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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><FONT
size=5><EM><U>correspondencia de prensa - boletín solidario
<BR></U></EM><FONT color=#ff0000>Agenda Radical</FONT></FONT><BR>Edición
internacional del Colectivo Militante<BR><U>23 de julio 2008</U><BR>Redacción y
suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Argentina</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Vencedores y vencidos
</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Claudio Katz </STRONG></FONT><FONT
face=Arial size=2><STRONG><FONT
size=3>[1]</FONT></STRONG><BR> <BR></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>El mayor conflicto social y político
desde la rebelión del 2001 concluyó con un nítido triunfo de la derecha. La
Sociedad Rural compartió con Bullrich, Carrio, Duhalde y Barrionuevo un logro
impensado. Festejaron la anulación de las retenciones móviles por parte del
senado con un entusiasmo que no exhibían desde hace
décadas.<BR> <BR><STRONG>Razones de una
victoria</STRONG> <BR> <BR>El bloque conservador logró volcar la
votación en la cámara alta porque se impuso primero en la calle. Esa presencia
fracturó al bloque oficialista, ya que la derecha derrotó al justicialismo en el
terreno tradicionalmente adverso de las multitudes. Duplicó la concurrencia del
kirchnerismo en todos los actos y le arrebató la Capital, luego haberse impuesto
en Rosario. El desplazamiento del escenario mediático de las rutas al Parlamento
acentuó la presencia ruralista, con gran concurrencia espontánea a sus carpas
del Congreso.</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Todos los elogios al funcionamiento de las instituciones
ocultan esta gravitación de la presión extraparlamentaria, que incluyó
provocaciones y escarches. La patética decisión de Cobos con su voto decisivo,
se atuvo a un viejo principio legislativo de intuir hacia dónde sopla el viento.
No votó por convicción, ya que carece de algún principio. Entrenado en la
política burguesa presintió que era el momento de cambiar de bando. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El ruralismo ganó porque canalizó un giro de la clase
media, que ha pasado del cuestionamiento de la corrupción (“que se vayan todos”)
a la revuelta conservadora. Este viraje comenzó con Blumberg, se reforzó con el
triunfo de Macri y ha desembocado en una épica del bolsillo. Este giro se
verificó en innumerables oportunidades durante el conflicto. El exabrupto más
conocido estuvo a cargo del vicepresidente de CRA, que acostumbrado a maltratar
a los peones de su estancia propuso disolver el Congreso. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El clima reaccionario se verificó en las cacerolazos de
teflón, que enaltecieron a “la patria junto al campo”, proclamaron el rechazo de
“los tiranos” y exigieron poner fin “al tema de los Derechos Humanos”. En
ciertas escaramuzas no faltaron los gritos contra los “negros”, los “vagos” y
los “montoneros”, bajo una cobertura televisiva que descubrió cuán legítimo es
cortar las rutas cuando hay gringos y tractores.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La ideología derechista se reactivó por el carácter de
una revuelta embanderada con la rentabilidad y consumada a través de un lock
out. Los patrones aguantaron cuatro meses de conflicto porque sus peones nunca
dejaron de trabajar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El júbilo final de los derechistas contrasta con la
pesadumbre que exhibían sus voceros cuando el resultado era incierto. Durante
ese lapso se atormentaron por la aparición de “un conflicto inventado”, que
“demostró lo peor de la política argentina”[2]. Se enfadaron con la ausencia de
estabilidad para ejercer una dominación sin contratiempos y exhortaron a lograr
que el capitalismo funcione sin traumas. La misma fantasía persigue a los
opresores de todas las latitudes, cuándo miran en el espejo de un par más
exitoso.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero el triunfo mejoró su ánimo y ahora aconsejan a
Cristina. A diferencia del pasado esta crisis no incluyó en catástrofes
financieras o hiperinflación. Por esta razón nadie exige un cambio de
presidente. La acción de Cobos justamente difiere de la renuncia de Chacho
Álvarez a la vicepresidencia, en la vigencia de una coyuntura económica que abre
cierto espacio para la reconstitución del gobierno.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La derecha busca afianzarse incentivando un viraje
conservador del oficialismo, que podría comenzar con el cambio de ministros y el
aumento de tarifas. Sus voceros consideran que “el gobierno tiene una
oportunidad para comenzar de nuevo”, si abandona el “estilo kirchnerista”. En lo
inmediato quieren tranquilidad. Las manifestaciones que acorralaron al gobierno
ya cumplieron su función y ahora molestan a los dueños del
poder.<BR> <BR><STRONG>Causas de una derrota</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify> <BR>El gobierno recibió un golpe furibundo. Se jugó a
todo o nada y soportó una cachetada mayúscula. A pocos meses de asumir ha
sufrido la erosión de su base electoral, perdió popularidad y se distanció de la
clase media. El bloque parlamentario se indisciplinó, varios gobernadores
emigraron y los radicales K preparan un éxodo. Dentro del Justicialismo ha
