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<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><EM>boletín solidario de información -
edición internacional</EM><BR><FONT color=#800000 size=5><U>Correspondencia de
Prensa</U><BR>Agenda Radical - Colectivo Militante</FONT><BR><U>21 de setiembre
2009</U><BR>suscripciones y redacción: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Capitalismo</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Hechizos políticos tras el desatino
financiero: los engañosos “brotes verdes” de la economía mundial
<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT
size=3></FONT></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Por qué la
recuperación no será inmediata</FONT> </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial>Laurent Cordonnier
*</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Entre grandes sustos y
pequeños alivios, la economía mundial traquetea en medio del vado, sin lograr
atravesar las agitadas aguas de la crisis para internarse en terreno seguro. Dos
trayectorias divergentes se dibujan con claridad: la de los acróbatas de las
finanzas, que no abandonan sus trucos, y la de los asalariados, sumergidos en la
recesión. Un año después de la quiebra del banco Lehman Brothers, ni unos ni
otros se toman demasiado en serio los anuncios de “regulación”. </STRONG><FONT
face=Arial size=2><STRONG>Como si nada hubiese pasado, el capitalismo retoma su
loca carrera.</STRONG> </FONT></DIV>
<DIV align=justify><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Le Monde
Diplomatique<BR>Edición Cono Sur, Buenos Aires, septiembre 2009<BR>Traducción de
Lucía Vera</STRONG> <BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>Aun cuando la crisis económica y
financiera, que ha dado un giro espectacular desde el otoño boreal de 2008, no
termina de esparcir sus perjuicios, en la primavera de 2009 se han pronunciado
todos los encantamientos imaginables para lograr el rápido retorno del ser
amado: el crecimiento. Ningún signo del destino ha sido descuidado: las
sacudidas (precarias) de los índices bursátiles; el aumento (vacilante) de la
cotización de las materias primas y de las energías fósiles; la desaceleración
en la destrucción de empleos en Estados Unidos y las alentadoras previsiones de
crecimiento de la Reserva Federal; la actualización (¡de +0,1 punto!) de las
previsiones del Banco de Francia relativas al Producto Bruto Interno (PBI) del
país en 2009; la mejora de las perspectivas que muestra el Fondo Monetario
Internacional (FMI) relativas al crecimiento mundial en 2010; el rebote de la
producción industrial en Alemania durante mayo; el resultado "ligeramente
beneficioso" de la Société Générale en el segundo semestre de 2009·y las bonitas
ganancias del Banco de Inversión Goldman Sachs en el segundo trimestre; el pago
anticipado de las ayudas federales por parte de los bancos estadounidenses, etc.
</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Sin querer insistir sobre la indecencia de estas
predicciones, vale la pena preguntarse si la luz que anuncian al final del túnel
no es, trágicamente, la luz de un tren que viene en sentido contrario ... Pero,
aun cuando los escenarios más optimistas se realicen (1), el desempleo
continuará creciendo durante todo 2009 y 2010, justamente a causa de la
debilidad de la reactivación que se espera. La zona euro podría tener durante
2010 una tasa de desempleo oficial de 11,5% (contra el 7,5% a comienzos de
2008). Sólo en Francia, donde cerca de 180.000 empleos desaparecieron en el
último trimestre de 2008 (2), la Unedic (organismo que administra los seguros de
desempleo pagados a los desempleados) prevé 591.000 supresiones de puestos de
trabajo en 2009. En Estados Unidos, donde ya 7 millones de personas han perdido
su empleo, el pavoroso ritmo de 600.000 destrucciones de empleos mensuales
durante el primer semestre de 2009 hace temer para fines de este año una tasa de
