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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><EM><U><FONT
size=5>correspondencia de prensa - boletín solidario</FONT></U></EM>
<BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda Radical</FONT><BR>Edición internacional
del Colectivo Militante<BR><U>10 de noviembre 2008</U><BR>Redacción y
suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Inmigración</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Las cifras escogidas de la
emigración: Contar los muertos</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Al atlas de los muertos en las
fronteras, víctimas de las políticas migratorias restrictivas, le faltan
capítulos <BR></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG></FONT><FONT face=Arial></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Emmanuel Blanchard, Olivier
Clochard, ClaireRodier </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Grupo de Información y Apoyo a los
Emigrantes GISTI </STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG> </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>La Haine<BR></STRONG><A
href="http://www.lahaine.org/"><STRONG>http://www.lahaine.org/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Traducido para Rebelión por Caty R.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>¿Por qué contar los muertos de la emigración? ¿Por
qué dedicarnos a esta contabilidad macabra intentando, a falta de datos
oficiales, reunir las cifras que con mucho trabajo logran recopilar las ONG?
Porque en la actualidad las víctimas de la «guerra a los emigrantes» son un
componente indisociable de la política migratoria que Europa lleva a cabo en sus
fronteras. Y porque es imprescindible explicar claramente una situación que con
demasiada frecuencia se achaca a la fatalidad u otros hechos diversos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>No existen datos oficiales relativos al número de
personas que mueren en el camino de la emigración hacia las fronteras europeas.
Según las ONG que intentan contabilizar el fenómeno, este número habría pasado,
desde principios de los noventa a principios de los 2000, de algunas decenas a
varios cientos al año. El cálculo está muy lejos de ser exacto: en primer lugar
porque la atención que prestan a este asunto las organizaciones que defienden la
causa de los emigrantes creció considerablemente durante el período citado, la
cobertura de los medios de comunicación de los «dramas de la emigración» se ha
generalizado y ya son incontables los reportajes consagrados a la cuestión
durante los últimos cinco años.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por lo tanto, se puede considerar que, tanto como el
crecimiento real del número de muertos, el establecimiento de mecanismos de
medición, ciertamente muy imperfectos, multiplicados por el «efecto lupa» de la
cobertura informativa, han contribuido a la explosión de las cifras. Por el
contrario, varios factores juegan en el sentido inverso, como la invisibilidad
de una proporción, que se presiente importante pero sigue inédita, de las
muertes que suceden durante los trayectos migratorios, especialmente los
naufragios [1], los fallecimientos en medio del desierto y, además, la
ocultación premeditada por las autoridades policiales o políticas de ciertos
episodios mortíferos de la «guerra a los emigrantes» [2]. Las autoridades,
además, también saben instrumentalizar los sucesos dramáticos para justificar el
endurecimiento de los controles. En este contexto científicamente poco fiable,
¿por qué queremos contar los muertos de la emigración? Porque las víctimas de
esta guerra son, actualmente, un componente indisociable de la política
migratoria que Europa lleva a cabo en sus fronteras y más allá. Y porque la
propia imprecisión de las fuentes es el testimonio indignante de una realidad
que, aunque no sea contabilizable, debe ser explicada.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En la región de Calais, en Toulon, como en las Islas
Canarias o en Lampedusa, algunas tumbas discretas resumen el inmenso cementerio
en el que se han convertido actualmente las fronteras de la Unión Europea. Esas
tumbas nos recuerdan que todos los días los emigrantes arriesgan sus existencias
con la esperanza de encontrar una vida mejor. Pero, ¿cuántos son? La
organización United [3] fue la primera que catalogó estos fúnebres avatares de
la emigración. En su sitio, ni señas ni monumentos, sólo líneas y columnas dan
cuenta de esa silenciosa carnicería… «Reconocimiento final de identidad» [4],
los cadáveres identificados, la mención de su muerte en este censo, para los
anónimos es el último testimonio de su paso hacia las fronteras de Europa.