recobrado fuerza la opción que lideran Duhalde y Rodríguez Saa y la alternativa
de los expertos en amoldarse al humor reaccionario (Sola, Reuteman,
Schiaretti).</DIV>
<DIV align=justify><BR>El retroceso de Néstor Kirchner es atribuido a su
obcecación, capricho y autismo. Pero en realidad repitió un curso ensayado por
muchos presidentes. No solo la ambición de poder vincula el sueño alfonsinista
de gestar un tercer movimiento histórico desde la capital en Viedma, con la
maniobras menemistas de la re-reelección. Todos los proyectos estratégicos han
buscado afianzar el poder presidencial.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La confrontación oficial con el ruralismo fracasó por una
acumulación de torpezas y actos desesperados, que transmitieron una imagen de
total descontrol. Durante cuatro meses el gobierno osciló entre la concesión
económica y la provocación política. Con gestos autoritarios y un lenguaje de
patota exigió la “rendición incondicional” de sus adversarios, mientras aceptaba
todos los pedidos ruralistas con excepción de la emblemática resolución
125.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A pesar de contar con una caja significativa de superávit
fiscal para enfrentar la voluminosa cosecha almacenada por los agro-negociantes,
los Kirchner solo consiguieron un alivio momentáneo cuándo se levantaron los
cortes de ruta. Los ganadores nunca perdieron la iniciativa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La primera causa de este fracaso fue la negativa oficial
a incentivar una movilización popular, fuera del marco regimentado del
Justicialismo, la CGT y las organizaciones cooptadas. No forjaron este sostén
durante cinco años de administración y tampoco lo improvisaron durante la
crisis. El temor a resucitar la sublevación del 2001-2002 acobardó a una pareja
que llegó a presidencia, para reconstruir el estado y disipar las huellas de
cualquier levantamiento por abajo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En segundo lugar el gobierno perdió porque jamás se de
los banqueros e industriales, que exigieron poner fin a la confrontación. Esta
alianza impide la proclamada redistribución del ingreso, en un contexto
inflacionario. Si el gobierno no aumentó significativamente los salarios y las
jubilaciones es porque propugna un capitalismo neo-desarrollista incompatible
con esas mejoras.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La tercera razón del triunfo derechista fue la
desconfianza mayoritaria hacia un gobierno que emite discursos divorciados de la
práctica. El olfato popular percibe que las trampas del INDEC apuntan contra la
movilidad de los salarios y no solo contra la renta de los títulos indexados. La
impronta menemista del tren bala tampoco pasa desapercibida y las exageraciones
retóricas de Kirchner contra los “comandos civiles y grupos de tareas” solo
acentuaron la escasa credibilidad de una política, que convierte a estrechos
aliados en repentinos enemigos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este radicalismo verbal que anticiparon D´Elia y Bonafini
enardeció a la derecha, pero no suscitó simpatías populares, ya que un disperso
reguero de acusaciones no corrige la orfandad política. Mientras que De Angelis
logró entusiasmar a su base conservadora, las andanadas oficialistas no
despertaron una reacción equivalente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La desconfianza popular es generada por la duplicidad
gubernamental. La tolerancia de la protesta ruralista contrastó la represión de
un gobernador kirchnerista a los empobrecidos de Jujuy. La misma diferencia de
trato fue ratificada con la auspiciosa recepción oficial que recibieron las
carpas del Congreso, mientras se repartían palos contra el intento de montar una
olla popular en Plaza de Mayo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero el trasfondo del problema es el agotamiento del
peronismo como movimiento popular. Esta estructura política permite ganar
elecciones y manejar el estado, pero no despierta entusiasmo. Lo que actualmente
se recrea en Venezuela ha decaído en Argentina. Los Kirchner perdieron porque
encabezan un movimiento que arrastra demasiados desengaños y no reconstruirá un
proyecto popular.<BR><BR><STRONG>Justificaciones del
progresismo</STRONG><BR> <BR>Para los intelectuales que apoyan al gobierno
el éxito derechista confirma la magnitud del desafió oficial. Consideran que los
Kirchner confrontaron con los intereses del establishment en pos de un proyecto
redistributivo y que se perdió por la explosiva magnitud de los intereses en
juego[3]. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero esta reacción de los conservadores no convierte al
gobierno en exponente de la causa popular. Este rol debería verificase en su
conducta y no en el comportamiento de los opositores. El aumento de la
desigualdad y los subsidios a los poderosos demuestran que el gobierno no se
ubica en el campo de los oprimidos, a pesar del rechazo que cosecha en el
establishment. La caracterización de un gobierno debe basarse en la acción que
desarrolla y no en las diatribas de Grondona o La Nación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Una “simpatía por inversión” (“como la derecha lo ataca
yo lo defiendo”) aproximó nuevamente al gobierno a un sector del progresismo.
