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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><EM>boletín solidario de información -
edición internacional</EM><BR></FONT><FONT size=4><FONT color=#800000
size=5><U>Correspondencia de Prensa</U><BR>Agenda Radical - Colectivo
Militante</FONT><BR><U>18 de mayo 2009</U><BR>suscripciones y redacción:
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Capitalismo<BR></FONT></DIV></STRONG>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Entrevista al investigador marxista
Rolando Astarita</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>“Una plétora de
capital”</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Lo del capital ficticio hay que
ponerlo en proporción, no debe hacernos perder el análisis
estructural”</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>En diálogo con Cash, el investigador marxista
Rolando Astarita señaló que en el último cuarto de siglo hubo una expansión
mundial del capitalismo, que la brecha entre ricos y pobres no impidió el
crecimiento de los mercados y que la crisis no se dio sólo por un mal
funcionamiento del mercado financiero, sino de la economía en su
conjunto.</STRONG><BR><BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Natalia Aruguete</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Suplemento Cash, Buenos Aires, 17-5-09</STRONG><BR><A
href="http://www.pagina12.com.ar/"><STRONG>http://www.pagina12.com.ar/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Desde diversas posturas económicas, sobre todo progresistas y
heterodoxas, se afirma que estamos en una época de hegemonía del sector
financiero sobre el productivo y en una hipertrofia del capital especulativo,
que dejó al descubierto el estancamiento de la economía mundial en los últimos
treinta años. En diálogo con Cash, el investigador marxista Rolando Astarita
señaló, en cambio, que, en realidad, en el último cuarto de siglo hubo una
expansión mundial del capitalismo, que la brecha entre ricos y pobres no impidió
el crecimiento de los mercados y que la crisis no se dio sólo por un mal
funcionamiento del mercado financiero, sino de la economía en su conjunto. “Lo
del capital ficticio hay que ponerlo en proporción, no debe hacernos perder el
análisis estructural”, explicó.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Cree que la crisis financiera marca la caída de
“la dictadura de las finanzas”?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–No veo que haya una dictadura de las finanzas, sino un
dominio del capital en general, acentuado de manera muy profunda a partir de los
años ’80. En el último cuarto de siglo, el disciplinamiento del capital sobre
las clases trabajadoras operó a través de mecanismos directos pero también del
mercado, con políticas monetarias duras, aperturas comerciales, flexibilización
laboral. Pero no veo distinción de sectores dentro del capital.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Sin embargo, el crédito y las deudas crecieron en
todo el mundo. ¿Esto pudo haber afectado el desarrollo de la economía
real?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Nunca hubo desarrollo del capitalismo sin desarrollo del
crédito y de una monetización de la economía. Desde la perspectiva de Marx, el
crédito es una palanca de la acumulación del capital. Esto también se ve en la
fase que va de 1890 a 1929. En China, junto con la expansión capitalista
crecieron sus índices monetarios y la participación de los mercados financieros.
Pero el crédito también potencia las posibilidades de especulación,
sobreacumulación y crac. Marx trabajaba con tendencias y contra-tendencias. Hoy,
en cambio, se toma un solo aspecto de la realidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Algunos sostienen que el crecimiento del crédito
prueba el estancamiento del sistema capitalista.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–La idea de que el sistema capitalista está estancado
desde hace 25 años no resiste el análisis de la realidad. En los últimos 30
años, la economía capitalista tuvo tasas de expansión superiores al 3 por ciento
a nivel mundial. Aunque fueron desiguales: Japón está estancada desde 1992 y
Europa tuvo un crecimiento débil. Hubo una expansión geográfica del sistema
capitalista, que entró en China, en el Este de Europa y en Rusia, y una
profundización de las relaciones capitalistas. El aumento de la productividad en
la economía de Estados Unidos desde 1995 fue mayor al 3 por ciento anual. El
crédito actúa como una potenciación de tendencias del sistema y muchas veces
permite que un ciclo económico se expanda más allá de sus posibilidades. En
2001, Estados Unidos sufrió una recesión suave. La economía creció 0,8 por
ciento y el crédito lubricó los mecanismos económicos. Pero la recuperación de
2002 fue débil, con poca generación de puestos de trabajo y recuperación débil
de la inversión.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Hacia qué sectores se dirigió el crédito en ese
contexto?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Hacia la construcción residencial y al consumo en
general; no a las empresas. Desde el 2000, las empresas de Estados Unidos y del
G-7 disminuyeron su dependencia del sistema financiero. Hubo un exceso de ahorro
y las empresas achicaron sus deudas con los bancos. Incluso, usaron parte de esa
liquidez para recomprar sus acciones. No hubo una gran expansión de la inversión
productiva, pero tampoco una dependencia del capital productivo con respecto al
capital financiero. Las ratios de dependencia volvieron a promedios de los ’70.
