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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><FONT color=#800000><EM><U><FONT
size=5>correspondencia de prensa - boletín solidario</FONT></U></EM>
<BR><FONT color=#ff0000 size=6>Agenda Radical</FONT><BR>Edición internacional
del Colectivo Militante<BR><U>23 de febrero 2009<BR></U>Redacción y
suscripciones:</FONT> </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
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<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Brasil<BR> <BR>Lula, la Amazonía y
el crecimiento a cualquier precio<BR> <BR>Thomas Coutrot *</FONT></STRONG>
<BR> <BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>La Breche (Suiza)<BR></STRONG><A
href="http://www.alencontre.org"><STRONG>www.alencontre.org</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Traducción de Ernesto Herrera – Agenda
Radical</STRONG><BR> <BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Marina Silva, la carismática ministra de Medio Ambiente de
Brasil, presentó su renuncia a Lula en mayo 2008. Aunque se abstuvo de críticas
abiertas, es el primer miembro del equipo Lula que debe renunciar por razones
claramente políticas desde la elección de Lula en 2002, los otros Ministros
renunciantes lo hicieron por motivos menos honorables, en general tras
cuestionamientos judiciales. La dimisión de Marina Silva echa luz sobre las
ambigüedades del balance, a medio camino de su segundo mandato, de la política
económica y ecológica de Lula. El caso brasileño ilustra bien las dificultades
de la izquierda para salir de la religión del crecimiento y de colocar lo que
está en juego a niveles socio-ecológicos en el centro de su política. Ya que en
Brasil, como en otras partes, la destrucción medioambiental beneficia a una
pequeña minoría, pero cuesta caro a la sociedad y al planeta. Marina Silva,
antigua sindicalista y militante para la conservación de la Amazonía, explicó su
dimisión por la resistencia creciente de los grandes intereses económicos y
financieros a su política, una crítica implícita a la benevolencia de Lula para
con estos intereses. <BR> <BR>Desde hacía varios meses, los grandes
propietarios de bienes inmuebles se compadecían de las “pesadeces
administrativas” y de la lentitud de los servicios del Ministerio que deben
conceder las “autorizaciones medioambientales” necesarias para poner en marcha
proyectos de inversión. En un discurso controvertido en noviembre de 2006, Lula
había apuntado sobre los “obstáculos al crecimiento económico” representados por
“el medio ambiente, los indios, los quilombolas” (comunidades de antiguos
esclavos negros fugitivos, que poseen la tierra colectivamente como los
indígenas). Carlos Minc, el nuevo Ministro de Medio ambiente del Gobierno
federal, fue elegido por Lula en función de su reciente suceso como responsable
de la política medioambiental del Estado de Río de Janeiro: la concesión en un
tiempo record de la licencia medioambiental para la construcción de un extenso
complejo petroquímico (AFP, 15/05/08). <BR> <BR><STRONG>Un balance social a
media tinta</STRONG> <BR> <BR>Es que Lula colocó su segundo mandato bajo la
señal del crecimiento económico a toda costa, lanzando en 2006 el PAC (Plan de
Aceleración del Crecimiento), donde la ecología debía sufrir. Su primer mandato
(2002-2006) se había caracterizado por la obsesión de la “estabilidad
financiera” y de la “gobernabilidad”, adquirida al precio de un tipo de interés
muy elevado - el más elevadosç del mundo en términos reales - beneficiando al
capital financiero en detrimento del crecimiento (apenas 2% al año por como
promedio), del empleo y de los salarios. A pesar de su aceptación de las
dificultades impuestas por las finanzas internacionales, Lula supo efectuar una
política social inteligente, basada principalmente en dos instrumentos: la