United evalúa en 8.855 el número de muertos en el espacio de catorce años
(1993-2006): una representación mínima de una catástrofe ignorada. Ya que por
ejemplo en el caso de los ahogados, el cálculo está basado en el recuento de los
cadáveres hallados en las playas y en las estimaciones presentadas por los
supervivientes de los naufragios. Ahora bien, la mayoría de los naufragios
ocurren lejos de las costas, y la precariedad de las condiciones en las cuales
navegan los pasajeros equipados, en el mejor de los casos, con brújulas y
teléfonos móviles, les impiden recurrir eficazmente a la ayuda cuando se
encuentran en peligro.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sólo para el año 2006, durante el que aparecieron 600
cadáveres en las costas canarias, un responsable de los servicios de emigración
de estas islas españolas considera que el número total de emigrantes ahogados
entre la costa africana y Canarias sería diez veces mayor. Una estimación
confirmada por el director de la Cruz Roja mauritana, que compara la travesía de
Mauritania a España «con el juego de la ruleta rusa». Por otra parte, se sabe
que numerosos pescadores que trabajan en el perímetro Malta-Libia-Túnez-Sicilia
prefieren desviar su ruta cuando encuentran embarcaciones de fortuna en peligro,
antes que acudir en ayuda de los náufragos. Por 22.000 personas llegadas por mar
a Italia en 2006, ¿cuántas no alcanzaron su objetivo? El silencio seguirá siendo
su mortaja: «A veces, cadáveres humanos se enganchan en las redes. Generalmente
tenemos orden de rechazarlos. Lo que viene del mar, tiene que volver al mar: es
lo que dice el capitán» [5].</DIV>
<DIV align=justify><BR>Más recientemente, la organización Fortress Europe, que
se sustenta únicamente de las cifras mencionadas por la prensa, informó de que
cerca de 12.000 extranjeros habrían muerto en las fronteras de Europa entre 1988
y 2008 [6], de ellos 8.173 en el mar [7] y más de 1.600 cruzando el desierto del
Sahara. Una evaluación muy aproximada hace pensar que esta cifra debería
multiplicarse, al menos, por dos o tres, o incluso más si se tiene en cuenta la
realidad de los peligros de la emigración irregular que tenían Europa como
destino. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Varios indicios autorizan esta extrapolación: por una
parte, teniendo en cuenta las condiciones del viaje, que obligan a los
emigrantes a ocultarse o a ocultar su identidad, sus proyectos o sus
itinerarios, es probable que una gran parte de los accidentes mortales se
produzcan sin testigos o ante los ojos de testigos que no desean llamar la
atención sobre ellos pidiendo ayuda. Se certifica la recurrencia, en los relatos
de algunos emigrantes que hablaron después su llegada, de las referencias a la
muerte de compañeros de infortunio que sucumbían al agotamiento, el hambre o la
sed, o incluso a los malos tratos de los chantajistas, pasadores de fronteras,
militares y policías [8] encontrados por el camino. En pleno Sahara, en la
frontera entre Mali y Argelia, la «ciudad de los emigrantes» de Tinzaouatine,
una especie de tierra de nadie donde se encuentran los rechazados de Argelia y
los que se preparan para intentar por primera vez la aventura, ya existe un
cementerio que alberga las tumbas anónimas de las víctimas de la
emigración.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La dificultad del recuento de las muertes de la
emigración está también en la voluntad de ocultarlas por parte de las
autoridades. En la región de Portopalo di Capo Passero, situado en la punta
meridional de Sicilia, cerca de 300 personas fueron engullidas con su
embarcación en la Nochebuena de 1996. A pesar de los testimonios de los
supervivientes albaneses, las autoridades italianas pusieron muy en duda el
naufragio hasta julio de 2001, fecha en la que aparecieron los restos [9].</DIV>
<DIV align=justify><BR>También pasó lo mismo en Marruecos en el año 2005 cuando
