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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><EM>boletín solidario de información -
edición internacional<BR></EM><FONT color=#800000 size=5><U>Correspondencia de
Prensa</U><BR>Agenda Radical - Colectivo Militante</FONT><BR><U>3 de setiembre
2009</U><BR>suscripciones y redacción: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Debates</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Reflexiones sobre las revoluciones
interrumpidas *</STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Florestan Fernandes
**</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Cuadernos de Pensamiento
Crítico Latinoamericano - Clacso</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Nº 9 - julio
2008</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Le Monde
Diplomatique</STRONG><BR><BR></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>El tema de las revoluciones que son
"paralizadas" o "frustradas" ha vuelto a estar a la orden del día. Historiadores
y sociólogos retoman el hilo de una reflexión cuyas raíces se encuentran en el
siglo XIX, aunque las explicaciones sean otras y, a veces, combinen la inquietud
política, la insatisfacción social y el refinamiento teórico, como sucede con
las aportaciones de Orlando Fals Borda (1), que a lo largo de su carrera viene
enfocando el tema de varias maneras, en términos de la evolución histórica de
Colombia o de la situación global de América Latina. <BR><BR><BR><STRONG>El
Problema de la Descolonización</STRONG> </FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>La orientación predominante en las clases privilegiadas
de América Latina consiste en confundir la disgregación del antiguo régimen
colonial con la descolonización como proceso histórico-social. De esta manera,
se procede a una mistificación que se desenvuelve, en mayor o menor grado, en
todos los países, pero que, principalmente, se manifiesta de manera acentuada en
los diversos países que aún se encuentran en el período de transición
neocolonial. El desengaño se ha llevado a cabo, en términos científicos, a
través de la teoría del colonialismo interno; en el plano de la lucha de clases
y de la oposición política articulada, la misma aparece bajo las banderas del
combate al "feudalismo", a las estructuras arcaicas de producción y, sobre todo,
del antiimperialismo. ¡Algo es mejor que nada! Sin embargo, la teoría del
colonialismo interno les concede a las clases dominantes una ventaja
estratégica: ella descuida por demás la necesidad de una investigación rigurosa
de las formas de estratificación enlazada al capitalismo neocolonial y al
capitalismo dependiente; y coloca a la lucha de clases propiamente dicha en un
segundo plano, concentrando el impacto sobre los efectos constructivos del
cambio social espontáneo, del desarrollismo y, en particular, de la
secularización y de la racionalización inherentes a la expansión del urbanismo y
del industrialismo. Por lo tanto, en aquello en lo que se presenta como una
teoría crítica, la misma se polariza como una manifestación intelectual del
radicalismo burgués y del nacionalismo reformista. El combate político a los
remanentes feudales o al feudalismo persistente y al imperialismo tiene un
carácter de ruptura más pronunciado. De hecho, el mismo se vincula con un
intento de las vanguardias de izquierda por informarse acerca de la dinamización
de las transformaciones dentro del orden relacionadas con la revolución burguesa
(esas transformaciones fueron descritas en Europa como "revoluciones" y son las
que marcan el avance de la revolución burguesa: la revolución agraria, la
revolución urbana, la revolución industrial, la revolución nacional y la
revolución democrática). En términos tácticos, el intento se detiene en el nivel
de los conflictos en el seno de las clases dominantes: poner a las facciones de
la burguesía estructuradas en la producción latifundista y en el sector de la
exportación o insertas en la dominación externa, en contra de las facciones
estructuradas en la expansión del mercado interno y de la industria. En
consecuencia, ésta no contribuye a adecuar la teoría de las clases sociales y de
la lucha de clases a las condiciones concretas de los países en situación
neocolonial o de capitalismo dependiente; y contribuye muy mal con el planteo de
las reivindicaciones de los trabajadores del campo y de la ciudad en un lenguaje
específicamente socialista y revolucionario. Por lo tanto, también desembocó en
la órbita del reformismo burgués, aunque no se pueda subestimar su importancia
en cuanto a la movilización política de sectores de la población pobre y
trabajadora sistemáticamente excluidos de la cultura cívica y de la sociedad
civil, así como en cuanto a la impregnación nacionalista y radical-democrática
de algunos sectores de las clases medias o incluso de las clases altas.