creación de un sistema de subsidios familiares llamado “Bolsa Familia” y la
revalorización del salario mínimo, que ganó un 35% en poder adquisitivo desde
2002. Así pudo obtener resultados no desdeñables sin sobresaltar a los
inversores. De 2002 a 2008, el desempleo retrocedió un poco (del 9,2% al 8% de
la población activa), alcanzando su más bajo nivel en 10 años. Además, los
empleos creados fueron relativamente de buena calidad: la proporción de
trabajadores formales (asalariados con un contrato de trabajo y los derechos
sociales), que no había dejado de retroceder en los años del auge neoliberal,
tuvo un aumento significativo, 34 al 36% de la mano de obra. Sobre todo, el
“porcentaje de pobreza” (definido en Brasil como el porcentaje de personas que
ganan menos de la mitad del salario mínimo) pasó de un 35% en 2003 a un 24% en
2008. Entre 2004 y 2008, las rentas del trabajo aumentaron para todas las
categorías de la población, pero más rápidamente para los menos favorecidos
(+22%) que para los más ricos (+5%), lo que indica una tendencia a la baja de
desigualdades. <BR> <BR>Sin embargo, estas cifras son resultantes de la
investigación sobre el empleo, que sólo contabiliza las rentas del trabajo y no
las rentas financieras o de la tierra. Ahora bien, la parte de los salarios en
la riqueza nacional brasileña siguió retrocediendo, al 39% en 2007 (contra un
45% en 1990). Así el aumento de los salarios en la industria (+10% en poder
adquisitivo entre 2001 y 2008) sigue siendo muy inferior a la de la
productividad laboral (+23%): la rentabilidad del capital ha aumentado incluso
en este período de relativa redistribución de las rentas del trabajo. Brasil
permanece aún, como uno de los países más desiguales del mundo, uno de los más
violentos también, con una guerra civil larvaria entre bandas de malhechores y
policías que hace temblar los suburbios de las metrópolis.
<BR> <BR>Consciente de estos límites, y bajo presión de su partido, el
Partido de los Trabajadores (PT), y los sindicatos, Lula decidió una política
más voluntarista de crecimiento económico para su segundo mandato, con un
objetivo del 5% al año - objetivo ya logrado en 2007 y previsto en 2008 [1]. El
PAC fue saludado por la izquierda brasileña como la vuelta del voluntarismo
económico. Prevé inversiones públicas y asociaciones público-privado hasta un
máximo de 260 mil millones de dólares entre 2007 y 2010. Se orienta
principalmente hacia la construcción o la reparación de las infraestructuras:
carreteras, aeropuertos, puertos, centrales térmicas, hidroeléctricas y
nucleares…, con el fin de favorecer el crecimiento y en particular la de las
exportaciones agrícolas, verdadera locomotora de la economía brasileña desde
hace varios años.<BR> <BR><STRONG>La frágil locomotora de las exportaciones
agrícolas</STRONG> <BR> <BR>Ya que el PAC apuesta por la profundización del
modelo de crecimiento extraído por las exportaciones de productos agrícolas
(soja, celulosa, carne, etanol de caña de azúcar), producidos por el
agro-negocios. La lógica macroeconómica es implacable, o incluso rudimentaria: 1
millón de hectáreas vaciadas para la soja, es 3 millones de toneladas de granos,
lo que representa 530 millones de dólares de exportaciones y 51.000 empleos
suplementarios [2]. Eso le conduce a olvidar de hecho la reforma agraria que era
una prioridad indicada del primer gobierno Lula. Este último afirma haber
proporcionado tierras a 380.000 familias durante su primer mandato, cifra
controvertida por el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST),
que considera que en la mitad de los casos se trató solamente de la
regularización de empleos de tierras ya realizados antes de la elección de Lula,
y evalúa en 5 millones - o sea 18 millones de personas - el número de familias
sin tierra. <BR> <BR>En cualquier caso, la reforma agraria en adelante dejó
