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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><EM><U><FONT
size=5>correspondencia de prensa - boletín solidario</FONT></U></EM>
<BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda Radical</FONT><BR>Edición internacional
del Colectivo Militante<BR><U>3 de junio 2008</U><BR>Redacción y
suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Colombia</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>El radical
</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Al contrario de lo que se ha
especulado, 'Alfonso Cano' puede acabar siendo más duro que
'Tirofijo'</FONT></STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Revista Semana, Bogotá</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.semana.com/"><STRONG>http://www.semana.com/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><BR>Después de la muerte de 'Tirofijo' muchos colombianos han
especulado sobre la posibilidad de que con la llegada de Alfonso Cano a la
máxima comandancia de las Farc se abre una esperanza de paz que no existía en el
pasado. Esta teoría se basaría en dos premisas. Uno, que Cano es un ideólogo y
no un hombre de armas. Y dos, que Cano le ganó al ala guerrerista de las Farc,
representada por el 'Mono Jojoy', el pulso por el liderazgo de ese grupo armado.
Estas circunstancias, sumadas al hecho de que las Farc están atravesando su peor
momento militar y político, serían el fundamento para un viraje que podría
llevar al inicio de un proceso de negociación serio con el gobierno.
<BR><BR>Lamentablemente, ninguna de las premisas del análisis anterior es
totalmente válida. La única que se acerca a la realidad es que las Farc han
perdido terreno militarmente. Las otras dos, la de que Cano no es un hombre de
armas y la de que le ganó el pulso al 'Mono Jojoy', son falsas. <BR><BR>Cano
encarna la llegada de una nueva generación al Secretariado. La que se formó en
la Juventud Comunista, inspirada en el paradigma de la cortina de hierro e
imbuida de marxismo-leninismo hasta los tuétanos. Es una generación muy
diferente a la de campesinos empíricos y rebeldes de Marquetalia que lideró
durante años a las Farc y cuya concepción del mundo pasa por la problemática
rural. </DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>Cano participó junto a Manuel Marulanda y Jacobo Arenas en
los frustrados diálogos de paz con el gobierno de Belisario Betancur, y en los
posteriores acercamientos en el gobierno de Virgilio Barco. Cano era aún joven
pero ya muy respetado por todos en las Farc, que lo veían como un intelectual
(antropólogo) y un ideólogo <BR> <BR>El mono Jojoy y Alfonso Cano no
son de dos líneas diferentes como se piensa. El bombardeo al campamento de Raúl
Reyes mostró que las Farc son más vulnerables ahora que antes, lo que es el
primer reto para Cano.<BR><BR>Esta nueva generación que, aunque lleva años en el
monte, es urbana, con mayor formación académica y cultural, pero no
necesariamente más flexible, es una que se formó en la universidad pública,
ideologizada, dogmática y cuyo discurso no se ha movido un ápice a lo largo de
20 años a pesar de las grandes transformaciones del mundo como la caída del muro
de Berlín o la globalización. <BR><BR>Quien mejor representa a esa generación es
justamente Alfonso Cano, hoy día el miembro más antiguo del Secretariado y de
quien se puede decir, sin temor a equivocaciones, que ha sido el escultor que ha
convertido a las Farc a lo que son actualmente. <BR><BR>Guillermo Sáenz Vargas,
como se llama Cano en realidad, empezó su militancia revolucionaria hace cuatro
décadas en la Juventud Comunista (Juco), justo cuando ingresó a la Universidad
Nacional a estudiar antropología. Era el quinto de siete hermanos, todos con
pensamiento de izquierda, que habían crecido en medio de libros y discusiones
políticas, animadas por sus padres, ambos maestros. Pero de toda la saga, fue el
que único que se involucró con la izquierda radical en los años revoltosos de la
década del 70, de paros, huelgas, cocteles molotov y pancartas de Mao.
