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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><EM>boletín solidario de información -
edición internacional</EM><BR><FONT color=#800000 size=5><U>Correspondencia de
Prensa</U><BR>Agenda Radical - Colectivo Militante</FONT><BR><U>7 de agosto
2009</U><BR>suscripciones y redacción: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Unasur</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>¿Bye bye Consejo
Sudamericano de Defensa?</FONT> <BR><BR></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Juan Gabriel Tokatlian
*</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial size=2>Página/12, Buenos Aires,
7-8-2009</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A href="http://www.pagina12.com.ar"><STRONG><FONT face=Arial
size=2>http://www.pagina12.com.ar</FONT></STRONG></A></DIV><FONT face=Arial
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<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>Todo indica que Estados Unidos podrá utilizar varias bases
militares en Colombia. El acuerdo, a sellarse próximamente, se ha presentado en
Bogotá como continuación y complemento de la lucha contra el narcotráfico y el
terrorismo, y en Washington como sustitución de la base de Manta, en Ecuador
–que EE.UU. debe abandonar este año–, y como localizaciones para llevar a cabo
“operaciones contingentes, logística y entrenamiento”, de acuerdo al lenguaje
del Pentágono.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Visto desde la situación concreta de Colombia, no existe
ningún interés nacional en juego en este tema: los avances del Estado frente a
los distintos actores armados han sido relevantes; los vecinos ideológicamente
más antagónicos no han usado ni amenazan usar la fuerza contra el país; los
vecinos más comprensibles con la situación interna no agreden a Colombia ni
insinúan hacerlo; las naciones de Sudamérica no han mostrado conductas
oportunistas –avanzar sus propios objetivos en desmedro de los nacionales–
contra Bogotá ni antes ni ahora; y el hemisferio en su conjunto está procurando
dejar atrás la dinámica costosa y agresiva de la Guerra Fría.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin embargo, el nuevo compromiso bilateral puede
analizarse y evaluarse desde otras perspectivas. Una de ellas es desde la óptica
de Estados Unidos y desde el prisma de la geopolítica global y regional. En ese
sentido, hay un conjunto de presupuestos básicos que no se han alterado con la
llegada al gobierno del presidente Barack Obama.</DIV>
<DIV align=justify><BR>- En las últimas dos décadas –y en particular, después
del 11-S– se ha producido un desbalance notable entre el componente militar y el
componente diplomático en la política exterior de Estados Unidos. La
militarización de la estrategia internacional de Washington ha implicado un
desproporcionado gasto en defensa –en relación con cualquier potencial
adversario individual o hipotética coalición de desafiantes, y en comparación a
lo destinado a la diplomacia convencional–, una desmesurada y peligrosa
preponderancia burocrática en el proceso de toma de decisiones, y una ascendente
autonomía frente a los civiles en la política pública del país.</DIV>
<DIV align=justify><BR>- En ese contexto, desde mediados de los noventa el
Comando Sur se ha ido transformando en el etnarca militar de Estados Unidos para
el Caribe y América latina. Estacionado en la Florida, el Comando Sur tiende a
comportarse como el principal interlocutor de los gobiernos del área y el
articulador cardinal de la política exterior y de defensa estadounidense para la
región. El perfil proconsular del Comando Sur se observa y comprueba mediante el
análisis empírico del vasto conjunto de iniciativas, acciones, desembolsos,
ejercicios, datos y manifestaciones que diseña y ejecuta en torno de las
relaciones continentales. El restablecimiento de la IV Flota es apenas uno de
los últimos indicadores de una ambiciosa expansión militar en la región que no
contó con ningún cuestionamiento del Departamento de Estado ni de la Casa
Blanca.</DIV>
<DIV align=justify><BR>- En ese sentido, el uso de varias instalaciones
militares en Colombia le facilita al Comando Sur lograr parte de su proyecto
proconsular: ir facilitando –naturalizando– la aceptación en el área de un
potencial Estado gendarme en el centro de América del Sur. El mensaje principal
es para Brasil y no para Venezuela. Más allá de las coincidencias políticas y de
negocios entre Brasilia y Washington, Estados Unidos buscará restringir al
máximo la capacidad de Brasil en el terreno militar y buscará acrecentar su
propia proyección de poder en la Amazonia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ahora bien, con una simple maniobra diplomática Estados
Unidos demostró que el recientemente creado Consejo Sudamericano de Defensa
(CSD) de inspiración brasileña es, hasta ahora, un tigre de papel. América del
Sur, una región donde no existen amenazas letales a la seguridad estadounidense,
no hay países que proliferen nuclearmente, no se divisan terroristas
transnacionales de alcance global que operen contra intereses de Washington, es
una de las más pacíficas del mundo, tiene regímenes democráticos en todos los
países y posee, conjuntamente, un bajo nivel de antiamericanismo, no podrá
discutir por qué Estados Unidos necesita usar bases militares de Colombia. Ni
Bogotá acepta debatir el tema –y de allí el despliegue de diplomacia
presidencial bilateral de estos días del presidente Alvaro Uribe– ni Washington
necesita explicar su política a la región. En todo caso, el consejero de
Seguridad Nacional de Estados Unidos, el general retirado James Jones (foto), ya
visitó Brasilia y le informó al gobierno del presidente Lula la decisión de su
gobierno.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En la medida en que América del Sur siga creando
instituciones que no pueden abordar los temas centrales de la región, resultará
evidente su nivel de fragmentación y su incapacidad de asumir los desafíos
principales del área. Caracas y aun Brasilia pueden vivir con ello; para
Argentina es funesto. Dado que Buenos Aires no es un interlocutor clave (ya sea
por amistad u oposición) de Washington, carece de una visión estratégica desde
hace años, ha perdido influencia en Sudamérica y no aporta a una mejor
institucionalización regional. La situación del país es todavía más delicada: el
fallido nacimiento del CSD es muy costoso para Argentina.</DIV>
<DIV align=justify><BR>* Profesor de Relaciones Internacionales de la
Universidad Di Tella y miembro del Club Político Argentino.</DIV>
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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000
size=4>Correspondencia de Prensa</FONT><BR>boletin solidario de información -
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size=3>Gaboto 1305 - Teléf: (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT></STRONG><BR></DIV>
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