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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><EM><U><FONT
size=5>correspondencia de prensa - boletín solidario</FONT></U></EM>
<BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda Radical</FONT><BR>Edición internacional
del Colectivo Militante<BR><U>7 de noviembre 2008</U><BR>Redacción y
suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Estados
Unidos</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Un afroamericano al frente de la
principal potencia imperialista</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>La crisis y las guerras llevaron al
triunfo electoral de Obama</FONT><BR><BR></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Claudia Cinatti </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>La Verdad Obrera</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.pts.org.ar/"><STRONG>http://www.pts.org.ar/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>El 4 de noviembre Barack Obama resultó electo
presidente de Estados Unidos, con el significado de ser el primer afroamericano
en conseguirlo. El candidato demócrata logró un amplio triunfo (mayor en la
diferencia de electores que en el porcentaje del voto popular) sobre la fórmula
republicana McCain-Pallin y su partido consiguió la mayoría en las dos Cámaras
del Congreso, logrando el resultado electoral más importante desde la elección
de Lyndon Johnson en 1964.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La campaña de Obama, centrada en una promesa vaga de
“cambio” logró entusiasmar a millones de jóvenes y trabajadores que esperan que
su gobierno efectivamente lleve a un cambio radical con respecto al de George
Bush y a una reversión de la “revolución conservadora” de las últimas décadas.
Estas expectativas trascienden las fronteras de EE.UU. y a nivel internacional
millones tienen la ilusión de que bajo su gobierno, la principal potencia
imperialista tendrá una política más “benévola” hacia el resto del mundo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin embargo, su triunfo no se debe esencialmente a sus
“cualidades personales” o a su “capacidad de oratoria, ni es la victoria de la
idea de la “igualdad de oportunidades” o del “fin del racismo”, como pretenden
la mayoría de los analistas de la prensa liberal, sino que es producto de la
situación desastrosa en la que se combinan el lastre de dos guerras inganables e
inconclusas en Irak y Afganistán con el estallido de la peor crisis económica
desde la Gran Depresión de 1930. En ese sentido recuerda – con todas las
diferencias del caso- el triunfo del demócrata Franklin Delano Roosevelt sobre
su rival republicano Hebert Hoover a fines de 1932 en plena depresión
económica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Obama asumirá en un momento muy crítico para el
imperialismo norteamericano. Su presidencia estará desde el inicio bajo la
presión de la crisis económica, que ya se está expresando como crisis social con
miles de despidos, además del aumento de las familias que han perdido sus
viviendas, y los desafíos al dominio de EE.UU. en el mundo. Sin ir más lejos,
Wall Street recibió el triunfo de Obama con una caída de un 5% en el índice Dow
Jones, lo mismo que el Nasdaq y el Standard & Poor’s, mostrando que lo que
prima es la crisis económica y la recesión antes que el supuesto entusiasmo por
el “cambio”. Como dicen algunos analistas, la verdadera noticia del día no es su
triunfo sino la confirmación cada vez más clara de un probable “aterrizaje
forzoso” de la economía china, la otra pata junto al sobreconsumo norteamericano
del ciclo de crecimiento de la economía mundial de los últimos años, que está
llegando abruptamente a su fin.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Entre las ilusiones de las masas y los intereses
del establishment</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La victoria de Obama representa un importante cambio
cultural y tiene un fuerte impacto simbólico para la minoría afroamericana y
otras minorías oprimidas como los latinos (que en más de un 70% votaron por el