la lista de las prioridades gubernamentales. Al contrario, para favorecer el
desarrollo del agro-negocios, el gobierno liberalizó de manera inédita el
mercado laboral agrícola, mediante un decreto de 2007, autorizando la
contratación de asalariados agrícolas temporales sin contrato de trabajo, por un
período de tiempo de hasta diez meses. El sector de la oligarquía de la
tierra y grandes grupos agrícolas, que explotan la soja y la caña de azúcar, se
constituyeron en adelante en uno de los principales aliados políticos del
gobierno Lula en el Congreso: dejando en minoría, incluso, a sus aliados de
izquierda, Lula negoció el apoyo de los representantes de los grandes
propietarios adoptando una política económica conforme a sus intereses. Esta es
la razón por la que Lula y su Ministro de Asuntos Exteriores, Celso Amorim, son
los más entusiastas partidarios hoy de la liberalización de los mercados
agrícolas y promueven la reanudación de negociaciones de Doha para salvar la
Organización Mundial del Comercio (OMC)… [3] La coyuntura internacional muy
favorable de los años 2004-2008 en los mercados agrícolas mundiales, permitió un
crecimiento formidable de las exportaciones de commodities y un desarrollo del
agro-negocios. De ahí, las creaciones de empleo que, de la mano de las subidas
del salario mínimo y las prestaciones sociales, favorecieron un desarrollo del
consumo popular, con repercusiones positivas para la agricultura familiar, que
produce la parte fundamental de los alimentos de los brasileños (el arroz, los
frijoles, la mandioca, las frutas y hortalizas…). <BR> <BR>Pero esta
política económica, coloca a Brasil más dependiente de la coyuntura en los
mercados internacionales cada vez más inestables por la especulación sobre los
“productos financieros derivados” vinculados a los productos agrícolas y
mineros, y hoy seriamente afectados por la recesión mundial que va a causar la
actual crisis financiera. Más grave aún, esta política encuentra inevitablemente
sus límites sociales y ecológicos. Límites sociales conocidos desde hace tiempo:
la prioridad en el sector agro-exportador nunca ha aportado soluciones duraderas
a la cuestión de las desigualdades, de la pobreza, el éxodo rural, la violencia
urbana… Una vez pasado el auge de los mercados agrícolas mundiales, Brasil corre
el riesgo de enfrentarse a un nuevo agravamiento de estos problemas. Pero los
límites ecológicos son en adelante igualmente evidentes, en Brasil en
particular, cuyo territorio alberga la mayor parte de la cuenca amazónica.
<BR> <BR><STRONG>La Amazonía amenazada por los ganaderos</STRONG>
<BR> <BR>Marina Silva se había comprometido con una política enérgica de
conservación de la selva amazónica: creación de reservas medioambientales y
demarcación de tierras indígenas, vigilancia rigurosa mediante satélite de las
zonas de deforestación, prohibición del acceso al crédito bancario y final de la
impunidad judicial para los explotadores ilegales del bosque, incentivo a una
prórroga de la extensión de la soja en Amazonía (adoptado por grandes
transnacionales como Cargill, Cruce, McDonald's, bajo la presión de las ONGs y
del gobierno). En parte gracias a estas medidas, el ritmo de deforestación de la
Amazonía se había retrasado claramente entre 2002 y 2006. Pero, desde 2007, de
nuevo se aceleró: el auge de los precios de los productos agrícolas (soja,
carne) hizo muy rentable la roturación incluso ilegal de nuevas porciones
del bosque. La lucha de los grandes arroceros contra la demarcación definitiva
de la reserva indígena Raposa Serra Do Suelo (cerca de la frontera con Guyana)
ilustra lo que está en juego: un violento conflicto opone a estos agricultores,
que explotan ilegalmente 14.000 hectáreas de tierra en esta reserva, a los
indígenas Macuxi que se enfrentan a toda explotación económica capitalista.
