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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><EM>boletín solidario de información -
edición internacional</EM><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa<BR>Agenda Radical - Colectivo Militante</FONT><BR><U>21 de julio
2009</U><BR>suscripciones y redacción: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Colombia</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Un atentado a la soberanía y la
estabilidad regionales<BR></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>El cuento viejo
de las nuevas bases militares estadounidenses en
Colombia</FONT></STRONG><BR><BR><BR><STRONG>Juan Alberto Sánchez
Marín<BR>Alai-amlatina</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://alainet.org/"><STRONG>http://alainet.org/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><BR>Las nuevas instalaciones, según lo reveló la revista
colombiana Cambio, son las cinco principales bases de la Fuerza Aérea y la
Armada en el país: Apiay, Malambo, Palanquero, Cartagena y Bahía de Málaga. Las
bases harían parte de la nueva “arquitectura del teatro”, como ha llamado el
Comando Sur a la extensa red de facilidades y funciones militares en América
Latina y el Caribe. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Dice la Wikipedia, enciclopedia libre de la red, que le
dio en la cabeza a un Artrópodo como Microsoft y le sacó de circulación su
Encarta, que “una base militar es una instalación que es propiedad directa y
operada por y/o para el ejército o una de sus ramas. En su mayoría acogen
material y personal militar, así como instalaciones para entrenamiento y
operaciones”. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Dice el gobierno colombiano, que ni es libre ni mucho
menos tiene apuntes enciclopédicos, sobre las bases militares gringas, que de
labios para afuera se instalarán pronto en el país y que corazón adentro ya
están operando hace años y a sus anchas, dice que estas serán más bien centros
de intercambio, formación, cooperación, en fin, cosas amables y beneficiosas que
lo extraño es que no hayan sido reconocidas antes y que un gobierno abiertamente
sagaz haya tardado dos mandatos para acogerlas en su seno. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero la realidad, ay, es otra y bien distinta. Si a la
enciclopedia no se le puede creer todo, ni siquiera mucho, a la verborrea
subrepticia y culebrera del gobierno hay que creerle menos, o, mejor aún, nada.
Por supuesto, la Wikipedia está en lo cierto. Y, también por supuesto, el
gobierno no está errado ni es engañado: sólo nos mete los dedos a la boca.
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Palabras, palabras</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>William Brownfield, el embajador de los Estados Unidos,
un tejano de pura cepa, que exuda por cada poro la misma patética moral de su
anterior jefe, George, a la que se afilia a pasos agigantados el actual, Barak,
porque nunca ha tenido otra, dijo hace pocos meses que "Colombia y Estados
Unidos estamos colaborando en los esfuerzos contra la droga ilícita, en los
esfuerzos contra la delincuencia internacional”. Y, claro, “parte de esa
colaboración, sin duda ninguna, requiere acceso a instalaciones entre los dos
países y requiere un ajuste". </DIV>
<DIV align=justify><BR>Ya quisiera yo ver, en medio de tanta reciprocidad, a
algún militar colombiano en territorio estadounidense, abriendo la boca para
algo más que bostezar. Así fuera en cualquier cenáculo de cortapalos y así fuera
para pedir que lo manden de sapo al frente afgano o al iraquí, o a los altos del
Golám, “a morir por mis amigos”. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Ahora Brownfield, el pequeño guerrero, egresado del
National War College (NWC), una especie de lobanillo en la National Defense
University, quien de paso también fue asesor político, entre 1989 y 1990, del
Comandante en Jefe del U.S. Southern Command, Comando Sur, en Panamá, insiste en
que las bases en Colombia no serán bases, y en todo caso y si por algún azar lo
fueran tampoco serán como la Eloy Alfaro de Manta. Así que parece que el
desmantelamiento de la base aérea ecuatoriana en los mismos días en los que se
anuncia que lo que sea que se monte “para entrenamiento y operaciones” en el
país, es mera coincidencia. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Y sostiene el embajador, con un acento de western y un
tartamudeo calculados, que lo hacen parecer cándido cuando en verdad es
insolente a más no poder, que se trata de una colaboración en la que a los
Estados Unidos no sólo van a servirles las bases aéreas, sino también las
navales. Que todas les son necesarias a su país para tanquear aviones y barcos,
helicópteros y lanchas, en fin. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La misma pavada que ya canturreaba hace meses nuestro
actual ministro de Defensa encargado, Freddy Padilla, cuando afirmaba que “una
de las funciones que podría asumir Colombia, tras la salida de Estados Unidos de
Manta, podría consistir en prestar instalaciones militares para que los aviones
americanos se puedan reabastecer y recibir mantenimiento técnico, para evitar
que tengan que viajar hasta su país y recibir la misma ayuda que se le puede