candidato demócrata), en un país que no sólo basó su “grandeza” originalmente en
la esclavitud de los negros, sino en el que la discriminación racial fue legal
en muchos estados hasta hace escasos 45 años, cuando se votó la Ley de Derechos
Civiles y el racismo sigue siendo muy fuerte en amplios sectores.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La votación masiva al Partido Demócrata expresa en forma
distorsionada el rechazo popular a las políticas de la era Bush, identificada
con el desastre de la guerra de Irak y una política imperialista agresiva, con
el enriquecimiento de banqueros, empresarios y la elite de gerentes de
corporaciones, con el recorte de impuestos a los ricos, en síntesis con una
transferencia monumental de recursos hacia el 1% más rico del país. Sin embargo,
lo determinante fue el salto de la crisis financiera y económica mundial del mes
de septiembre (el llamado “septiembre negro”) en donde su actitud “responsable”
contrastó con el autismo del candidato republicano que negaba la existencia
misma de la crisis. Sin la crisis económica en curso posiblemente el triunfo de
Obama, pese al fuerte desgaste de Bush, tal vez hubiera sido impensable.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Aunque al cierre de esta edición no estaban aún
disponibles los análisis detallados de la composición de la base electoral de
cada partido, la distribución territorial de la votación muestra que el Partido
Republicano, aunque está en una crisis muy importante y una fuerte división de
sus líneas internas que pone un cono de sombra sobre una de las patas
fundamentales del sistema bipartidista, retuvo su base tradicional en los
estados del llamado sur profundo, como Arizona y Texas y en los estados rurales
del centro del país (aunque perdió lugares claves como Florida, Virginia, Iowa,
Colorado, entre otros estados que habían sido ganados por Bush en 2004). Pese al
enorme repudio y la bajísima popularidad del gobierno de Bush, el Partido
Republicano mantuvo un porcentaje electoral significativo, poniendo de
manifiesto en su campaña que existe una derecha fuerte en el país. Por su parte,
el Partido Demócrata arrasó en los estados costeros del este y del Pacífico y en
los estados industriales, como Ohio, lo que indicaría que sectores
significativos de la clase obrera -sobre todo los sindicalizados- votaron por
Obama.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las expectativas populares en el “cambio” significan
concretamente medidas de protección del empleo, ayuda a quienes están por perder
su única vivienda, un servicio de salud que dé cobertura a los más de 43
millones de norteamericanos que no tienen seguro médico, la legalización de los
inmigrantes, políticas contra el racismo, aumento de impuestos a los ricos, el
fin de la guerra en Irak y un cambio radical con respecto a las políticas
unilaterales y militaristas de la administración neoconservadora.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero tras el triunfo de Obama no están sólo las
expectativas de jóvenes, trabajadores, negros y latinos, sino sobre todo la
decisión del establishment de la clase dominante que frente a la crisis y al
desgaste del Partido Republicano, hace tiempo eligió a Obama como el mejor
candidato para recomponer la situación de EE.UU. en el mundo y para lidiar con
el descontento social que puede llegar a desatarse al ritmo de la profundización
de la crisis y la recesión económica. Por eso financiaron su campaña las
principales firmas de Wall Street y entre sus asesores se encuentras los más
experimentados políticos imperialistas como por ejemplo Brzezinsky, autor
intelectual del apoyo a los muyahidines contra la Unión Soviética en Afganistán,
el ex Secretario de Estado de Bush Colin Powell, quien inició la guerra contra
Irak, Paul Volcker, jefe de la Reserva Federal en 1979 que dio el puntapié
inicial a la ofensiva neoliberal con la suba de las tasas de interés, provocando
una profunda recesión y el ex Secretario del Tesoro de Clinton, Robert Rubin.
