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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><EM>boletín solidario de información -
edición internacional</EM><BR><FONT color=#800000 size=5><U>Correspondencia de
Prensa</U><BR>Agenda Radical - Colectivo Militante</FONT><BR><U>26 de junio
2009</U><BR>suscripciones y redacción: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT
size=3>Palestina</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>La necesidad del
boicot cultural a Israel<BR><BR>Ilan Pappe *</FONT></STRONG><BR></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>The Electronic
Intifada</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://electronicintifada.net/v2/article10614.shtml"><FONT face=Arial
size=2><STRONG>http://electronicintifada.net/v2/article10614.shtml</STRONG></FONT></A></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Traducido del inglés para
Rebelión por Beatriz Morales Bastos</STRONG><BR><BR><BR>Si hay algo nuevo en la
interminable historia de Palestina es el claro cambio que se han producido en la
opinión pública en el Reino Unido. Recuerdo que vine a estas islas en 1980,
cuando el apoyo a la causa palestina estaba confinado al izquierda y, dentro de
ella, a una sección y a una corriente ideológica muy particular. El trauma
post-Holocausto y el complejo de culpabilidad, los intereses económicos y
militares, y la farsa de Israel como la única democracia en Oriente Medio
contribuyó todo ello a proporcionar inmunidad al Estado de Israel. Muy pocas
personas cambiaron de idea, según parece, ante un Estado que había desposeído a
la mitad de la población palestina originaria, demolido la mitad de sus ciudades
y pueblos, discriminado a la minoría de esta población originaria que vivía
dentro de los límites de sus fronteras por medio de un sistema de apartheid y
dividido en enclaves a dos millones y medio de ellos en una dura y opresiva
ocupación militar.</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Casi 30 años después parece que se han eliminado todos
estos filtros y cataratas en los ojos. La magnitud de la limpieza étnica de 1948
es bien conocida, se deja constancia del sufrimiento de los palestinos en los
territorios ocupados e incluso el presidente de Estados Unidos lo describe como
insoportable e inhumano. De forma similar, se observa diariamente la destrucción
y despoblación de la zona del gran Jerusalén y se reprende y condena
frecuentemente la naturaleza racista de las políticas respecto a los palestinos
en Israel.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Naciones Unidas describe la realidad de hoy, en 2009,
como una “catástrofe humana”. Los sectores conscientes y concienciados de la
sociedad británica saben muy bien quién causa y quién produce esta catástrofe.
Ya no se relaciona con circunstancias ambiguas o con el “conflicto”, sino que es
claramente considera el resultado de las políticas israelíes a los largo de los
años. Cuando se le preguntó al Arzobispo Desmond Tutu qué reacción había tenido
cuando visitó los territorios ocupados, señaló con tristeza que era peor que la
de la del apartheid. Sabía de qué hablaba.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como en el caso de Sudáfrica, estas personas decentes, ya
sea individualmente o como miembros de organizaciones, expresan su indignación
ante la opresión, colonización, limpieza étnica y hambruna continuas en
Palestina. Buscan maneras de demostrar su protesta y algunos incluso esperan
convencer a su gobierno de que cambie su vieja política de indiferencia e
inacción ante la continua destrucción de Palestina y de los y las palestinas.
Muchos de ellos son judíos, ya que muchas de estas atrocidades se han hecho en
su nombre de acuerdo con la lógica de la ideología sionista, y unos pocos de
ellos son veteranos de luchas civiles anteriores en su país por causas similares
a lo largo y ancho de este mundo. Ya no están confinados a un partido político y
provienen de todos los ámbitos de la vida.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por el momento, el gobierno británico no ha cambiado.
También fue pasivo cuando el movimiento anti-apartheid en este país le pidió que
impusiera sanciones a Sudáfrica. Fueron necesarias varias décadas para que este
activismo desde abajo llegara al más alto nivel político. En el caso de
Palestina cuesta más tiempo: la culpa por el Holocausto, los relatos históricos
y las distorsiones contemporáneas de Israel como una democracia que busca la paz
y de los palestinos como los eternos terroristas islámicos bloquearon el flujo
del impulso popular. Pero está empezando a encontrar su lugar y su presencia, a
pesar de la acusación hecha a toda demanda de este tipo de ser anti-semítica y a
pesar de la demonización del Islam y de los árabes. El tercer sector, este
vínculo importante entre los civiles y las agencias gubernamentales, nos ha
mostrado el camino: un sindicato tras otro, un grupo profesional tras otro han
enviado todos ellos recientemente un mensaje claro: ya está bien. Se ha hecho en
nombre de la decencia, de la moralidad humana y del compromiso civil básico de
no permanecer de brazos cruzados ante las atrocidades del tipo de las que Israel
ha cometido y sigue cometiendo contra el pueblo palestino.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En los últimos ocho años la política criminal israelí se
intensificó y los activistas palestinos buscaban nuevas maneras de hacerle
frente. Las probaron todas, la lucha armada, la guerra de guerrilla, el
terrorismo y la diplomacia: no funcionó ninguna. Y, sin embargo, no se rinden y
ahora proponen una estrategia no violenta, la del boicot, desinversión y
sanciones. Con estos medios quieren persuadir a los gobiernos occidentales de
salvar de una catástrofe y de un baño de sangre inminentes no sólo a ellos sino,
irónicamente, también a los judíos en Israel. Esta estrategia generó el
llamamiento al boicot cultural a Israel. Cualquier ámbito de la existencia
palestina expresa esta petición: la sociedad civil bajo la ocupación y los
palestinos bajo Israel. La apoyan los refugiados palestinos y la encabezan
miembros de las comunidades de los palestinos en el exilio. Llega en el momento