<BR><BR>Pronto se destacó entre los jóvenes comunistas por su férrea disciplina
de estudio y porque dedicaba casi todo su tiempo al trabajo político. A pesar de
que participaba activamente de los debates universitarios, que a inicios de los
años 70 eran acalorados e interminables, su verdadera habilidad era la
organización. "Era capaz de aglutinar a la gente alrededor de la juventud
comunista. Era muy comprometido", recuerda el ex concejal Carlos Romero, quien
era su jefe en la Juco. Cuando se trataba de hacer crecer su organización,
echaba mano de los proyectos que fuera. Organizó un cineclub en la universidad,
llevaba funciones de teatro y hasta fundó un periódico que se llamó Hoy por Hoy.
<BR><BR>A mediados de los años 70 Cano empezó a trabajar directamente con las
Farc. Por su talante intelectual y prusiano lo empezaron a invitar con
frecuencia a las zonas del Huila y el Sumapaz a dictar conferencias sobre
marxismo a frentes guerrilleros. Había abandonado la universidad sin graduarse y
entró al mundo de la clandestinidad.<BR><BR>En aquel entonces las Farc eran una
guerrilla rural cuyos núcleos urbanos servían sobre todo para la logística. Cano
se convirtió en un hombre de confianza para los dirigentes de la época. Era una
especie de comisario político de la red urbana de Bogotá, y quien dirigía la
parte militar era el ingratamente recordado Fedor Rey o 'Javier Delgado', que
después se volvió disidente de las Farc y fusiló a 160 de sus propios hombres en
la escalofriante masacre de Tacueyó. <BR><BR>Sin embargo, los organismos de
seguridad le seguían la pista y en 1981 allanaron el apartamento donde vivía
Cano con su esposa y su pequeño hijo. En las paredes, debajo del papel de
colgadura, las autoridades le encontraron cerca de 50.000 dólares, algunos de
los cuales eran falsos. Terminó en la cárcel La Modelo, donde se destacó de
nuevo por su estilo analítico y su disciplina. Se pasaba el tiempo en una
biblioteca que él mismo fundó, y mantuvo un bajo perfil. Mientras sus compañeros
de patio organizaban fugas, él se concentró en planear una estrategia jurídica
con su abogado.<BR><BR>No necesitó de muchos artilugios jurídicos para
defenderse. En 1982 Belisario Betancur ganó la presidencia con la bandera de la
paz, y al año siguiente, Cano salió amnistiado. Duró poco tiempo en Bogotá antes
de que decidiera, de una vez y para siempre, quedarse en las montañas, como
guerrillero. Sólo que no tuvo que hacer carrera en ningún frente, ni someterse a
combates con el Ejército. Llegó de una vez a Casa Verde, el campamento donde
vivían los comandantes de las Farc, que estaba ubicado en La Uribe, Meta. Muchos
atribuyen su salto con garrocha de soldado a general a su fuerte empatía con
Jacobo Arenas, el entonces gran ideólogo de las Farc. <BR><BR>En el proceso de
paz del gobierno de Betancur, durante el cual desfiló medio establecimiento
colombiano, el Secretariado tenía el problema de la falta de formación política
para entablar una negociación viable. A él pertenecían los sobrevivientes de
Marquetalia como Manuel Marulanda, Jaime Guaracas, y Joselo Losada. Por eso
Arenas, el único histórico con estatura política, ideó un comité asesor de
jóvenes comunistas destacados y con calibre intelectual. Cano era el más
sobresaliente. Varios de quienes hoy están en el Secretariado también pasaron
por allí: Timochenko, Pablo Catatumbo e Iván Márquez. También estaban Braulio
Herrera, Iván Vargas (recientemente extraditado a Estados Unidos), Iván Ríos
(asesinado en marzo por su guardia personal) y Andrés París. <BR><BR>De todos
ellos, el primero en ser ungido miembro del Secretariado fue Cano, a comienzos
de los 80, sólo pocos años después de irse para el monte. Era el más lector y el
mejor informado, lo cual le granjeó la simpatía inmediata de Arenas, que pasaba
largas horas discutiendo con él. Pero Marulanda también solía escucharlo con
respeto desde esos primeros años. Al parecer, Cano era reverente con los viejos
dirigentes agrarios y no tenía la arrogancia de otros militantes del Partido
Comunista y la Juco. Era ortodoxo, lo que solía ser una virtud en el mundo de la
ideología y la insurgencia, y encarnaba la estoica moral del revolucionario.