Uno de sus principales asesores económicos es nada menos que Warren Buffet, el
hombre más rico del mundo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Antes de asumir, Obama ya dio muestras de que defiende
los intereses de la clase capitalista. Votó e hizo lobby a favor del plan de
rescate de Paulson, es decir, de salvar a los banqueros con 700.000 millones de
dólares de dinero estatal. Incluso el voto demócrata fue clave para su
aprobación en el Congreso ante la oposición de la mayoría del Partido
Republicano al plan de su propio gobierno. Esta suma millonaria contrasta con
los modestos 50.000 millones que prometió en su campaña para gasto público en
obras públicas y gastos sociales, y apenas 10.000 millones para los deudores
hipotecarios.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es que más allá de su condición racial, Obama pertenece a
la elite política que con la alternancia en el poder de sus dos principales
partidos patronales, el Republicano y el Demócrata, gobierna a favor de los
intereses de la burguesía imperialista.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Obama y la crisis de hegemonía
norteamericana</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En el plano internacional, Obama tendrá que lidiar con la
pesada herencia de la administración Bush y su “guerra preventiva” que llevó a
los fracasos de Irak y Afganistán, dos guerras que EE.UU. no logró resolver a su
favor. Este error estratégico de los neoconservadores que buscaron aprovechar
los atentados del 11 de septiembre de 2001 para reforzar el dominio mundial
estadounidense con una política imperialista agresiva, apelando a la supremacía
militar y al unilateralismo, debilitó cualitativamente la posición de EE.UU.,
dio lugar a un antinorteamericanismo sin precedentes principalmente en el Medio
Oriente, América Latina y en gran medida la “vieja” Europa y facilitó la
emergencia de otros actores políticos en la escena internacional. Esta situación
de debilidad quedó en cruda evidencia durante la guerra entre Rusia y Georgia,
un aliado de EE.UU., en la que Bush no pudo alinear detrás de su política a las
potencias europeas, especialmente Alemania que privilegió sus intereses en la
relación con Rusia, lo mismo que Francia a pesar del pro norteamericanismo de su
presidente Sarkozy. Lejos de las ilusiones de los activistas y el movimiento
antiguerra, la política exterior que Obama planteó en la campaña se centra
especialmente en retirar gradualmente las tropas de Irak y reconcentrar el
poderío militar en Afganistán, donde los talibanes se recuperaron y el conflicto
se extendió a Pakistán, para conseguir allí un triunfo imperialista. A
diferencia de la posición dura de John McCain, continuidad en lo esencial de la
política de Bush, Obama se declaró partidario de un “diálogo sin
condicionamientos” con Irán para tratar de conseguir mediante la diplomacia un
ala del gobierno proclive a los intereses norteamericanos. Aunque aún no está
claro que es lo que Obama tendría bajo la manga para seducir a los iraníes, esta
política se contradice con el mantenimiento de la alianza incondicional con el
Estado de Israel que empuja hacia una política más ofensiva contra el régimen
iraní. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>De no lograrse un arreglo con el régimen de los ayatolás, su
promesa de retiro de tropas de Irak puede quedar en el aire frente al vacío que
provocaría en la región el retiro de las tropas norteamericanos sin un claro
acuerdo. Por último, el presidente electo se pronunció a favor de un enfoque más
multilateral que permita la colaboración de otras potencias, centrado
esencialmente en buscar la cooperación europea en la guerra en Afganistán,
cuestión que no despierta mucha simpatía en los gobiernos europeos a pesar de su
entusiasmo medio iluso con el nuevo presidente electo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sea cual sea la orientación política que termine
definiendo, la compleja situación internacional pondrá rápidamente a prueba la
viabilidad de su política. La profunda crisis económica combinada con los
fracasos militares, están cuestionando seriamente las bases del poderío
norteamericano. Aunque ninguna potencia esté en condiciones de disputarle la
hegemonía a EE.UU., potencias regionales significativas, como Rusia o China e
incluso sus principales aliados como las potencias europeas, podrán sí
cuestionar los términos de su dominio. Un anticipo quizás de lo que vendrá es la
frialdad con que le gobierno ruso de Medvedev recibió el triunfo de Obama,
reafirmando su política de ubicar misiles de corto alcance en la frontera
occidental rusa si EE.UU. sigue adelante con su plan de instalar un sistema de
misiles en Europa del Este.<BR>En este escenario en el que por primera vez desde
1973 el mundo marcha de conjunto hacia la recesión, lo más probable es que
recrudezca la competencia entre las corporaciones capitalistas y sus Estados, lo
que facilitará el desarrollo de conflictos regionales y abrirá un período de
gran inestabilidad y tensiones interestatales a nivel internacional.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Las perspectivas tras el triunfo de