<BR><BR>Lo que es grave es que el problema de la descolonización no fue y
continúa no siendo planteado como y en tanto tal. El mismo es diluido y
desintegrado como si no existiera y, sustantivamente, como si lo que importara
fueran sólo las debilidades congénitas del capitalismo neocolonial y del
capitalismo dependiente. Sombart demostró que el capitalismo puede
transformarse, agotando épocas bien marcadas, manteniendo no obstante espacio
histórico y económico para la supervivencia y la revitalización de formas
superadas de producción y de intercambio. Se podría pensar, desde los países
centrales, que éstos serían "nichos" de formas arcaicas u obsoletas de
capitalismo, funcionales a los arreglos modernos y más avanzados del desarrollo
capitalista. Este razonamiento no se aplica del mismo modo a la periferia,
principalmente a los países que se encuentran en situaciones neocoloniales
específicas o a los que, estando en situaciones de capitalismo dependiente, no
reciben de las economías centrales fuertes dinamismos de crecimiento económico o
no pueden compatibilizar tales dinamismos con el crecimiento del mercado
interno. Aquí, la descolonización constituye una categoría histórica enmascarada
por la dominación burguesa (tanto la nacional , como la imperialista : ambas
poseen intereses convergentes en crear ilusiones o mitos sociales). En lugar de
un ataque abstracto al colonialismo interno, a los elementos feudales parciales
o globales y al imperialismo, convenía darle énfasis a la descolonización que no
se realiza (ni puede realizarse) dentro del capitalismo neocolonial y del
capitalismo dependiente. He aquí el quid de la cuestión. Llevar la
descolonización hasta sus últimas consecuencias es una bandera de lucha análoga
a la revolución nacional y a la revolución democrática -y esa reivindicación
debería ser hecha en términos socialistas, aunque con vistas a la "aceleración
de la revolución burguesa"-. Parece evidente que la descolonización no puede ser
contenida en esos límites y que, en la acción práctica, en lugar de acelerar la
revolución burguesa, ésta fomenta la "desestabilización" y la evolución de
situaciones revolucionarias hasta puntos críticos. A pesar de todo, en la
periferia el socialismo posee esa función de calibrar los dinamismos
revolucionarios del orden existente por los problemas y dilemas sociales que las
burguesías no intentaron enfrentar y resolver, por no ser de su interés de clase
en las formas de desarrollo capitalista inherentes al semicolonialismo y a la
dependencia. <BR><BR>El punto crucial de la cuestión, en lo que se refiere a los
países en los cuales la vanguardia interna de la lucha contra el colonialismo
era reclutada en los estratos más privilegiados de los estamentos dominantes,
viene a ser que estos estamentos y sus élites no tenían ningún interés en
revolucionar las estructuras sociales y económicas vigentes -y, en cuanto a las
estructuras legales y políticas, sólo querían modificarlas revolucionariamente
de forma localizada: la independencia frente a la metrópolis, por un lado, y la
plenitud política de su hegemonía social en el plano interno, por el otro. [...]
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Los Límites de la "Transformación
Capitalista"</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>Durante mucho tiempo prevaleció la idea de que el
desarrollo capitalista podía producir resultados similares en cualquier parte,
dependiendo del "periodo" en el que se encontrara y de su "potencialidad de
maduración" o de alcanzar una "forma pura". Esta ilusión podría ser mantenida
incuestionablemente en algunos países de Europa y fue ampliamente compartida en
los Estados Unidos; su difusión formó parte del proceso de colonización, de
transferencia de la ideología dominante en las naciones capitalistas
hegemónicas, y se fortaleció con el crecimiento controlado desde afuera de la
modernización. [...] <BR><BR>El dilema económico de América Latina consiste en
que esa óptica burguesa no cuestiona históricamente la forma del desarrollo
capitalista, sino que se mira hacia el modelo vigente en determinado momento del
desarrollo capitalista (o hacia un modelo idealizado , a través del cual ciertas
burguesías lograron su arranque industrial y la constitución de una sociedad de
clases capaz de contener y regular el antagonismo central entre el capital y el
trabajo). Ahora bien, la forma del desarrollo permitiría cuestionar lo que ya
List había descubierto: el país o los países más fuertes tendrían un control del
mercado mundial y ventajas crecientes en la acumulación capitalista. Los países
que no pretendieran someterse a controles externos coloniales y semicoloniales o
que quisieran escapar a una dependencia económica ruinosa tendrían que luchar
por su autonomía de desarrollo capitalista . Por su parte, los modelos de
desarrollo podían ser compartidos con las economías periféricas. En realidad,
para que la colonización se realizara o para que la situación neocolonial y la
situación de dependencia produjeran frutos, resultaba imperioso compartir el
modelo, por lo menos en la medida y en los límites en que las economías
coloniales, neocoloniales y dependientes tendrían que encajarse en las
estructuras y en los dinamismos económicos del centro o de los centros
dominantes. Ello no significaba que, en determinado momento, alcanzarían el
desarrollo de dichos centros, lo igualarían y lo superarían. Porque, en las
situaciones coloniales, neocoloniales y de dependencia, esto era imposible (y
hasta el día de hoy, según Baran, sólo sucedió en los Estados Unidos y en Japón,
y por motivos que no son intrínsecos a estas situaciones y tienen que ver con la
ruptura política contra ellas y su disgregación deliberada, como parte del
"cálculo económico racional" y de la "razón política nacional independiente").