<BR> <BR>En la actualidad, Brasil, octava potencia económica mundial, ya es
el cuarto país emisor de gas de efecto invernadero, principalmente debido a la
deforestación. Estos últimos años, el principal responsable ha sido la demanda
de los consumidores extranjeros para la carne brasileña. En efecto, un 80% de
las superficies taladas se explotan para la ganadería, destinada principalmente
a la exportación. De 2000 a 2006, las exportaciones brasileñas de carne de
vacuno fueron multiplicadas por tres en volumen: los tres cuartos de este
aumento proceden de la Amazonía. ¡En diez años (1996-2006), los incendios y
destrucciones forestales vinculadas al aumento de la ganadería en la Amazonía,
así como las emisiones de metano debidas a las flatulencias de los nuevos
bovinos, causaron la emisión de cerca de 10 mil millones de toneladas de
equivalente CO2, el equivalente de 2 años de emisiones de los Estados Unidos
[4]! <BR> <BR>A largo plazo, el impacto en la Amazonía del cambio climático
combinado con la deforestación corre el riesgo de ser desastroso: según el
climatólogo J. Marengo, al ritmo actual, el bosque podría pasar hoy de 5,3
millones km2 (85% de su superficie inicial) a 3,2 millones km2 en 2050 (53%);
con el cambio climático el tiempo podría convertirse en más seco y convertir
este bosque residual en sabana [5]. Ahora bien, un tercio de las especies
animales viven hoy en la Amazonía, que constituye pues el único tanque de
biodiversidad. La cuenca amazónica representa alrededor un 15% del agua dulce
mundial, y constituye por su evaporación una “máquina a lluvia” para el
continente latinoamericano. La selva amazónica constituye también un extenso
pozo de carbono, retirando (según las estimaciones) de 250 millones a 1,5 mil
millones de toneladas de CO2 de la atmósfera terrestre cada año. Es poco ante
los 50 mil millones de toneladas de equivalente-CO2 emitido anualmente a causa
de las actividades humanas, y eso no justifica el apodo de “pulmón del planeta”
a veces asignado a la Amazonia, sino esta contribución podría convertirse en
negativa a causa de la deforestación y el recalentamiento. En total, la
destrucción probable de la Amazonía si las tendencias actuales se prolongan
tendrá ciertamente pesadas consecuencias no solamente para Brasil pero para
América Latina y el planeta. <BR> <BR><STRONG>El crecimiento contra la
ecología</STRONG> <BR> <BR>Había pues una contradicción manifiesta entre la
política resuelta por el Ministerio de Medio Ambiente bajo los auspicios de
Marina Silva y las grandes orientaciones macroeconómicas de la PAC. Esta
contradicción toma múltiples formas. Así un estudio del Instituto de Pesquisa
Ambiental De la Amazonía (IPAM) pone de manifiesto que la instalación de asfalto
sobre la carretera Transamazónica (BR-230) y las carreteras
Santarém-Cuiabá (BR-163) y Oporto Manaus Velho (BR-319) - prevista en la PAC de
Lula -, causará la deforestación de 180.000 km2, como consecuencia de las
migraciones anárquicas, de la apropiación ilegal de tierras y la proyección de
la ganadería y el monocultivo que permitirán estos trabajos [6]. Así mismo la
PAC incita al desarrollo mecanismos de “desarrollo propio” previstos en el
protocolo de Kioto, que permiten a transnacionales comprar concesiones en la
Amazonía para establecer árboles en “compensación” de sus emisiones en los
países del Norte. Peugeot compró su “pozo de carbono” desde 1998 en la
Amazonía y se elogia de repoblar 2000 hectáreas (sobre los 400 millones que
cuenta la selva amazónica…). Pero las ONGs ecológicas denuncian estos proyectos
y que el monocultivo generalmente de eucalipto u otras especies no locales pero
a crecimiento rápido, no garantizan la reproducción de los suelos a largo plazo.