Pusieron sus críticas entre paréntesis para ponderar a una administración que
abrió “espacios muy poco burgueses”, en ausencia de “propuestas a su izquierda”
y movimientos con “demandas más avanzadas”[4]. Pero en realidad estas opciones y
esos reclamos abundan, frente a un gobierno que les da espalda.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cada vez que irrumpió un conflicto social fuera de las
estructuras oficialistas la respuesta de los Kirchner fue adversa. Esta reacción
ha sido coherente con la política de reconstrucción del poder de los
dominadores, que han implementado desde el 2002. La derecha igualmente los
rechaza porque son ajenos a la elite conservadora, gobiernan arbitrando entre
todas las fracciones capitalistas, limitan los atropellos sociales y
desenvuelven un discurso contestatario.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El progresismo confunde esta enemistad política con
choques de intereses sociales. No logra distinguir la primera divergencia de la
segunda coincidencia. Por eso atribuye la derrota actual a un manejo equivocado
del conflicto y no al compromiso con los bancos, la UIA y los pools de siembra.
Con esa visión tienden a repetir el mismo mensaje que ha puesto en boga el
ruralismo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Algunos enfatizan la actitud monárquica de manejar país
como a una provincia, eludir el consenso y encerrarse en una lógica sectaria,
como si este estilo fuera una novedad en la tradición del Justicialismo[5].
Otros objetan la elección de protagonistas irritantes[6] o la reiteración de un
discurso setentista que “habla de la oligarquía y no se adapta a las mutaciones
de la época”[7]. Esta última objeción despliega el peronismo disidente para
encarrilar el giro conservador.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Estos balances conducen a tender puentes con la
oposición, en la misma línea que reclama el establishment. Pero son conclusiones
contradictorias con la reiterada caracterización de un golpe en ciernes[8]. Si
hubo amenaza destituyente (es decir acciones tendientes a preparar una asonada
económico-institucional), en lugar de concertar con el enemigo correspondería
prepararse para una batalla más radical. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Quiénes apoyaron al gobierno no han tomado nota de la
escasa receptividad popular de sus mensajes. Esta indiferencia obedece a que
publicidad oficial resalta ciertos hechos (“se recuperó el empleo”, “salimos de
la crisis”), encubriendo lo esencial (ausencia de de reformas sociales,
democratización política y redistribución del ingreso). <BR>Durante el conflicto
muchos oficialistas repitieron las banalidades constitucionalistas (“el gobierno
defiende el interés general contra un interés sectorial”), como si los Kirchner
estuvieran desligados de compromisos con los capitalistas. Hicieron hincapié en
argumentos legalistas (“el gobierno ganó las elecciones y debe ser confrontado
en los comicios”), que frecuentemente se utilizan contra las luchas sociales que
apoya la izquierda[9]. Si esos criterios de estricta legalidad rigieran la vida
política argentina todavía gobernaría De la Rúa.<BR> <BR><STRONG>La
izquierda ruralista<BR></STRONG> <BR>A diferencia de lo ocurrido en los
últimos años, la intervención de la izquierda en el conflicto quedó diluida.
