<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.2900.3492" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><EM><U><FONT
size=5>correspondencia de prensa - boletín solidario</FONT></U></EM>
<BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda Radical<BR></FONT>Edición internacional
del Colectivo Militante<BR><U>18 de febrero 2009</U><BR>Redacción y
suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Venezuela</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>La encrucijada
venezolana</FONT></STRONG><BR><BR><BR><STRONG>Guillermo Almeyra<BR>La Jornada y
Rebelión</STRONG><BR><BR><BR>Las urnas le han dado un nuevo triunfo al gobierno
de Hugo Chávez. Espero que así pueda enfrentar mejor las grandes dificultades
que Venezuela deberá superar en los próximos años.<BR><BR>Porque lo que está en
juego no es el problema de si se puede relegir o no un presidente (Franklin D.
Roosevelt, la Thatcher, Reagan, Mitterrand, Bush, fueron relegidos sin que nadie
hablase de “dictadura”), entre otras cosas porque en Venezuela existe la
posibilidad constitucional de realizar un referéndum revocatorio a mitad del
mandato presidencial, sacándolo del gobierno si el pueblo así lo decidiese. Lo
que en realidad la derecha quiere sabotear por todos los medios, electorales o
no, es la propiedad estatal de las palancas fundamentales de la economía
venezolana, el carácter antimperialista de una política exterior dirigida a
formar un bloque latinoamericano para lograr un desarrollo regional
independiente de Estados Unidos y la política de alianzas que de eso se
desprende (con los sectores obreros, campesinos y populares, en lo interno, y
con los adversarios de su enemigo de Washington, en lo internacional). La
disputa, por lo tanto, expresa un agudo conflicto político y de clases entre,
por una parte, los sectores ligados al capital financiero internacional o de él
dependientes y, por otra, los que confusamente intentan utilizar el Estado para
llevar a cabo un capitalismo de Estado con políticas de transformación social e
incluso de organización de gérmenes de poder popular basados en la democracia
directa.<BR><BR>Conviene tener presente que, en primer lugar, Venezuela depende
del precio del petróleo en el mercado mundial y que la estatización de Pdvsa no
rompió esa dependencia aunque le dio al Estado la renta que antes se llevaban
las trasnacionales. Los planes de Chávez en América del Sur, en el Caribe, con
Cuba, para el propio desarrollo nacional venezolano, dependen de este modo de
precios que, dada la crisis mundial, seguirán estancados o bajarán aún más. La
fuga de divisas y la guerra de las grandes compañías contra el estatismo
agravarán la situación económica. En esas condiciones se votó la reforma de la
Constitución para posibilitar la relección de Chávez (y de los gobernadores,
muchos de ellos opositores), y en el 2010 se elegirán los nuevos miembros de la
Asamblea Nacional, que hoy es chavista pero que mañana podría no serlo, al menos
en la proporción actual.<BR><BR>Por otra parte, el conflicto es aún más agudo
porque Venezuela –además de tener una posición de rentista petrolera que
permitía a una amplia clase media no productiva importar lo que quisiera y
desalentaba la producción y la productividad en todos los sectores–, debido a
las dictaduras o al pacto corrupto de Punto Fijo entre los partidos que
falsamente decían ser “socialdemócratas”, nunca conoció la educación democrática
y, menos aún, la participación popular organizada en la toma de
decisiones.<BR><BR>Tampoco hay una orientación clara si hacia una alianza con el
sector “patriótico” de los empresarios o con los intereses de los sectores
populares. Chávez, por ejemplo, otorgó créditos baratísimos para favorecer a los
empresarios nacionales, pero el grueso del capital está en manos de las
trasnacionales, que lo odian y lo desprecian al igual que los escuálidos de la
oposición, y la mayoría de los empresarios es, por razones de clase,
antichavista, y los pocos de ellos que están ligados al régimen –la famosa
boliburguesía o burguesía bolivariana– lo están porque aprovechan las brechas en
el Estado para practicar y fomentar la corrupción y enriquecerse sin escrúpulos
ni principios sociales.<BR><BR>Por otra parte, los grandes progresos de la
democratización en el campo de los derechos (referéndum revocatorio, propuesta
de creación o revocación de leyes por medio de referendos populares), las
estatizaciones de las empresas fundamentales, los planes y acciones masivos de
educación y salud, dependen en buena medida de la organización del apoyo popular
a Chávez y no solamente del aparato estatal. Pero esa organización es
incipiente, el Partido Socialista Unido Venezolano mismo ha sido creado
recientemente y lo fue desde el poder estatal y sus dirigentes reciben la
presión de éste pero también la de la base (que le da un margen de
independencia). Además, los consejos comunales, misiones y organismos de poder
popular, así como los sindicatos, enfrentan la oposición del poder militar,
centralizado y vertical por definición, y de la excesiva centralización estatal,
que dificulta enormemente su desarrollo. Existe incluso el peligro de que ese
verticalismo aumente para tratar de enfrentar con métodos burocrático-militares
la crisis económica, los éxitos electorales de la derecha antichavista y la
creciente y tremenda ineficiencia y corrupción en diversos sectores estatales,
dejando en segundo plano lo único eficaz, o sea el desarrollo de la autonomía y
la autogestión obrera y campesina.<BR><BR>Para colmo, como todos los gobiernos
llamados “progresistas” de América Latina, el de Chávez se guía por indicadores
económicos capitalistas como el aumento del producto interno bruto o de la
producción y por la cantidad de divisas en el banco central, en vez de utilizar
la crisis como un reto a la creatividad, desarrollando experiencias de
producción en armonía con el ambiente en las zonas campesinas y de autogestión
en la producción de viviendas y en la producción industrial, y no utiliza el
control estatal para dar golpes mortales a los especuladores y a los
importadores de productos innecesarios y muchas veces inútiles y dañinos
despilfarrando divisas cada vez más escasas. El conflicto a resolver será
difícil, porque lo esencial –el reforzamiento de la organización y de la
conciencia de los sectores populares– aún está por hacerse.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT color=#800000 size=3>Correspondencia de Prensa -
Agenda Radical - Boletín Solidario<BR>Ernesto Herrera (editor):
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>