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<HR>
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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><EM>boletín solidario de información -
edición internacional<BR></EM><FONT color=#800000 size=5><U>Correspondencia de
Prensa</U><BR>Agenda Radical - Colectivo Militante</FONT><BR><U>20 de setiembre
2009</U><BR>suscripciones y redacción: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT
size=3>Socialismo/Libros</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Trotski, un líder contra la
corriente</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Todo movimiento revolucionario consistente deberá
partir del legado de Trotski, afirma Jean-Jacques Marie, autor de una ambiciosa
biografía sobre el teórico de "la revolución permanente". Aquí, un análisis en
presente de sus ideas y sus profecías sobre el capitalismo. </STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2><STRONG><FONT size=3>En "Trotski. Revolucionario
sin fronteras" (Fondo de Cultura Económica, 2009), J-J Marie añade un trabajo de
investigación en los archivos rusos, parcialmente abiertos a los
estudiosos.</FONT></STRONG> </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2><BR></FONT></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Ismael
Bermúdez</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Revista Ñ, Buenos Aires,
19-9-200</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.revistaenie.clarin.com/"><STRONG>http://www.revistaenie.clarin.com/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR> <BR>La obra de Jean-Jacques Marie es la última de
una serie de grandes biografías del revolucionario "sin fronteras". La primera
(Mi vida) fue escrita por el propio Trotski en 1929 ya deportado de la URSS. La
segunda obra es la de Victor Serge (Vida y muerte de Trotski) a fines de la
década del 40. Le siguió la Trilogía de Isaac Deutscher en los 50, y más
recientemente, la cuarta, del historiador Pierre Broué. Las de Deutscher y Broué
son biografías monumentales que se beneficiaron, la primera, de la apertura
parcial de los archivos de Trotski depositados en la Universidad de Harvard,
gracias a una autorización de Natalia Sedova, la mujer de Trotski, y de la
apertura definitiva de esos archivos, una vez transcurrido el tiempo establecido
por el propio Trotski. En Trotski. Revolucionario sin fronteras, J-J Marie
(Fondo de Cultura Económica, 2009), añade un trabajo de investigación en los
archivos rusos, parcialmente abiertos a los estudiosos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Todas estas biografías han estado condicionadas al marco
de la época en que fueron escritas. Eso es claro para la autobiografía, un
tremendo instrumento político-literario de defensa del programa
internacionalista de la Revolución de Octubre, contra el "socialismo en un solo
país, y del papel que jugó su autor en la teoría y en la práctica. Lo mismo
ocurre, incluso con un mayor énfasis en el opus de Deutscher, para quien Trotski
fue "un profeta desarmado" y Stalin el ejecutor práctico de esa profecía. Es
relativamente poco conocida la condena de Deutscher, en la revista Le Temps
Modernes, del levantamiento obrero contra el ejército soviético, en 1953, en
tanto veía a éste y no a aquellos, como los portadores de la extensión mundial
de la Revolución de Octubre. Un general ruso, E. Volkof, incursionó también,
hace una década, en un libelo biográfico, con el evidente propósito de desalojar
el legado de Trotski como una alternativa a la perestroika y al restablecimiento
del capitalismo. <BR><BR><STRONG>Audacia y rigor</STRONG> </FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>J-J Marie, que tiene una labor historiográfica enorme,
acaba de publicar dos libros: uno sobre el levantamiento obrero contra el
gobierno bolchevique, en Cronstadt, y otro sobre la guerra civil rusa de
1918-22. En este último trabajo, documenta al terrorismo rojo como un sistema de
autodefensa de la revolución contra las masacres y exterminios de los ejércitos
blancos, en lo que pretende ser, claramente, una respuesta a los historiadores
que han señalado su origen en la política de Lenin y Trotski. En esta línea de
condicionamiento a la actualidad histórica, la biografía de J-J-Marie aborda
"sobre todo" el período de la vida de Trotski que arranca "con la fundación de
la Internacional Comunista, cuyo manifiesto él redacta en marzo de 1919", hasta
