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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><EM><U><FONT
size=5>correspondencia de prensa - boletín solidario</FONT></U></EM>
<BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda Radical</FONT><BR>Edición internacional
del Colectivo Militante<BR><U>14 de diciembre 2008</U><BR>Redacción y
suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Estados
Unidos</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Salvemos a las
tres grandes por ti y por mí</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR><STRONG>Michael Moore <BR></STRONG><A
href="http://www.michaelmoore.com"><STRONG>http://www.michaelmoore.com</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>La Jornada, México, 13-12-08<BR></STRONG><A
href="http://www.jornada.unam.mx/"><STRONG>http://www.jornada.unam.mx/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Traducción de Ramón Vera Herrera</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Miércoles 3 de diciembre de 2008. Amigos: </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Manejo un automóvil estadunidense. Es un Chrysler. Eso no
implica respaldo o aprobación. Es más bien un grito pidiendo piedad. Ahora, en
aras de la historia que lleva contándose por décadas y que vuelven a contar
decenas de millones de estadunidenses, un tercio de los cuales no quiso recurrir
a su país con tal de encontrar un maldito modo de ir a trabajar en algo que no
se descomponga, les digo: mi Chrysler tiene cuatro años. Lo compré porque se
mueve suave y es confortable. Daimler-Benz era dueño de la compañía en el
momento y tuvo la buena gracia de colocar el chasis Chrysler sobre un eje
Mercedes, y, caray, que dulce paseo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando podía arrancar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Más de una docena de veces en estos años, el carro
simplemente se murió. Se le cambiaba la batería, pero ése no era el problema. Mi
pá también maneja el mismo modelo. Su carro se le murió muchas veces también. No
arrancaba, y nunca había razón.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hace unas semanas, llevé mi Chrysler a la concesionaria
Chrysler de aquí del norte de Michigan –y las últimas reparaciones me costaron
mil 400 dólares. A la mañana siguiente, el vehículo no quiso arrancar. Cuando lo
pude echar a andar, la luz de alarma del freno se prendió y así estuvo
prendiéndose a cada rato. A partir de lo que les cuento, ustedes podrían asumir
que me importan un bledo estos ineptos fabricantes de chatarra automotriz con
sede en Detroit. Pero sí me importan. Me preocupan los millones cuyas vidas y
modos de ganarse la existencia dependen de estas compañías automotrices. Me
preocupa la seguridad y la defensa de este país, porque el mundo se está
quedando sin petróleo –y cuando éste se agote, la calamidad y el colapso que
ocurrirán harán que la actual recesión/depresión parezca una comedia
musical.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Me preocupa lo que pueda ocurrirle a las tres grandes
porque son más responsables que nadie por la destrucción de nuestra frágil
atmósfera y del diario derretimiento de las capas de hielo polar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El Congreso debe salvar la infraestructura industrial que
estas compañías controlan y los empleos que crean. Y debe salvar al mundo, del
motor de combustión interna. Esa vasta y enorme red de fabricación podrá
redimirse cuando construya transporte masivo y carros híbridos/eléctricos, y la
clase de transportación que requerimos en el siglo XXI.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por eso el Congreso debe lograr esto no otorgándole a GM,
Ford y Chrysler los 34 mil millones de dólares que están pidiendo en “préstamos”
(hace unos cuantos días querían 25 mil millones; así de estúpidos son: ni
siquiera saben qué tanto realmente requieren para cubrir la nómina de este mes).
Si ustedes y yo quisiéramos un préstamo del banco en esta forma, no sólo nos
sacarían de una oreja, el banco nos pondría en una suerte de lista negra de
calificaciones para futuros créditos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hace dos semanas, los ejecutivos de las tres grandes
fueron emplumados con chapopote ante un comité del Congreso estadunidense que se
burló de ellos de modo muy diferente a cuando las cabezas de la industria se
presentaron dos meses antes. En ese momento, los políticos se tropezaban unos
con otros en sus desmayos de extrema emoción por Wall Street y sus estafadores
al estilo Carlo Ponzi* que cocinaron bizantinos modos de apostar con el dinero
de otras personas mediante canjes de créditos sin regulación, conocidos en
lengua vernácula común como unicornios y hadas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero los muchachos de Detroit venían del Medio Oeste, del
(¡yuk!), donde fabricaban cosas reales que los consumidores necesitaban y podían
tocar y comprar, y que continuamente reciclaban dinero a la economía (¡qué
horror!, produjeron sindicatos que crearon la clase media y me arreglaron los
dientes gratis cuando tenía yo 10 años).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por todo eso quienes encabezan la industria automotriz
tuvieron que sentarse en noviembre y ser ridiculizados por viajar a la capital
del país. Sí, volaron en los aviones de sus corporaciones, justo como los
banqueros y los bandidos de Wall Street hicieron en octubre. Pero, ¡eey!, ¡eso
estuvo OK! ¡Son los amos del universo! Nada sino las mejores carrozas para la
gran finanza cuando se apresta a saquear el Tesoro de la nación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por supuesto los magnates de los automóviles fueron
alguna vez los amos que dominaban el mundo. Le pulsaban el botón a todas las
otras empresas que servían –el acero, el petróleo, los contratistas del cemento.
Hace 55 años, el presidente de GM se sentó en Capitol Hill y abruptamente le
dijo al Congreso, “lo que es bueno para General Motors es bueno para el país”.
