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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><FONT
size=5><EM><U>correspondencia de prensa - boletín
solidario</U></EM></FONT> <BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda
Radical</FONT><BR>Edición internacional del Colectivo Militante<BR><U>26 de mayo
2008</U><BR>Redacción y suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Colombia</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>“Su muerte natural es un triunfo
sobre el enemigo”</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>La última batalla de
‘Tirofijo’</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Alfredo Molano
Bravo</FONT></STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG>El Espectador, Bogotá, 26-5-08</STRONG><BR><A
href="http://www.elespectador.com/"><STRONG>http://www.elespectador.com/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>Pedro Antonio Marín ha muerto. De muerte natural,
faltándole menos de dos meses para cumplir los 80 años. Había nacido en Génova
(Quindío). Era mayor, por un día, que Ernesto Che Guevara. A diferencia de
Guevara, era un campesino y siguió siéndolo hasta su muerte. Se levantó en armas
en 1948 cuando sus tíos, simples liberales, fueron condenados por los “pájaros”
de Ceilán (Valle) donde vivían.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Deja las armas unos días y se ensaya como comerciante en
el Valle del Cauca. Tiene éxito, pero El Cóndor no perdonaba. Hubiera sido un
hombre muy rico de haberse dedicado al cambalache. Vuelve a las andadas detrás
de sus primos, levantados en el sur del Tolima. Tenía sangre indígena, se le
veía en los ojos, pequeños y vivaces. Por eso, sin duda, tenía una gran
puntería. Hasta aquí era un mero gaitanista. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El Bloque Sur se divide entre limpios y comunes. La
utopía comunista le atrajo no sólo por identificación ideológica, sino por
razones pragmáticas: las armas no eran del guerrillero que las ganara, sino
patrimonio de la organización. Fue la gran diferencia con los generales
liberales Mariachi o Santander. En el gobierno de Rojas Pinilla, los limpios se
entregan. Manuel Marulanda Vélez —como comienza a llamarse en honor de un
dirigente obrero antioqueño asesinado— merodea por la Cordillera Oriental.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se liga con Jacobo Arenas y con Isauro Yosa. El gobierno
de Alberto Lleras Camargo le concede la amnistía y Pedro Antonio Marín se vuelve
contratista de obras públicas; construye la carretera entre Planadas y Gaitania.
Vuelve a las armas cuando los militares lo persiguen por el robo a una avioneta
de la Caja Agraria.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por esa época nacen las autodefensas campesinas y
Marquetalia, que no fue más que un intento de gobierno propio en una zona de
colonización, donde se dieron el bombardeo y el legendario quite que hizo
Marulanda a 5.000 hombres del Ejército. De allí nacen las Farc, con una docena
de insurgentes que en 44 años se convierten en un ejército.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hablé con Marulanda dos veces. La primera en La Caucha,
un campamento en el Sumapaz a 80 kilómetros de Bogotá. Me lo presentó Alfonso
Cano. Andaba con un perro y una carabina M1. Más que tímido, prudente y sagaz,
tenía algo de la astucia indígena. Estuvimos hablando una mañana entera y muy a
su disgusto me contó lo que estoy contando. Sandra, su compañera, a la que murió
abrazado según Timoleón, nos preparó un caldo de papas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Cuál era el encanto de Marulanda para que personas bien
formadas como los miembros del Secretariado lo respetaran y le obedecieran
incondicionalmente? Creo que además de su experiencia militar, el hombre era
serio y cumplido. Hablaba poco, miraba mucho y cuando tomaba una decisión, la
sostenía hasta el final, y ese aspecto le abría un enorme crédito con sus
subordinados. Era un hombre de fiar. Astuto, intuitivo, nada fantasioso. Tenía
un lazo de identidad profunda con campesinos e indígenas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La segunda vez que conversé con él fue en el año de 1990,
días antes del bombardeo al campamento en el río Duda. Yo buscaba —amparado por
el gobierno— que las Farc redujeran el número de delegados para la
Constituyente. Conversábamos cuando un helicóptero se posó sobre el campamento.
Marulanda caminó hasta una lomita descubierta y al regresar dijo: el ataque no
se demora. Al otro día, el avión gris soltaba sus bombas sobre el cañón del río
Duda y la cuenca del Sinaí. Cargó su equipo y escapó con su gente por la hoya
del río Papamene.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A pesar de lo que podría creerse, Marulanda combatía, es
decir, hacía frente al Ejército, montaba emboscadas, dormía en cambuche, y no
era ajeno al secuestro ni al gramaje. El Papamene es el mismo río por donde se
dice entró Nicolás de Federmán y donde el Ejército asegura haber bombardeado el
campamento donde se escondía Marulanda Vélez. Francamente no creo que un
bombardeo hubiera precipitado el ataque al corazón. La fecha de esta heroica
acción militar no coincide con la fecha que dan las Farc de su
fallecimiento.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por tanto, piensa el Ministro de Defensa —un auténtico
chisgarabís— que debió morir del susto. Hay cosas raras en la noticia,
comenzando por la forma como Juan Manuel Santos anunció su muerte: “Está en el
infierno por malo”, le dijo a María.</DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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