<BR> <BR>La Amazonía no es la única región brasileña amenazada: el cerrado,
la mayor zona de sabana del mundo, es puesto también en partes por la progresión
de los cultivos de exportación. La cuestión del etanol abre especialmente el
debate en Brasil. Lula - y muchos militantes de izquierda brasileños, incluida
Marina Silva - rechazan vigorosamente las críticas que emanan de los países del
Norte o el Banco Mundial que se refieren al desarrollo de los agro-carburantes,
principalmente del etanol a base de caña de azúcar. Consideran que Brasil tiene
el derecho a afirmar su potencia económica explotando sus recursos naturales de
manera duradera: la substitución del etanol - una energía renovable - por los
combustibles fósiles sería una contribución principal a la lucha contra el
recalentamiento y una “herramienta de solidaridad con los países pobres” (Marina
Silva) que podrían así obtenerse una energía barata. La superficie establecida
en caña de azúcar, hoy 70.000 km2, va a pasar a 120.000 km2 en cuatro años -
pero eso representa apenas un 1% de la superficie agrícola potencial según
Marina Silva. <BR> <BR>Por otro lado, el clima amazónico que es impropio al
cultivo de la caña de azúcar, no sería amenazado por el etanol. Esta opinión es
impugnada mucho por los movimientos sociales brasileños próximos a la izquierda
católica. Según el MST la prioridad a los agro-carburantes es un “ataque a la
soberanía alimentaria” y tiene por objeto “poner a los campesinos brasileños al
servicio de los países ricos para ayudarles a mantener sus elevados niveles de
consumo”. La visita a Brasil de G.W. Bush en marzo pasado selló el
recalentamiento climático de las relaciones los Brasil-EEUU en torno al
desarrollo de las exportaciones de etanol. <BR> <BR>Para el MST el
monocultivo de la caña de azúcar afecta al medio ambiente por la utilización
intensiva de abonos químicos, destruye los equilibrios de los ecosistemas
locales y reduce la biodiversidad. Invade las superficies agrícolas disponibles
en detrimento de la agricultura familiar, reduciendo así las posibilidades de
empleo, en particular, para las mujeres. El desarrollo de la caña de azúcar en
los Estados del Sur de Brasil rechaza la soja y la ganadería hacia el Norte y la
Amazonía. ¿El desvío del “Viejo Chico”, proyecto faraónico u obra visionaria?
Otra manzana de la discordia en los movimientos sociales y la izquierda
brasileña, el proyecto ya antiguo, pero al cual Lula acaba de dar un impulso
decisivo, de desvío del río Sao Francisco (familiarmente llamado “Velho Chico”
por los Brasileños), que cruza la mayor parte del Nordeste brasileño. Este
proyecto prevé la construcción de dos canales de 400 y 220 km, que desviarán una
parte de las aguas del río para abastecer el curso de pequeños ríos a menudo
desecados. Oficialmente se trata de aportar el precioso líquido a poblaciones.
Pero para la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), salida del clero de izquierda
próxima a la “teología de la liberación”, y para numerosas comunidades de
pescadores y residentes del río, el proyecto corre el riesgo de desestabilizar
los ecosistemas fluviales. Sobre todo, esta inversión gigantesca - oficialmente
2 mil millones de dólares, probablemente al menos el doble - aprovechará
esencialmente al agro-negocios: “en vez de democratizar los recursos
hidráulicos, este megaproyecto va a concentrar aún más su control en las manos
de la elite a al menos el doble - aprovechará esencialmente al agro-negocios:
“en vez de democratizar los recursos hidráulicos, este megaproyecto va a
concentrar aún más su control en las manos de la elite al poder” (declaración
del CPT, 27 de noviembre de 2007). Los opositores se basan en cifras oficiales
que indican que un 70% del agua desviada servirá a extensos proyectos de riego -
plantaciones de caña de azúcar, frutas tropicales, cría de camarones… -, 26%
abastecerá las grandes ciudades - principalmente Fortaleza - en agua potable, y
el resto, 4% solamente, llegará a las poblaciones rurales [7]. Un obispo
nordestito, Luiz Flávio Cappio, hizo dos huelgas de hambre, en 2005 y 2007, para
llamar la atención sobre la resistencia de las comunidades locales contra el
proyecto, sin obtener otra cosa del gobierno que buenas palabras.
