<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.2900.2523" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><EM><U><FONT
size=5>correspondencia de prensa - boletín solidario
<BR></FONT></U></EM><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda Radical<BR></FONT>Edición
internacional del Colectivo Militante<BR><U>20 de agosto
2008</U><BR>Redacción y suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Rusia y Georgia<BR><BR>Todo por el
petróleo<BR><BR>Michael T. Klare *</FONT></STRONG><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Foreign Policy in focus</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><A
href="http://www.fpif.org/">http://www.fpif.org/</A></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Rebelión</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.rebelion.org/"><STRONG>http://www.rebelion.org/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Traducido para Rebelión y Tlaxcala por Àngel
Ferrero</STRONG><BR><BR><BR>A la hora de comentar la guerra en el Cáucaso, la
mayoría de analistas estadounidenses han tendido a verla como un retorno al
pasado, como una continuación de la secular y sangrienta contienda entre rusos y
georgianos o, en el mejor de los casos, como una parte de los asuntos pendientes
de la Guerra Fría. Muchos han hablado del deseo de Rusia de borrar la
“humillación” nacional que experimentó tras el desplome de la Unión Soviética
hace 16 de años, o de restaurar su “esfera de influencia” en los territorios del
sur. Pero este conflicto es más sobre el futuro que sobre el pasado. Es un
producto de la intensa competencia geopolítica por el control del flujo
energético del mar Caspio hacia los mercados occidentales. <BR><BR>Esta lucha
comenzó durante la administración Clinton, cuando las antiguas repúblicas
soviéticas de la cuenca del mar Caspio se independizaron y empezaron a buscar
clientes occidentales para sus recursos naturales de petróleo y gas natural. Las
compañías occidentales buscaban ansiosamente firmar acuerdos de producción con
los gobiernos de las nuevas repúblicas, pero se enfrentaron a un obstáculo
difícil de franquear a la hora de exportar el producto resultante: como el mar
Caspio no tiene salida al mar, cualquier energía existente en la región ha de
viajar a través de conductos, y por aquel entonces Rusia controlaba todos los
conductos disponibles. Para evitar la dependencia exclusiva de los conductos
rusos, el presidente Clinton patrocinó la construcción de un oleoducto
alternativo desde Bakú, en Azerbayán, a Tbilisi, en Georgia, y desde allí hacia
Ceyhan, en la costa mediterránea de Turquía. Se trata del oleoducto BTC [por las
siglas de Bakú, Tbilisi y Ceyhan], como se lo conoce hoy. <BR><BR>El oleoducto
BTC, que empezó a funcionar en el 2006, pasa a través de algunas de las zonas
del mundo más inestables, incluyendo Chechenia y las provincias separatistas de
Abjazia y Osetia del Sur en Georgia. Con este dato en mente, las
administraciones Clinton y Bush proporcionaron a Georgia cientos de millones de
dólares en ayuda militar, convirtiéndola en la receptora principal de armamento
y equipamiento estadounidense en el antiguo espacio soviético. El presidente
Bush cabildeó a los aliados estadounidenses en Europa para acelerar los trámites
para la inclusión de Georgia en la OTAN. <BR><BR>Todo esto, huelga decirlo, era
visto desde Moscú con un inmenso resentimiento. No se trataba sólo de que los
EE.UU. estaban ayudando a crear un nuevo riesgo a la seguridad de sus fronteras
en el sur, sino que, lo que es más importante, frustraba cualquier intento ruso
por asegurarse el control del transporte de la energía del Caspio a Europa.
Incluso desde que Vladimir Putin asumió la presidencia en el 2000, Moscú ha
buscado utilizar su papel clave como proveedor de petróleo y gas natural a
Europa occidental y las antiguas repúblicas soviéticas como una fuente de
riqueza financiera y, al mismo tiempo, de ventaja política. La consecución de
este objetivo descansa principalmente en las fuentes energéticas rusas, pero
también busca dominar la distribución del petróleo y del gas natural desde los
estados del Caspio a Occidente. <BR><BR>Para favorecer sus intereses en el
Caspio, Putin, y su delfín, Dmitry Medvedev -hasta hace poco presidente de
Gazprom, el monopolio estatal ruso del gas natural- se han atraído (o
intimidado) a los líderes de Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán para construir
nuevos gasoductos a través de Rusia hacia Europa. Los europeos, temerosos de ser
cada vez más dependientes de la energía proporcionada por Rusia, buscan
construir canales alternativos a través del mar Caspio y a lo largo de la ruta
del oleoducto BTC en Azerbayán y Georgia, circunvalando completamente Rusia.
<BR><BR>Este es el telón de fondo en el que ha tenido lugar la lucha entre
Georgia y Osetia del Sur. Los georgianos puede que solamente estén interesados
en retomar el control de una zona que consideran parte de su territorio
nacional, pero los rusos están enviando el mensaje al resto del mundo de que
pretenden seguir controlando el grifo energético del mar Caspio, pase lo que
pase. No significa necesariamente que vayan a ocupar abiertamente Georgia, pero
desde luego que retendrán sus posiciones estratégicas en Abjazia y Osetia del
Sur por motivos prácticos, con las bayonetas apuntando a la yugular de la BTC.
Así que si incluso el alto el fuego tiene algún efecto, la lucha por los
recursos energéticos -a veces oculta y secreta, a veces abierta y violenta-
continuará teniendo lugar en el futuro. <BR><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* Michael T. Klare es profesor de paz y seguridad mundial en
la Universidad de Hampshire. Su último libro es Rising Powers, Shrinking Planet:
The New Geopolitics of Energy (Metropolitan Books, 2008). El anterior libro de
Klare, Blood and Oil: The Dangers and Consequences of America’s Growing
Dependency on Imported Petroleum ha sido adaptado en documental. Para un avance
de la película, véase: <A
href="http://www.bloodandoilmovie.com"><STRONG>www.bloodandoilmovie.com</STRONG></A>
</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000><FONT
size=4>Correspondencia de Prensa - Agenda Radical - Boletín
Solidario</FONT><BR>Ernesto Herrera (editor): </FONT></FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR></FONT> </DIV></BODY></HTML>