Lo que ocurrió en América Latina, a escala universal, fue que los estamentos
dominantes y privilegiados prefirieron optar por la línea más fácil de sus
intereses y ventajas, dándoles prioridad total a las soluciones económicas
montadas en el periodo colonial, con todas sus aberraciones. [...] <BR><BR>Esto
significa que el dilema económico expresado a través del capitalismo neocolonial
y del capitalismo dependiente no fue un simple producto de las corrientes de la
historia moderna . Los países europeos (y, más tarde, los Estados Unidos) no
impusieron nada que fuera inevitable. Las fuerzas movilizadas para luchar contra
las dos metrópolis fueron desmovilizadas por los sectores civiles y militares.
Esto comenzó a preocupar a aquellas élites, de manera sustancial, fue como
impedir que la herencia colonial se disgregara, se escabullera entre sus dedos.
No se podrá decir que tal opción tendría valor y vigencia para siempre. [...]
Cuando la presión de abajo hacia arriba se intensificó de modo revolucionario
prematuramente, la misma fue aniquilada, aplastada y sirvió de pretexto para
modalidades políticas de autodefensa de la burguesía que recuerdan la autocracia
y el despotismo. Por otro lado, en la medida en que el período de la formación
del proletariado alcanzó mayor madurez y trató de organizarse para desarrollarse
como clase independiente, el proceso fue contenido, interrumpido o interceptado
por la violencia organizada. En consecuencia, las fuerzas sociales, que podrían
funcionar como contrapeso y poner en la escena histórica el problema de la forma
del desarrollo capitalista, ni siquiera han podido hacerlo. Las tenazas de la
historia son cerradas por las manos de los hombres: los hombres que están en el
poder, dentro de las empresas, de las instituciones sociales y del Estado, y que
no ven otra cosa a no ser lo que pueden extraer del botín, aliados con socios de
varias categorías sociales de adentro y de afuera. <BR><BR>Por tal motivo, elegí
el concepto de "transformación capitalista" con el cual trabaja Lukács, y puse
el énfasis en los límites que aquélla sufre inevitablemente. No quiero decir con
esto que la revolución burguesa haya fracasado, como piensan, incluso, algunos
científicos sociales de reconocidos méritos, liberales o de izquierda. El punto
más grave, que se configuró en las naciones latinoamericanas de mayor
envergadura económica, demográfica y política, es que la revolución burguesa
acabó definiéndose y desatándose por la cooperación con el polo externo y a
través de iniciativas modernizadoras valiosas, desencadenadas por el polo
externo . El Estado autocrático burgués (o, como otros lo prefieren, el Estado
neocolonial o, inclusive, Estado de seguridad nacional) acabó siendo el eslabón
mediador por el cual una revolución que dejó de ser hecha por decisión histórica
está caminando por la senda de la modernización dirigida y autocrática y por la
transformación de estructuras previamente encauzadas o esterilizadas. En
realidad, en la medida en que la forma del desarrollo capitalista no fue tocada
por los intereses mayores, el nuevo modelo de desarrollo capitalista tenía que
conducir en esa dirección. El mismo es internacionalizante por contingencia
histórica (la lucha de vida o muerte con las naciones socialistas) y por su
dinamismo interno (el capitalismo de la era del imperialismo, que tiende a
unificar la autodefensa y la seguridad de la empresa mundial, en la esfera de la
producción, del mercado y de las finanzas). Por lo tanto, la burguesía externa
sacudió la apatía y las ilusiones de progreso espontáneo que tenía la burguesía
neocolonial y dependiente, y la revolución burguesa se profundizó, literalmente,
como una catástrofe histórica. La periferia verdadera del capitalismo
monopolista avanzado está siendo construida ahora, en nuestros días . La misma
será profundamente modernizadora, provocará transformaciones, nunca antes
soñadas, de la economía industrial y de la sociedad de clases. Empero, para
mantener el desarrollo desigual y combinado en términos de las ventajas
estratégicas de las clases burguesas, del centro y de la periferia, tendrá que
despojar a la revolución burguesa de los atributos que han definido su grandeza
histórica en la evolución de la civilización moderna.[...] </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>¿Quién "Aprovecha las Contradicciones" en la
Lucha de Clases?</STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><BR>[...] En primer lugar, las "contradicciones" no son sólo
