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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>20 de febrero 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante
- Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT
size=3>Palestina</FONT></STRONG></FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Las dinámicas económicas
(1967-2009): </FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Integración desigual, desarrollo y
economía-casino (1)</FONT></STRONG><BR></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Julien Salingue *<BR>Viento Sur</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.vientosur.info/"><STRONG>http://www.vientosur.info/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Traducción de Alberto
Nadal</STRONG><BR><BR><BR>Hablar de las dinámicas económicas en los territorios
palestinos es un verdadero desafío, puesto que se está inmediatamente
confrontado a una dificultad, que no es solo semántica, si se intenta dar un
sentido a la palabra “economía palestina”. Por decirlo con una fórmula
provocadora, ¿en qué medida se puede hablar de una “economía
palestina”?.<BR><BR>Si se entiende la economía palestina como la actividad
económica de los territorios palestinos (producción, consumo, cambio y comercio
de bienes y servicios), será difícil poner en cuestión su existencia. Si se
entiende economía palestina como sistema económico palestino y/o como actividad
no existente solo en si sino para sí, las cosas son menos
evidentes.<BR><BR>Interrogarse sobre el estado de la economía palestina no es
interrogarse sobre una economía “clásica”. Los palestinos, sociedad dispersada y
desestructurada en 1947-48, viven bajo la ocupación militar desde hace 60 años.
Pensar el estado de la economía palestina es pensar las rupturas y las
continuidades en el seno del proceso de Oslo y, en fin, poner en perspectiva la
situación y las dinámicas actuales interrogando a la “estrategia económica
palestina”.<BR><BR>Me apoyo aquí principalmente en los trabajos de Adel Samara,
de Sarah Roy, de Leïla Farsakh, de Graham Usher, de George Abed y de Fadle
Naquib. Las cifras que doy corresponden a los informes de la Oficina Central
Palestina de Estadísticas (PCBS) del Banco Mundial y del Fondo Monetario
Internacional.<BR><BR><STRONG>1) Una economía (des)-estructurada por la
ocupación militar</STRONG><BR><BR><STRONG>a) La integración desigual.</STRONG>
<BR><BR>Tras la guerra de los 6 días (junio 1967) y la toma del control de
Cisjordania y de la Banda de Gaza, Israel gobierna los territorios palestinos
ocupados por medio de órdenes militares. Es significativo señalar que más del
50% de las órdenes militares emitidas en el período 1967-1993 lo son en relación
directa con las cuestiones económicas. <BR><BR>Esta comunicación no tiene
evidentemente por objeto entrar en el detalle de estas órdenes, sino más bien
analizar sus tendencias de fondo y su implicación en cuanto a las evoluciones de
la economía palestina durante el período 1967-Oslo.<BR><BR>La tendencia general
es la de una integración desigual de la economía palestina a la economía
israelí. “Integración desigual” significa aquí que no ha habido fusión entre las
dos economías o absorción de la economía palestina por la economía israelí. Se
asiste a un proceso de toma de control/reconfiguración, en una relación de
subordinación de la economía palestina a la economía israelí. <BR><BR>Es así,
por ejemplo, como por las órdenes número 10,11 y 12 Israel hace ilegales todos
los acuerdos previamente existentes en cuanto a las importaciones y
exportaciones hacia y desde los territorios palestinos, obligando no solo a los
comerciantes sino también a los negociantes en materias primas a importar
productos israelíes, lo que tiene repercusiones al nivel del conjunto del sector
industrial, convirtiéndose todo el mundo en dependiente de las producciones o de
las autorizaciones israelíes (entre el 90% y el 95% de las importaciones según
los años).<BR><BR>Gracias a este dominio directo sobre las estructuras
económicas palestinas, Israel va a poder acelerar la especialización de su
industria en los sectores punta (electrónica, informática, tecnologías
militares), sectores que miran al futuro y con fuerte valor añadido, a la vez
que “favorece” el desarrollo, en los territorios ocupados, de producciones con
débil valor añadido y poco modernas.<BR><BR>Se asiste así, en sectores como la
industria textil o la producción de calzados, a la puesta en pie de redes de
subcontratación en los territorios palestinos, con industriales israelíes que
