<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.2900.2523" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><EM><U><FONT
size=5>correspondencia de prensa - boletín solidario</FONT></U></EM>
<BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda Radical</FONT><BR>Edición internacional
del Colectivo Militante<BR><U>21 de julio 2008</U><BR>Redacción y
suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=3><STRONG>Argentina</STRONG></FONT></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Un peón rural y un productor cuentan
como la "sijización" canbió las formas de vida y trabajo</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Ricas ganancias, pobres
empleos</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG>La expansión de la siembra directa, y en
particular de la soja, desplaza a los trabajadores de producciones
tradicionales, genera mercados más inestables y menos puestos de trabajo, además
en condiciones de mayor precariedad.</STRONG><BR><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Laura Vales</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Página/12, Buenos Aires,
21-7-08</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.pagina12.com.ar/"><STRONG>http://www.pagina12.com.ar/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>Hijo de trabajadores rurales,
Alejandro Esteche nació y creció en el norte de Santa Fe, en una zona ciento por
ciento agropecuaria. “Siempre trabajé en el campo. Mi viejo estaba en un tambo y
ésa fue mi primera ocupación. Después, cuando llegó el momento de
independizarme, me fui de puestero; era algo que se usaba mucho, ser puestero o
tractorista, te contrataban con un sueldo, te daban una casa y vos formabas tu
vida ahí. Pero, con los grandes productores sojeros, todos estos trabajos fueron
desapareciendo, se cerraron tambos y se empezó a criar menos ganado. A raíz de
eso yo dejé de ser puestero y aprendí a manejar la siembra directa, para la soja
y el maíz. También a fumigar los cultivos con mosquito. Ese fue el último de los
trabajos que estuve haciendo”, cuenta a PáginaI12 desde Plaza
Josefina.</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Aunque es un peón con experiencia en una zona de alta
actividad, en la que no hay hectáreas improductivas, en los últimos tres años su
vida cambió completamente: ya no vive en el campo sino que tuvo que mudarse a
las afueras de la ciudad, a una casa prestada por un amigo, donde los
contratistas van a buscarlo cuando necesitan mano de obra. La mayor parte del
año, Alejandro ya no está arriba del tractor sino manejando un remís.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Su historia podría ilustrar el estudio de Susana
Aparicio, “Trabajo y trabajadores en el sector agropecuario de la Argentina”, en
el que la investigadora del Conicet plantea que aunque el agro es referenciado
en el discurso público como un motor fundamental de la economía y un importante
generador de empleo, la realidad resulta ser bastante diferente. “La
‘pampeanización sojera’ en gran parte del país desplaza a trabajadores de
producciones tradicionales (no sólo a campesinos) y los ‘oasis’ modernos y
‘dinámicos’ no reemplazan ni constituyen mercados estables de trabajo”, sostiene
la socióloga al describir los cambios en el mundo laboral agropecuario. Dos
elementos centrales de esa situación pueden resumirse de la siguiente manera: la
tendencia ha sido a generar menos puestos de trabajo y en condiciones de mayor
precariedad.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–Es difícil creer que sea difícil conseguir
trabajo en el campo.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Trabajo se consigue, pero, ¿qué pasa? Conseguís trabajo
por un mes o un mes y medio –contesta Esteche–. Si se siembra trigo, por
ejemplo, trabajás 45 días y después vienen seis meses en los que no tenés nada,
hasta la otra siembra.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Cuánto le pagan?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Entre 50 y 70 pesos por día. Te subís arriba del tractor
y... a hacer hectáreas. Es un trabajo lindo, porque en pocos días podés hacer
plata, en un mes podés ganar 1800 o 2000 pesos, y el que maneja una cosechadora
mucho más, hasta seis mil. Pero en realidad, cuando mirás a largo plazo, estás
perdiendo, porque tenés mucho tiempo inactivo.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Los trabajos y los días</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Carlos Armando es el productor que se hizo famoso por su
respaldo a las retenciones móviles. Cuenta que ha tenido muchos peones, “pero
desde 2005 dejé de tener empleados para contratar servicios a terceros”. La
siembra, la cosecha y la fumigación están tercerizadas.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Por qué lo prefiere?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–En el caso mío, porque trabajo con una máquina sola, si
no, tendría que tener un parque de herramientas muy grande y sería demasiada
estructura. Con los equipos modernos, con dos personas se siembra, una maneja el
tractor y otra carga la semilla. Se hace muy rápido: dos personas pueden hacer
100 hectáreas por día. Además, como no tengo todo el campo junto, contrato para
trabajar una parte a un contratista, y para otra parte a otro, y así siembro
simultáneamente.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Hay diferencias en esto según los