No se puede decir que haya sido una crisis a lo Hyman Minsky, un autor
keynesiano que planteaba que las crisis se producen porque las empresas caen en
un sobreendeudamiento y pagan deuda con deuda hasta que la situación
explota.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Pero sí hubo una “financiarización de los
consumidores”, con la que se amortiguó la crisis de 2001.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Y además ayudó a la recuperación de 2002. Eso es cierto,
lo equivocado es pensar que eso actuó solo. En 2001, la sobreabundancia de
capital líquido y la débil inversión se dieron porque la tasa de rentabilidad
del capital se venía debilitando desde 1996/97. Ese es el fondo del problema. Se
produjo lo que Marx llamaba “una plétora de capital”: abundante capital líquido,
tasas de interés muy bajas (motorizados por la Reserva Federal y por la entrada
de capitales que buscaban refugio en Estados Unidos) y una sobreoferta del
crédito. Esos capitales líquidos terminaron en el sector de la construcción,
donde encontraron un campo de expansión relativamente rápido. Y terminó
explotando.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>También se plantea que, desde los años setenta,
el mundo asiste a una crisis de sobreproducción combinada con una crisis de
subproducción.</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Hay dos tipos de explicaciones de las crisis. Una, que
el problema de las crisis se dio por las finanzas. Otra, que en Argentina se
repite bastante, dice que se debe a una importante desigualdad en los ingresos,
lo que produjo una crisis de consumo por falta de demanda. Creo que esto tampoco
explica lo que sucedió. En el último cuarto de siglo, hubo un proceso de
“proletarización”, enormes masas de la población se incorporaron al ejército de
asalariados. Los casos más resonantes son China y la India. Esto supone una
ampliación de los mercados, aun cuando haya una brecha creciente en los
ingresos. Según The Economist, en Estados Unidos, el 0,1 por ciento de la
población gana 77 veces más que el 90 por ciento. En los ’70 esa diferencia era
de 1 a 20. También en China crece la desigualdad. Pero no es cierto que si crece
la desigualdad no crecen los mercados.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>En este crecimiento de la economía capitalista,
¿cómo se compone el producto bruto en el mundo?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–En el caso de Estados Unidos, desde la recuperación de
2001 se generaron fenómenos de sobre-acumulación de capital y caída de la tasa
de rentabilidad. Ese es el telón de fondo de la crisis. Sobre esto actuó el
factor financiero, pero también el crecimiento desproporcionado en la
construcción residencial entre 2001 y 2007. Su participación en el Producto pasó
de 4,2 a más del 6,0 por ciento. Esto genera tensiones, porque un sector está
creciendo a tasas muy superiores al resto, en un contexto en que la inversión se
mantiene débil. Esto potenció el sistema del crédito y se dio una
sobre-expansión del sector en relación con las necesidades de la economía.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Tomando sólo el sector financiero, ¿el
crecimiento de su participación en el PIB de Estados Unidos supuso un cambio o
una continuidad respecto de etapas anteriores?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–No me parece que la tasa de crecimiento se haya
acelerado desde 1979/80. Entre 1895 y 1929, la tasa de crecimiento de ese sector
en Estados Unidos fue superior a los últimos veinte años. Con la crisis del ’30
bajó su participación en la economía y recuperó terreno desde la década del ’50,
con un crecimiento relativamente constante desde 1960. No hubo un quiebre
importante en los ’80, aunque sí aumentaron mucho las tasas de interés: entre
1979 y 1985, el peso de los intereses en las balanzas empresarias subió
considerablemente. Esto expresa parte de la tesis de la financiarización, pero
no se convirtió en algo permanente.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Por qué?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Se pronosticó que se produciría una punción permanente
del sector financiero sobre la ganancia empresaria, mediante la tasa de interés.