desempleo del 10%, que perduraría durante todo el año 2010. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En resumen, según la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), bien podría ocurrir que la crisis económica y financiera nos deje
con una cifra que oscila entre 39 y 59 millones de desocupados adicionales en el
mundo, y con 200 millones de trabajadores adicionales que deberán habituarse a
vivir con menos de dos dólares por día. No serán las perspectivas de crecimiento
suave, anunciadas por el conjunto de los institutos de previsión, las que
permitirán borrar rápidamente este problema. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Si acaso estas perspectivas se realizaran (porque habría
que ser muy imprudente para afirmar que puede excluirse cualquier rebote
catastrófico de la crisis), sin duda quedan bombas de efecto retardado de las
cuales no conocemos ni el largo de la mecha, ni la carga explosiva. La
degradación de la situación económica, al provocar un aumento significativo en
la falta de pago de los créditos (por parte de los, hogares y de las empresas)
bien podría, por ejemplo, alimentar una segunda ronda de reveses financieros
para los bancos, los cuales deben esperar en 2009, según el Banco Central
Europeo, nuevas pérdidas del orden de los 283.000 millones de euros. No nos
preguntaremos si podrán soportarlo ... dado que saben que pueden contar con la
generosidad del sector público. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En esta etapa de la crisis tampoco puede excluirse el
riesgo de un desplome de los títulos públicos (véase el glosario), que podría
provenir de una desconfianza creciente de los “inversores” respecto a esos
títulos de deuda pública (en realidad, una desconfianza de los “rentistas”, que
son los que colocan sus ahorros comprando esos títulos, lo que constituye
precisamente algo inverso a un gasto de inversión). Al temer, con o sin razón,
que los montos astronómicos que los Estados deberán tomar en préstamo en 2009 y
2010 para financiar sus déficits puedan llevar a un aumento de las tasas de
interés, y con esta expectativa, temiendo al mismo tiempo un aumento del no pago
por parte de los Estados, los rentistas podrían mostrarse cada vez más
reticentes a poseer obligaciones públicas. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La caída de los precios de las obligaciones que seguiría
(y que equivaldría a un alza de las tasas de interés) estrangularía a los
Estados, al aumentar la carga de los intereses, justamente cuando su deuda crece
fuertemente. A menos que los políticos redescubran las virtudes del impuesto, o
que las autoridades monetarias acepten refinanciar las deudas públicas a tasas
casi nulas, la salida se hará, como siempre, por abajo: por medio de recortes
netos en los servicios públicos y en los programas sociales (3). Lo que, a su
vez, no estimulará una hipotética reactivación de la demanda ... </DIV>
<DIV align=justify><BR>Todo esto corresponde al orden de lo previsible. Pero,
¿dónde están las otras bombas? ¿En la anunciada quiebra del estado de
California, cuyo presupuesto está encorsetado por la obligación de reunir una
mayoría parlamentaria de dos tercios (algo imposible) para aprobar cualquier
aumento de tasas o impuestos, y que ha comenzado a pagar a sus proveedores con
sus propios reconocimientos de deuda? ¿En la debacle inminente de los fondos de
pensión de los funcionarios de Nueva Jersey, de California, de Illinois,
indebidamente subdotados y saqueados durante dos décadas por dirigentes
políticos incapaces de recaudar impuestos, y despedidos luego por el crack
bursátil de 2008, que les hizo perder el 30% del valor de sus activos (4)? ¿O
bien en el castillo de naipes de los casi 500 billones de dólares de contratos
establecidos en torno a productos derivados (destinados a cubrir, en principio,
riesgos de cambio, de tasas de interés o de falta de pago) que se intercambian
entre las instituciones financieras en mercados extra bursátiles no organizados?