Este rol fue menos visible que en cualquier otra crisis precedente, pero esta
vez no por sectarismo, reyertas internas o desaciertos tácticos, sino por el
inusitado alineamiento de un sector con el ruralismo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tanto el MST (Movimiento Socialista de los Trabajadores),
como el PCR (Partido Comunista Revolucionario) y Castells adoptaron una activa
posición a favor de ese bloque. Concurrieron a sus actos, custodiaron la Carpa
Verde, aportaron banderas rojas al mitin de Palermo, participaron de la vigilia
que rodeó la deliberación del senado y finalmente celebraron junto a la Sociedad
Rural. Han construido un el mundo al revés, para presentar este logro de la
derecha como un triunfo popular. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La principal justificación de semejante despropósito es
el carácter masivo del reclamo agrario que “gran parte de la izquierda no
percibió”, porque “compró los cuentos del gobierno” y no “se molestó en visitar
la realidad de los pueblos”[10]. Pero este alcance masivo de la movilización
ruralista es un hecho incontrastable que nadie objeta. Lo que está en debate es
su carácter progresivo. Como lo prueban los autonomistas de Bolivia, los
estudiantes Venezuela o los sionistas de Israel, una movilización reaccionaria
puede atraer multitudes. La historia de gorilismo argentino es un ejemplo
familiar de esa posibilidad. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Quiénes ignoran la existencia de rebeliones conservadoras
con fuerte basamento social consideran que la “izquierda perdió la brújula” al
“ponerse en la “vereda de enfrente del movimiento de masas”[11]. Pero no
registran que el punto de partida de una política socialista radica en
caracterizar cuál es la demanda en juego y en advertir luego dónde se
ubican los principales enemigos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En este caso la exigencia de eliminar un impuesto a la
renta agraria condujo a toda la derecha a alinearse con el ruralismo. La simple
presencia de la Sociedad Rural y la Coalición Cívica exigiendo la anulación de
las retenciones móviles confirmó desde el inicio esa ubicación. Al actuar junto
a ellos, la izquierda ruralista cubrió de legitimidad una campaña por la
rentabilidad de los capitalistas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es cierto que las asambleas auto-convocadas impusieron un
tono más belicoso a la protesta, frente a dirigentes que preferían negociar.
Pero esta conducta solo reforzó los nefastos efectos del lock out sobre el
abastecimiento de los alimentos. Es absurdo asimilar esta acción con una huelga.
Los peones trabajaron mientras sus patrones cortaban rutas, reclamando mayores
ganancias y no mejores salarios. Por esta razón la propuesta de radicalizar la
protesta coincidió con la beligerancia del PRO.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La presentación de una exigencia patronal como una
demanda de los “pequeños productores” fue desmentida por la perdurable alianza
que mantuvo la Federación Agrario con las restantes entidades. Buzzi y De Angeli
no expusieron “una correcta denuncia del modelo agropecuario”[12]. Jerarquizaron
la derogación de las retenciones móviles y por eso el conflicto se distendió con
la anulación de esa resolución.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La analogía con la sublevación ocurrida hace siete años
es totalmente equivoca[13]. Mientras que en ese momento los pequeños
depositantes defendieron sus ahorros junto a los desocupados contra los bancos,
ahora la clase media actuó junto a los dueños del agro-negocio.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Otros sectores de la izquierda ruralista –como el PCR-
han cuestionado incluso la validez de las retenciones, argumentando que este
gravamen ha sido propiciado “por la oligarquía para evitar un impuesto directo a
la propiedad”[14]. Pero olvidan agregar que en la movilización reciente no se
propuso superar esta distorsión con mecanismos progresivos de recaudación. Al
contrario, se bregó por reducir al máximo cualquier gravamen para mejorar los
ingresos de los capitalistas. Quiénes se enorgullecen de “formar parte de
conducción de la FAA” han acompañado su involución, sin notar que el viejo
cooperativismo agrario afín a la izquierda se ha extinguido junto al avance de
la soja. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Durante al primer peronismo la izquierda fue sepultada
por equivocarse de campo. Sesenta años después un sector vuelve a repetir el
mismo error. Algunos justifican esta conducta, argumentando que era la única
opción frente al kirchnerismo. Pero en realidad existen muchas formas de
batallar contra los reaccionarios sin sostener al gobierno. La condición de este
camino es reconocer que la derecha “no es un fantasma” y se ubicó dentro del
bloque ruralista.<BR> <BR><STRONG>Una política de
izquierda</STRONG> <BR> <BR>Durante cuatro meses el país quedó
polarizado y no emergió una tercera alternativa de rechazo del ruralismo
conservador y crítica al gobierno. Hay que reflexionar sobre estas dificultades,
ya que es posible la reproducción de este escenario en el futuro.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Un problema que podría reaparecer es el programa. Para
intervenir en una crisis es indispensable formular planteos asociados con los
problemas en juego, para construir puentes entre las preocupaciones de la
población y las banderas de la izquierda. En la crisis reciente este nexo
obviamente incluía las retenciones móviles, que motivaron la confrontación.