Porque, claro, ustedes vean, en su idea, General Motors era el país.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Qué largo y triste el caer de la gracia que presenciamos
el 19 de noviembre cuando los tres ratones ciegos recibieron reglazos en los
nudillos y luego los mandaron a casa a redactar un ensayo titulado “Por qué me
deberían dar miles de millones de dólares en efectivo a cambio de nada”. También
les preguntaron que si podrían trabajar por un dólar al año. ¡Tomen! ¡Qué
Congreso tan grandioso y aguerrido tenemos! Miren que pedirle servidumbre por
deuda a los (todavía) hombres más poderosos del mundo. Y esto, viniendo de un
cuerpo sin columna vertebral que no se ha atrevido a enfrentarse a un
desgraciado presidente ni a echar por tierra ninguna de las peticiones de fondos
para una guerra que ni ellos ni el público estadunidense respalda.
Increíble.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Déjenme expresar lo obvio: cada uno de los dólares que el
Congreso les dé a estas tres compañías se irá por el escusado directamente. No
hay nada que los equipos de administración de estas tres grandes vayan a hacer
para convencer a la gente que salga en tiempos de recesión y compre sus grandes
productos de pésima calidad, que además gastan enormidades de gasolina.
Olvídenlo. Y así como seguro estoy de que los Leones de Detroit (propiedad de la
familia Ford) no van a llegar al Super Bowl –nunca– les garantizo que después de
que se quemen los 34 mil millones de dólares, regresarán por otros 34 mil
millones el verano que entra.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Entonces, ¿qué hacer? Miembros del Congreso, he aquí lo
que les propongo:</DIV>
<DIV align=justify><BR>1. Transportar estadunidenses es y debería ser una de las
más importantes funciones que nuestros gobiernos deberían resolver. Y como
estamos ante una masiva crisis económica, energética y ambiental, el nuevo
presidente y el Congreso deberían hacer algo parecido a lo que hizo Franklin
Roosevelt cuando tuvo que encarar la crisis (y ordenó a la industria automotriz
que dejara de producir automóviles y en cambio fabricara tanques y aviones): las
tres grandes, de ahora en adelante deben producir sólo carros que no dependan
del petróleo y, lo que es más importante, que fabriquen ferrocarriles,
autobuses, metros y trenes ligeros (junto con un proyecto público a escala
nacional que construya las vías para ellos). Esto no sólo salvará empleos sino
que creará millones de nuevos trabajos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>2. Podrían comprar, todos ustedes, las acciones comunes
de bolsa de General Motors por menos de 3 mil millones. ¿Por qué tenemos que
darle a GM 18 mil millones o 25 mil millones por nada? ¡Con ese dinero compren
la compañía! (De todos modos ustedes tendrían que exigir instrumentos
colaterales si les conceden un “préstamo” y como sabemos que no podrán cumplir
los pagos, al final serán dueños de la compañía. Así que por qué esperar.
Compren ahora.</DIV>
<DIV align=justify><BR>3. Ninguno de nosotros quiere que los funcionarios
gubernamentales manejen una compañía de autos, pero hay algunos genios muy
listos en transportación a los que podrían contratar. Necesitamos una especie de
Plan Marshall que nos haga el cambio a vehículos que no dependan del petróleo y
que nos lleve al siglo XXI.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta propuesta no es radical ni maneja ciencia de punta.
Simplemente necesita de una de las personas más listas que han llegado a la
presidencia del país para echarla a andar. Lo que propongo ya ha funcionado
antes. El sistema de vías férreas estaba en ruinas en los años 70. El gobierno
se lo apropió. Y 10 años más tarde tenía ganancias, así que el gobierno la
regresó a una mezcla de participación privada/pública y obtuvo unos 2 mil
millones de dólares que ingresaron a las arcas del Tesoro.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta propuesta salvará la infraestructura industrial –y
millones de empleos. Lo más importante es que creará millones de nuevos empleos.
Literalmente nos jalará para sacarnos de la recesión.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por el contrario, ayer General Motors presentó su
propuesta de restructuración al Congreso. Prometieron que si el Congreso les
daba 18 mil millones de dólares, a cambio eliminarían unos 20 mil empleos. Están
ustedes leyendo bien. Les damos miles de millones de dólares para que saquen a
más estadunidenses de sus trabajos. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Ésa ha sido su “gran idea” durante los últimos 30 años
–correr a miles con tal de proteger sus ganancias. Pero nadie se ha puesto a
pensar esta pregunta: Si sacan a todo mundo de sus empleos, ¿quién tendrá dinero
para ir y comprar un carro?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Estos idiotas no merecen ni un quinto. Despídanlos a
todos y adquieran la industria por el bien de los trabajadores, el país y el
planeta. Lo que es bueno para General Motors es bueno para el país. Siempre y
cuando quien mande sea el país.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Suyo, Michael Moore.<BR><BR></DIV>
<DIV align=justify>* Inmigrante italiano que en los años 20 ideó fraudes muy
rentables con fondos de inversión en Nueva York y cuyo nombre se le da hoy a
este tipo de estafas. N del T.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT color=#800000 size=3>Correspondencia de Prensa -
Agenda Radical - Boletín Solidario<BR>Ernesto Herrera (editor):
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>