Su derrumbe, en caso de un nuevo terremoto, podría ocasionar nuevas pérdidas
cercanas a los 3,5 billones de dólares (5), casi el monto de las pérdidas
financieras debidas a la crisis de las subprimes (sin prestar mucha atención a
las cifras después de la coma) (6). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Querríamos tranquilizarnos con la idea de que Estados
Unidos y Europa están en vías de intentar regular los mercados, creando o
fusionando las autoridades de supervisión y de regulación, y previendo
mecanismos de compensación. Pero éstas son, en parte, las instituciones que no
supieron prevenir la crisis de las subprimes, y tampoco los escándalos del tipo
Enron, WorldCom o Madoff. La Securities and Exchange Commission (SEC), el
"gendarme" de la bolsa estadounidense, llevó a cabo tres investigaciones, en
1992, 2005 y 2007, sobre la prácticas dudosas de Bernard Madoff (7), todas ellas
infructuosas. Esta noble institución que, según se decía, pasaba hasta ahora por
ser un modelo de regulación y de supervisión, había llegado a recurrir, algunas
veces, a los servicios del ex presidente del Nasdaq ... por su pericia en lo
relativo a la organización de los mercados. Y como siempre en el caso de
fracasos, los recursos financieros y de personal de la SEC fueron aumentados
(8), lo que hace pensar que en materia de regulación financiera la máxima de
Shadock se aplica aquí incluso mejor que en otros ámbitos: "¡Cuánto más fracase,
más probabilidades tiene de éxito en el futuro!". </DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta inconsecuencia es el subproducto de otra, que es el
puntal de la doctrina liberal: "Autoricemos los asados en lugares plenos de
vegetación, ¡y preveamos también aumentar la cantidad de cuarteles de bomberos!"
Porque no hay que hacer nada para frenar la innovación financiera, de la cual el
planeta espera todavía tantos milagros. Esto es lo que recordó Ben Bernanke,
presidente de la Reserva Federal estadounidense, temiendo que el Congreso de su
país diera libre curso a su bien conocida inclinación reguladora: "No hay que
tratar de imponer a los proveedores de crédito restricciones tan pesadas que
impidan el desarrollo de nuevos productos y servicios en el futuro". ¿Con qué
ventajas, puede uno preguntarse? Porque “la innovación financiera ha mejorado el
acceso al crédito, reducido los costos y aumentado las opciones” (9). Esto fue
apenas ocho meses después del desencadenamiento de la crisis. ¿Cómo no temer a
las bombas de efecto retardado, cuando los pirotécnicos siguen en su lugar?
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Aun sin ceder a la paranoia, se pueden alimentar serias
dudas en cuanto a la capacidad de las economías capitalistas "avanzadas" para
recuperarse en un futuro cercano. En efecto, subsiste un cierto número de
restricciones de orden macroeconómico que no han sido superadas durante la
crisis, lejos de eso; restricciones tan sólidas que deberían hacer renunciar al
calificativo de "coyunturales" con el que se las disfraza tan frecuentemente.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los niveles de endeudamiento público, que ciertamente
están todavía lejos de alcanzar el récord histórico registrado después de la
Segunda Guerra Mundial, podrían, según el FMI, acercarse o superar al 90% del
PBI en 2014 en algunos países, como Estados Unidos, Reino Unido, Francia,
Bélgica, –e incluso a más del 200% en Japón–, bajo el efecto conjugado de la
disminución en la recaudación fiscal, como consecuencia de la recesión, de las
repetidas políticas de disminución de los impuestos, y de la desaceleración de
la inflación. El endeudamiento de los hogares, que durante veinte años funcionó
como un sustituto al aumento (congelado) de los salarios en la formación de la
demanda de bienes de consumo, llega también a niveles muy altos. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Los gastos públicos y el consumo de los hogares, esos dos
pilares esenciales para la construcción de la demanda global en la economía, no
serán, en consecuencia, demasiado fuertes en los próximos años. En cuanto a la
demanda externa, regularmente trabada por una moneda sobrevaluada (por lo menos
en la zona euro), funciona como un freno mecánico desde que se esboza la menor
