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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U><EM>boletín solidario de
información</EM></U><BR><FONT color=#800000 size=6>Correspondencia de
Prensa </FONT><BR><U>1º de noviembre 2009</U><BR><FONT
color=#800000>Edición Internacional de Agenda Radical</FONT><BR><U>Colectivo
Militante</U><BR>Gaboto 1305 - Teléfono 4003298 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT
size=3>Honduras</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Una improbable
solución </STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>¿Se resolvió la crisis política en
Honduras? </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Si bien se abrió una ventana de
oportunidades todo parece indicar que no hay demasiado lugar para el
optimismo</STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Atilio
Boron </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>La
Haine</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.lahaine.org"><STRONG>www.lahaine.org</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>Conviene recordar lo que dijéramos en
estas mismas columnas al producirse el golpe: que Micheletti sólo permanecería
en el poder en la medida en que contara con el apoyo, activo o pasivo, de
Washington. Cuatro meses demoró la Casa Blanca en comprender el alto costo que
tenía sostener a un régimen golpista en la región. Acuciado por los diversos
problemas que enfrenta en su política exterior -sobre todo por el rápido
deterioro de la situación en Afganistán y Pakistán y el empantanamiento de sus
tropas en Irak- Obama dio un golpe de timón que descolocó a su Secretaria de
Estado Hillary Clinton, principal artífice del apoyo a los golpistas, y envió a
Thomas Shannon a Tegucigalpa con el encargo de restaurar el orden en el
convulsionado patio trasero. Poco después Micheletti archivaba sus bravuconadas
y aceptaba mansamente lo que hasta entonces era inaceptable. Claro, poco antes
Shannon había transmitido el terminante mandato imperial. Para dulcificar el mal
rato hizo pública su admiración por los dos líderes de la democracia hondureña:
el golpista y el destituido.</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>Zelaya propone un programa de tres puntos: restitución,
amnistía y gobierno de reconciliación nacional. La primera deberá ser resuelta
por el Congreso, el mismo organismo que convalidó con entusiasmo el golpe de
estado y no ahorró insultos y calumnias en su contra. Habrá que ver, pero no
será sencillo. Amnistía, ¿para quienes? ¿Para los funcionarios civiles y
militares de un gobierno que violó los derechos humanos y conculcó todas las
libertades? ¿O aceptaría Zelaya ser amnistiado por delitos que no cometió, como
por ejemplo tener la osadía de pretender preguntarle a su pueblo si es que
estaba de acuerdo con convocar a una asamblea constituyente? Y ni hablar de la
tercera cláusula, íntimamente vinculada a la anterior. Porque, en las actuales
condiciones, ¿un gobierno de reconciliación nacional no es acaso un pasaporte al
olvido, a la desmemoria, a la impunidad?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Un somero balance de la crisis y su aparente resolución
revela que los golpistas pueden sentirse satisfechos porque preservaron sus dos
principales objetivos: destituir a Zelaya, aunque reasuma por unos pocos meses
más hasta que finalice su mandato; y haber logrado el reconocimiento
internacional de las viciadas elecciones del 29 de Noviembre, cosa que el propio
Shannon se encargó de asegurar. A su vez la oligarquía hondureña se saca de
encima el peligro de una escalada más agresiva de Estados Unidos contra sus
propiedades y privilegios, cosa que podría haber ocurrido si no se producía un
acuerdo. Un eventual control más pegajoso de Washington sobre sus activos y
fondos en Estados Unidos le quitaba el sueño, y la intransigencia de Micheletti
se convertía en una amenaza innecesaria a sus intereses. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Para Zelaya el balance resulta mucho más complejo, y es
precisamente eso lo que ensombrece el panorama hondureño. Su restitución no
remueve para nada las causas profundas que provocaron el golpe de estado.
Además, en tal caso, ¿convalidaría sin más los resultados de unas elecciones
plagadas de gravísimas irregularidades y cuya campaña se desenvolvió bajo el
clima de violencia y terror impuesto por los golpistas? Micheletti ya está
haciendo sonar los tambores de guerra. Apenas cerrado el acuerdo declaró a la
CNN en Español que una vez restituido en el poder “Zelaya y la gente que le
acompaña estamos seguros de que van a emprender una campaña de persecución. Sólo
el que no conoce la actitud de Zelaya se cree que no habrá consecuencias.” ¿Cuál
será la respuesta en caso de ser reinstalado en el gobierno: ¿Amnistiar a los
golpistas, reconciliarse con ellos, abrazarse con Micheletti?</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero Zelaya está lejos de ser el único actor de este
drama: ¿Como reaccionarían los heroicos militantes que arriesgaron sus vidas y
su integridad física para defender al gobierno legítimo? Hay muchos muertos, y
heridos; mucha cárcel y humillación de por medio: ¿aceptarán estas mujeres y
hombres que ganaron las calles de Honduras el olvido de tantos crímenes y el
perdón a sus victimarios? Además, si una lección extrajeron los movimientos
sociales y las fuerzas populares durante estos cuatro meses de resistencia es
que si se organizan y movilizan su gravitación en la coyuntura puede llegar a
ser decisiva, mucho más de lo que antes se imaginaban. La crisis les enseñó,
brutalmente, que pueden dejar de ser objetos de la historia para convertirse en
sujetos y protagonistas de la misma. Y tal vez por eso, más allá de lo que
ocurra con este acuerdo, decidan seguir avanzando en sus luchas por la
construcción de una Honduras diferente, esa que no se consigue con injustas
amnistías o espurias reconciliaciones.
<HR>
<BR><BR></FONT></DIV></BODY></HTML>