transfieren allí su producción antes de revenderla con la etiqueta de “made in
Israel”. Israel se previene además del desarrollo de una economía que le haría
la competencia en los territorios palestinos, impidiendo la puesta en pie de una
industria moderna y reduciendo considerablemente la producción agrícola mediante
las confiscaciones de tierras. Es así como en 1990 la producción industrial
representa a penas el 8% del PIB palestino (contra el 25% en Jordania) y que el
tamaño medio de una empresa palestina es de 4 asalariados (es decir, la misma
cifra que en 1927).<BR><BR>Esta política va a obligar a centenares de miles de
palestinos a buscar trabajo “en otra parte”, en primer lugar en los países
petroleros, luego en el propio Israel. Entre 1970 y 1990 la fuerza de trabajo
aumenta un 64%, mientras que los empleos en el interior de los territorios
ocupados solo aumentan el 28%. A comienzo de los años 1990, cerca de la mitad de
la mano de obra trabaja en el exterior.<BR><BR><STRONG>El modelo del
des-desarrollo</STRONG><BR><BR>De forma más modelizada, se desprenden 4 grandes
tendencias, modelo que tomo en gran medida del economista palestino Adel
Samara:<BR><BR>-una economía totalmente periferizada, que tiene por único centro
el estado de Israel. Las ciudades palestinas están en una relación de
dependencia económica directa con Israel, y no constituyen siquiera un “centro”
para los pueblos de los alrededores, ellos también en una relación de
subordinación directa. <BR><BR>- una economía que no domina sus prioridades en
términos de inversión y de desarrollo. Estando toda inversión y proyecto de
desarrollo sometido a la aprobación israelí, se inscribe forzosamente en el
marco de la integración desigual. La mayor parte de las inversiones se
efectuarán pues lógicamente en el terreno de la construcción, terreno que apenas
puede cambiar de forma importante los “equilibrios” económicos.<BR>- una
economía en la que los capitales son presionados para que se vayan: en 1967
Israel cierra todos los bancos y los reemplaza progresivamente por bancos
comerciales israelíes. Poco convencidos de confiar su dinero a bancos israelíes,
los palestinos han tenido tendencia a colocar su dinero en el extranjero, lo que
ha contribuido a ralentizar el desarrollo económico, igual que la ausencia de
todo sistema de crédito. <BR><BR>- En fin, una economía cautiva de la economía
israelí, tanto desde el punto de vista de las importaciones como de las
exportaciones: los productores y comerciantes se han adaptado a las necesidades
de la economía israelí; los exportadores y los importadores han perdido la
posibilidad de importar o de exportar directamente desde o hacia otros países en
condiciones más ventajosas.<BR><BR>Esta integración desigual se concreta en un
proceso que Sarah Roy caracteriza como “des-desarrollo”, a distinguir del
subdesarrollo, en el que las condiciones de posibilidad de un desarrollo
económico, aunque sea subordinado, existen. El des-desarrollo mina,
estructuralmente, las bases mismas de todo desarrollo económico real. El aumento
de la producción y del nivel de vida en los territorios palestinos, consecutiva
a la ocupación de 1967, no se ha podido y no podía, por las razones
estructurales enunciadas más arriba, transformarse cualitativamente en
desarrollo económico global. El des-desarrollo impide la emergencia de un
sistema económico palestino.<BR><BR><STRONG>2) Los acuerdos de Oslo y la
prosecución del des-desarrollo</STRONG><BR><BR><STRONG>a) la lógica de
Oslo.</STRONG><BR><BR>No tendré tiempo suficiente para entrar en los detalles de
las disposiciones económicas de los Acuerdos de Oslo y del Protocolo económico
de París, firmado en 1994, que organiza las relaciones económicas y comerciales
entre Israel y los palestinos en el marco del “proceso de paz”. Se tratará aquí
de identificar las rupturas y las continuidades entre el período pre-Oslo y el
período que se abre en 1994, y en el que estamos hoy.<BR><BR>La vertiente
económica de Oslo debe ser pensada en el marco más general de las dimensiones
políticas del “proceso de paz” y de su lógica de conjunto: <BR><BR>Creación de
una administración indígena, con los atributos de soberanía limitados, en las
zonas palestinas más densamente pobladas, en las que Israel se compromete a
retirarse progresivamente a medida que la nueva Autoridad Palestina (AP) haga la
demostración de mantener allí el orden.<BR><BR>Fragmentación de los territorios
palestinos en zonas con estatutos jurídicos diversos, aisladas unas de otras por
puestos de control israelíes y por carreteras reservadas a los colonos.