Había hecho votos de pobreza y de obediencia. Nunca ha tenido privilegios más
allá de los de sus combatientes, a lo largo de su vida guerrillera sólo se le
conoce una compañera, y siempre ha acatado las decisiones que se toman
colectivamente, sean estas que conduzcan a una mesa de negociación o al fragor
del campo de batalla.<BR><BR>Se convirtió en vértice de Casa Verde porque se
instaló justo en el medio de un Jacobo Arenas ideólogo impulsivo y audaz, que
soñaba con ser presidente, y Manuel Marulanda, viejo zorro militar,
sobreviviente de mil batallas y experto en la defensa estratégica. Cano les
aportó a ambos algo de lo que carecían: organización. "Era quien volvía realidad
los sueños políticos de Jacobo", dice un ex militante de la Unión Patriótica
(UP) que los conoció a ambos en La Uribe. <BR><BR>Dentro de la clásica
estrategia revolucionaria de combinación de formas de lucha, Arenas y Cano
diseñaron el movimiento de la UP, como un brazo político del aparato militar que
complementaría sus objetivos. Arenas estaba tan entusiasmado con la idea, que él
mismo sería candidato a la Presidencia de este nuevo movimiento. Cano
simpatizaba con la idea de un proyecto político amplio, pues era muy crítico de
la extrema burocratización del Partido Comunista, que era el aliado natural de
las Farc. <BR><BR>No obstante, desconfiaba profundamente de la clase política
del país y fue uno de los que contuvieron a Arenas en su idea de abandonar las
armas y lanzarse sin más a la política. Cano advertía que podían matarlos, y así
ocurrió. La masacre de los miembros de la UP, que era un movimiento pactado con
el gobierno como parte del proceso de paz, lo marcó profundamente, y en adelante
defendería la idea de hacer un partido y un movimiento clandestinos, más como un
instrumento para la guerra que para la lucha electoral. <BR><BR>La habilidad de
Cano como organizador fue crucial para que durante la tregua pactada con
Betancur las Farc multiplicaran sus frentes y se hicieran las escuelas de
formación de cuadros militares y políticos, que dotaron a las guerrilla de
mandos medios, convencidos de la ideología comunista. Durante los años
siguientes, cuando las Farc llegaron a tener más de 60 frentes, el país empezó a
conocer la verdadera dimensión de su capacidad terrorista: toma de pueblos,
campos minados, secuestros selectivos y masivos, sabotajes a la
infraestructuras, atentados a políticos y militares, etcétera.<BR><BR>Cuando el
comunismo colapsó en Europa, Cano comentó que había fracasado el modelo
soviético y que en adelante las Farc deberían buscar un modelo propio, basado en
un ideario criollo cuya figura paradigmática no podía ser otra que Bolívar. El
viejo Jacobo Arenas era experto como pocos en la vida y obra del Libertador,
pasión que heredaron Cano y en especial, Pablo Catatumbo, quien ha sido su gran
aliado y amigo.<BR><BR>Muerto Arenas, Marulanda quedó como único líder histórico
y Cano quedó de hecho como segundo en la jerarquía durante dos décadas. Sería el
hombre que daría la cara en posteriores negociaciones de paz, lo que hizo que
muchos en el país lo vieran como un hombre más proclive al diálogo que a las
armas. Pero no era Cano, con una espesa barba negra y su anteojos de profesor
universitario, quien estaba por la negociación en aquel entonces. Eran las Farc
que habían definido en la séptima conferencia la búsqueda de una salida
política. <BR><BR>El gobierno de César Gaviria y las Farc estuvieron explorando
la posibilidad de que esta guerrilla participara de la Asamblea Constituyente.