Obama</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En las próximas semanas se verá qué tendencias expresa la
composición del gabinete de Obama, que hasta el momento se ha rodeado de las
figuras clave del gobierno de Clinton. La transición desde la elección hasta la
asunción de la presidencia el 20 de enero de 2009 (en realidad este proceso
puede durar más que las fechas formales debido al proceso de aprobación
parlamentaria de todos los candidatos), puede ser un período de gran
inestabilidad política tanto en el plano interno como internacional, con
desafíos inesperados que busquen testear al nuevo presidente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero el gran desafío de su propio gobierno podría en este
caso provenir del plano interno, frente a la magnitud y pesada carga que implica
la monumental crisis económica. Más temprano que tarde las ilusiones y
expectativas que los trabajadores, las minorías de negros y latinos y los
millones que ven amenazada su subsistencia por la recesión, chocarán con la
realidad de que el gobierno de Obama no defenderá sus intereses sino el de las
grandes corporaciones y bancos imperialistas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La mayoría de los sectores “progresistas” que con más o
menos entusiasmo llamaron a votar por Obama, justificaron su posición en que su
gobierno será más presionable por las luchas de los trabajadores. Roosevelt en
los ’30, Kennedy en los ’60, u Obama en 2009 confirman una y otra vez, que más
allá de la retórica “liberal” (o izquierdista”) o las políticas “populistas”,
como el New Deal, el Partido Demócrata junto con el Partido Republicano,
defiende los intereses de la burguesía imperialista. Baste recordar en la
presidencia de Kennedy EE.UU. invadió Cuba, que el demócrata Johnson inició la
guerra de Vietnam y que el propio Roosevelt cuando su política del New Deal se
demostró incapaz de revitalizar la economía norteamericana, y se produjo una
nueva crisis en 1937, transformó al New Deal en “War Deal”, es decir, cambió el
rumbo económico hacia los preparativos bélicos en 1938 para disputar la
hegemonía mundial a la Alemania nazi y a Gran Bretaña. Fue esta “industria de
guerra” lo que efectivamente permitió la recuperación de la economía y permitió
a EE.UU. entrar en la guerra y salir como única potencia hegemónica en 1945,
aunque a nivel mundial haya compartido el dominio del mundo con la Unión
Soviética. Decimos esto, aún cuando todavía está por verse si Obama aplicará un
giro significativo en la política económica en los marcos de la defensa del
régimen burgués imperialista. Tampoco podemos descartar un vuelco claramente
proteccionista, como puede presuponer cierta retórica electoralista del ex
candidato y la composición mayoritaria demócrata de las dos cámaras del
Congreso.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Históricamente la estrategia del “mal menor” ha jugado a
favor de que el Partido Demócrata actúe como contención de los sectores medios
“progresistas” y de las tendencias a la radicalización de la vanguardia obrera,
como ocurrió en los ’’30 con la cooptación por parte de Roosevelt del
sindicalismo combativo de la CIO o a fines de los ’60 con el movimiento contra
la guerra de Vietnam. Esta ha sido un gran obstáculo para la independencia
política de los trabajadores, que mayoritariamente votan al Partido
Demócrata.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La profundidad de la crisis económica y el nuevo período
histórico que se abre probablemente aceleren la experiencia con el gobierno de
Obama. Las ilusiones o las expectativas frustradas pueden traducirse en lucha de
clases y en la emergencia de nuevos fenómenos políticos, como ocurrió en los ’30
con el surgimiento del CIO (primero Committee for Industrial Organization y a
partir de 1937 Congress of Industrial Organization) que en pocos meses el CIO
atrajo a sus filas a miles de trabajadores no calificados que eran rechazados
por la burocracia sindical de la AFL (American Federation of Labor). Este
fenómeno de activismo obrero era parte de un ascenso de huelgas combativas de
trabajadores ocupados y desocupados, como las de los obreros automotrices de
Toledo en 1934 o los Teamster de Minneappolis.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es verdad que la historia no vuelve a repetirse, pero
también es cierto que estamos en una crisis de una magnitud histórica similar a
la que dio lugar a los procesos más agudos de la radicalización de la clase
obrera norteamericana. En el próximo período estará abierta la posibilidad que
la clase obrera, que fue duramente golpeada desde la presidencia de Reagan, y
que sufrió duras derrotas en los últimos 30 años de ofensiva neoliberal, en la
que su representación sindical se redujo a sólo el 12% de la fuerza de trabajo,
recupere su organización y que se abra la oportunidad para que los trabajadores
norteamericanos y las minorías oprimidas rompan con los partidos de sus
explotadores.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT color=#800000 size=3>Correspondencia de Prensa -
Agenda Radical - Boletín Solidario<BR>Ernesto Herrera (editor):
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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