<BR><BR>Mantenimiento “oficial” del control israelí sobre la gran mayoría de los
territorios palestinos ocupados (el 95% en 1994, el 82% en 2000), y sobre las
fronteras con Jordania y Egipto.<BR><BR>Transferencia a la AP del conjunto de
las responsabilidades que corresponden, según el derecho internacional, a toda
potencia ocupante en los territorios que ocupa: servicios sociales, educación,
salud,…<BR><BR>Postergación, a “negociaciones sobre el estatuto final”, de las
cuestiones clave: Jerusalén, las colonias, los refugiados. <BR><BR>Dado nuestro
tema, señalar solamente dos elementos esenciales: el mantenimiento del control
israelí sobre el territorio y las fronteras, la omnipresencia y la centralidad
de las cuestiones ligadas a la seguridad. Insisto en este punto pues se tiene a
menudo tendencia a leer y analizar el Protocolo de París de forma “separada”,
subrayando algunas de sus disposiciones aparentemente favorables a los
palestinos, pero que, la realidad lo ha demostrado, estaban ellas también
subordinadas a los aspectos de seguridad y territorial del Acuerdo “general”.
<BR><BR><STRONG>b) los acuerdos económicos.</STRONG> <BR><BR>De vuelta de París,
(abril 1994), la unanimidad entre Israel y los palestinos es flagrante: Shimon
Peres declara “(que) los palestinos están hoy de acuerdo con Israel en crear una
economía de mercado, una economía abierta, sin fronteras, con una libertad total
de comercio y de circulación de los bienes entre las dos partes”. Nabil Shaath
habla por su parte: “(de) una paz total con Israel, con fronteras totalmente
abiertas (…) (que va a) crear con Israel una comunidad económica vuelta hacia el
conjunto de Medio Oriente”.<BR><BR>Un “matrimonio”, según los términos de Shimon
Peres, que muestra, si se examina, no ser sino la prosecución de la integración
desigual y del des-desarrollo por otros medios. Si ciertos términos de los
acuerdos parecen permitir, en teoría, una emancipación de la tutela israelí y un
desarrollo económico palestino (libertad de importación de una lista de 526
productos, entrega de las tasas y derechos de aduana a la AP, posibilidad de
desarrollo de un sector financiero y bancario autónomo…), su inscripción en una
realidad modelada por 25 años de ocupación y por las vertientes securitaria y
territorial de los acuerdos limita considerablemente su alcance.
