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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><EM>boletín solidario de información -
edición internacional</EM><BR><FONT color=#800000 size=5><U>Correspondencia de
Prensa</U><BR>Agenda Radical - Colectivo Militante</FONT><BR><U>14 de abril
2009</U><BR>suscripciones y redacción: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Estados Unidos</FONT></STRONG></DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3>Un mensaje de distensión a La Habana</DIV>
<DIV align=justify><BR>Obama levantó las restricciones para el envío de remesas
y los viajes a Cuba<BR><BR>El presidente norteamericano levantó estas
restricciones en una medida similar a la de James Carter. Sin embargo, el
bloqueo continuará hasta que lo decida el Congreso<BR><BR>Fidel ve a Obama con
otros ojos<BR></FONT></STRONG><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Página/12, Buenos Aires,
14-4-09<BR></STRONG><A
href="http://www.pagina12.com.ar/"><STRONG>http://www.pagina12.com.ar/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><BR><BR>El presidente de Estados
Unidos, Barack Obama, levantó ayer todas las restricciones sobre los viajes y el
envío de remesas para los cubanoestadounidenses que tengan familia en la isla.
“El presidente encomendó a los secretarios de Estado, Tesoro y Comercio tomar
las medidas necesarias para levantar todas las restricciones a individuos para
que visiten familiares en Cuba y les envíen remesas”, anunció en conferencia de
prensa Robert Gibbs, vocero de la Casa Blanca. Tras la decisión adoptada por el
mandatario estadounidense, aquellos que así lo deseen podrán, en primer lugar,
enviar a la isla sumas de dinero y paquetes humanitarios sin ninguna clase de
límite. No obstante, Gibbs dejó en claro que no todos los cubanos residentes en
la isla podrán ser beneficiarios de estas medidas, advirtiendo que los
funcionarios cubanos quedaban excluidos. En segundo lugar, las visitas a Cuba,
restringidas con diversa intensidad a lo largo de las últimas tres décadas, ya
no tendrán limitaciones temporales o de frecuencia alguna.<BR><BR>Por último,
Obama autorizó a las compañías estadounidenses a establecer conexiones de fibra
óptica y satelitales con Cuba, permitiéndoles e incentivándolas a que negocien
con sus pares en la isla para ofrecer servicios de telefonía móvil e Internet y
autorizando, a su vez, a que cualquiera que así lo desee pueda pagar desde el
exterior las facturas de los teléfonos móviles de residentes
cubanos.<BR><BR>“Queremos incrementar el flujo de información. Queremos generar
un mercado global de radio y televisión. Por ello, el presidente ordenó que se
facilite el proceso de otorgamiento de licencias y se permita una comunicación
sin filtro del gobierno cubano”, explicó Dan Restrepo, asesor de la Casa Blanca
para América latina dentro del Consejo de Seguridad Nacional. “Queremos que las
tecnologías de la información permitan a los cubanos comunicarse entre sí. Pero
para eso necesitamos que el gobierno en La Habana permita que las empresas de
Estados Unidos brinden servicios en la isla”, agregó el funcionario.<BR><BR>La
decisión de Obama, tomada a escasos días de su participación en la V Cumbre de
las Américas, tendrá impacto sobre 1,5 millón de cubanos residentes en Estados
Unidos y más del doble entre quienes viven en la isla. Según los cálculos de una
agencia gubernamental estadounidense, el envío de remesas hacia Cuba se sitúa
entre los 400 y los 800 millones de dólares por año.<BR><BR>Las reacciones a las
medidas adoptadas por Washington no se hicieron esperar. Peter Hakim, presidente
del Diálogo Interamericano, se declaró optimista respecto al fin de las
restricciones, al tiempo que señaló su insuficiencia. “La decisión de Obama va
en la dirección adecuada, pero sólo constituye un primer paso muy modesto, muy
pequeño”, advirtió.<BR><BR>Según Hakim, la verdadera intención del gobierno en
Washington sería esperar el impacto de estas medidas, evaluar las reacciones y
luego decidir. “El gobierno quiere poner a prueba la reacción de la comunidad
cubanoamericana y de los estadounidenses en general, pero, sobre todo, la
respuesta de La Habana para averiguar si el régimen está realmente dispuesto a
sentarse a hablar”, razonó. Con todo, su conclusión fue optimista. “Es
indiferente si se dan pasos pequeños o grandes, lo importante es que se den”,
sentenció.<BR><BR>Por su parte, Wayne Smith, ex jefe de la Sección de Intereses
de EE.UU. en La Habana y director del departamento de Cuba del Centro para
