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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><EM><U><FONT
size=5>correspondencia de prensa - boletín solidario</FONT></U></EM>
<BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda Radical</FONT><BR>Edición internacional
del Colectivo Militante<BR><U>9 de octubre 2008</U><BR>Redacción y
suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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size=3>Imperialismo</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>La estúpida
bravata afgana de Obama y McCain<BR><BR>Patrick Cockburn
*</FONT></STRONG><BR></DIV></FONT>
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size=2><STRONG>CounterPunch</STRONG></FONT></DIV>
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href="http://www.counterpunch.org/patrick10072008.html"><STRONG>http://www.counterpunch.org/patrick10072008.html</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Traducido del inglés para
Rebelión por Germán Leyens<BR></STRONG><BR><BR>Las primeras conversaciones
serias entre el gobierno afgano y los talibanes tuvieron lugar hace diez días en
La Meca bajo los auspicios del rey Abdullah de Arabia Saudí. Durante las
discusiones, todas las partes acordaron que la guerra en Afganistán va a ser
resuelta por el diálogo y no mediante combates. El líder talibán Mullah Omar no
estuvo presente, pero sus representantes dijeron que ya no está aliado con
al-Qaeda.</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>La admisión durante el fin de semana de un importante
general británico, Mark Carleton-Smith, de que una victoria militar absoluta en
Afganistán es imposible ha sido sobrepasada por las conversaciones en La Meca.
“Si los talibanes estuvieron dispuestos a sentarse al otro lado de la mesa y a
hablar de una solución política, es precisamente el tipo de progreso que
concluye insurgencias como ésta,” dijo el general Carleton-Smith. “Eso no
debiera causar que la gente se incomode.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>Suena como si la última aventura militar británica en
Afganistán va a terminar en una retirada sin que ninguno de sus mal definidos
objetivos haya sido logrado. En EE.UU. han tardado más en comprender la
verdadera situación en el terreno. John McCain y Barack Obama siguen hablando
como si unas pocas brigadas más de soldados estadounidenses enviadas para
perseguir a los talibanes por las montañas del sur de Afganistán fueran a
cambiar el resultado de la guerra.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La política de EE.UU. en Iraq después del derrocamiento
de Sadam Husein ha sido constantemente denigrada como una receta para un
desastre auto-infligido. Pero la política del presidente Bush en Afganistán
después de la caída de los talibanes también fue un error catastrófico. En ambos
países la agenda del gobierno estuvo orientada sobre todo a utilizar la victoria
militar para asegurar que los republicanos ganaran elecciones en el interior del
país.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los talibanes siempre han dependido manifiestamente de
Pakistán y del servicio de inteligencia militar paquistaní (ISI). Fue el ISI el
que impulsó al poder a los talibanes en los años noventa y dio secretamente un
refugio a sus militantes después de su retirada de Afganistán en 2001,
posibilitando que se reagruparan y contraatacaran.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero justo cuando esto tenía lugar Bush alababa al
gobierno paquistaní del general Pervez Musharaf, que había auspiciado a los
talibanes, como gran aliado de EE.UU. en su guerra contra el terror. En EE.UU.
no se han dado cuenta del desatino contraproducente de esa política, en la
medida en la que lo hicieron respecto a la debacle en Iraq, a pesar de que es
obvio que los talibanes nunca serán derrotados mientras tengan una vasta zona
montañosa en el interior en la cual establecer sus bases,. La presencia de
tropas extranjeras fue siempre más popular en Afganistán que en Iraq. Los
afganos sienten un profundo desprecio por sus señores de la guerra. Pero ninguna
fuerza de ocupación extranjera sigue siendo popular durante mucho tiempo,
particularmente si se basa en ataques aéreos mal dirigidos e involucrados en los
combates. Esto es particularmente verdad si las tropas, en los hechos, no logran
generar seguridad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Mientras tanto, su presencia significa que los
combatientes talibanes pueden presentarse como patriotas que luchan por su país
y su fe.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El derrocamiento de los talibanes en 2001 nunca fue lo
que parecía. Poco después de que renunciaran a la lucha, conduje de Kabul a
Kandahar por una de las carreteras peor construidas del mundo. Los talibanes
estaban cambiando hábilmente de lado o yéndose a casa mientras se elaboraban
acuerdos locales. Las víctimas de ambos lados eran felizmente bajas. En la
antigua ciudad de Ghazni un acuerdo al terminar el poder de los talibanes sólo
fue retrasado por un desacuerdo sobre cuantos coches del gobierno podrían
conservar. En una aldea afuera de Kandahar pregunté a un dirigente local si
podía juntar a algunos ex talibanes para que me reuniera con ellos y en media
hora la casa de huéspedes se llenó de combatientes seguros de sí mismos y de
aspecto peligroso. Pensé que no les costaría mucho volver a la escena.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin embargo, no hubieran podido hacerlo sin los
disparates de la Casa Blanca y del Pentágono. Al invadir Iraq, convencieron al
general Musharaf que era seguro dar de nuevo apoyo a los talibanes. Había
suficientes tropas extranjeras en Afganistán como para deslegitimar al gobierno
afgano, pero no suficientes como para derrotar a sus enemigos. La persecución de
los combatientes talibanes por el interior, año tras año, sólo llevaría a una
expansión de la insurgencia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las conversaciones en Arabia Saudí están lejos de ser
negociaciones pero son una señal de que el actual callejón sin salida podría
estar comenzando a abrirse. La admisión abierta del general Carleton-Smith de
que no puede haber una victoria militar categórica también muestra realismo. La
mejor ruta para Gran Bretaña y EE.UU. en Afganistán es tener objetivos modestos
y alcanzables, combinados con el reconocimiento de que en su lucha por la
supervivencia el gobierno afgano debe librar y ganar sus propias
batallas.<BR><BR>* Patrick Cockburn es autor de "Muqtada: Muqtada Al-Sadr, the
Shia Revival, and the Struggle for Iraq.</DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT color=#800000 size=3>Correspondencia de Prensa -
Agenda Radical - Boletín Solidario<BR>Ernesto Herrera (editor):
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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