<BR><BR>Conviene subrayar primeramente que la idea misma de una fusión en el
seno de un mercado común de una economía moderna, desarrollada y competitiva con
una economía desestructurada, “des-desarrollada” y subordinada porta en sí misma
el mantenimiento de una relación desigual.<BR><BR>Si se entra más en los
detalles, apoyándose en ejemplos concretos, esta desigualdad y, más allá, la
prosecución del des-desarrollo, es evidente. Ciertamente, la AP puede importar
526 productos desde el exterior. Pero un examen de la lista de estos 526
productos nos muestra que se trata esencialmente de productos alimenticios de
base y de productos de consumo corriente. Si los palestinos quieren importar
materias primas o materiales que permitan un desarrollo industrial y/o
tecnológico, deben obtener el consentimiento de Israel vía el “Comité Económico
Conjunto”.<BR><BR>Igualmente, la libertad relativa de exportar está sujeta a un
alineamiento del IVA palestino (que debe mantenerse entre el 15% y el 16%) con
el IVA israelí (17%). Un tal nivel de tasa hace estructuralmente no competitivos
los productos palestinos en el resto de los mercados árabes, problema ya
planteado por el coste del trabajo en los territorios palestinos (salarios mucho
más elevados pues la interpenetración con el mercado y el sistema monetario
israelí tira de los precios al consumo hacia arriba). Este coste elevado del
trabajo limita además de forma considerable las inversiones extranjeras, que se
van a los países en los que la mano de obra es mucho menos costosa.<BR><BR>El
papel jugado por el “nuevo” sector bancario no ha limitado la huida de
capitales, bien al contrario, y no ha permitido el desarrollo de un sistema de
préstamo y por tanto de crédito. Los bancos invierten en el extranjero, y no en
la economía “nacional”, el dinero que se ingresa en las cuentas: como media,
durante los años 1990, son más del 70% de los capitales los transferidos al
extranjero. La relación préstamos/capitales oscila entre el 20% y el 25%, contra
el 80% en Jordania y el 90% en Israel. En otros términos, el capital acumulado
en los territorios palestinos no beneficia a la economía palestina.
<BR><BR>Incluso si la economía palestina puede en teoría abrirse al exterior, se
encuentra en realidad casi en un tête-a-tête con la economía israelí de la que
no puede emanciparse. Los productos israelíes continúan inundando el mercado
palestino e Israel sigue siendo el principal mercado de las producciones
palestinas. El 90% de los intercambios comerciales se hacen con Israel y el
déficit comercial palestino pasa de 800 millones de dólares en 1990 a 1,4
millardos de dólares en 1996. Dos ejemplos con cifras: mientras que en 1984 el
volumen de intercambios en frutos y legumbres entre los territorios palestinos y
Jordania se elevaba a 244.000 toneladas, durante los años 1990 cae a un nivel
medio de 44.000 toneladas. En 1994, de 9.000 toneladas de limones producidas en
Gaza, el 90% fueron exportadas hacia las fábricas de zumos de fruta israelíes.
<BR><BR><STRONG>c) El arma política.</STRONG><BR><BR>Más allá de estas
consideraciones estrictamente económicas, el monopolio israelí sobre el control
de los territorios, de las fronteras y “el arma securitaria” van a tener
repercusiones considerables a nivel de la “economía palestina”.<BR><BR>Un primer
elemento que es tan evidente que no voy a desarrollar: el dominio israelí sobre
la mayoría de las tierras palestinas y de los recursos energéticos
(particularmente el agua) impide la extensión de las explotaciones agrícolas o
de las zonas industriales puesto que los permisos de construir están sujetos a
la autorización israelí. Además, las expropiaciones de tierra se multiplican
durante los años 1990 y 2000 con la prosecución de la colonización y la
construcción del muro, lo que tiende incluso a reducir la producción agrícola
(más de 1.000 granjas y pabellones agrícolas expropiados solo en el período
2000-2006). <BR><BR>Un segundo elemento debe ser tomado en cuenta: los
procedimientos de seguridad impuestos por Israel (control de las mercancías a la