Postular su aplicación transitoria como impuesto progresivo para reducir el IVA
y aumentar los salarios es un ejemplo de esas conexiones. Cuándo todo un país
está conmocionado por las retenciones es indispensable recoger el tema y
formular una propuesta.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es cierto que las retenciones son un instrumento de
política económica para divorciar precios locales e internacionales, pero en los
hechos se utiliza como impuesto. Esta complejidad no justifica el silencio.
Todos los argentinos supieron durante el conflicto que se discutía un gravamen,
cuya aplicación progresiva para prioridades sociales estaba a la orden del día.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es un grave error suponer que la vigencia o anulación de
las retenciones móviles constituye “un problema burgués ajeno a los interés de
los trabajadores”. Si ambas situaciones fueran idénticas sería también
indiferente la preeminencia de impuestos a las grandes fortunas o al consumo
popular. El problema es semejante a las privatizaciones. Los despilfarros
o arbitrariedades gubernamentales en el manejo de las empresas públicas no
tornan indiferente el carácter estatal o privado del petróleo, los teléfonos o
el agua.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Una falsa polarización volvió a dominan la vida política
argentina y la izquierda no logró avanzar en otra opción. Con la simple denuncia
de una “lucha entre capitalistas” en la que “todos son iguales” no se construye
esa alternativa, ya que ese mensaje convoca a la pasividad. En el incipiente
espacio “Otro camino para superar la crisis” comenzó a gestarse un curso de
acción más provechoso que debe ser
profundizado[15].<BR> <BR> <BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>[1]Economista, Investigador, Profesor. Miembro del EDI
(Economistas de Izquierda). Su pagina web es: <A
href="http://www.lahaine.org/katz">www.lahaine.org/katz</A></DIV>
<DIV align=justify>[2]Berensztein Sergio, “Las duras lecciones que deja la
crisis”, La Nación, 12-6-08. <BR>[3] Es la conclusión de Mocca Edgardo. “¿Tuvo
sentido el conflicto?”. Página 12, 20-7-08. Esta caracterización predomina
también entre los intelectuales de la Biblioteca Nacional que firmaron la “Carta
Abierta” (Foster, Casullo, H. González, Soria)<BR>[4]Toer, Mario, “De ilusiones
y realidades”, Página 12, 6-12-08 <BR>[5] Argumedo Alcira, Solanas Pino,
“Después de la votación” Página 12, 18-7-08.<BR>[6]“Si tengo problemas con la
clase media no puedo elegir a Luís Di Elia para que las persuada” Mocca
Tuvo”. <BR>[7] Sidicaro Ricardo, “Apenas ayer” Página 12,
19-7-08.<BR>[8]Giardinelli, Mempo, “Paisajes después de la batalla”, Página
12,18-7, Giardinelli, Mempo, “De golpes, Carmonas y tiros por la culata” Página
12,18-7).<BR>[9]“Las 200.000 personas de Rosario deben confrontarse con los ocho
millones de votos... Debe regir la ley”, Vilas Carlos, “Es el poder”, Página 12,
12-6-08.<BR>[10] García Sergio, “Del sectarismo al apoyo a Kirchner hay un
solo paso”. Alternativa Socialista, n 478, 2-7-08.<BR>[11] Vaca Arturo, “Perdió
la brújula” Alternativa Socialista 477, 19-6-08. Ripoll Vilma, “Con los
chacareros”, Página 12, 3-7-08.<BR>[12] García, Del sectarismo.<BR>[13]“En el
2001 había que apoyar a los pequeños depositantes y ahora a los sectores medios
del campo”.García Del sectarismo<BR>[14]Gastiazoro Eugenio, citado por
Página 12, 8-6-08 <BR>[15]Los documentos que emitió este espacio puede
consultarse en <A
href="http://www.anred.org/article">www.anred.org/article</A>.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR> <BR> </FONT></DIV></BODY></HTML>