los africanos que intentaban cruzar las alambradas de los enclaves españoles de
Ceuta y Melilla sucumbieron después de chocar contra las fuerzas del orden
españolas y marroquíes. Las impresionantes imágenes de los asaltos efectuados
por los grupos de subsaharianos contra los muros construidos para proteger la
frontera de estos pedacitos de Europa en tierra africana dieron la vuelta al
mundo. La red Migreurop intentó contar e identificar a las víctimas de estos
sucesos. Aunque los hechos se publicaron ampliamente, la empresa se reveló
imposible: sólo un joven camerunés fallecido el 29 de agosto de 2005 de una
hemorragia interna algunas horas después de que lo agrediera la guardia civil
española fue identificado formalmente. Las demás víctimas, muertas por caída,
asfixia o bajo las balas del ejército marroquí en presencia de numerosos
testigos, algunos de los cuales fueron transferidos al hospital, no tienen
nombres. Incluso su número es indeterminado. Según un abogado de una
organización española de ayuda a los refugiados, 14 personas habrían resultado
muertas en la frontera hispano-marroquí entre agosto y octubre de 2005 [10],
pero otras fuentes hablan de 21 muertos. La asociación andaluza APDHA, por su
parte, reconstruyó las circunstancias y la cronología de las muertes de 17
personas [11].</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para Migreurop, «estos muertos sin nombre y sin número
dicen mucho sobre el proceso de deshumanización de los emigrantes, reducidos al
estado de individuos supernumerarios que pueden desaparecer sin dejar rastro»
[12]. Un acta que confirma el portavoz del Alto Comisariado de las Naciones
Unidas para los refugiados en Roma: «Hay regiones en el Mediterráneo que se
convierten en una especie de zonas sin ley en las que la vida humana no vale
nada» [13]. Ningún procedimiento judicial se puso en marcha para identificar a
los responsables de las muertes de Ceuta y Melilla, así como, probablemente, no
habrá ninguna persecución a los agentes de la Marina real marroquí acusados por
tres emigrantes de hundir su embarcación neumática en pleno mar, en el amanecer
del 28 de abril de 2008, reventándola a cuchilladas. La Zodiac, de nueve metros
de larga, transportaba alrededor a de 80 pasajeros nigerianos, guineanos,
cameruneses y malienses y se dirigía hacia España. Se ahogaron treinta y seis
personas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>A veces incómodas cuando sacan a la luz la crueldad de
los mecanismos de los controles de las fronteras, las muertes de los emigrantes
se utilizan generalmente para poyar el fortalecimiento de esos mismos
mecanismos. Cuando en junio de 2007 Brice Hortefeux, el Ministro de Inmigración
francés, recibió en Toulon los cadáveres de 18 emigrantes ahogados frente a la
costa de Malta antes de que pudieran alcanzar las costas, recogidos por una
fragata de la marina francesa, tuvo la ocasión de apiadarse del «recorrido de
estos emigrantes, venidos de África, que acabó en tragedia, porque se cruzaron
en el camino de un pasador de fronteras que les proporcionó una embarcación
hacia la muerte», y de anunciar, en nombre de «una exigencia moral que debemos
respetar» su «firme combate» para reforzar la represión contra dichos pasadores
de fronteras, esos «esclavistas de nuestra época».</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Las «lágrimas de cocodrilo» de la Unión
Europea</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Seis meses después, tras la colisión ocurrida frente a la
costa de Mayotte entre una embarcación de la policía de fronteras y una
embarcación (kwassa kwassa) de emigrantes, que originó la muerte de al menos dos
de ellos y la desaparición de varios más, así como numerosos heridos, el mismo
Brice Hortefeux recordaba: «más que nunca, el gobierno está decidido a luchar
contra las redes que explotan la miseria de los emigrantes clandestinos
arrojándolos a embarcaciones inseguras en las que arriesgan sus vidas» [14].
