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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><EM>boletín solidario de información -
edición internacional</EM><BR><FONT color=#800000 size=5><U>Correspondencia de
Prensa</U><BR>Agenda Radical - Colectivo Militante</FONT><BR><U>5 de junio
2009<BR></U>suscripciones y redacción: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>India<BR><BR>La izquierda en India y su
autopista hacia el infierno</FONT><BR><BR></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Alberto Cruz</FONT><BR></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>CEPRID </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.nodo50.org/ceprid/"><STRONG>http://www.nodo50.org/ceprid/</STRONG></A><BR><BR><BR>Las
elecciones en India han supuesto un descalabro para la izquierda institucional.
De 61 escaños con que contaba el Frente Democrático de Izquierda (FDI) ha pasado
a 23, muchos menos de los 39-43 que indicaban unas encuestas que ya venían
anunciando una importante caída en el voto popular sin que hubiese rectificación
alguna por parte de la dirigencia del Frente, empecinado en “crecer” a costa de
una alianza con otros partidos de corte regionalista y étnico con ideologías
cuando menos difusas puesto que alguno de ellos no ha tenido escrúpulos a la
hora de aliarse con el Congreso Nacional Indio o con el derechista Partido del
Pueblo (Bharatiya Janata) cuando lo ha estimado conveniente. El argumento era
que mantener la postura del FDI sin otras alianzas sería equivalente a un
suicidio político en aquellas zonas de India donde las organizaciones de
izquierda son débiles. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El tiro les ha salido por la culata a los promotores de
esta estrategia electoral y les ha estallado en la cara. En las elecciones
anteriores, 2004, el FDI se presentó en 69 distritos (de un total de 602 en que
está dividido administrativamente el país) y consiguió esos 61 escaños. Es
decir, prácticamente hizo un pleno. No ha sido así en esta ocasión: se ha
presentado en 82 distritos gracias a esa alianza en el denominado Tercer Frente
y ha bajado hasta los 24 escaños. De ellos, 16 han sido conseguidos por el
Partido Comunista de India (marxista) –antes contaba con 44-, cuatro por el
Partido Comunista de India –antes tenía 10- y los otros dos por sus coaligados
del Partido Socialista Revolucionario y el Frente de Avanzada. Ninguno para sus
otros coaligados en ese Tercer Frente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El Partido Comunista de India (marxista), fuerza
hegemónica del FDI, ha emitido una declaración pública en la que dice que la
disminución de voto ha sido “marginal” puesto que el partido ha obtenido un
porcentaje del 5’33% y eso es “ligeramente inferior al 5’66% logrado en las
elecciones de 2004” (1). Curiosa forma de justificar unos pésimos resultados,
máxime teniendo en cuenta que el índice de participación fue algo inferior a los
comicios anteriores –como consecuencia del boicot proclamado por los naxalitas-
y que desde el gobierno se había incentivado una “campaña del miedo” tras los
atentados de Mumbai en noviembre de 2008. No obstante, el PCI (marxista)
reconoce que ha sufrido “serios reveses” en Bengala Occidental y Kerala, los dos
estados que viene gobernando con mayoría absoluta desde hace décadas y muestra
su “profunda preocupación” por un hecho sin precedentes puesto que en estos dos
estados ha perdido nada más y nada menos que 25 escaños que ahora han ido a
parar a manos del Congreso Trinamool (una escisión del Congreso Nacional Indio),
en el caso de Bengala, y a formaciones locales, aunque también y por primera vez
en muchos años, ha conseguido escaños a su costa el derechista Bharatiya
Janata.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La autocrítica no es el fuerte de la izquierda
institucional india. Lo cierto es que debería sentir algo más que una “profunda
preocupación” por los resultados en estos dos estados puesto que la
participación electoral ha sido mayor que la que hubo en 2004 (en Bengala
Occidental ha votado el 80’67% frente al 78’04% en las elecciones anteriores y
en Kerala ha sido del 73’35% frente al 71’45% anterior, mientras que la media en
toda India ha sido del 58%), por lo que el voto de castigo al FI es evidente.
