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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>3 de febrero 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante -
Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>México</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Represión clasista de
Calderón<BR> <BR>El golpe al SME</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV><STRONG><FONT face=Arial size=2>Editorial de Unidad Socialista
*</FONT></STRONG></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG>México DF, febrero 2010</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR> <BR>El golpe represivo contra el Sindicato Mexicano
de Electricistas (SME) del gobierno de Calderón fue la culminación del
enfrentamiento clasista entre uno de los sectores de los trabajadores más
combativos contra el estado capitalista. Los trabajadores electricistas del SME
tenían más de diez años movilizándose contra la lucrativa estrategia
privatizadora de los gobiernos actuales y en defensa de sus conquistas
sindicales históricas. Fueron los campeones de la lucha popular contra la
entrega de los recursos energéticos, en especial de la industria eléctrica, a
los capitalistas nacionales y extranjeros. Desde el gobierno de Zedillo se
erigieron en el obstáculo decisivo que se interponía en el curso de uno de los
más jugosos proyectos de los poderosos capitalistas que ya se frotan las manos
ante las ganancias que vislumbran con la puesta en práctica de la fibra óptica
en las redes electrónicas y sus ramificaciones en los medios masivos de
comunicación.<BR> <BR>En las elecciones presidenciales del 2006 los
trabajadores del SME, en su abrumadora mayoría, votaron por López Obrador y
seguramente fueron también importantes sus votos en la aplastante derrota que
sufrió el PAN en las elecciones intermedias del año pasado.<BR> <BR>Su
lucha era insoportable para el gobierno de Calderón y el bloque de grandes
capitalistas nacionales y extranjeros que constituye su principal apoyo. Para él
golpear y destruir al SME se convirtió en una de las metas centrales de su
gobierno.<BR> <BR><STRONG>El golpe clasista</STRONG><BR> <BR>Entre los
diversos factores que condujeron al gobierno de Calderón a su decisión de
liquidar la compañía de Luz y Fuerza del Centro (LFC) el 11 de octubre pasado
destacan dos fundamentalmente: en primer lugar, su necesidad urgente de mantener
firme el apoyo del bloque del gran capital para neutralizar su contundente
derrota electoral de julio y, en segundo lugar, la ocasión propicia que la
división sindical en las filas del SME le dio al siniestro secretario del
Trabajo (sic) y Previsión Social, Javier Lozano, para aprovecharse del momento y
meterse a fondo en la pugna intersindical. ¿Qué mejor muestra de confianza puede
darle Calderón a los grandes capitalistas que la liquidación de la LFC y la
terrible represión clasista contra el SME? Con este golpe se desgarra la
demagogia de la “unidad nacional” y la de un gobierno para “todos los
mexicanos”. Las consecuencias serán esta vez más serias que en el pasado. La
lucha de clases se vislumbra en el horizonte agotándose rápidamente las
posibilidades que los nubarrones demagógicos la cubran y
desorienten.<BR> <BR>La respuesta de los trabajadores del SME fue inmediata
con una de las movilizaciones en la ciudad de México más amplias y poderosas que
ha habido. Innumerables organizaciones y movimientos de trabajadores,
estudiantes y pueblo en general se unieron a ella. Destacaron en un lugar
prominente los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la
Educación. La solidaridad se desplegó a nivel nacional.<BR><STRONG> <BR>Un
primer balance</STRONG><BR> <BR>Cuatro meses después de ese fatídico 11 de
octubre de 2009, es posible realizar un primer balance de esta lucha clave para
los trabajadores mexicanos. El peso enorme de la acción represiva del Estado y
de los medios masivos de comunicación se dejo caer sobre el gremio de los
electricistas del SME. Más de 20 mil trabajadores se han visto obligados a la
liquidación. Los otros casi 20 mil que permanecen movilizándose y exigiendo su
contratación por el “patrón sustituto” (la Comisión Federal de Electricidad) se
les ha rehusado incluso la entrega del aguinaldo al que tienen derecho por
ley.<BR> <BR>En noviembre el amplio frente solidario organizó un paro
nacional con resultados prometedores pero todavía insuficientes para
contrarrestar la enorme envergadura de la ofensiva gubernamental. Los planes
para el presente 2010 son varios. El viernes 29 de enero se realizó una
importante manifestación en la ciudad de México pero que también mostró que las
grandes masas que se movilizaron en octubre y noviembre ya no
participaron.<BR><STRONG> <BR>Una dirección