Y que esto debilitaría al sector productivo y llevaría al estancamiento. Pero
insisto en que el peso de los intereses sobre el sector productivo tendió a
bajar. Según datos del Official Bureau of Economic Analysis de Estados Unidos,
entre 2006 y principios de 2007, ese peso estaba a niveles de 1970, que era una
época keynesiana. Pienso que ésta es una crisis muy grave, muy profunda, pero
estamos lejos de una crisis como la del ’30.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Entonces cree que no hay un predominio del
capital ficticio por sobre el productivo, en detrimento del crecimiento de la
economía real?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Hay que preguntarse hasta qué punto esto es novedoso.
Cuando en el sistema capitalista hubo expansión del capital, en la Bolsa de
Valores hubo sobrevalorizaciones. Tradicionalmente, un promedio de esta ratio
estaría en 10 años de price earning. En momentos de euforia bursátil, alcanzó 20
o 30 años. Esto ayuda a la inestabilidad del sistema capitalista, ya que provoca
inflación de ganancias que desaparecen de la noche a la mañana, pero éstas no
crecen al margen del trabajo productivo.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Cree que la crisis actual refleja este
mecanismo?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Aquí han estallado activos financieros ligados al
crédito, que se había sobrevalorizado. El estallido refleja que la economía
estaba funcionando mal. Lo del capital ficticio hay que ponerlo en proporción,
no debe hacernos perder el análisis estructural. Al extraer la plusvalía y
realizarla en los mercados, puede haber inflaciones que terminan reventando.
Pero, si bien agravan la inestabilidad, no explican en sí mismas las
crisis.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Se puede establecer alguna relación entre el
exceso de ahorro y la tendencia a la financiarización de la
economía?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Este exceso de ahorro se debió a la debilidad de la
inversión productiva. En determinado momento, hubo sectores que han
sobreacumulado. Los neoclásicos lo interpretaron como una decisión de los
hogares cuando, en realidad, fue por debilidad de la inversión. Un ejemplo es la
caída de la inversión en Asia –con excepción de China– después de la crisis de
1997/98. Esta masa de capital líquido presiona sobre el sector financiero al
buscar su valorización. Pero hay que destacar la relación de causalidad. El
crecimiento de este sector es consecuencia de la acumulación del capital, no
opera por fuera del conjunto de los problemas de esa acumulación. La
interpretación de los neo-keynesianos –que hoy son el mainstream– es la del
acelerador financiero. Es decir, el uso de los activos financieros como
colaterales en préstamos hace que, en determinado momento, se produzca un shock
que se potencia a través del mecanismo financiero.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Y usted qué opina sobre ese
diagnóstico?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Tiene aspectos de la realidad importantes, pero no
analiza a qué se debe el shock, de dónde viene. Es el propio sistema de la
competencia capitalista el que obliga a un banco a competir con otros para
ofrecer más rentabilidades. Si no los ligamos a los problemas de fondo, no
entendemos por qué esas especulaciones pueden estallar en una brutal crisis
financiera, que no siempre afecta a la economía. Por ejemplo, el crac de Wall
Street de 1987 no derivó en una crisis global y fue la segunda gran caída de la
Bolsa de Estados Unidos.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>En la cumbre del G-20 se propuso una mayor
regulación de los mercados como forma de apuntalar la situación económica, ¿cree
que ésa sería una solución?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–En el G-20 la regulación de los mercados se planteó como
gran cuestión para después de la crisis. Hoy la discusión es hasta qué grado hay
que tener intervención estatal y si se van a aplicar o no medidas
proteccionistas. Todo el mundo pide que no haya medidas proteccionistas pero, en
el fondo, muchos las aplican. Sobre esto quisiera hacer dos reflexiones. Los
mercados financieros y capitalistas presionan por eludir las regulaciones. Las
regulaciones de Basilea establecieron que los bancos debían tener cierta ratio
de capital en relación a su cartera de activos. Pero éstos diseñaron “Sociedades
de Propósitos Especiales” (especie de fideicomiso) para armar sus operaciones
por fuera de balance y, luego, comprar los papeles que emitían esas
entidades.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Y la segunda reflexión?</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>–Lenin decía que estaban bien las consignas pero hay que
pensar quién las aplica. En el G-20, se planteó que el FMI debe retomar poder
para regular. Ese organismo está gobernado por las grandes potencias, los
grandes banqueros y el capital internacionalizado. Va a responder a esos
intereses. Es un control de los altos mandos del capital para evitar
desequilibrios. No hay controles en abstracto.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
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size=4>Correspondencia de Prensa</FONT><BR>boletin solidario de información -
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Uruguay</FONT></STRONG></DIV>
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