una construcción abstracta, sino que forman parte de relaciones sociales reales
y tienen que emerger como tal en la vinculación de los proletarios con su
sociedad. En segundo lugar, las "contradicciones" no impiden que el capitalismo
se expanda constantemente y que el poder de la burguesía continúe creciendo,
pues forma parte de la lógica íntima del capitalismo y del régimen de clases que
éstos tengan que desarrollarse en esas condiciones. En tercer lugar, las
"contradicciones" pasan a contar como un factor de poder real para los
proletarios desde el momento en que se hace posible, para éstos, ensamblar las
condiciones de constitución de la clase con las condiciones de lucha con las
clases dominantes; de allí en adelante, el desarrollo del capitalismo expresa,
de hecho, su naturaleza antagónica y el poder relativo del capital y del
trabajo. En definitiva, las contradicciones pueden ser largamente aprovechadas
por las clases dominantes y, al contrario, la existencia de una gran masa de
proletarios, por sí sola, no impide que esto se mantenga como una especie de
rutina. La misma violencia institucional, generada para mantener tal estado de
cosas, acaba siendo instrumental, bien sea para multiplicar las ventajas
relativas de las clases dominantes, inclusive en la esfera restringida de la
acumulación de capital, o para atrofiar la lucha de clases y la capacidad de
lucha política de los proletarios, o bien para crear orientaciones conformistas
y de acomodación pasiva, por las cuales los proletarios se excluyen del uso
consciente y activo de las contradicciones en su provecho colectivo (lo que es
engañosamente designado, por las clases dominantes, como "apatía de las masas").
Las burguesías "débiles", de la periferia, confrontadas simultáneamente por la
dominación del capital hegemónico externa y por la presión del trabajo interna,
tienden a darle la máxima importancia a la relación interdependiente entre la
violencia institucional y una "posición invulnerable" en la lucha de clases,
buscando, de esta manera, monopolizar en su provecho el uso deliberado de las
contradicciones intrínsecas al crecimiento del capitalismo y del régimen de
clases. No pretenden, con ello, "retardar la historia", sino protegerse dentro
de la "historia posible", pues precisan calibrar el terrorismo burgués, que no
inventaron, para lidiar con los accidentes fatales y los riesgos catastróficos
del capitalismo salvaje. [...] </DIV>
<DIV align=justify><BR>* La versión completa del texto publicado en este
Cuaderno es parte de la antología Dominación y desigualdad: el dilema social
latinoamericano , organizada y presentada por Heloísa Fernandes, editada por
CLACSO Coediciones con Siglo del Hombre Editores (Colombia, Julio 2008) y
PROMETEO editores (Buenos Aires, Agosto 2008). Originalmente publicado como
"Reflexões as revoluções interrompidas" en Florestan Fernandes, Poder e
contrapoder na América Latina , Rio de Janeiro, Zahar Editores, 1980, pp.
77-114) </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>** Sociólogo brasileño (1920-1995) Militante de las causas
públicas como la educación gratuita y universal, las políticas afirmativas, la
reforma agraria, su obra está siendo redescubierta por las nuevas generaciones
de brasileños en las universidades y en los movimientos populares, como el
Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) y la organización Consulta
Popular. Autor, entre otras muchas obras, de: A etnologia e a sociologia no
Brasil (1958); Fundamentos empíricos da explicação sociológica (1959); Mudanças
sociais no Brasil (1960); A integração do negro na sociedade de classes (1964);
Sociedade de classes e subdesenvolvimento (1968); A investigação etnológica no
Brasil e outros ensaios (1975); A revolução burguesa no Brasil (1975).
<BR><BR><U><STRONG>Nota</STRONG></U><BR><BR>(1) Orlando Fals Borda, La
subversión en Colombia. Visión del cambio social en la historia , Bogotá,
Departamento de Sociología de la UN y Ediciones Tercer Mundo, 1967; Las
revoluciones inconclusas en América Latina.1809-1968 , México, 1968. </DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000
size=4>Correspondencia de Prensa</FONT><BR>boletin solidario de información -
edición internacional<BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000 size=4>Agenda Radical - Colectivo
Militante</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT
size=3>Gaboto 1305 - Teléf: (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT></STRONG><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><BR></DIV></FONT></BODY></HTML>