negociadora</STRONG><BR> <BR>La causa de los electricistas del SME es una
que atañe al conjunto de los trabajadores, representa un hito mayor en la lucha
de clases actual. La militancia y el espíritu de sacrifico que han desplegado
miles de trabajadores es un hecho digno de todo nuestro respeto y admiración que
justifica y profundiza la solidaridad que les debemos. Es la prueba elocuente de
que la combatividad y el deseo de triunfo están vivos y actúan en los combates
cotidianos de estos trabajadores.<BR> <BR>Sin embargo, una apreciación
crítica, sin compromisos, no puede dejar de constatar un obstáculo fundamental
para la consecución exitosa de este combate clasista. La dirección de Martín
Esparza y los demás líderes del Comité Central del SME han apostado no a la
confrontación clasista sino a los canales e instrumentos parlamentarios y
constitucionales. Se han restringido tercamente a mantenerse en el campo del
“estado de derecho”, comprometiéndose así al respeto de los términos legales en
los que la burguesía, su estado, sus partidos y sus abogados dominan
incontestablemente. Confiando más en las negociaciones con los funcionarios
gubernamentales que en una movilización clasista e independiente hacia una
huelga nacional, han llevado al movimiento a un desgaste
notorio.<BR> <BR>De hecho desde el 2003, cuando Esparza fue electo como
secretario general, la política de la dirección del SME experimentó sensibles
cambios. Por ejemplo, la táctica de forjar alianzas y promover amplias
movilizaciones que culminó con la fundación del Frente Nacional de Resistencia
Contra la Privatización de la Industria Eléctrica en 1999 fue sustituida por una
estrategia de confiar más en los recursos y los acuerdos parlamentarios, en
especial con los sectores del PRD, que en los de las movilizaciones
independientes. El Frente prácticamente se desmanteló y se promovieron varios
“diálogos nacionales” que no llegaron a conclusiones políticas concretas para
ampliar las movilizaciones y preparar la huelga nacional.<BR> <BR>La
preparación del SME para la gran prueba que se avecinaba ante la negación de la
“toma de nota” (el reconocimiento legal del resultado de las elecciones
sindicales que significaba la reelección de Esparza) por parte de Lozano fue por
completo insuficiente. Dos días antes del golpe del 11 de octubre, en la
manifestación organizada del Monumento de la Independencia a Los Pinos, la
dirección del SME propagandizó masivamente en declaraciones y volantes una línea
política claramente conciliadora que no preparaba, ni mucho menos, a los miles
de trabajadores para el golpe que se gestaba en los sótanos de Gobernación con
su Policía Federal. La dirección del SME fue literalmente sorprendida por la
decisión de Calderón.<BR> <BR><STRONG>Por la construcción de un partido
independiente y revolucionario de los trabajadores</STRONG><BR> <BR>Durante
los casi cuatro meses transcurridos desde el 11 de octubre de 2009, la
estrategia seguida por la dirección de Esparza ha sido privilegiar las
negociaciones con el gobierno en detrimento de la organización de un frente
amplio de lucha clasista y combativo que prepare, con los demás sectores de
trabajadores, el movimiento por una huelga general contra el gobierno de
Calderón.<BR> <BR>Una de las lecciones principales que se desprenden de
estos acontecimientos es que los trabajadores mexicanos seguimos estando
políticamente indefensos ante el aparato gubernamental y los partidos del
régimen (en especial los tres mayores PRI, PAN y PRD). No existe una alternativa
independiente que nos represente en las luchas clasistas como la actual
protagonizada por los electricistas.<BR> <BR>La tarea urgente del
movimiento de los trabajadores es la construcción de ese partido, absolutamente
necesario para navegar en el clima tormentoso de la crisis capitalista que
atravesamos. Sin él estaremos imposibilitados de emprender la contraofensiva
necesaria para frenar a los capitalistas que van por todo: más impuestos, menos
salarios, más desempleo, recortes a la seguridad social, a la educación y a
todas las conquistas sociales e históricas de los trabajadores.<BR> <BR>Se
trata, ni más ni menos, de triunfar o fracasar. Las enseñanzas de los
acontecimientos a partir del 11 de octubre es que los trabajadores debemos
organizarnos de manera democrática, independiente y revolucionaria para
construir el México nuevo que merece el historial de lucha de nuestro pueblo y
garantizar el bienestar que sus hijos nunca podrán lograr ya en el
capitalismo.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* Publicación de la Liga de Unidad Socialista (LUS).</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
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