perspectiva de recuperación, por la volatilidad creciente de los precios de las
materias primas y de la energía. </DIV>
<DIV align=justify><BR>A causa de la disminución de las reservas fácilmente
accesibles, reforzada por políticas de inversión casi rentísticas en la
exploración, la extracción y el refinado de las energías fósiles, y porque en
los últimos años la especulación se ha lanzado sobre este tipo de mercados, la
factura energética explotará incluso antes de que se materialicen las esperanzas
de recuperación en que se basan esas especulaciones. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Ahora bien, los ingresos gastados en el extranjero para
importar el precioso líquido no son compensados, a corto plazo, por una demanda
en sentido inverso de los países productores, dirigida a las empresas de los
países consumidores. La Agencia Internacional de Energía (AIE) estimaba en 2004
que un aumento duradero del precio del barril de petróleo de 25 a 35 dólares
podría generar una disminución de 0,4 puntos de crecimiento en los países
miembros (y de 0,45 en Europa) (10). ¿Qué decir cuando el precio del barril
vuelva a pasar de 60 a 150 dólares ... y cuando un 0,4 punto de PBI represente
más o menos el efecto esperado del plan de recuperación francés? </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>La misma pregunta vale para los gigantescos excedentes
comerciales que mantiene China con Estados Unidos y Europa. En este punto, el
problema no es que Estados Unidos succione el ahorro del resto del mundo para
financiar sus impresionantes déficits: el problema es que los chinos
sobre–ahorran. Este fenómeno proviene, en parte, de la tasa de ahorro de los
hogares estructuralmente elevada, pero más seguramente, en los seis o siete
últimos años, durante los cuales el excedente comercial chino se multiplicó por
tres (de 3% a 10% de su PBI), de las superganancias gigantescas usufructuadas
por las firmas industriales instaladas en China y dirigidas a la exportación o
sustitución de las importaciones pasadas. La captación que estas firmas operaron
en la demanda mundial vino a aumentar las ganancias del sector industrial, que a
su vez hicieron subir en 7 puntos la tasa de ahorro bruto de las empresas, desde
el comienzo de los años 2000. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Estas ganancias ahorradas, y este ahorro excedente de los
hogares chinos crean, por su no retorno hacia la demanda mundial, los déficits
comerciales que luego se complacen en financiar. Este juego produce en la
demanda mundial, frente a cada intento de recuperación económica, un agujero de
168.000 millones de euros en Europa y de 268.000 millones de dólares en Estados
Unidos (11). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Ya tenemos dificultades para ordenar las restricciones
macroeconómicas que hemos señalado en la categoría de los problemas
"coyunturales", dado su papel estructurante en las malformaciones de la demanda
efectiva a nivel mundial. ¿Qué podremos decir, entonces, de los factores que
durante más de un cuarto de siglo configuraron una suerte de economía de la
depresión –retornando los términos del premio Nobel de Economía Paul Krugman–,
dando tumbos y tropezando sin cesar bajo el peso de la globalización liberal y
del dominio de las finanzas sobre las empresas y el trabajo? El término
"estructural" parece muy débil para designar a la propia naturaleza del régimen
de acumulación del capital que se implementó con el giro de los años de Reagan y
Thatcher, y cuyo punto fuerte, al menos en los grandes países, no fue el
dinamismo en términos de acumulación del capital... para no mencionar sus
verdaderos "puntos fuertes" (desigualdades sociales, maltrato a los asalariados,
daños irreversibles al medioambiente). Pero todo lleva a creer, hasta ahora, que
los pilares de ese régimen de acumulación siguen en pie, y que van a seguir
arrastrando al crecimiento (y al resto) hacia abajo. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La clave del régimen de acumulación financiera fue, y
sigue siendo, la restauración del poder de los accionistas sobre las grandes
firmas que cotizan en bolsa. Este retorno de los accionistas, que se operó con