Las Farc, según el gobierno de la época, pedían la mitad de las curules y
asistir a la misma sin haberse desarmado, algo que se consideró inadmisible. La
exigencia de los guerrilleros era exagerada, pero negociable. No hubo acuerdo y
un bombardeo acabó con ese santuario guerrillero llamado Casa Verde. Gaviria lo
ordenó con el argumento de que la guerrilla había incumplido una y mil veces los
pactos de La Uribe. <BR><BR>Desde entonces, Cano suele decir que la oligarquía
colombiana no sólo les debe a las Farc la UP, sino una constituyente. A partir
de ese momento se convirtió en uno de los miembros más radicales del
Secretariado.<BR><BR>El nuevo intento de negociación con Cano a la cabeza,
iniciado en 1991, también se frustraría. La Coordinadora Guerrillera Simón
Bolívar -que reunía varias guerrillas- había quedado diezmada después de que
cuatro de los grupos que la componían depusieran las armas (M-19, EPL, PRT y
Quintín Lame) . Sólo quedaban las Farc, el ELN y un sector del EPL. <BR><BR>Cano
expresaba un inmenso desprecio por un modelo de negociación como el del M-19.
Creía que las Farc merecían mucho más a cambio del desarme. No sólo unas cuantas
curules, ni unas cuantas reformas, sino el poder político del país. La
pretensión de Cano, y de las Farc, frente a una negociación con el gobierno,
revelaba cuán distante estaban de lo que podía estar dispuesta a la sociedad.
Lamentablemente, ese abismo hoy, 17 años después, no se ha acortado.<BR><BR>Las
Farc tuvieron que reinventarse en la guerra. En 1993 realizaron su octava
conferencia que definió el rumbo de esta. Lo que seguiría, según el Plan
Estratégico, era el crecimiento de las Farc en todo el territorio. Desde allí
Cano empezó a diseñar su propuesta de movimiento bolivariano y partido
clandestino (ver recuadro), los que serían armas políticas para la guerra,
contradiciendo la vieja premisa de Clausewitz de que la guerra es la política
por otros medios. Cano sabía que sin ideología a la vista, si quería mantener su
influencia y ser respetado por los demás, tenía que hacer méritos militares. Por
eso ahora su política estaba al servicio de la guerra.<BR><BR>Enfundado en un
camuflado se ubicó en las cordilleras que dividen el Valle y el sur del Tolima,
en el territorio del Comando Central Conjunto. A pesar de que Cano se ha cuidado
siempre de no aparecer empuñando el fusil, ni al frente de una acción demoledora
como la toma de un pueblo, sí tuvo que emular con el 'Mono Jojoy', que ya estaba
en el sur del país concentrando grupos enormes de guerrilleros, financiados por
la coca, para atacar bases militares a sangre y fuego y poner en jaque al
gobierno. <BR><BR>La idea de que Cano no era un hombre de armas no era cierta
cuando se iniciaron los diálogos del Caguán. Su bajo perfil en esa coyuntura se
debió a que en esa ocasión realmente las Farc no estaban por una negociación en
serio.<BR><BR>Cano fue al Caguán realmente a ampliar las bases políticas de las
Farc. Se dedicó a contactar líderes de todo el país, a hablar con ellos y
vincularlos al movimiento bolivariano; a entrenar militantes y dirigentes, y
también a informarse. Prácticamente no se perdió ni una sola de las largas,
tediosas y estériles audiencias públicas. Las que aprovechó sin desmayo para
reclutar gente para el movimiento bolivariano.<BR><BR>Es un convencido de la
lucha de clases y de lo que en términos izquierdistas se llama "el odio de
clase". Para él, quienes deben financiar la guerra son los ricos y las
multinacionales. Por eso se le atribuye a él la iniciativa de lo que las Farc
han llamado la Ley 002, que no es más que la extorsión a las empresas. En su
concepto, por razones políticas, no humanitarias, la guerrilla debería
secuestrar por dinero sólo a personas muy poderosas y dedicarse con más ahínco
al secuestro político, haciendo sufrir a las elites. <BR><BR>Puso en práctica
ese concepto después del Caguán, con el secuestro de los 12 diputados del Valle,
acción que habría planeado junto a Pablo Catatumbo. Esta ha sido quizá la acción
más audaz que han hecho las Farc en toda su historia y que más muestra una
capacidad de operatividad urbana muy escasa en esa organización en el
pasado.<BR><BR>Aun así, Cano parecía mucho más interesado que el resto del