salida de las zonas autónomas palestinas, transporte en vehículos israelíes,
nuevos controles en las fronteras) aumentan considerablemente el coste de la
exportación y de la importación de mercancías, lo que hace aún un poco menos
competitivas las producciones palestinas y menos atractivas (para los
exportadores extranjeros) las zonas autónomas. <BR><BR>En fin, y es sin duda lo
esencial, la práctica recurrente (499 días entre 1994 y 1999, es decir 3 meses
por año durante el período de “paz”), por motivos oficialmente de seguridad, del
bloqueo de las zonas autónomas, va a tener un impacto catastrófico a nivel
económico. El Banco Mundial estima así que la práctica del bloqueo generó el 40%
de las pérdidas del PIB de Gaza en 1996 y el 20% del de Cisjordania: reducción
drástica del número de trabajadores palestinos autorizadas a ir a Israel (y por
tanto del poder de compra y del consumo), reducción de las posibilidades de
comerciar, incluso con Israel, reducción de la producción, explosión del paro y
de la pobreza…<BR><BR>El PIB por habitante declina regularmente entre 1994 y
1999, y se hunde entre 2000 y 2005 (-35%) con la sistematización del bloqueo
tras el levantamiento de septiembre de 2000. La producción agrícola cae, en
valor absoluto, más del 25% entre 1999 y 2007, la producción industrial más del
20%.<BR><BR>Más allá, la fragmentación territorial va a acompañarse de una
“enclavización” económica, siendo Gaza aislada de Cisjordania, el Norte de
Cisjordania del sur. Sarah Roy describe este proceso de enclavización y de
autarquización de la economía: prácticas económicas que se alejan de los
mercados y de los intercambios internacionales (incluso inter-zonas autónomas) y
se vuelven hacia la producción local, actividades y modos de producción más
tradicionales. En resumen, se produce cada vez menos para exportar y cada vez
más para consumir continuando estando dependiente de los productos israelíes,
dados los límites objetivos, estructurales, de las capacidades de
producción.<BR><BR>Durante los años 1990 y 2000, lejos de atenuarse, el
des-desarrollo prosigue y se refuerza, incluso si, como se va a ver, el dinero
afluye a los territorios palestinos y hay quien sacan beneficios de ello.
<BR><BR><STRONG>3) Más allá de la ocupación, la quiebra de una estrategia
palestina e internacional</STRONG><BR><BR><STRONG>a) El papel económico de la
AP.</STRONG><BR><BR>Sería en efecto demasiado reductor atribuir las
responsabilidades de la prosecución del des-desarrollo únicamente a la ocupación
israelí, incluso si sigue siendo su principal fuente. Un cambio fundamental se
operó con Oslo: la puesta en pie de la Autoridad Palestina que, en lo que nos
concierne, ejerce un monopolio sobre las negociaciones económicas con Israel,
sobre la percepción de las diversas tasas (particularmente los derechos de
aduana) y de las ayudas internacionales.<BR><BR>La aparición de este nuevo actor
va a participar ampliamente de una reconfiguración de la escena económica
palestina y, más allá, de la escena política y social. Se puede resumir en tres
grandes rasgos el papel económico de la AP: disformidad, clientelismo y
dependencia.<BR><BR>La construcción de un aparato de estado pletórico (hasta
180.000 miembros en 2007) ha permitido a la AP jugar un papel central en la
economía palestina convirtiéndose en el primer proveedor de empleos en los
territorios palestinos. Pero tras esta cifra se oculta un desarrollo muy
desigual, disforme, del aparato del estado: la mitad de sus asalariados están
empleados en las diversas fuerzas de seguridad, menos de 1/3 del presupuesto
está consagrado al desarrollo de los servicios sociales (salud, educación), y es
una porción desdeñable la consagrada a la ayuda al desarrollo económico.
<BR><BR>El monopolio sobre los derechos de aduana (varios centenares de millones
de dólares por año), sobre la ayuda internacional (alrededor de 10 millardos de
dólares entre 1994 y 2006) y sobre la importación de 27 mercancías (cemento,
tabaco, gasolina…) va a generar una amplia red de clientelismo y de corrupción.