su asesinato en México en agosto de 1940. La tesis de fondo del autor es que el
trotskismo sigue siendo la "continuidad revolucionaria" de la larga lucha
histórica por el socialismo y de la revolución de 1917. Como también lo hacen
las otras biografías, J-J Marie destaca las condiciones de Trotski como hombre
de acción: fue presidente del Soviet en las dos revoluciones, la de 1905 y de
1917, presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo y comisario de Relaciones
Exteriores, y el fundador del Ejército Rojo y su conductor durante la guerra
civil y las guerras internacionales que siguieron a la victoria de la revolución
soviética. <BR><BR>Quizás subraye este aspecto irrefutable para atacar una
visión contemporánea distorsionada del "gran organizador de victorias", como lo
bautizó Karl Radek, que lo admite a regañadientes apenas como un gran literato
histórico y político. Para el biógrafo, Trotski es, incluso en este plano, algo
más: es por "sobre todo", el hombre que se destacó por su originalidad en la
caracterización de los procesos más complejos de la historia del siglo pasado, y
por la audacia y rigor de sus pronósticos políticos. Trotski reunió estas dos
cualidades para desarrollar una verdadera escuela de orientación y tácticas
políticas –notablemente, en el período previo al ascenso del nazismo y en la
revolución española, pero también con referencia al nacionalismo latinoamericano
que emergió con fuerza en los años 30, o al ascenso obrero en los Estados Unidos
que siguió a la Gran Depresión. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>La primera de esas previsiones histórico-políticas más
destacadas del "organizador de Octubre", formulada desde antes de la revolución
de 1905, es la tesis de "la revolución permanente", que rompe el paradigma de
los procesos revolucionarios de los siglos precedentes (XVII-XIX). Trotski
advierte que las revoluciones democráticas ya no podrían quedar encerradas en
sus objetivos nacionales y republicanos, y que se transformarían en socialistas,
como consecuen¬cia del desarrollo de la economía mundial y de la emergencia de
una clase obrera fuertemente con¬centrada, incluso en los países de desarrollo
histórico retrasado. La burguesía y la pequeña burguesía serían desplazadas del
liderazgo de la revolución democrática por el proletariado. Trotski reformula en
estos términos "la teoría de la revolución permanente" establecida por Marx, en
1850. La "permanencia de la revolución" es inherente a las revoluciones
proletarias, había advertido Marx, pues ellas no pueden pro¬gresar sin una
crítica constante de sus propios pasos; el proletariado no pretende consagrar a
una nueva clase explotadora sino abolir toda forma de explotación social y de
opresión del individuo. El pronóstico de Trotski acerca de la "permanencia" de
la revolución ru¬sa que se consideraba inminente, se empeña en subrayar J-J
Marie, fue enteramente confirmado por la historia. La segunda previsión
destacada de Trotski estuvo relacionada con el ascenso del fascismo alemán y con
la necesidad de que los par¬tidos obreros lo enfrentaran mediante un "frente
único". "Ya en noviembre de 1929" Trotski califica como "mortal" la política del
estalinismo, que "ponía en el mismo plano a la socialdemocracia y el fascismo".
La campaña de Trotski por el frente único proletario, o sea con los socialistas,
contra el fascismo, y la necesidad de usar métodos revolucionarios para destruir
en la práctica a las milicias nazis, fue extremadamente vigorosa, y hasta se
podría decir desesperada. Trotski ya había visto actuar al estalinismo en la
revolución china de 1927, cuando la colaboración con el nacionalismo, combinada
con raptos de ultraizquierdismo, había llevado a la masacre de los cuadros del
partido comunista, y ahora temía algo muchísimo peor. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>En 1932 previene que "el advenimiento del fascismo en
Alemania... provocará la guerra contra la URSS". En junio de 1933, Trotski dice:
"El plazo que nos separa de una nueva catástrofe europea está de¬terminado por
el tiempo necesa¬rio para el rearme de Alemania. Algunos años bastarán para que
Europa vuelva a precipitarse en la guerra, si Hitler no es detenido por la
fuerzas internas de la propia Alemania". Será igualmente el primero en prever el
exterminio que el hitlerismo tenía reservado al pueblo judío: "No cuesta mucho
imaginar la suerte que aguarda a los judíos con el comienzo de la futura guerra.