Aunque en India, como en otras partes del mundo, no se vota de la misma manera
en unas elecciones generales y en unas locales, la derrota sufrida por la
izquierda institucional anuncia la más que posible pérdida de la mayoría
absoluta con que cuenta en estos dos estados, emblemáticos hasta ahora no sólo
para la izquierda institucional de India sino para las organizaciones de la
izquierda institucional del exterior y, especialmente, de Asia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Bengala, con 80 millones de habitantes, tiene gobierno
comunista desde 1977 y el FDI consiguió en las últimas elecciones locales un
total de 235 escaños de los 294 con que cuenta la Asamblea (Parlamento). Kerala,
32 millones de habitantes, fue donde por primera vez los comunistas indios
formaron gobierno en 1957 tras ganar las elecciones y desde entonces han
gobernado intermitentemente hasta que en 1996 consiguieron la mayoría absoluta,
revalidando esa victoria en las posteriores citas electorales; de los 140
escaños del parlamento del estado de Kerala el FDI controla 82. Las próximas
elecciones locales son dentro de dos años y mucho tiene que cambiar el PCI
(marxista) para que sea capaz de mantenerse en el poder en estos dos estados de
una manera tan holgada.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>La industrialización y los “imperativos del
desarrollo”</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>La izquierda institucional de India está construyendo una
autopista hacia el infierno desde que en marzo de 2007 el gobierno de Bengala
Occidental apostase por la represión -14 muertos- de los movimientos populares
que se oponían a la instalación de una Zona Económica Especial en Nandigram (2).
La postura inicial del PCI (marxista) fue acusar a los campesinos de negarse a
aceptar el acuerdo que proponía el gobierno de Bengala y defender la ZEE como un
“imperativo del desarrollo”. Esa ZEE no era cualquier cosa, sino la puerta de
entrada de la multinacional indonesia Salim, un grupo económico con capital de
la corrupta familia del general Suharto. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Los comunistas indios se ponían a la cola de las
pretensiones gubernamentales de crear 339 Zonas Económicas Especiales en toda
India que, gracias a las desgravaciones fiscales que hacen que las empresas no
paguen ningún impuesto, gozan de ventajas fiscales y económicas para favorecer
la productividad y donde se puede eludir la legislación normal del país en
materia laboral, sindical y ambiental con el objetivo de atraer inversores
locales y extranjeros. Los sindicatos han manifestado en reiteradas ocasiones
que las ZEE eliminan históricas conquistas sociales del movimiento obrero indio
y la resistencia a su puesta en funcionamiento es grande. En un país donde el
90% de los trabajadores dependen de la economía informal, el renunciar al
ejercicio de los derechos sindicales (como ha establecido el gobierno en las
ZEE) significa más precariedad, más injusticia y más violencia. De hecho, la
sindicación de los trabajadores si bien no está prohibida de derecho, sí lo está
de hecho en estas ZEE puesto que los empresarios no contratan a quien esté
afiliado a un sindicato. La actitud hostil de los empresarios hacia los
trabajadores sindicalizados se ha radicalizado desde que a comienzos de la
década de 1990 el gobierno del Congreso Nacional Indio iniciase su política de
privatizaciones y desmantelamiento del sector público al amparo de la política
económica neoliberal.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En estos momentos en India hay ya 40 ZEE en
funcionamiento y la izquierda parlamentaria no quiso quedarse atrás en la
campaña por la “industrialización” del país. En Kerala el Frente de Izquierda
puso en marcha un programa experimental, presentado como una alternativa a las
ZEE, que permitía a las empresas radicadas en el estado, críticas con la
“excesiva” lucha sindical y las permanentes reivindicaciones de los
trabajadores, importar mano de obra de otros estados y así librarse de esas
molestias sindicales. Este hecho fue denunciado por los sindicatos al considerar
que permitía a los patronos “ignorar la legislación” puesto que con esas
prácticas “se desbaratan las actividades sindicales y se desalienta la formación
de sindicatos”, según ha dicho la Confederación India de Sindicatos (CITU),
históricamente vinculada al PCI (marxista). </DIV>
<DIV align=justify><BR>En Kerala la dirección del PCI (marxista) con su
secretario general, Pinarayi Vijayan, a la cabeza era partidaria de iniciar una
política económica más “abierta y liberal”. Por el contrario, la mayoría de los
cuadros y las bases consideraban que había que seguir manteniendo la postura
tradicional de apoyo principal a los agricultores, a los sectores populares y,
de forma especial, a los adivasis (indígenas) por ser los principales afectados
por la industrialización. Es de esperar que tras el fracaso electoral este
debate se extienda al interior de la organización a nivel estatal y que pierdan
las pretensiones de la dirección del partido.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los sindicatos indios son muy combativos, en especial la
CITU, y en el año 2006 mantuvieron un duro pulso con los gobiernos estatales y
central sobre el derecho de sindicación de los trabajadores del sector de