Centenares de millones de dólares son dilapidados de forma improductiva en el
mantenimiento de redes de clientela. El monopolio sobre las importaciones de
productos indispensables, también utilizado para fines de corrupción, conlleva
una subida de los precios: los constructores palestinos que importaban cemento
(empresa Nesher) desde Israel han visto aumentar los precios como consecuencia
al establecimiento del monopolio de la AP. En fin, la AP favorece ampliamente
las inversiones extranjeras (con las que comparte monopolios), y particularmente
de los ricos palestinos de la diáspora, en detrimento de los empresarios
locales. Estos inversores prefieren los sectores rentables en el corto plazo
(turismo, telecomunicaciones…) a sectores menos rentables pero que permiten el
desarrollo real de una economía local.<BR><BR>La AP permanece sin embargo en una
situación de dependencia total respecto a la ayuda externa. El coste del
desarrollo y del mantenimiento del aparato de estado y de las diversas
infraestructuras (gastos oficiales) acumulado al coste del desarrollo y del
mantenimiento de las redes de corrupción y de clientela (gastos oficiosos)
exceden muy ampliamente los ingresos de la AP. Así, para el año 2009, el déficit
presupuestario estimado es de más de 400 millones de dólares, a pesar de las
ayudas internacionales (1,5 millardos). La AP no puede sobrevivir económicamente
sin las ayudas de los países donantes y sin el pago, por Israel, de las tasas y
derechos de aduanas: la autonomía relativa de la AP en el terreno económico
puede en cualquier momento desaparecer. <BR><BR>Estas tres características
(disformidad, clientelismo y dependencia) reúnen en gran medida las
características de los estados rentistas, estados cuya mayoría de ingresos
provienen del exterior y no del interior, y por tanto del impuesto. No
profundizaré este punto aquí, pero conviene sin embargo señalar que el paradigma
del estado rentista puede mostrarse esclarecedor para comprender los fenómenos
de autonomización política (derivada de la autonomía fiscal) de la dirección de
la AP y de despolitización (debido a una política de redistribución de las
riquezas) de la sociedad palestina…<BR><BR><STRONG>b) de la dependencia
económica a la dependencia política.</STRONG> <BR><BR>La situación de
des-desarrollo y las decisiones económicas de la AP han aumentado la dependencia
de la economía palestina respecto a la ayuda internacional. La AP está pues en
una situación paradójica: insoslayable en el plano económico en el interior de
los territorios palestinos (40% de la población vive gracias a los salarios de
la AP), no disfruta de ninguna autonomía respecto del exterior y debe pues
acomodarse a las voluntades de los países donadores. Una situación que tiene
repercusiones muy políticas: cuando en 2006 Hamas gana las elecciones, los
países donantes suspenden sus ayudas, Israel suspende la entrega de las tasas, y
la AP se encuentra en una situación de casi-bancarrota. <BR><BR>Solo tras la
llegada, contraria al veredicto de las urnas, de Salam Fayyad (antiguo alto
funcionario del Banco Mundial y del FMI) al puesto de Primer Ministro volvieron
las ayudas, condicionadas a decisiones políticas de primer orden: retoma de las
negociaciones con Israel, reorganización de los servicios de seguridad,
represión contra Hamas, desarme de las últimas células de resistencia... Cuando
en la conferencia de París, en diciembre de 2007, los países donantes prometen a
Mahmoud Abbas y Salam Fayyad cerca de 8 millardos de dólares en tres años, es
más para permitirle recuperar el control sobre la vida política palestina que
para asegurar un verdadero desarrollo económico palestino. <BR><BR>Las lógicas
en marcha tras Oslo prosiguen y la “nueva política económica” de Fayyad se
parece mucho a la de la AP de los años 1990-2000: prioridad a las inversiones
extranjeras (cf la Palestine Investment Conference de 2008 en Belén) en
detrimento de los empresarios locales, sectores rentables (hoteles de lujo en
Ramalá, una segunda línea de telefonía móvil…) y, last but not least, un
refuerzo de la prioridad, en el presupuesto de la AP, al sector de la seguridad:
para el ejercicio 2008-2009, el programa “Transformación y Reforma del Sector de
la Seguridad” posee un presupuesto equivalente a los presupuestos acumulados de
los programas “Acceso a la Educación” y “Mejora de la calidad de los Servicios
de Salud” (en cifras brutas, de diciembre de 2008 a junio de 2009, han sido