Secretariado en el tema del intercambio humanitario. De hecho, los avances que
hubo en este terreno antes de que el presidente venezolano Hugo Chávez entrara
en escena, se hicieron en el Valle y el Tolima, en conversaciones con Pablo
Catatumbo, que es su persona de confianza. Cano confía en los países amigos y
desconfía de la Iglesia, según fuentes cercanas a las gestiones que se hicieron
en aquella época. Algunos de estos mediadores prevén que en el tema de un
posible intercambio Cano retome la iniciativa, a través de países europeos (como
Francia) y que le dé menos juego a una persona como Chávez. Pero todo esto lo
hace más por razones estratégicas que humanitarias. <BR><BR>Durante el tiempo
que Cano ha estado en el centro del país, este Bloque es el que más ha crecido y
al que menos golpes le ha infligido el Ejército. Se han lanzado por lo menos
tres operaciones de gran envergadura que no han dado grandes resultados en
Valle, Cauca, y ahora en el Cañón de las Hermosas, Tolima. <BR><BR>La última
operación se inició a principios de este año y aunque hay desplegada toda la
infantería de la Tercera Brigada, no es cierto que haya estado cercado, como
afirmaron algunos medios. <BR><BR>Cano aprendió de sus maestros sobrevivientes
de Marquetalia lecciones importantes. Está en una zona montañosa donde la gran
ventaja de los militares, que es la aviación, es poco eficiente, y en una región
donde han habitado tres generaciones de bases sociales de la guerrilla que no
han perdido la lealtad con un movimiento guerrillero que hace parte de su
historia, su identidad, y al que ven como propio. <BR><BR>Desde hace años se
sabía que, por capacidad y por antigüedad, Cano sería el sucesor de Marulanda.
Pero esta decisión, que no estuvo exenta de tensiones, tampoco se ha visto
obstaculizada por otros. Raúl Reyes era, de todos modos, un hombre muy
importante en las Farc, pero percibido como alguien menos riguroso y capaz que
Cano. Aunque estuviera vivo, la sucesión de Cano sería un hecho. 'Jojoy' es una
especie de general de la guerra que se somete al mando elegido por el
Secretariado. De hecho, Cano y 'Jojoy' tienen una buena relación y para nada se
puede decir que el uno sea político y el otro no. <BR><BR>Si 'Tirofijo' era un
campesino zorro, pragmático, y no un marxista convencido, Cano es un hombre de
doctrina, inflexible y dogmático, bien informado, pero con más respuestas que
preguntas. Un hombre que no ha cambiado sus ideas ni su discurso, cuya lectura
de la realidad es la misma hoy que hace 20 años. Lo que en el movimiento
comunista todos le admiran es exactamente lo que afuera se ve como un defecto:
es un hombre que no cambia. Un inamovible.<BR><BR>En realidad, lo que hubo en el
Secretariado de las Farc, y con la llegada de Cano a la cabeza de ésta, es un
cambio generacional. Atrás ha quedado la generación de Marquetalia, que peleaba
por un programa agrario y con su visión rural del país y del mundo. Esta
generación, que ya es mayoría en el Secretariado, se formó en la militancia
urbana del comunismo ortodoxo. Alfonso Cano, Pablo Catatumbo, Iván Márquez,
Timochenko y Joaquín Gómez, y Mauricio -él médico- pasaron por la Juco y se
formaron en los países de la Cortina de Hierro.<BR><BR>El único de origen rural
que queda es el 'Mono Jojoy'. Por eso este Secretariado, que más bien parece un
politburó del Kremlin soviético que un grupo de campesinos rebeldes, puede ser
más difícil de mover hacia una negociación. Entre otras cosas porque Cano tendrá
que llegar pisando firme, para intentar salvar a las Farc de la
derrota.<BR><BR>En las Farc de hoy deberá mostrar mucho más que es un hombre de
acción y un estratega de la guerra. Por eso muchos analistas prevén una ofensiva
de la guerrilla más que una mano tendida.<BR><BR>Por eso no le falta razón a
Álvaro Leyva cuando dice que esta no es la nueva generación de las Farc, sino la
última. Con estos se acaban las Farc, bien sea porque se negocie o porque se les
derrote definitivamente. Porque lo único que no puede hacer Cano, que ya casi
cumple 60 años, es morirse de viejo en la montaña, en los brazos amorosos de su
compañera, como le ocurrió a 'Tirofijo'.</DIV>
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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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