brindar en Colombia”. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La única diferencia es que nuestro general hablaba de los
hechos como dudosos, posibles, quizás deseables, es decir, con los verbos en un
modo subjuntivo y en un tiempo digamos que imperfecto, en tanto que el
embajador, dando la cara con la impunidad que le otorga ser quien es, en emisión
de noticias de televisión del 18 de julio de 2009, lo refería como un hecho no
sólo cotidiano, ya en ejercicio, sino como una práctica vieja, sin importancia
de lo acostumbrada, o sea, soltando revelaciones en un pretérito perfecto simple
del indicativo. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Un tris de memoria</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>Es una vieja historia la de las bases militares. Los
romanos dejaban legiones enteras en las distintas rutas de sus avanzadas
coloniales. Esas bases eran la manera obvia de garantizar la sujeción de los
territorios conquistados y ocupados. Muy al oriente, unos siglos atrás, Gengis
Khan había hecho lo mismo, para hacer posible la cohesión de las miles de tribus
que conformaban la colcha de retazos de su imperio. Y España, en su momento,
cuando la conquista, atiborró de bases la geografía del Nuevo Mundo. Los hijos
de Cristóbal Colón, Diego y Fernando, fueron expertos en el tema. Asesores
perfectos aún sin Pentágono. Y España las mantuvo y reforzó durante la colonia,
no solo para cuidar las entrañas, sino para defenderse de las bases móviles
inglesas y francesas, pioneros como se sabe en las ardides usurpadoras de
nuestros tiempos. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Las bases militares son algo consustancial a los afanes
imperiales. Ellas permiten mantener bajo control a los pueblos sometidos,
sofocar voces y fuegos contrariados, mantener a buen recaudo las riquezas
conquistadas, y actuar pronto y a discreción contra cualquier ruido en el
sistema. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Estados Unidos, el imperio que en desventura nos tocó, ha
echado mano de la estratagema desde que es imperio. No le han bastado las
incesantes invasiones. En realidad, esas son sólo la fase inicial del cuento. La
invasión, el acuerdo, la concesión, por la guerra o por la paz, por presiones,
chantaje o voluntad interesada y entreguista de las élites ungidas con el poder
local, abren la puerta. Las bases garantizan al gringo adentro. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El Canal de Panamá, desde su inauguración, hasta la
entrada en vigencia de los tratados Torrijos – Carter, fue una base militar con
canal. Después de eso, no se sabe a ciencia cierta lo que es, pero sí claramente
que Panamá érase que se es un pequeño país a un canal pegado. Y la plataforma
ahí, más trancada, menos visible, por la que vuelan y revuelan los mismos de
antes, aunque ahora el cuartel central del Comando atienda en Miami. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Los Estados Unidos convalidaron internacionalmente el
régimen franquista, que tantos devaneos tuvo con la Alemania nazi y la Italia
fascista, a punta de bases militares, por la gracia de un tratado oscuro y
oculto que todavía no se devela por entero y que facultaba a los Estados Unidos
para operarlas con total impunidad. Una aquiescencia costosa, que el país
ibérico, ya sin Paco y más de cincuenta años después, sigue pagando por cuotas y
a punta de bases estadounidenses autónomas, en un país al que tanto le seducen
las autonomías. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero no se trata sólo de España. Toda Europa fue minada
de bases militares por los Estados Unidos y la OTAN, desde la guerra fría, con
el pretexto de hacerle frente a una supuesta e inminente agresión de la Unión
Soviética, la cual, claro está, nunca llegó, pero que dejó un cinturón de bases
de norte a sur y de este a oeste, la mayor parte de las cuales continúa
operativa. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Ratones cuidando el queso</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>América Latina, desde el punto de vista geopolítico,
significa para los Estados Unidos exactamente el papel que sus gobiernos le han
endilgado con desprecio, desde Harry Truman para acá: el de patio trasero, en el
que están los recursos, las reservas, la despensa. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Las bases estadounidense, también por esas casualidades
que ya notamos, rodean la Amazonía, pacen junto al Acuífero Guaraní, florecen en
las rutas comerciales más importantes, engordan en los lugares estratégicos y
acechan como águilas a los gobiernos que no son amigos, que les producen
malestar o que causan inestabilidad para sus propósitos, que son todos los de la
región, con excepción de Felipe Calderón, en México, Alan García, en Perú, y,
quién lo duda, Álvaro Uribe, en Colombia, y no más de 2 o 3 lacayos
vergonzantes, en un mapa que suma 36 países. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Algunas de estas bases no tienen límites al número del
personal de los Estados Unidos en ellas; le ofrecen acceso a puertos, espacio
aéreo e instalaciones de los gobiernos no especificadas consideradas
pertinentes; siempre buscan enraizarse, apropiarse, perpetuarse y expandirse en
