas complejas
que nos den una u otra cuota de poder. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Aprendemos de las luchas, nos ubicamos en la situación,
tratamos de producir política, es decir sujeto emancipador, y son ellas quienes
nos hablan de algo que hoy no se puede lograr: llegar a un importante consenso
de que es el cuerpo social militante y autónomo quien dicta la pauta y dirige el
proceso. Para no caer en un anarquismo puro y duro –por ahora quién sabe- no es
que no aspiremos en el fondo a que pueda existir una relación entre gobierno
(que haya gobierno sí) y pueblo de este orden, pero o es demasiado temprano o ya
es inútil insistir (“no queremos ser gobernados, queremos gobernar”, dice la
consigna histórica). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Tenemos por tanto que construir una esfera de trabajo que
piense, diga y haga por fuera de la lógica política de estado, en la lógica “de
los comunes” como dicen muchos amigos. Y enfrentarse desde esta posición al
enemigo real y mayor: el capital, el imperio, con las armas de una política que
nosotros mismos construyamos, sin necesidad de convertir por ultrismo
izquierdista al “gobierno anómalo” en un enemigo; al menos con su “anomalía” nos
solidarizamos y lo hacemos también por querencia a la extraordinaria historia
que nos ha tocado vivir como pueblo en estos años. Ahora, si él es quien se
define enemigo nuestro, y actúa en consecuencia como así parece, pues no quedará
otra salida que defenderse, ya veremos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>No estamos todavía en capacidad de presentar toda una
visión política en este camino. Al “ser” de esta política todavía le falta
crecer, hacerse, ponerse en juego. Lo que sí es evidente es que esta otra
política, por estos rincones del mundo, se fabrica en primer lugar no
“localistamente” sino territorialmente. En un mundo como el nuestro donde la
burguesía ha sido tan parásita y dependiente y el estado tan miserable y
burócrata, a los efectos dejaron un problema para ellos mismos terrible: no
están en capacidad de controlar eficaz y totalmente el espacio social y
geográfico. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Por ello se cuelan con tanta facilidad cualquier cantidad
de formas de acumulación paralela o “ilegal” (narcotráfico, tráfico de blancas,
etc) y de poderes sin control (jefes regionales, tribus políticas,
paramilitarismo, etc), el “estado de derecho” es una farsa completa. A la final
actúan en conjunto ante el enemigo “alzado”, fenómeno que ya se extiende por
toda nuestramérica. Pero el mismo tiempo es una situación por donde se abren
brechas comunitarias, culturales, comunicativas, autogobernantes, defensivas, y
en nuestro caso productivas, que permanentemente tienden a subvertir todo orden.
No es por casualidad que la “rebelión nuestramericana” desde el siglo XIX para
acá, la mayor de las veces ha pasado por formas muy variadas de lucha
territorial, desde los caudillos revolucionarios agrarios, la lucha guerrillera,
hasta las resistencias obreras, populares, indígenas y culturales. Hasta en la
sociedad hoy urbanizada y semiurbanizada se repite este fenómeno.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El desarrollo de soberanías colectivas fruto del control
y la liberación territorial posible, pareciera entonces que se convierte en una
premisa fundamental de cualquier “otra política”. No el presupuesto de estado,
el territorio como unidad primaria de apropiación del espacio y el tiempo bajo
control de la explotación capitalista, deriva él mismo en una estrategia que
puede dotarnos de una lógica de acumulación de fuerzas muy por encima de
cualquier enredadera tacticista al interno del espacio abstracto y burocrático
del estado y sus partidos. Si hay todavía una cantidad masiva de participación
militante (el fruto más precioso de este proceso), la unidad de la acumulación
de fuerzas ya no se da sobre el centro de los grupos militantes como tal, los
llamados colectivos del movimiento popular, campesino, obrero, ni en sus
espacios unitarios contingentes o en sus síntesis movimientales en cada una de
sus expresiones corporativas. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Ellos cobran sentido en la medida en que construyen entre
sí un “nosotros político” que ejerce el control territorial y promoviendo a su
interno fenómenos de liberación concretos que nadie está en la capacidad de
preestablecer ni dirigir desde afuera. El corredor territorial delimitado por la
propias luchas y no por la geografía, los tejidos militantes insertos en él, los
sujetos comunicantes y transversales a estos territorios, las cartas de lucha
que desde adentro se produzcan, nos conducen a la fabricación al menos de una
metodología y una guiatura libertaria que permita homologar el campo de la
estrategia entre muchos y muy distintos. Hasta los territorios virtuales (los
famosos “espectros radio-eléctricos”, por ejemplo) o los corredores del trabajo
nómada por necesidad del hoy tendremos que contar entre ellos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Cuántos corredores territoriales estamos en la capacidad
de contar y articular dentro del espacio regional, nacional y supranacional?.
Allí puede haber una pregunta concreta que nos dice de la fuerza de nuestra
propia política que no pretende arropar ninguna “totalidad” del movimiento
popular, mucho menos ser representativa de clases y pueblos. Pretende forjar
avances concretos, contables y precisos de lo que pueda ser la formación de una
vanguardia colectiva cuyo poder derive de sí misma. Es tan concreto como antes
tuvimos que contar los frentes guerrilleros construidos y con capacidad de
resistir y darle la pelea al enemigo, sólo que la guerra de hoy ya sabemos que
es muy distinta y mucho más “total”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La sistematización de este planteamiento no es una
especulación política o un juego teoricista, deriva de un aprendizaje real y
discutido por mucho tiempo entre una cantidad de espacios de muy variada
militancia que han sentido esta necesidad sin tener “una política” para ello. Se
contribuye entonces a su construcción sistemática, aunque todavía falta mucho
que descubrir, pensar, decir. Sin embargo, la misma crisis de este proceso ha
puesto en movimiento esta experiencia en la metrópolis como el campo con lindos
resultados. De todas maneras no hablemos mucho para no echarle paja a nadie, que
de todas formas será desde los hechos y desde la palabra propia de quienes los
promueven que empiece a saberse de todo esto; hechos que además ya están
empezando a hacerse evidentes. Trabajo hay hasta el cansancio supremo, vamos a
ver si el tiempo y la voluntad, la creatividad, de quienes “luchan por lo suyo”
nos da la chance.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>