tecnologías de la información, una de las “joyas” de la industrialización de
India y del coqueteo con los países del Primer Mundo. Cuando el 14 de noviembre
de ese año, y a instancias de la CITU, se creó la Asociación de Trabajadores de
Tecnología de la Información en Bengala Occidental como un primer paso en la
lucha de los trabajadores del sector los patronos, apoyados por el gobierno
central y el local de Bengala, arremetieron contra la iniciativa. Curiosamente,
es en Bengala donde la CITU cuenta con mayor número de afiliados, 1’4 de un
total cercano a los 4 millones, y no ha dudado en convocar huelgas generales
contra el gobierno del FI. En Kerala la cifra de afiliados a la CITU llega al
millón.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los “imperativos del desarrollo” no terminaban ahí para
el PCI (marxista). Faltaba lo más emblemático y el símbolo más evidente de la
socialdemocratización acelerada de la izquierda institucional de India: en
Bengala Occidental se expropiaron tierras para la construcción de una fábrica de
coches, los famosos Nano (modelo de coche barato de la marca Tata Motors), en
Singur. Se da la circunstancia que el emplazamiento elegido está en una de las
zonas más fértiles de todo el estado, pero eso no arredró a la izquierda
institucional. El FDI y el PCI (marxista) apostaban claramente y por primera vez
en su historia por las clases medias y los sectores más pudientes económicamente
puesto que con un sueldo que no llega al euro y medio al día son pocos los
indios que pueden adquirir ese modelo de coche por barato que sea (el precio
inicialmente previsto del modelo Nano, antes de la crisis económica, era de
1.500 euros). Ya lo había dicho Arjun Sengupta, Presidente de la Comisión
Nacional para las Empresas del Sector No Organizado: “el 77% de la población de
la India, 853 millones, es pobre y vulnerable y tiene una capacidad de consumo
inferior a las 20 rupias diarias” (0,40 euros aproximadamente). Evidentemente,
no es algo que tuviese en cuenta la izquierda gobernante en Bengala, apoltronada
desde hace años y cada vez más alejada de la realidad de la calle.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La izquierda institucional de India ha logrado en menos
de tres años lo que la reacción no había logrado desde la independencia del
país, en 1947: dañar su credibilidad como fuerza política de ámbito estatal
preocupada por el bienestar de los trabajadores, los desfavorecidos y los
condenados de la tierra india. Y lo está pagando. La arrogancia con la que ha
tratado el sentimiento de los más desfavorecidos al imponer la ZEE en Bengala,
junto a la represión de Nandigram, así como la práctica antisindical del
gobierno en Kerala favoreció que el gobierno central viese el camino libre para,
por una parte, poner en marcha un Plan de Garantía de Empleo Rural que quitó a
la izquierda parlamentaria la bandera de la defensa del campesinado y, por otra,
establecer una legislación antisindical en los trabajadores públicos, a quienes
se limita el derecho de sindicación y negociación colectiva, o a los
trabajadores del sector bancario, quienes deben comunicar con seis meses de
antelación la convocatoria de huelga, por mencionar dos casos concretos de esa
práctica antisindical. Pero, como es obvio, hay más, muchos más..<BR></DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Expansión de los naxalitas</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Mientras que en el momento de escribir este artículo no
hay datos de nuevas reacciones del Comité Central del PCI (marxista) tanto en
Bengala como en Kerala se ha iniciado una dura reacción contra las respectivas
direcciones del partido. En Bengala, el primer ministro Bhattacharjee reconoce
ahora que no se pueden ignorar las deficiencias “en el funcionamiento del
gobierno, el partido y el Frente de Izquierda” en lo referente a un tema crucial
como la tierra anunciando, faltaría más, “un enfoque prudente y flexible en el
cumplimiento de los objetivos de desarrollo del gobierno, en particular los
relacionados con la adquisición de tierras que no se llevará a cabo [esa
adquisición de tierras] si la población local no quiere” (3). En Kerala, el
gobierno, en reunión de urgencia, decidió aplicar “medidas correctivas” en su
política. Habrá que esperar y ver, aunque las perspectivas de un cambio de
política real “en beneficio de los pobres” (4), como anuncia ahora (¿?)
Bhattacherjee - en un reconocimiento expreso de lo que ha venido siendo su
política en los últimos años y que certifica la aseveración hecha más arriba de
que se prefería la relación con las clases medias y más acomodadas a las bases
tradicionales comunistas- son más que dudosas puesto que ni en Bengala ni en
Kerala, al menos por el momento, se reniega de la apuesta por una política de
industrialización como iniciada hace tres años y que les ha llevado a esta
situación.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con su apuesta por la industrialización acelerada como un
“imperativo del desarrollo” la izquierda parlamentaria india ha asfaltado su
autopista hacia el infierno. Sólo la insurrección naxalita queda ya como
referente emancipador en India. Los dalits, los intocables en el sistema de
castas hindú, se han volcado hacia los maoístas; los campesinos pobres también.