Pero, aún sin guerra (!!), el próximo desarrollo de la reacción mundial
significa casi con certeza su exterminio físico". </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Es oportuno traer a relación este punto cuando en la
literatura histórica reciente sobre la Shoa se atribuye este ex¬terminio a un
encadenamiento de procesos políticos y militares relativamente aleatorios, y se
descarta que estuviera inscripta en la dinámica contrarrevolucionaria única que
representa el fascismo alemán. La plasticidad del pensamiento político del héroe
de esta biografía se manifiesta cuando rechaza la pretensión de que los Frentes
Populares, o sea la alianza de los partidos de izquierda con la burguesía
liberal, constituyan la réplica adecuada al fascismo y al nazismo o que
equivalgan al frente único de la clase obrera por el cual había ba¬tallado
contra el ascenso de Hitler. Para Trotski esos frentes son otra forma de
contener y maniatar a la clase obrera, por eso aparecen, especialmente, en
situaciones pre-revolucionarias. Como lo demostrarían las experiencias de
Francia y España, abrirían también la victoria del fascismo. Lo que J-J-Marie se
ocupa en subrayar como de rigurosa actualidad es el pronóstico que Trotski
desarrolla en su libro Adónde va la URSS –cuyo editor transformó en La
Revolución traicionada, o sea, la tendencia de la burocracia a restaurar el
capitalismo. En oposición a las afirmaciones de que el "socialismo en un solo
país" y la "coexistencia pacífica" (colaboración política con las grandes
potencias) asegurarían, con el paso del tiempo y en forma gradual, la primacía
de la URSS sobre el capitalismo mundial, Trotski planteó que, al revés, el
tiempo, precisamente, acentuaría las contradicciones sociales de la autarquía y
del aislamiento, y que la presión de la economía y la política mundiales
reforzarían las tendencias centrifugas del sistema. En este terreno
"transitorio", dice, la burocracia opera como una casta restauracionista, que
"si se mantiene a la cabeza del Estado, "inevitablemente" buscará "restablecer
la propiedad privada" y transformarse ella misma "en una nueva burguesía". "La
rapidez con que la Nomenklatura se transformó de burocracia parasitaria en una
suma y resta de bandas mafiosas, para apropiarse con violencia la propiedad
estatal, confirmalas grandes líneas de su análisis", escribe J-J Marie. Este
conjunto de caracterizaciones históricas, que se podrían calificar como sin
precedentes, supone una definida visión de la época, por parte de su autor.
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Trotski se inscribe en la corriente que destaca que el
capitalismo ha entrado en la fase histórica de la decadencia o declinación; que
ha desarrollado formas sociales que lo niegan en forma parcial (como el
monopolio –negación parcial del mercado– y la socialización de la producción, es
decir la deca¬dencia de la pequeña propiedad) y caracteriza al imperialismo, en
el plano político, como "reacción en toda la línea". Esta apreciación
bolchevique (original de Lenin) de la decadencia de la democracia liberal, se
anticipa en algunas décadas a los conceptos de "estado de excepción", que luego
analizaron Walter Benjamin o, recientemente, Giorgio Agamben. Cuando aborda, en
numerosos textos, la tendencia del capitalismo hacia la catástrofe económica y a
la disolución de las relaciones sociales capitalistas, Trotski se preocupa por
sobre todo, sin embargo, en advertir que este desarrollo creador de situaciones
prerrevolucionarias o revolucionarias, se encuentra en contradicción con lo que
la caracteriza como la "crisis de dirección del proletariado", a la cual no
vacila en atribuir "la crisis de la humanidad". Hace referencia, con estos
conceptos, a la incapacidad de los partidos históricos de la clase obrera para
orientar una salida revolucionaria a la bancarrota del capital. Este aspecto del
legado teórico de Trotski ha cobrado, en los días que corren, una especial
actualidad. <BR><BR><STRONG>Un debate aún abierto</STRONG> <BR><BR>Como
conclusión política de su labor biográfica, J-J Marie plantea que la
"continuidad revolucionaria", abandonada por comunistas y socialistas, está
encarnada en el trotskismo y sus seguidores. Obviamente, se trata de una
falacia, pues para eso no alcanza una biografía de Trotski: habría que escribir
otro libro que demuestre que los seguidores operan, realmente, en la misma
escala histórica de su líder. Lo que se desprende de la biografía es una
conclusión de otro alcance: que cualquier movimiento revolucionario consistente,
en la actualidad, deberá partir del legado teórico-práctico de Trotski, que para
J-J Marie se resume en el programa de la IV Internacional. Ninguna teoría ni
programa posteriores o contemporáneos, como sería, por caso, el "socialismo del
siglo XXI", integra el conjunto de las contradicciones del capitalismo
contemporáneo en una totalidad. Los socialismos indigenista, bolivariano o
islámico constituyen una regresión teórica e histórica hacia el particularismo.