el favor de la rehabilitación de los mercados financieros en los años 1980, no
se hizo ante el rostro amable de la viuda de Carpentras (en el lenguaje de los
agenntes bursátiles, el personaje mítico de la "viuda de Carpentras" es la
encarnación de los pequeños tenedores de acciones. Esta señora, a comienzos del
siglo, asistía a las asambleas generales de accionistas por las masitas que
ofrecían), sino a través de un incremento de poder de los grandes fondos de
ahorro colectivo, que llegaron a poseer, desde el cambio de siglo, más del 50%
de las acciones de las empresas que cotizan en bolsa. Estos organismos de
colocaciones colectivas (fondos mutuales, fondos de pensión, compañías de
seguros) entran en competencia para drenar el ahorro de las categorías más
acomodadas de la población. Sus decisiones de colocación en la bolsa y su
participación en los órganos de "gobierno" de las empresas hicieron de ellos una
verdadera policía de los mercados de acciones, sancionando así a las empresas
que no hubieran puesto a los accionistas en el centro de su política, y
recompensando a aquellas que lograban alcanzar los famosos 15% ó 20% de
beneficios sobre los fondos propios (12). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Se sobreentiende que estas exigencias exorbitantes no
fueron favorables ni para la inversión ni para el consumo. Por un lado, llevaron
a las empresas a reducir drásticamente sus inversiones, emprendiendo sólo
aquellos proyectos capaces de corresponder a esta nueva norma financiera; y por
otro, ejercieron una considerable presión sobre la evolución de los salarios y
del empleo, bloqueando el consumo de los asalariados. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Como consecuencia, los pilares de la demanda interna
quedaron atrofiados en la mayoría de los países desarrollados, y las firmas
"occidentales" fueron a buscar en otras partes nuevos Eldorados. Está claro que
no sostenemos que esta lamentable dinámica de la demanda global esté en vías de
revertirse gracias a las virtudes auto–redentoras de una crisis que, de pronto,
vería cómo una economía sometida a la renta de los accionistas se transforma en
un capitalismo de actores comprometidos, que resocializan la empresa para
felicidad de sus trabajadores, de sus consumidores, de los territorios que la
acogen y de la naturaleza.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo mismo debería decirse respecto a la liberalización
sistemática de los intercambios internacionales de mercancías y de capitales,
que se lleva a cabo desde hace veinte años bajo la égida del Acuerdo General de
Tarifas Aduaneras y Comercio (GATT), y luego, de la Organización Mundial del
Comercio (OMC). La puesta en competencia del conjunto de las producciones, de
los proyectos de inversión y de los trabajadores del planeta ha convertido a la
mano de obra de los países en desarrollo en un formidable ejército de reserva
que permanentemente permite empujar hacia abajo los salarios (13). </DIV>
<DIV align=justify><BR>No se ve, tampoco allí, lo que sería capaz de cambiar la
tendencia a corto plazo. Por el momento, con la recesión, el riesgo sería más
bien que esta presión constante sobre los salarios precipite una deflación
salarial, que ya no es una lejana hipótesis, especialmente en Estados Unidos,
donde los salarios semanales han comenzado a bajar por la erosión del poder de
negociación de los trabajadores y por la reducción súbita de su tiempo de
trabajo. En Europa, con la construcción de un "espacio económico unificado" al
cual le falta tanto "un espacio" (una política que fije normas para los
intercambios externos y una política cambiaria), "una economía" (una tasa de
presión impositiva mínima para las sociedades y un salario básico adaptado a
cada país) y "una unidad" (por medio de transferencias que compensen las
desigualdades de desarrollo), las políticas de dumping salarial tienen todavía
muchos días por delante. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Finalmente, no deberíamos dudar en colocar, entre los
factores estructurales que contribuyeron a configurar esta economía de la
depresión, al pensamiento dominante en economía desde hace un buen cuarto de
siglo, un pensamiento que constantemente ha descuidado a la demanda para
