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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>24 de enero 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Haití</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>La vida cotidiana y el futuro de
Haití, en manos de Estados Unidos</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Ayer la ONU dio por terminada la
búsqueda de sobrevivientes. Ahora el país se enfrenta a la tarea de la
reconstrucción y el regreso lento a la normalidad. Washington dirigirá la
recomposición del Estado y la gestión de un plan
económico.</STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
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<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Eleonora Gosman, enviada a Puerto
Príncipe</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Clarín, Buenos Aires, 24-1-10</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.clarin.com/"><STRONG>http://www.clarin.com/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><BR>Ultimo día en Haití y décimo desde el terremoto del
martes 12. En los barrios ricos, como los de Petionville, hay cuadrillas que
recogen basura. Unos pocos bancos abrieron las puertas y un par de supermercados
tímidamente comienzan a atender al público. Es la única región que recobró
cierto viso de normalidad. Pero son otras las imágenes que dominan los recuerdos
de la última vuelta por el casco céntrico de la capital haitiana, ya en camino
al aeropuerto Toussain Louverture. Es el patrullaje de convoyes militares con
soldados norteamericanos equipados con armas pesadas para prevenir "brotes de
violencia". Los vehículos de las naciones Unidas, blancos y con la
inscripción UN en el capot se ven muy esporádicamente. Y la policía haitiana,
que los primeros días había desaparecido, volvió a apostarse en unos pocos
lugares desde donde controlan la venta de alimentos y agua que llegaron a Puerto
Príncipe gracias a la ayuda internacional. Miembros de esa fuerza local
asesinaron ayer a un joven haitiano a plena luz del día y dejaron otro malherido
en un caso que parecía un ajuste de cuentas mafioso. <BR><BR>La ONU prometió
3.500 cascos azules más para engrosar la misión de 11.000 militares y civiles.
Ese refuerzo tendrá destinos en el interior de Haití. El control de los puntos
clave de la capital quedará bajo la mirada de 6.500 soldados con las insignias
de la US Air Force y de la US Navy y otros 12.000 que llegarán esta
semana.Establecieron cuatro centros provisorios en el aeropuerto, el puerto, las
colinas de Petionville (en el club de golf) y en Jacmel, una ciudad costera
próxima a Puerto Príncipe. Con este despliegue Washington apuesta en dos
direcciones: dirigir la recomposición del Estado y del gobierno de René Preval y
reservarse la gestión del Plan Marshall haitiano.Pasados los primeros 10 días,
la prioridad estadounidense es lavar el rostro del centro de Puerto Príncipe.
Eso requiere relocalizar ya las 10.000 personas que ocuparon con sus precarios
campamentos Champs de Mars, una plaza frente al derruido Palacio de Gobierno. Ya
se han removido gran parte de los escombros del Parlamento, de los ministerios y
hasta del Banco Central. Y ahora se aprestan a sacar a las víctimas para
trasladarlas a campos de refugiados, lejos del casco político urbano.
<BR><BR>Según la Organización Internacional para la Emigración, una entidad
intergubernamental, cerca de medio millón de personas vive a la intemperie en
Puerto Príncipe, en barracas improvisadas con palos y sábanas para protegerse.
Si en Haití antes el 80% de sus habitantes vivían con salarios de 60 dólares
mensuales (según el FMI), hoy ni siquiera existe la posibilidad de trabajar. La
destrucción de la ciudad no afectó sólo a los pobres. Telfin Robenson, Robert
Etienne y Jean Michelet son jóvenes universitarios de clase media que viven
estos días con sus familias en un asentamiento provisional en la Place Saint
Therese. Los dos primeros, ya graduados, trabajaban en la Universidad del Estado
de Haití, donde murieron centenas de estudiantes. "Aquí ya no tenemos
esperanzas, no hay porvenir. Nuestras casas se destruyeron y la única
perspectiva es irse al exterior", dijeron. Pero las chances de fugar de la
opresiva realidad por el momento son nulas. EE.UU lacró sus puertas para todo
haitiano que emprenda la aventura de emigrar en forma ilegal. Según Washington,
quienes lo intenten serán "hospedados" en Guantánamo, donde ya existen 100
carpas montadas cerca de la prisión.<BR><BR>Si la única salida de un país pobre
es apostar por la educación, en Haití esa vía se clausuró por mucho tiempo. Con
60% de los establecimientos de enseñanza primaria y secundaria destruidos,
demandará años recomponer el sistema educativo. Nadie, sin embargo, habla del
tema. Es que las urgencias hoy pasan por conseguir asentamientos más
estructurados, comida y agua. Los haitianos adinerados, cuyas casas
también fueron derribadas, fueron los primeros en huir hacia Dominicana. El
municipio de Petionville donde se localizan las embajadas, residencias y
palacetes privados, muestra el tamaño del desastre. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Con precios triplicados, falta dinero por el límite
impuesto a la extracción de efectivo. Habrá que esperar un tiempo hasta que la
Federal Reserve imprima gran cantidad de fajos de gurdas, tal como pidió el
presidente Preval. </DIV>
<DIV align=justify>
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</DIV></FONT></BODY></HTML>