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>En realidad, la reivindicación de la "continuidad
revolucionaria" del trotskismo, como una recuperación de teoría y de práctica,
colisiona con la evidente crisis del trotskismo, que no se reduce a su
fragmentación. Trotski fue precisa¬mente quien advirtió que, si bien sus
pronósticos triunfaban sobre el de sus adversarios, lo hacían por el lado
negativo, o sea por su¬cesivas derrotas de la clase obrera. Así, la
burocratización triunfaba sobre la revolución permanente; o el restablecimiento
del capitalismo derrotaba a la alternativa de una revolución que restableciera
los principios de un régimen de de¬mocracia socialista. El trotskismo aparece
como un movimiento que opera contra la corriente, lo que no debería sorprender,
porque es lo que le ha ocurrido a todas las corrientes revolucionarias en la
historia. Este es el contexto histórico de su crisis. Las revoluciones de la
posgue¬rra y luego el quinquenio 1968-74, desde el Mayo Francés hasta la
revolución portuguesa, sin embargo, pusieron en movimiento nuevas fuerzas. En
América Latina ocurrió lo mismo con las revoluciones boliviana y cubana. El
trotskismo comenzó a tener una presencia "invasiva", aun con sus numerosas y
hasta crecientes fragmentaciones. La crisis mundial que se encuentra en
desarrollo en la actualidad (y la serie de levantamientos nacionales o
indigenistas desde el 2000 a la fecha en América Latina) plantea un cuadro
histórico único. Son muchos los que advierten que suscitará, además de las
ban¬carrotas, conmociones sociales que podrían demoler las construccio¬nes
políticas existentes. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Si las revoluciones del siglo XX buscaron su base teórica en
la crítica a las revoluciones del siglo precedente y en Marx, las revoluciones
en curso o las próximas podrían recuperar su inspiración programática en la
historia que biografió J-J Marie. Trotski explicó en su momento que sus
pronósticos se confirmaron pero por su costado negativo, contrarrevolucionario:
se impuso Stalin, triunfó Hitler, fue derrotada la Revolución Española, se
desencadenó la II Guerra Mundial, se produjo el Holocausto. La continuidad que
encarnaba no se cristalizó en fuerzas vivas y reales. Luego de la Segunda Guerra
Mundial, la "marea revolucionaria" europea pudo ser contenida por el Pacto
Stalin-Churchill-Roosevelt. Y no sin grandes luchas, la Gran Revolución China,
la revolución cubana, la derrota norteamericana en Vietnam también
involucionaron, con el gigante asiático convertido en una plataforma de los
grandes capitales extranjeros. Por sus análisis, pronósticos y programa, Trotski
encarna una "continuidad" que no se expresa en el tejido político y social de la
clase obrera. Ese es el debate que, Jean-Jacques Marie con la proclamación
abstracta de la continuidad, da como resuelto pero que sigue abierto y se
expresa en la tan vigente como incomprendida frase de Trotski: "La crisis de la
humanidad es la crisis de su dirección revolucionaria". </DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
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size=4>Correspondencia de Prensa</FONT><BR>boletin solidario de información -
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Uruguay</FONT></STRONG><BR></DIV>
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