<BR> <BR><STRONG>Otro crecimiento es posible <BR></STRONG> <BR>Según
los opositores al proyecto, existe una alternativa más económica y más eficaz
para mejorar la alimentación de agua de las poblaciones nordestinas. La Agencia
Nacional de las Aguas, un organismo oficial, propuso un plan implicando la
realización de 530 obras que afectaban más de 1000 municipios y 34 millones de
personas, para desarrollar tecnologías convenientes y ya bien conocidas, como,
por ejemplo, la construcción de pequeñas cisternas destinadas a recoger el agua
de lluvia para el consumo humano. En efecto, el problema del Nordeste no es la
falta tanto de agua sino la concentración de las lluvias sobre un corto período
del año. El crecimiento capitalista impone pues un precio insoportable a largo
plazo al medio ambiente y a las poblaciones. Parece obviamente difícil predicar
la “disminución” en un país como Brasil cuando se ven las condiciones de
alojamiento y vida de decenas de millones de pobres quienes pueblan las campañas
y los suburbios de las grandes ciudades. Pero los movimientos sociales son
portadores de un “otro crecimiento” a través de múltiples proyectos de
desarrollo económico local - autoconstrucción, cooperativas agrarias,
industriales o comerciales, comercio equitativo, “acuerdos productivos locales”…
- preocupado de preservar el medio ambiente y de restaurar la cohesión social.
<BR> <BR>La estrategia económica afirmada por Lula desde el “Plan
plurianual 2004-2007” y reforzada por el PAC, parece terriblemente anticuada:
financiar el desarrollo de un modelo de consumo de masa gracias a excedentes
comerciales basados en el auge de las exportaciones agrícolas, es una vía a
largo plazo sin salida. La mayor dependencia frente a mercados mundiales
eminentemente inestables, la voracidad rapaz del agro-negocio, la acumulación de
automóviles en las ciudades y suburbios, la continuación del éxodo rural y el
crecimiento de las megalópolis, indican claramente los límites de un modelo
inspirado de un pasado donde se ignoraba soberbiamente la dificultad ecológica.
Habría mucho que ganar, para la izquierda brasileña e internacional, en elaborar
un modelo de crecimiento alternativo, basado en la satisfacción duradera de las
necesidades de las poblaciones, basándose en una política comercial de
integración regional (y no de ultraliberalismo mundial como lo promueve la OMC)
y una restricción de los movimientos internacionales de capitales.
<BR> <BR></DIV>
<DIV align=justify>* Thomas Coutrot es economista. Miembro del Consejo
científico de ATTAC-Francia. Autor entre otros estudios: Démocratie contre
capitalisme (Ed. La Dispute, 2005); Critique de l’organisation du travail, Ed.
La Découverte, Collection Repères, 2002)
<BR> <BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG><BR> <BR>1. “Pobreza e riqueza
no Brasil metropolitano”, Comunicado da Presidência n°7, IPEA, août 2008 <BR>2.
CIRAD, “Impacto do projeto de asfaltamento da BR163”, 2005 (véase
http://www.cirad.fr/ur/index.php/po.(PDF). <BR>3. Entrevista de Celso Amorim,
“sigue siendo una pequeña oportunidad de concluir el ciclo de Doha”, Le Monde,
13/08/08 <BR>4. Ver el estudio de Amigos Da Terra Amazonia, “O reino do gado”,
ver: http://www.amazonia.org.br/arquivos.(PDF). <BR>5.
http://www.ctv.ca/servlet/ArticleNe<BR>6,
http://www.colegiosaofrancisco.com.<BR>7.
http://brasilazul.blogspot.com/2007</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT color=#800000 size=3>Correspondencia de Prensa -
Agenda Radical - Boletín Solidario<BR>Ernesto Herrera (editor):
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000>Edición internacional del Colectivo Militante - Por la Unidad de
los Revolucionarios<BR>Gaboto 1305 - Teléfono (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>