los lugares en los que se instalan; no son transparentes ni están sujetas a
fiscalización, y muchas no son cobijadas por las leyes del país en el que están,
ni siquiera por las de los propios Estados Unidos o por las leyes
internacionales. Todas son un atentado flagrante a la soberanía del país
anfitrión, burlando constituciones y llevando a cabo toda clase de funciones
soterradas, a parte de las netamente militares, en los terrenos ideológicos,
políticos y económicos. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Las gracias de una desgracia</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>En Colombia, las bases militares estadounidenses siempre
han cumplido una función clara, que muy poco tiene que ver con la tergiversación
oficial de su cometido, relacionada con pretextos que desmontan las propias
cifras de una ojeada. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>El combate al narcotráfico es una falacia de la que da cuenta
cada informe de Naciones Unidas. El antiguo Plan Colombia, luego Plan Patriota,
ahora modelo de la Iniciativa Mérida que se implementa en México, es digno de
capítulo aparte. Los mentados logros al respecto devienen de unas magnitudes que
se volvieron directamente proporcionales: a mayor inversión, aumento de las
fumigaciones con glifosato e incremento de la guerra, el desplazamiento y la
persecución, pues más tierras cultivadas con coca y amapola, más “mulas”
portando droga en los vientres y más narices enyesadas en las calles de los
propios Estados Unidos y Europa. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La militarización constituye el armazón primario sobre el
que se monta el proceso de colonización de los Estados Unidos en la región, que
se complementa con el andamiaje el económico. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Las bases de Tres Esquinas y Larandia, en el departamento
de Caquetá, y de Villavicencio, en el departamento del Meta, que operan con la
presencia de aviones y la inteligencia técnica del Pentágono, llevan tiempo
apoyando el combate a los grupos subversivos, vigilando las fronteras y soltando
en las calles gringos mestizados de afán, consumidores de whiskey, coca y putas
silvestres. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Las nuevas instalaciones, según lo reveló la revista
colombiana Cambio, son las cinco principales bases de la Fuerza Aérea y la
Armada en el país: Apiay, Malambo, Palanquero, Cartagena y Bahía de Málaga.
Estas bases harían parte, abiertamente, de la nueva “arquitectura del teatro”,
como llama el Comando Sur a la extensa red de facilidades y funciones militares
en América Latina y el Caribe, y, de seguro, estos engendros se parecerán más al
ambiguo nombre inventado hace unos años por el mismo Comando, las llamadas
“localidades de seguridad cooperativa”, CSL (por sus siglas en inglés). Un
mecanismo más acorde con los tiempos y los designios actuales, más ágiles,
expansivos y peligrosos, de fiera espantada a punta de palos y de los procesos
liberadores del vecindario. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Colombia, pues, es el lugar perfecto, geopolíticamente
estratégico, con dos mares, cinco fronteras y un presidente vil y servil, un
simple mozalbete de espuelas, que los propios gringos ni siquiera tienen que
arriar, sino atajarlo. Como cuando pidió a los Estados Unidos, durante la
reunión de Davos de enero de 2003, la invasión de la zona del Amazonas, para
rematar la lucha contra la guerrilla, y que llegó a impulsar la idea de una
"fuerza de paz americana", para que interviniera militarmente en Colombia. Un
aliado al que se tiene por el mango. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Un gobierno que se salta las talanqueras legales
internas, a espaldas de una Comisión Asesora ornamental, un Congreso propicio,
aunque con voces lúcidas e incómodas, unos medios de comunicación que hacen de
parlantes de sus frases y comunicados, aunque también con algunas voces claras y
chocantes, y un país entero, según sus propias encuestas, inconsecuente y
obsecuente. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Un presidente, eso sí, definido y decisivo, que reclamará
como un acto más de soberanía la presencia en el país de los estadounidense, sus
radares, sus buques, sus aviones y portaviones, por cuanto nos facilitará
pelarle los dientes al vecino que sea. Y que reivindicará el acto a través de
algún raciocinio para enmarcar: “En las bases de los Estados Unidos instaladas
en nuestro territorio, obligamos a los estadounidenses a hacer lo que les venga
en gana, dentro o todo el país alrededor de ellas, y nos damos el lujo de
ignorar lo que hacen, y, de saberlo, nos permitimos la gracia de que no nos
importe.” Queridos compatriotas, ¿qué más queréis? </DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000
size=4>Correspondencia de Prensa</FONT><BR>boletin solidario de información -
edición internacional<BR></FONT></STRONG><A
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color=#800000 size=4>Agenda Radical - Colectivo
Militante</FONT><BR></FONT></STRONG><A
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Uruguay<BR></FONT></STRONG></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV></FONT></BODY></HTML>