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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><EM>boletín solidario de información -
edición internacional</EM><BR><FONT size=5><FONT
color=#800000><U>Correspondencia de Prensa</U><BR>Agenda Radical - Colectivo
Militante</FONT></FONT><BR><U>7 de agosto 2009</U><BR>suscripciones y redacción:
</FONT></STRONG><A href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>América del Sur</FONT></STRONG></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Bases militares de EEUU en
Colombia</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>El tóxico de Uribe
</STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Atilio
Boron </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>La
Haine</STRONG></FONT></DIV>
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href="http://www.lahaine.org/"><STRONG>www.lahaine.org/</STRONG></A></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><BR>Justificar la escalada de la ofensiva militar del imperio
con el propósito de revertir los cambios que en los últimos años alteraron la
fisonomía sociopolítica de la región. Ante esta desconcertante realidad la
táctica de la Casa Blanca ha sido abandonar la retórica belicista de Bush y
ensayar un discurso igualitarista y respetuoso de la soberanía de los países del
área, pero desplegando nuevas bases militares, manteniendo a la Cuarta Flota y
fortaleciendo sin pausa al Comando Sur.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En este sentido Barack Obama, a quien los perpetuamente
desorientados “progres” europeos y latinoamericanos continúan confundiendo con
Malcom X, está siguiendo al pie de la letra los consejos de Theodore Roosevelt,
el padre de la gran expansión imperialista norteamericana en el Caribe y
Centroamérica, cuando dijera “speak softly and carry a big stick”, es decir,
“habla bajito pero lleva un gran garrote”. Roosevelt fue un maestro consumado en
aplicar esa máxima a la hora de construir el Canal de Panamá y lograr, con la
infame Enmienda Platt, la práctica anexión de Cuba a los Estados Unidos. Con su
política de remilitarización forzada de la política exterior hacia América
Latina y el Caribe Obama se interna por el camino trazado por su
predecesor.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La justificación que Uribe esgrime en apoyo de su
decisión de conceder a las fuerzas armadas de Estados Unidos siete bases
militares es que de esa manera se amplía la cooperación con el país del Norte
para librar un eficaz combate contra el narcotráfico y el terrorismo. Excusa
insostenible a la luz de la experiencia: según una agencia especializada de las
Naciones Unidas los dos países donde más creció la producción y exportación de
amapola y coca son Afganistán y Colombia, ambos bajo una suerte de ocupación
militar norteamericana. Y si algo enseña la historia del último medio siglo de
Colombia es la incapacidad para resolver el desafío planteado por las FARC por
la vía militar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pese a ello el general Freddy Padilla de León ­–quien
gusta decir que morir en combate “es un honor sublime”- anunció días pasados en
Bogotá que las siete bases estarían localizadas en Larandia y en Apiay (ambas en
el Oriente colombiano); en Tolemaida y en Palanquero (en el centro de Colombia);
en Malambo (sobre el Atlántico, en la costa norte); en Cartagena, sobre el
Caribe colombiano y la séptima en un lugar aún no determinado de la costa del
Pacífico. El Congreso de Estados Unidos ya aprobó la suma de 46 millones de
dólares para instalar su personal y sus equipos bélicos y de monitoreo en estas
nuevas bases con el objeto de reemplazar las instalaciones que tenía en Manta.
En la actualidad ya hay en Colombia 800 hombres de las fuerzas armadas de
Estados Unidos y 600 “contratistas civiles” (en realidad, mercenarios) pero los
analistas coinciden en señalar que la cifra real es mucho más elevada que la
oficialmente reconocida. </DIV>
<DIV align=justify><BR>No hace falta ser un experto militar para comprobar que
con la entrega de estas bases Venezuela queda completamente rodeada, sometida al
acoso permanente de las tropas del imperio estacionadas en Colombia, amén de las
nativas y los “paramilitares”. A ello habría que agregar el apoyo que aportan en
esta ofensiva en contra de la Revolución Bolivariana las bases norteamericanas
en Aruba, Curazao y Guantánamo; la de Palmerolas, en Honduras; y la Cuarta Flota
que dispone de suficientes recursos para patrullar efectivamente todo el litoral
venezolano.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero no sólo Chávez está amenazado: también Correa y Evo
Morales quedan en la mira del imperio si se tiene en cuenta que Alan García en
Perú arde en deseos de ofrecer “una prueba de amor” al ocupante de la Casa
Blanca otorgándole facilidades para sus tropas. En Paraguay, Estados Unidos se
aseguró el control de la estratégica base de Mariscal Estigarribia –situada a
menos de cien kilómetros de la frontera con Bolivia- y que cuenta con una de las
pistas de aviación más extensas y resistentes de Sudamérica, apta para recibir
los gigantescos aviones de transporte de tanques, aviones y armamento pesado de
todo tipo que utiliza el Pentágono. También en ese país dispone de una enorme
base en Pedro Juan Caballero, ¡localizada a 200 metros de la frontera con
Brasil!, pero según Washington pertenece a la DEA y tiene como finalidad luchar
contra el narcotráfico. La amenaza que representa esta expansión sin precedentes
del poder militar norteamericano en Sudamérica no pasó desapercibida para
Brasil, que sabe de las ambiciones que Estados Unidos guarda en relación a la
Amazonía, región que “puertas adentro” los estrategas imperiales consideran como
un territorio vacío, de libre acceso, y que será ocupado por quien
tecnológicamente tenga la capacidad de hacerlo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ante estas amenazas los países sudamericanos tienen que
reaccionar con mucha firmeza, exigiéndole a Estados Unidos archivar sus planes
belicistas en Colombia, desmilitarizar América Latina y el Caribe y desactivar
la Cuarta Flota. La retórica “dialoguista” de Obama es incongruente con la
existencia de semejantes amenazas, y si quiere lograr un mínimo de credibilidad
internacional debería ya mismo dar instrucciones para dar marcha atrás con estas
iniciativas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por su parte, los gobiernos de la región nucleados en la
Unasur y el Consejo Sudamericano de Defensa deberían hacer oídos sordos ante las
falacias de Uribe y pasar del plano de la retórica y la indignación moral al más
concreto de la política, impulsando algunos gestos bien efectivos: por ejemplo,
ordenando el inmediato retiro de las misiones militares y los uniformados
estacionados en nuestros países mientras no se reviertan aquellas políticas. De
ese modo el mensaje de rechazo y repudio al “militarismo pentagonista” -como
precozmente lo bautizara un gran latinoamericano, Juan Bosch- llegaría claro y
potente a los oídos de sus destinatarios en Washington. Las súplicas y
exhortaciones, en cambio, no harían sino exacerbar las ambiciones del
imperialismo. </DIV>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000
size=4>Correspondencia de Prensa</FONT><BR>boletin solidario de información -
edición internacional<BR></FONT></STRONG><A
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size=3>Gaboto 1305 - Teléf: (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT></STRONG><BR></DIV>
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