Incluso pequeños sectores de los trabajadores industriales lo están haciendo,
como pone se pone de manifiesto día tras día y así lo recogen no sólo los medios
de comunicación de India, los de tirada federal y los de ámbito estrictamente
local (5) con titulares como “Los maoístas amplían sus zonas de influencia” o
“Maoístas a la ofensiva tras la humillación del PCM” -en India se denomina al
PCI (marxista) como PCM para diferenciarle del histórico Partido Comunista de
India, llamado PCI y también integrante del FDI-, sino agencias internacionales
(6). Y por si fuese poco, un importante sector de los intelectuales está
reclamando a los maoístas la formación de un nuevo frente, de carácter
inequívocamente revolucionario, que rompa con la inercia de una izquierda
tradicional que cada vez se ve más envuelta en casos de corrupción y que está
asumiendo con una rapidez desmesurada los planteamientos socialdemócratas con
tal de conservar el poder. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El gobierno central lo tiene muy claro: debilitada hasta
casi morir la izquierda institucional debido a sus propios errores sólo hay un
enemigo al que combatir porque representa una amenaza real para el sistema
capitalista indio. Por eso la primera medida del nuevo gobierno ha sido anunciar
que el Ministerio de Asuntos Exteriores va a hacer campaña política en Asia en
contra del “extremismo de izquierda” (en referencia a los naxalitas, dado que
están coordinados a nivel regional en el Comité de Coordinación de los Partidos
y Organizaciones Maoístas del Sur de Asia) y que se tomarán las medidas urgentes
necesarias para “adoptar medidas correctivas dentro de los Procedimientos
Operativos Estándar [que realizan las fuerzas policiales y las paramilitares] de
lucha contra los naxalitas” que permitan que “en un plazo de seis a siete meses
se pueda realizar una fuerte ofensiva contra los maoístas” (7). En esa ofensiva
habrá “una mayor coordinación entre las fuerzas paramilitares, la policía
estatal y la sociedad civil”. Esta última tendrá como misión la de
“contrarrestar la propaganda naxalita” (8), lo que pone de manifiesto una vez
más cómo el poder utiliza las ONGs y la famosa “sociedad civil” como frente de
choque ante las políticas que cuestionan el sistema, como si la pobreza se
produjese por generación espontánea, como las setas, y no fuese una consecuencia
de ese mismo sistema.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo que está sucediendo en India merece más atención en el
resto del mundo. Y la debacle de la izquierda parlamentaria debería ser un aviso
a navegantes sobre un comportamiento, por desgracia, demasiado extendido en
cuanto se pisa una moqueta y el poder te saluda con una palmada en la espalda
mientras te ofrece una silla aterciopelada. En Europa se sabe demasiado de esto.
En América Latina hay próximamente elecciones en países como Brasil, Chile y
Uruguay donde “la izquierda correcta”, al estilo de sus homólogos de India, se
enfrenta a una situación muy parecida a la que acaba de suceder en India. Una
vez que ya se ha hecho el trabajo para el sistema, apaciguando las luchas
sociales, este tipo de formaciones políticas son perfectamente prescindibles y
en ello no se escatiman esfuerzos ni campañas mediáticas. Por eso no está demás
recordar un viejo refrán español: “cuando las barbas de tu vecino veas pelar,
pon las tuyas a remojar”.</DIV>
<DIV
align=justify><BR><BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG></DIV><STRONG><U></U></STRONG>
<DIV align=justify><BR>(1) Comunicado del Politburó del PCI (marxista) ante los
resultados de las elecciones a la Lokh Shaba. 19 de mayo de 2005.<BR>(2) Alberto
Cruz, “La izquierda en India (y II): hacia la pérdida de identidad” <A
href="http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article301">http://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article301</A></DIV>
<DIV align=justify>(3) The Telegraph, 25 de mayo de 2009.<BR>(4) Ibid.<BR>(5)
The Tribune e India Times, 24 de mayo de 2009 <BR>(6) Prensa Latina, 25 de mayo
de 2009.<BR>(7) Asia Times, 21 de mayo de 2009.<BR>(8) Ibid.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000
size=4>Correspondencia de Prensa</FONT><BR>boletin solidario de información -
edición internacional<BR></FONT></STRONG><A
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Militante</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT
size=3>Gaboto 1305 - Teléf: (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT></STRONG><BR></DIV>
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<HR>
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