preciso y ofrece a individuos y organizaciones en el Reino Unido una manera de
expresar su indignación ante las políticas israelíes y, al mismo tiempo, una vía
de participación en la presión global al gobierno para que cambie su política de
proporcionar inmunidad a la impunidad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es desconcertante que, por el momento, este cambio en la
opinión pública no haya tenido impacto en la política, pero de nuevo tenemos que
recordar los tortuosos caminos que tuvo que recorrer la campaña contra el
apartheid [sudafricano] antes de convertirse en política. También merece la pena
recordar que dos valientes mujeres de Dublín, que tenían el duro trabajo de
cajeras de supermercado, fueron las únicas que se negaron a vender productos
sudafricanos. Veintinueve años después, los británicos se unieron a los demás en
la imposición de sanciones a Sudáfrica. Así, mientras los gobiernos dudan por
razones cínicas, por temor a ser acusados de anti-semitismo o quizá debido a
inhibiciones islamofóbicas, los ciudadanos y los activistas hace cuanto está en
su mano, simbólica y físicamente, para informar, protestar y denunciar. Tienen
una campaña más organizada, la del boicot cultural, o pueden unirse a sus
sindicatos en la política coordinada de presión. También puede utilizar su
nombre o su prestigio para indicarnos a todos nosotros que las personas decentes
de este mundo no pueden apoyar lo que hace y significa Israel. No saben si su
acción producirá un cambio inmediato ni si tendrán la suerte de ver el cambio en
el lapso de sus vidas. Pero en su propio libro personal de quiénes son y de qué
hicieron en sus vidas, y ante el severo ojo de la valoración histórica se les
incluirá junto con todos aquellos que no permanecieron indiferentes cuando la
inhumanidad bramaba disfrazada de democracia en sus propios países o en
cualquier otro lugar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por otra parte, los ciudadanos de este país,
especialmente los famosos, que continúan difundiendo, con bastante frecuencia
por ignorancia o por razones bastante más siniestras, la fábula de Israel como
una sociedad culta occidental o como “la única democracia en Oriente Medio” no
sólo están equivocados en relación a los hechos. Proporcionan inmunidad a una de
las mayores atrocidades de nuestro tiempo. Algunos de ellos nos piden que
dejemos la cultura fuera de nuestras acciones políticas. Este enfoque de la
cultura y la vida académica israelí como entidades diferentes del ejército, la
ocupación y la destrucción es moralmente corrupta y lógicamente caduca. Un día,
finalmente, la indignación desde abajo, incluyendo en el propio Israel,
producirá una nueva política; la actual administración estadounidense ya está
dando las primeras muestras de ello. La historia no vio con buenos ojos a los
directores de cine que colaboraron con el senador estadounidense Joseph McCarthy
en los años cincuenta o apoyaron el apartheid. Adoptará una actitud similar con
aquellos que ahora callan acerca de Palestina.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Un excelente caso al respecto se reveló el mes pasado en
Edimburgo. El director de cine Ken Loach dirigió una campaña contra las
relaciones oficiales y financieras que tenía el festival de cine de la ciudad
con la embajada israelí. El sentido de esta postura era transmitir el mensaje de
que esta embajada no sólo representa a los directores de cine de Israel, sino
también a sus generales que habían masacrado al pueblo de Gaza, a sus
torturadores que torturaran a los palestinos y las palestinas en las cárceles, a
sus jueces que envían sin juicio a la cárcel a 10.000 palestinos (la mitad de
los cuales son menores), a sus racistas alcaldes que quieren expulsar a los
árabes de sus ciudades, a sus arquitectos que construyen muros para encerrar a
las personas e impedirles que acudan a sus campos, escuelas, cines y oficinas, y
a sus políticos que crean una y otra vez estrategias para completar la limpieza
étnica de Palestina que iniciaron en 1948. Ken Loach consideró que la única
manera de boicotear el festival en su conjunto sería situar a sus directores en
un sentido y perspectiva moral. Tenía razón, así que lo hizo porque el caso está
nítidamente definido y la acción es tan simple y tan pura.</DIV>
<DIV align=justify><BR>No es sorprendente que se oyeran voces en contra. Ésta es
una batalla que está en curso y no se ganará fácilmente. Mientras escribo estas
líneas conmemoramos 42 años de ocupación israelí, la más larga y una de las más
crueles de los tiempos modernos. Pero el tiempo también ha generado la lucidez
necesaria para tomar estas decisiones. Esta es la razón por la que la acción de
Ken Loach fue efectiva inmediatamente; la próxima vez ni siquiera será
necesaria. Uno de sus críticos trató de señalar el hecho de que hay personas en
Israel a las que les gustan las películas de Ken Loach, por lo tanto, lo que él
hacía era un tanto ingrato. Puedo asegurar que aquellos de nosotros en Israel
que vemos las película de Loach también somos quienes aplaudimos su valentía y,
a diferencia de este crítico, no creemos que esto sea un acto similar a pedir la
destrucción de Israel sino, más bien, la única manera de salvar a los judíos y a
los árabes que viven ahí. Pero, en todo caso, es difícil tomar estas críticas en
serio cuando van acompañadas de la descripción de Palestina como una entidad
terrorista y de Israel como una democracia como Gran Bretaña. La mayoría de
nosotros en el Reino Unido estamos lejos de esta necedad propagandísticas y
estamos preparados para el cambio. Ahora estamos esperando a que el gobierno de
estas islas haga lo mismo. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* Ilan Pappe es [un historiador israelí exilado en Reino
Unido y] director del Departamento de Historia de la Universidad de Exeter. Este
artículo se publicó originalmente en pulsemedia.org y se publica con permiso del
autor. </DIV>
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<HR>
</DIV>
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Uruguay</FONT></STRONG><BR></DIV>
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