creados 1325 puestos en Seguridad y 94 puestos suprimidos en
Salud).<BR><BR>Decisiones conformes a la ideología neoliberal de los
suministradores de fondos, y decisiones muy políticas, que se inscriben en una
visión, ampliamente compartida por Salam Fayyad y su círculo, según la cual un
desarrollo económico palestino sería posible a pesar de la prosecución de la
ocupación y de la colonización. Una visión que ha mostrado, sin embargo, todos
sus límites durante los años 1990-2000, por razones (que hemos expuesto más
arriba) que no han desaparecido.<BR><BR><STRONG>Conclusión: ¿Una quiebra
programada?</STRONG><BR><BR>La economía palestina es pues una economía víctima
de una política de des-desarrollo que los Acuerdos de Oslo no interrumpieron,
muy al contrario. Los Acuerdos de Oslo participaron de una reconfiguración del
des-desarrollo con la integración de un nuevo actor, la AP. El papel atribuído a
la AP (y en el que la mayoría de las fuerzas sociales que apoyan a la AP se
complacen) no es plantear las bases de una economía palestina autónoma o acabar
con la relación de desigualdad entre economía israelí y economía palestina. Se
trata al contrario de gestionar el des-desarrollo sin que haya ninguna
modificación estructural: hay individuos que se enriquecen, sectores económicos
que funcionan, los salarios de los funcionarios son rentas pero no hay,
propiamente hablando, desarrollo económico. Los países donantes no se engañan,
que no han concedido, durante los 6 primeros meses del año 2009, que 32 millones
de dólares de ayuda al desarrollo económico (contra más de 400 millones de
dólares para el funcionamiento del aparato del estado). <BR><BR>Si se ha podido
constatar un alivio del bloqueo de Cisjordania, las dificultades permanecen, las
restricciones y las expropiaciones prosiguen, sin hablar de la Banda de Gaza:
sometida a un bloqueo total y a un verdadero embargo, está en una situación de
crisis económica sin precedentes. Algunas cifras: según el Banco Mundial, el 2%
de los establecimientos industriales continúan funcionando en Gaza (90 contra
39000 en junio de 2005, 860 asalariados contra 35.000), de 2500 toneladas de
fresas producidas, solo 109 toneladas han podido ser exportadas (el 4% de la
producción). Si se tienen en cuenta Gaza y Cisjordania, el PIB por habitante
estimado para 2009 será del 30% inferior al de 1999, y será inferior al de 2008.
El crecimiento económico palestino sigue siendo negativo. En 2008, entre la
mitad y los 2/3 de los hogares palestinos viven bajo el límite de la pobreza.
<BR><BR>En las calles de Ramalá, hace 2 semanas, no he podido evitar pensar,
viendo a niños del campo de refugiados de Qalandia, a la hora en que habrían
debido estar en clase, vender chicles en el puesto de control a algunos
centenares de metros de los lujosos nuevos edificios de la “capital económica”
palestina, en estas palabras que escribía Adel Samara, denunciando el desarrollo
de una “economía-casino”, algunos meses antes de la explosión de 2000: “Los
nuevos edificios, los centros comerciales y los restaurantes de lujo de Ramalá y
de otras ciudades de Cisjordania son el reflejo de las intenciones reales de la
Autoridad Palestina, y no pruebas de algún tipo de desarrollo. (…) El régimen
establece en realidad una infraestructura particular, que corresponde a las
necesidades y a las demandas de los turistas, de los hombres de negocios, de los
dirigentes de ONGs, de los oficiales de la Autoridad…. La mayoría de la
población no tiene nada que ver con este pretendido desarrollo”. La calma
económica actual no es en realidad más que una engañifla y la pretendida “paz
económica” no estabilizará la situación política. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* Julien Salingue es enseñante y doctorando en el
Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Paris 8 de
Saint-Denis.<BR><BR><STRONG><U>Nota</U></STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>1) Versión escrita de una comunicación efectuada en un
reciente coloquio en Dijon. El texto debe ser considerado como un borrador, cuya
versión definitiva y actualizada será publicada en 2010. Publicada el martes 24
de noviembre de 2009 en: <A
href="http://juliensalingue.over-blog.com/article-les-dynamiques-economiques-palestiniennes-1967-2009—39774476.html">http://juliensalingue.over-blog.com/article-les-dynamiques-economiques-palestiniennes-1967-2009—39774476.html</A>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><BR><BR></DIV></FONT></BODY></HTML>