Política Internacional de la Universidad Johns Hopkins, remarcó la necesidad de
terminar con una relación que, a su juicio, es anómala. “Promover un diálogo
normal con Cuba tendría que ser una obligación para Estados Unidos. Nuestro
objetivo ya no es derrocar al gobierno cubano”, señaló, insistiendo en que
Washington tiene que ir más allá de estas medidas. Sin embargo, tras los
anuncios oficiales, los funcionarios de Washington se encargaron de explicitar
la justificación oficial de las medidas. De acuerdo con Gibbs y Restrepo, el
levantamiento de las restricciones debía entenderse únicamente como una medida
de alivio dirigida hacia el pueblo cubano. “Las medidas no van dirigidas al
gobierno de La Habana, sino a mejorar las condiciones de vida de los cubanos”,
enfatizó Restrepo, quien pidió además al gobierno cubano que no interfiera con
los envíos, insistiendo en que el objetivo es promover espacios de libertad
política y participación activa de la sociedad civil en la isla. “Queremos que
la población sea menos dependiente del gobierno”, precisó a su turno
Gibbs.<BR>Consultado acerca de si las medidas habían estado motivadas por alguna
clase de presión por parte de los mandatarios latinoamericanos, Gibbs negó esta
opción categóricamente, precisando que las actuales decisiones constituyen
apenas el cumplimiento de una promesa electoral. “Es el cumplimiento de una
promesa del presidente en su campaña hace poco menos de un año. Algunos pueden
pensar que esto se está haciendo para apaciguar diversas presiones en el
hemisferio, pero les aseguro que se está haciendo, simplemente, porque se
considera pertinente”, remarcó.<BR><BR>El predecesor de Obama en la Casa Blanca,
George W. Bush, había restringido en el 2004 los viajes de los familiares a Cuba
a uno cada tres años, imponiendo una duración máxima de quince días y
estableciendo un límite en el envío de dinero de 300 dólares cada tres
meses.<BR><BR>Además, bajo la última administración republicana, el número de
cubanos residentes en Estados Unidos autorizados a viajar había disminuido
considerablemente, ya que Bush había limitado la definición de familiar cercano
únicamente a los parientes directos, no pudiendo visitar la isla quienes no
tuvieran la posibilidad de contar con un familiar de este tipo, único argumento
válido para justificar el desplazamiento.<BR><BR>En tiempos de Barack Obama,
estas limitaciones se terminaron. Los anuncios de ayer completaron, por ahora,
una serie de políticas tomadas a lo largo de los últimos meses que
flexibilizaron progresivamente las posturas de Washington hacia La
Habana.<BR><BR>En mayo de 2008, cuando sólo era un aspirante a la candidatura
demócrata, Obama había adelantado sus intenciones. “Es tiempo de dejar que los
cubanoestadounidenses vean a sus padres y madres, sus hermanas y hermanos. Es
hora de dejar que el dinero de los cubanos estadounidenses fluya libremente
hacia la isla en beneficio de la población”, había señalado desde
Miami.<BR><BR>Luego, en marzo pasado, el Congreso norteamericano dio un duro
golpe a las restricciones impuestas por Bush al prohibir la utilización de
fondos públicos para restringir los viajes de cubanoestadounidenses a la isla,
además de ampliar su frecuencia, así como la definición de familiares cercanos.
Lo que ocurrió ayer fue el golpe de gracia.<BR>Desde el punto de vista
constitucional, el asunto fue simple: puesto que el programa de restricciones
había sido establecido por decreto presidencial, estaba dentro de las facultades
del presidente anularlo parcial o completamente mediante otro decreto.<BR><BR>No
obstante, no sucede lo mismo con el embargo propiamente dicho, puesto que en
este caso la potestad de anular el complejo entramado de medidas que lo
conforman pertenece al Capitolio y no al Poder Ejecutivo.<BR><BR>El mismo Robert
Gibbs se encargó de confirmar este punto al señalar que este no era un objetivo
del mandatario. “El presidente Barack Obama no tiene previsto levantar el
embargo comercial contra la isla vigente desde 1963, hasta tanto La Habana no dé
muestras de democratización”, afirmó.<BR><BR>Y es que más allá de la facultad
exclusiva del Poder Legislativo, la Ley Helms-Burton de 1996, que endureció aún
más el embargo económico, comercial y financiero contra Cuba, establece que
mientras un miembro de la familia Castro esté en el poder, el presidente de
Estados Unidos no podrá decidir el fin de esta medida coercitiva.<BR>En
diciembre pasado, los líderes latinoamericanos reunidos en Brasil con ocasión de
la cumbre del Grupo Río pidieron unánimemente el fin del embargo contra la isla.