centrarse en los problemas que provocaría un freno de la oferta: costos
salariales demasiado elevados, rigideces en el mercado de trabajo, presión
impositiva confiscatoria del capital, burocracia, indolencia de los trabajadores
para buscar trabajo, etc. Al no apostar más que por el desarrollo del
'crecimiento potencial a largo plazo, esos expertos no dejaron de imponer
políticas llamadas estructurales, dirigidas a alentar la disponibilidad de la
mano de obra, el capital humano, el progreso técnico ... </DIV>
<DIV align=justify><BR>No significa prestar demasiada importancia a las ideas
académicas decir que ellas tienen su parte de responsabilidad en la crisis
actual, aun cuando se trate de una responsabilidad que siempre quisieron
compartir con otros. Como lo recuerda Krugman: "El corpus de ideas huecas que
tenía pretensiones a la denominación de "economía del lado de la oferta" es una
doctrina excéntrica que habría tenido poca influencia si no hubiera recurrido a
los prejuicios de redacciones mediáticas y de hombres ricos (14)". Una vez
pasadas las exuberancias keynesianas de este período carnavalesco, podemos temer
que lo excéntrico se vuelva una "tendencia". Como testimonio, el inquebrantable
presidente del Banco Central Europeo, Jean–Claude Trichet, cuando vuelve a las
fuentes de su inspiración para encontrar allí las grandes orientaciones de la
política macroeconómica una vez pasado el carnaval: "En lo que se refiere a las
políticas estructurales, conviene intensificar cada vez más los esfuerzos
tendientes a sostener el crecimiento potencial en la zona euro. (...) En
particular, las reformas de los mercados de productos son necesarias para
favorecer la competencia y acelerar la reestructuración y el crecimiento de la
productividad. Además, la reforma de los mercados de trabajo debe facilitar un
proceso apropiado de fijación de los salarios y la movilidad de la mano de obra
entre los sectores y las regiones. Al mismo tiempo, numerosas medidas adoptadas
estos últimos meses para sostener a algunos compartimentos de la economía
deberán anularse progresivamente y en los momentos oportunos. Es esencial que el
acento se ponga ahora en el esfuerzo de la capacidad de ajuste y en la
flexibilidad de la economóa de la zona euro, conforme al principio de una
economía abierta, en un régimen de libre competencia (15). La luz al final del
túnel... </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT face=Arial size=2>* Laurent Cordonnier, economista,
catedrático en la Universidad de Lille I. Autor del libro “Pas de pitié pour les
gueux”, Raisons d'agir, París, 2000. </FONT></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Glosario
</FONT></STRONG><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Desplome de títulos
públicos.</STRONG> Brutal caída de los títulos de la deuda pública (las
obligaciones emitidas por el Tesoro para financiar deuda pública) en el mercado
secundario de esos títulos. </FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Aumento de las tasas de interés.</STRONG> La
caída del precio de las obligaciones equivale a un aumento de las tasas de
interés de deuda pública. Puede suceder, por ejemplo, que una obligación que les
ofrece 30 euros a ahorristas que le han prestado 1.000 euros al Estado pueda
caer en el mercado secundario (el mercado de reventa) durante un desplome de los
títulos públicos. Sí el precio de estas obligaciones cae a 500 euros, eso
significa ipso tacto que la relación entre los intereses percibidos por los
prestamistas (intereses pagados por el Estado a los portadores del titulo) y el
precio de las obligaciones mejora ... desde el punto de vista de los nuevos
portadores. La tasa de interés pasaría entonces del 3% al 6%. Pero el estado
sólo podrá encontrar un tomador para sus nuevas emisiones de obligaciones si
ofrece a los nuevos prestamistas esa tasa de interés más elevada. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Refinanciamiento de la deuda pública.</STRONG> A
menos que lo tengan prohibido por la normativa (como ocurre en el caso del Banco
Central Europeo), los bancos centrales pueden ser directamente adquirentes de
los títulos de la deuda pública, pagándolos con emisión de su propia moneda (en
