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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>17 de enero 2009</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante -
Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>Haití</FONT></STRONG></FONT></DIV><FONT
face=Arial></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT><BR><FONT
face=Arial><STRONG>La ayuda tarda y es feroz la lucha por agua y
comida</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><BR></FONT><FONT face=Arial><FONT
size=2><STRONG>Los víveres enviados desde el exterior se amontonan en el
aeropuerto, mientras los haitianos desesperan de hambre. Hay saqueos en la
capital y peleas en la calles por alimentos. Afirman que la coordinación
internacional está desbordada.</STRONG> </FONT></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><BR> </DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Eleonora Gosman, Puerto
Príncipe, enviada especial</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Clarín, Buenos Aires,
17-1-09</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.clarin.com/"><STRONG>http://www.clarin.com/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><BR><BR>Ayer por la mañana se veían
columnas de humo que surgían de huecos profundos dejados por el sismo. Prendían
fuego a basura mezclada con cuerpos y restos de ellos. No hay tiempo ya para
identificar a las víctimas ni para tratar de rescatar gente con vida. Pasadas 96
horas, las expectativas se reducen a cero, salvo que los sobrevivientes se
encuentren prácticamente en la superficie. Y nadie puede prever qué va a pasar
los próximos días, cuando la exasperación llegue a un grado extremo, por la
increíble ineficacia de coordinación entre los países comprometidos con la ayuda
a las víctimas del terremoto del martes.<BR><BR>Ayer, cuarto día de la tragedia
que dejó según algunos cálculos más de 140.000 muertos, 250.000 heridos, un
millón y medio sin hogar, los alimentos y bebidas continuaban estacionados en
los hangares del aeropuerto de esta ciudad, ahora controlado por las fuerzas
armadas de EE. UU. En las calles se ve el desamparo: los haitianos tratan de
reorganizar sus vidas por sus propios medios y buscan evitar grandes epidemias.
La lucha por comer se volvió feroz.<BR><BR>La parálisis de las Naciones Unidas,
que debería ejercer un papel de coordinación, explica esto. "Es que estamos en
un país decapitado, sin estructuras políticas o gubernamentales en las que nos
podamos apoyar para llevar adelante los trabajos de rescate y ayuda", justificó
un vocero de la ONU. Ayer llegó Hillary Clinton, la jefa de la diplomacia de EE.
UU., y aseguró que no abandonará al país. <BR><BR>Sin casas y sin alojamientos
provisorios que puedan recogerlos, los haitianos que han quedado sin techo y sin
familia se juntan en grandes espacios libres para plantar tiendas improvisadas
con palos y con sábanas viejas. Se alumbran, como lo han hecho siempre, con
velas. Y tratan de cocinar para grupos los alimentos que les restan. La búsqueda
de comida se ha vuelto absolutamente prioritaria. Conseguir una latita de Coca
cola o una botella de agua mineral es sólo para los ricos o para quienes
trabajan para Naciones Unidas y para la Minustah, la misión militar
multinacional instalada en 2004. <BR><BR>Lo que comenzó como un fenómeno de
saqueo nocturno, sobre las ruinas de casas y edificios, ayer se convirtió en una
batalla campal muy peligrosa encima de las ruinas de un enorme súper que queda
en la principal vía. <BR><BR>Cientos de personas apartaban piedras y hierros a
la luz del día para rescatar cajas de alimentos. En ese frenesí por llenar el
estómago vacío, varios hombres con grandes machetes trataban de llevarse lo que
otros habían encontrado. Hubo algunos policías haitianos que intentaron
controlar la situación, pero fueron absolutamente desbordados y se retiraron
prudentemente del escenario. <BR><BR>Entre tanto, cerca del lugar de esas riñas
dramáticas, estaba apostado un vehículo blindado estadounidense, con un soldado
que dormía en su interior ajeno a los peligros que lo rodeaban. Eso lo vio esta
enviada.<BR><BR>A pesar de su poderoso equipamiento, las fuerzas norteamericanas
demostraron desconocimiento del terreno. Los militares de la Minustah les habían
advertido que no debían arrojarse alimentos desde helicópteros. Esto ya se sabía
desde el jueves pasado, cuando desde el Departamento de Defensa insinuaron esa
posibilidad. Sin embargo, ayer un helicóptero militar no hizo caso de las
advertencias y descargó paquetes desde el aire. Y se produjo un tumulto
gigantesco de gente que corría y se pisaba con tal de agarrar algo. Esto ocurrió
en un estadio de Puerto Príncipe también destruido por el terremoto pero donde
los haitianos emplazaron sus carpas provisionales para poder vivir lejos de las
paredes que los pueden aplastar si la Tierra vuelve a temblar. <BR><BR>Como si
fuera poco, ayer se sintió un temible temblor. Esta enviada acababa de llegar al
hospital argentino (un verdadero refugio) cuando vio salir corriendo a varios
militares con los rostros demudados. "¿Qué sucede?", les preguntó Clarín. "¿Pero
no sintió el temblor?", preguntaron asombrados. A ellos se les había desplazado
el escritorio y las máquinas saltaron de su lugar. "Fue así como empezó el del
martes", explicaron después. Tenían razón: el temblor fue de 4,5 grados de la
escala Richter, la réplica más fuerte que se ha sentido desde la
tragedia.<BR><BR>El miedo es que estos movimientos de las placas terrestres
provoquen nuevas caídas de casas que quedaron parcialmente dañadas o con
rajaduras. La Cruz Roja Internacional no duda: "Esto es un gran caos. En todos
los barrios hay destrucción, personas errantes que buscan alimentos y ayudas. No
hay tiendas organizadas ni lugar donde cocinar con un mínimo de higiene. Ni
pensar en encontrar letrinas. Todo es a campo abierto" dijo uno de los
responsables de la organización. A cuatro días del terromoto, que mató y
destruyó a Haití, el caos sigue.
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</FONT></DIV></BODY></HTML>