Entre el 17 y el 19 de abril, en la V Cumbre de las Américas a celebrarse en
Trinidad y Tobago, el reclamo, se sabe, será el mismo. Quizá sólo reste
esperar.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Fidel ve a Obama con otros
ojos</FONT></STRONG><BR><BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Gerardo Arreola, desde La Habana</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>La Jornada, México, especial para
Página/12</STRONG><BR><BR></DIV>
<DIV align=justify>Hace más de tres años que en Cuba no hay una marcha contra
Estados Unidos, desa-parecieron los carteles hostiles que rodeaban la oficina
diplomática de Washington en La Habana y Fidel Castro acaba de dedicar seis
artículos en una semana, a tomar nota, sin adjetivos belicosos, de que Barack
Obama tiene sinceras intenciones hacia la isla.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Todo ha sido por etapas. Desde que Raúl Castro asumió
interinamente la jefatura de Estado y de gobierno, en julio de 2006, redujo a su
mínima expresión las movilizaciones callejeras. La artillería de letreros cesó
al terminar el gobierno de George W. Bush, en enero último. Ahora Fidel Castro
está transmitiendo el mensaje de que Obama no es Bush. En sus artículos ha
tratado a Obama con la cortesía política y el reconocimiento personal que sólo
tuvo con Jimmy Carter, en cuyo gobierno (1977-1981) se aflojaron las tensiones
entre los dos países como nunca antes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El comunicado que reportó la entrevista entre Raúl y
congresistas del Caucus Negro reconoció que es posible una futura evolución de
las relaciones bilaterales. Hasta ahora esa es, públicamente, la reacción cubana
a los anuncios de distensión en la Casa Blanca y al ambiente favorable a la
plena normalización de relaciones entre Washington y La Habana, que es consenso
en América latina y ya tiene expresiones en el Congreso, la academia y sectores
empresariales en Estados Unidos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin comprometer alguna posición, Fidel Castro ha
construido con sus comentarios un acuse de recibo del cambio que Obama significa
para la isla. Nada más, pero nada menos.<BR>En sus artículos, Fidel llama a
Obama presidente y no emperador o jefe del imperio, como se refería a Bush,
entre un amplio menú de calificativos. Dice que el actual jefe de la Casa Blanca
es mucho mejor y que en nada se parece al anterior. Distingue entre las buenas
intenciones del ex senador demócrata y las realidades objetivas de Estados
Unidos; entre las contradicciones de la política exterior y los incuestionables
resultados de la primera gira internacional del mandatario.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Castro aprecia como realista la propuesta del senador
Richard Lugar, del 30 de marzo, para que Obama cambie la política hacia la isla
y nombre a un enviado especial que abra conversaciones sobre asuntos como
migración y narcotráfico, en ruta hacia un futuro debate significativo de temas
más litigiosos. Lugar camina con los pies sobre la tierra, dice Castro. No
tememos dialogar con Estados Unidos. El líder cubano acepta tácitamente esos dos
puntos de agenda e insinúa un tercero, el de la inclusión de la isla en la lista
de países que Washington considera terroristas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Castro resume algunas opiniones que dieron aquí en
privado los congresistas negros: Obama necesita reelegirse para cumplir sus
metas; es la única oportunidad que tiene Estados Unidos para avanzar; cambiará
la política hacia Cuba, pero Cuba tiene que ayudarlo; ahora no puede levantar el
bloqueo y normalizar las relaciones, porque perdería la reelección.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El ex mandatario relata un gesto que aquí tiene un hondo
significado: ha recibido a los estadounidenses en su casa, ya no en el hospital
donde, dice, pasó dos años y siete meses de internamiento. Un cubano observador
no se resiste a emplear la metáfora: el enemigo en casa. Castro dice que
preguntó a Bobby Rush, uno de los visitantes, el sentido de su afirmación de que
Cuba debe ayudar a Obama. Laura Richardson, otra de las legisladoras, contó en
Washington que el líder cubano les preguntó: ¿Cómo podemos ayudar al presidente
Obama?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ambos gobiernos saben que, aunque el diálogo es posible,
la normalización de relaciones puede consumir años, si se considera que es el
Congreso, no la Casa Blanca, quien puede eliminar el entramado legal del bloqueo
económico. Si llegara a iniciarse un diálogo, no sería la primera vez. En
febrero pasado los investigadores estadounidenses Peter Kornbluh y William
LeoGrande, en el adelanto de un libro sobre el tema, basado en material
desclasificado, escribieron en el mensuario Cigar aficionado: “La historia
muestra que los presidentes desde Kennedy hasta Clinton consideraron que era
preferible y posible dialogar con Cuba que mantener la hostilidad y la agresión.
Para Obama, esa experiencia tiene lecciones importantes sobre cómo un esfuerzo
efectivo y una diplomacia directa puede terminar el conflicto”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo que sí ocurre por primera vez es que la voluntad de
distensión del presidente estadounidense aparece cuando Cuba acaba de cerrar el
capítulo de la guerra fría con América latina, al ingresar al Grupo de Río y
volver a las relaciones plenas con toda la región, cuatro décadas después de la
ruptura.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
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Uruguay</FONT></STRONG><BR></DIV>
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