cuyo caso hay creación monetaria). Estas compras se realizan normalmente en el
mercado secundario de las obligaciones. El banco central, al comportarse como
demandante en ese mercado, sostiene (en principio) la cotización de las
obligaciones... y con eso mismo distiende la tasa de interés. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Productos derivados.</STRONG> Se trata de todos
los tipos de contratos que puedan imaginarse, llevados a cabo entre agentes
económicos, tomando como base títulos o valores existentes (acciones,
obligaciones, divisas, incluido índices...). En principio pueden servir para
cubrir algunos tipos de riesgos (de fluctuaciones de precios, de tasas de
interés, de tipo de cambio), pero en la práctica son el campo financiero que
elige especulación. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Moneda sobrevaluada</STRONG>. Cuando una moneda
se aprecia con relación a otra, se hace más difícil para los exportadores de la
zona involucrada (en este caso los miembros de la zona euro) vender sus
productos a los demás países (en este caso Estados Unidos o China) porque esos
productos son de ipso más caros en los países destinatarios. Desde el punto de
vista macroeconómico, casi puede afirmarse que cuando el saldo del comercio
exterior se degrada continuamente es porque la moneda está sobrevaluada.</FONT>
</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><FONT face=Arial
size=2><STRONG><U>Notas</U></STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>1) Escenarios como el retorno del crecimiento mundial en
el segundo semestre de 2010, según el FMI y la Reserva Federal estadounidense; y
desde el comienzo el año 2010 Según la Organización de Cooperación y desarrollo
Económico (OCDE). <BR>2) Informations Rapides, Instituto Nacional de
Estadísticas y Estudios Económicos (INSEE), Francia, 15–5–09. <BR>3) Como ya lo
aconseja la OCDE, sin temor a contradecirse, en su nota sobre Estados Unidos:
"Cuando la recuperación se haya afirmado convendrá restablecer la viabilidad de
las finanzas públicas, reduciendo los déficits presupuestarios y atacando (la
palabra parece conveniente, N. de la R.) el problema del crecimiento de los
gastos sociales". Perspectives Economiques de L'OCDE, Nº 85, junio de 2009.
<BR>4) Véase "The public pension bomb”, Fortune Magazine, 12–5–09. <BR>5) Según
Darrel Duffie, profesor de Stanford, citado por Le Monde, 16–5–09. <BR>6) El FMI
estima en 4.000 millones de dólares las pérdidas que los agentes económicos
debieron registrar en sus cuentas desde el comienzo de la crisis, de los cuales
dos tercios corresponden a los bancos; "Perspectives de L'économie mondiale",
FMI, abril·de 2009. <BR>7) Véase Ibrahim Warde, "El talento de Mister Madoff",
Le Monde Diplomatique, edición Cono Sur, agosto 2009 <BR>8)La Securities and
Exchange Commission tiene más de 3.500 empleados y un presupuesto de cerca de
1.000 millones de dólares. Véase Les échos, 16 y 17 de mayo de 2009. <BR>9) Le
Figaro, 18/19–4–09. <BR>10) "Analysis of the Impact of High Oil Prices on the
Global Economy". lnternational Energy Agency, mayo de 2004. <BR>11) Cifras para
el año 2008 de la Oficina del Censo para Estados Unidos y de Eurostat para los
27 países que integran la Unión Europea. <BR>l2) Véase Isabelle Pivert, "La
dictadura de los accionistas", Le Monde diplomatique, ed. Cono Sur, Buenos
Aires, marzo de 2009. <BR>13) Véase Jacques Sapir, "Tótems y tabúes",Le Monde
Diplomatique, ed. Cono Sur, Buenos Aires, marzo de 2009. <BR>14) Paul Krugman,
Pourquoi les crises reviennent toujours, Seuil, Paris, 2000. <BR>15) Conferencia
de prensa del 2–7–09, BCE.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=3><FONT color=#800000
size=4>Correspondencia de Prensa</FONT><BR>boletin solidario de información -
edición internacional<BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=3>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT size=3><FONT
color=#800000 size=4>Agenda Radical - Colectivo
Militante</FONT><BR></FONT></STRONG><A
href="mailto:Agendaradical@egrupos.net"><STRONG><FONT
size=3>Agendaradical@egrupos.net</FONT></STRONG></A><BR><STRONG><FONT
size=3>Gaboto 1305 - Teléf: (5982) 4003298 - Montevideo -
Uruguay</FONT></STRONG><BR></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>