cultivos?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–No hay grandes diferencias. Soja, trigo, maíz y girasol
son similares porque son siembra directa.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Cuántos días de trabajo requiere todo el ciclo,
desde la siembra hasta la cosecha?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Le hago el cálculo con 100 hectáreas, en un día y medio
o dos las sembrás. Generalmente se fumiga en dos oportunidades, lo que lleva dos
o tres días cada vez, y después tenés que revisar periódicamente, una vez por
semana, que no aparezcan hongos, insectos o malezas, pero ése es un trabajo que
hace un ingeniero agrónomo o un productor experto. Después viene la cosecha. En
cinco o seis meses se trabaja, sumando todo, como mucho quince días.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>No hay datos certeros sobre el número de trabajadores
agrarios que hay en la Argentina. Aparicio señala que el censo de población no
refleja el empleo transitorio, que en este sector es muy elevado. Una de las
fallas del registro es que los censistas preguntan al censado sólo si en la
semana anterior al relevamiento tuvo alguna ocupación, por lo que el trabajo
temporal queda subestimado. El censo se realiza, además, lejos de las cosechas
importantes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La socióloga señala que “en términos absolutos, tanto el
censo de población como el agropecuario muestran un descenso significativo de la
población actualmente ocupada con relación a los años ‘70. El censo de población
evidencia una pérdida del 31 por ciento respecto de 1970, mientras que el
agropecuario es aún más acelerado: se pierde el 57 por ciento de los permanentes
entre 1969 y 2002”.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>El movimiento interno</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En ese descenso hubo a su vez un movimiento interno:
“Productores y familiares abandonan el trabajo a un ritmo superior al de los
asalariados. Esta situación pone en evidencia un agro empresarial y la pérdida
de la producción familiar”. También una relación diferente entre trabajo y
hectáreas: “En 1988, una persona se ocupaba de 171,5 hectáreas; hoy atiende
225,5”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Armando cuenta que, así como cambió la situación de los
peones y la de los productores, los contratistas cobraron fuerza como nuevos
empleadores.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿De qué sectores sociales vienen los
contratistas?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Los hay de dos tipos: productores que tienen campos y
compraron maquinarias que les sobran para trabajar su campo, y entonces se
dedican a sembrar otros. Y gente que compró maquinaria y se dedica a hacer
servicios a terceros. No son antiguos peones, ni pequeños productores, sino
nuevas figuras que antes no existían. Una máquina sembradora está en los 100 mil
dólares, son maquinarias que un productor chico no podría ni le conviene tener,
y que para una persona que trabajó toda su vida como peón son
inalcanzables.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las características del trabajo, la dispersión de los
trabajadores, la posición de los contratistas como nuevos empleadores, ya sin un
vínculo estable con el territorio, son factores que agravan el tradicionalmente
bajo cumplimiento de los derechos laborales.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esteche cuenta que, una vez que perdió la relación de
dependencia y pasó a ser trabajador temporal, dejó de cobrar aguinaldo, salario
familiar y aportes jubilatorios. En esa situación de debilidad no es extraño que
su último trabajo haya sido el de fumigador, una tarea que afecta la salud. “El
trabajo de la pulverización implica mucho manejo de herbicidas, de pesticidas.
Yo trabajé cinco años fumigando, sabía por el INTA que cada seis meses tenés que
hacerte un chequeo, pero nunca lo tuve. Te usan un tiempo y cuando te empezás a
avivar de estas cosas mayormente te descartan.” Describe así los síntomas que
tenía mientras se dedicaba a ese trabajo: “Mucho dolor de cabeza, picazón en el
cuerpo, abajo de la piel, irritación en la vista, las manos te quedan como una
lija. Te pasan muchas cosas en el físico”.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>–¿Vio el uso de “chicos bandera” para señalizar
dónde fumigar?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Sobre todo cuando empecé con el trabajo de la soja, en
el ‘91, se usaba mucho. También yo hice de banderillero, para marcarle al avión
que fumigaba dónde se terminaba lo sembrado y tenía que girar. Para eso se usa
mayormente a chicos porque lo arreglás con poca plata, generalmente con el hijo
del puestero. Pero hoy quedan menos, los usan sólo los pequeños productores que
no pueden acceder a un GPS (un marcador satelital).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esteche resume los cambios en el paisaje rural de su
región: “Antes, vos recorrías 10 kilómetros y te encontrabas ocho casas, y en
esas ocho casas había gente. Hoy en esos mismos caminos son todas taperas. Esas
ocho familias se quedaron sin trabajo, ya no son más gente de campo, sino
personas que cobran un Plan Trabajar o viven de algún otro sistema de
subsidios”.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>