</DIV>
<DIV align=justify><BR>La retórica no es nueva. En el año 2000, cuando se
hallaron 58 chinos muertos por asfixia en Douvres, en el camión que los había
transportado desde los Países Bajos, los jefes de Estado y de gobierno de la
Unión Europea expresaban, unánimes, su profunda emoción y anunciaban que
tomarían enérgicas medidas para evitar que se repitan estos dramas. Emoción que
fue calificada entonces de «lágrimas de cocodrilo» por Emmanuel Terray [15], que
recordaba que los endurecimientos de los controles en las fronteras y la
restricción del derecho de asilo son los principales responsables de la
expansión del tráfico de emigrantes. Al comentar la situación surrealista que
prevalece a lo largo de las costas del Canal de la Mancha donde los exiliados
iraquíes, a quienes no se puede expulsar, son regularmente detenidos y soltados
por la policía francesa, el responsable de una asociación de ayuda a los
refugiados de Cherburgo llega la misma conclusión: «el Estado y los pasadores de
fronteras son aliados objetivos» [16].</DIV>
<DIV align=justify><BR>El propio proceso conduce a que las travesías se vuelvan
más peligrosas al obligar a los emigrantes, debido a la dificultad de emigrar
por las vías legales, a recurrir a métodos cada vez más arriesgados y a pagar
cada vez más caro para llegar hasta Europa. Una evidencia mecánica de la que
ACNUR analiza perfectamente las implicaciones: «Mientras que el número de
personas que entran en Italia y España parece disminuir, las organizaciones
humanitarias temen que los pasadores de fronteras utilicen rutas más largas y
todavía más peligrosas o utilicen barcos más pequeños para evitar ser vistos e
interceptados. Pero la gente sigue queriendo correr este riesgo y pagan fuertes
sumas a los pasadores de fronteras» [17]. </DIV>
<DIV align=justify><BR>De hecho, mientras que hasta 2002 sólo había que recorrer
las pocas decenas de millas marinas del Estrecho de Gibraltar para pasar de
África a Europa, el sistema SIVE (Sistema Integrado de Vigilancia Exterior), una
especie de blindaje electrónico instalado en toda la costa andaluza, ha obligado
a los candidatos al exilio a diversificar las trayectorias migratorias y a
utilizar itinerarios más largos y peligrosos. Desde 2006, la agencia europea
Frontex despliega patrullas marítimas para frustrar los intentos de emigración
irregular entre la costa del oeste de África y las Islas Canarias. Con éxito: a
finales de agosto de 2007, el Ministro del Interior español anunciaba una
disminución de llegadas a las Islas Canarias de cayucos, las naves en las que
embarcan los emigrantes desde las orillas africanas, del orden de un 70% en un
año. Durante el mismo período, el número de cadáveres encontrados en las costas
canarias aumentó casi un 50%. Por lo tanto, las operaciones de interceptación
marítima aplicadas por Frontex tienen menos el efecto de disuadir las salidas
que el de acentuar la peligrosidad de las travesías.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Del mismo modo, la «frontera verde» que separa, en plena
zona forestal, Ucrania de Polonia, es otro de los ejes mortales por los que
todos los años transitan miles de personas, en particular las que huyen de los
conflictos, como los chechenos, a la búsqueda de la protección de Europa. En el
mes de septiembre de 2007 [18], la muerte de tres niñas chechenas extraviadas en
la montaña polaca después de haberla cruzado ilegalmente para intentar
incorporarse a Eslovaquia, llamó la atención de la opinión pública europea sobre
una realidad que la adhesión de Polonia a la UE en 2004 no ha modificado en
absoluto: no sólo el refuerzo de los controles en las fronteras no suprimió los
flujos de emigración irregular, sino que multiplicó los riesgos de los que
ninguna enumeración da cuenta exactamente. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El atlas de los muertos en las fronteras [19], víctimas
de las políticas migratorias restrictivas, debería, efectivamente, contener
numerosos capítulos para los cuales la documentación sigue siendo dispersa e
incompleta: de la frontera mexicano-estadounidense a las aguas territoriales
australianas, del Golfo de Adén en las fronteras del norte de Sudáfrica, pasando
por las reliquias de los antiguos imperios coloniales (en el Caribe, Mayotte,
Guyana…), son numerosas las líneas del frente donde todos los años caen miles de
emigrantes, a veces eliminados directamente por los guardafronteras, pero más a
menudo entregados, por el cierre de las rutas seguras, a los «elementos
naturales» erigidos en garantes de la asignación de residencia a los más
pobres.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con el conocimiento de esta situación, cabría preguntarse
por qué los militantes activos y los investigadores parecen caer en el
fetichismo de las cifras cuando esgrimen números cuya imprecisión sólo es
comparable a sus variaciones. Estas encarnaciones cifradas realmente son una
forma de interpelación de los periodistas y otros expertos de la comunicación,
que tienen que asumir ciertas expectativas para tener una oportunidad de que los
escuchen. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Más fundamentalmente, nos parece que evaluar en varias
decenas de miles el número de personas muertas en diez años al intentar
incorporarse a Europa da cuenta de una realidad conocida por todos los
historiadores y demógrafos: es la propia de las situaciones de crisis aguda o la
guerra, que dificultan el recuento de las víctimas y las estimaciones están
inevitablemente sujetas al debate y a la instrumentalización política. Pero
aunque sean imprecisas, dichas estimaciones dan legibilidad a una situación que
demasiado a menudo se achaca a la fatalidad o a otros hechos diversos. Así, la
guerra contra los emigrantes pasa del registro de la metáfora al de un contexto
cuyas consecuencias deben documentarse. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La imposible enumeración se convierte entonces en la
ayuda para un descifrado necesario. También se trata de una forma de exigencia
moral y de un homenaje que debe rendirse a las víctimas. Restituir el carácter
personal de sus viajes y sus motivaciones sería realmente la mejor respuesta a
las políticas que pretenden negar sus derechos individuales, pero la empresa es
forzosamente limitada. Por lo tanto es necesario encontrar otras maneras de
poner al día la historia de esas trayectorias a menudo funestas. Hacer la suma
de las vidas sacrificadas sobre el altar del «riesgo migratorio» es otra manera
de dar una existencia a estos muertos sin nombre.<BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* Emmanuel Blanchard, Olivier Clochard y Claire Rodier
pertenecen al Grupo de Información y Apoyo a los Emigrantes GISTI, integrado en
la asociación de Derecho francesa «Réseau
Migreurop».<BR><BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>[1] Olivier Clochard, «Les conséquences dramatiques du
renforcement des contrôles migratoires», en Les journées d’études de
l’Observatoire des droits des marins: «Les ports havres de paix?», 2006.<BR>[2]
Emmanuel Blanchard y Anne-Sophie Wender, Guerre aux migrants, le livre noir de
Ceuta et Melilla, ed. Syllepse, 2007.<BR>[3] United for Intercultural Action
European network against nationalism, racism and in support of migrants and
refugees<BR>[4] Philippe Rivière, «Emigrer et mourir», Le Monde diplomatique,
julio de 2000.<BR>[5] Un pescador siciliano citado por Catherine Simon,
«Pêcheurs d’homme», Le Monde, 14 de septiembre de 2007.<BR>[6] Sitio consultado
el 21 de marzo de 2008.<BR>[7] 597 personas se ahogaron en el océano Índico
cuando intentaban llegar a la isla francesa de Mayotte.<BR>[8] Tres agentes de
la Guardia Civil acusados de provocar el ahogamiento de un emigrante senegalés
el 27 de septiembre de 2007. Según los testimonios de tres supervivientes, los
policías les habrían interceptado frente a la costa del enclave español de Ceuta
y después los llevaron a las aguas territoriales marroquíes, rajaron sus
chalecos salvavidas y los arrojaron al agua.<BR>[9] Federica Sossi, «Portopalo»,
Vacarme nº 25, 2003, pp. 108-111.<BR>[10] Comisión Española de Ayuda al
Refugiado, La situación de los refugiados en España. Informe 2006, enero de
2006.<BR>[11] Asociación pro derechos humanos de Andalucía: Informe sobre las
violaciones de los derechos humanos de los emigrantes de origen subsahariano en
tránsito hacia Marruecos, octubre de 2005.<BR>[12] Emmanuel Blanchard y
Anne-Sophie Wender, op. cit.<BR>[13] ACNUR, «La migration en Europe des boat
people», 9 de octubre de 2007.<BR>[14] «Mayotte: 2 morts dans un naufrage après
une coliision clandestins-police», AFP, 4 de diciembre de 2007.<BR>[15] Emmanuel
Terray, «Douvres des larmes de cocodrile», Libération, 22 de junio de
2000.<BR>[16] Frank Johannès, «Les fantômes de Cherbourg», Le Monde, 28 de
septiembre de 2007.<BR>[17] ACNUR, «La migration en Europe des boat people», 9
de octubre de 2007.<BR>[18] Cécile Chauffour, «La mort de trois fillettes
tchétchénes, immigrées clandestines, bouleverse la Pologne», Le Monde, 19 de
septiembre de 2007.<BR>[19] Olivier Clochard y Philippe Rekacewicz, «Des morts
par milliers aux frontières de l’Europe», Le Monde diplomatique, diciembre de
2006.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT color=#800000 size=3>Correspondencia de Prensa -
Agenda Radical - Boletín Solidario<BR>Ernesto Herrera (editor):
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A><BR>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><BR><BR> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV></FONT></BODY></HTML>