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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>1º de marzo 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante -
Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>Cuba<BR><BR>Orlando Zapata Tamayo: una muerte
cubana</FONT></STRONG><BR><BR><BR><STRONG>Joseba Macías<BR>Gara
<BR></STRONG><A
href="http://www.gara.net/"><STRONG>http://www.gara.net/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><STRONG>Rebelión<BR></STRONG><A
href="http://www.rebelion.org/"><STRONG>http://www.rebelion.org/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>Sabemos, sí, que la guerra mediática forma parte de
una estrategia global para facilitar primero los desprestigios y luego las
invasiones. Que vivimos un juego de manipulaciones permanentes y que, en estos
tiempos, las palabras las carga frecuentemente un diablo humano recurrente y
perverso, doctor en semánticas y confusiones. Sabemos también, prueba empírica
en cinco décadas, que contra Cuba y su Revolución todo vale, llámese desembarcos
mercenarios, patrias potestades, homilías en los templos, documentales de
National Geographic, bombas y mentiras o bloqueos y bacterias. Es cierto además
que desde 1959 el estímulo y la organización de la contrarrevolución interna se
ha convertido en una de las obsesiones permanentes de las distintas
administraciones norteamericanas, hayan sido estas demócratas o republicanas y
hayan estado presididas por John F. Kennedy o Georges W. Bush. También sabemos
que sin esta Cuba intensa y contradictoria, que tanto amamos, nada sería igual
en un mundo uniformemente triste y mercantilizado en el que incluso el agua (71%
de la superficie del planeta) es ya un inevitable objeto de consumo. Una Cuba
que, entre luces y sombras, cotidianidad y algún que otro sueño postergado,
continúa obstinadamente proponiendo otra forma de articulación social y
política, humana y vivencial, que más allá de su lento tempo en mejoras y
bienestares, representa para muchos (dentro y fuera de la isla) una especie de
aspirina del tamaño del sol. Quiero decir, una receta para buena parte de todos
nuestros dolores de cabeza planetarios de la mano de un médico de familia
particular e intransferible, pongamos de nombre Roque Dalton también egresado en
calles caribeñas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por eso quizá, precisamente por eso, en días como éstos
en los que nos llegan noticias como la muerte de Orlando Zapata Tamayo después
de haber llevado a cabo una huelga de hambre de más de dos meses de duración,
nos duelen la garganta y los silencios, copiamos a mano algún capítulo necesario
de los manuales de la ética revolucionaria y nos volvemos a preguntar por qué
pasan estas cosas cincuenta años después de la puesta en marcha de un proceso en
el que siempre el ser humano ha sido el eje central de su articulación.
Preguntarnos, en fin, por encima de ingenuidades, manipulaciones y «servicios al
enemigo», por qué no se informa pormenorizada y exhaustivamente en el interior
de Cuba en torno a una cuestión que en el resto del mundo (y por interesadas
razones conocidas) es cabecera de noticiarios y portada permanente de
periódicos. Por qué el diario «Granma», por ejemplo, ha ignorado la existencia
de la muerte de Orlando Zapata hasta el sábado día 27 (cinco días después),
cuando incluye como única referencia, en la página 3, un artículo de opinión del
escritor Enrique Ubieta («¿Para quién la muerte es útil?») en el que,
esencialmente, se analiza el perfil de Zapata como preso común desde 1988 para
explicar su posterior manipulación al ser incluido en la lista de los llamados
presos políticos en 2003. ¿Qué podríamos decir, en fin, del papel de la
televisión, de sus programas informativos o de los silencios del espacio «Mesa
Redonda» con un acercamiento diario a media tarde y durante 150 minutos a temas
considerados de interés general para la ciudadanía cubana? Como sugerencia en la
distancia y desde el respeto: ¿No sería interesante, democrático y
revolucionario hablar sobre este hecho luctuoso y sus consecuencias? ¿Analizar,
sí, la posible manipulación de este hombre por los enemigos de la Revolución
pero, también, tratar de entender qué razones de fondo podrían explicar su
defensa al límite de unos postulados que le han llevado a morir por ellos?
Hablar, no sé, de cuestiones paralelas pero no menos importantes que subyacen en
este contexto y que, en definitiva, muestran las contradicciones inherentes a
una Revolución que, medio siglo después de sus románticas y épicas imágenes de
victoria, sigue mostrando carencias y frustraciones fruto en muchas ocasiones,
es verdad, de un mundo hostil. Pero no siempre.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El mismo diario «Granma» incluía en su edición de este
pasado viernes un amplio reportaje en el que se calificaban como «desvergüenza»
las condiciones de vida en las cárceles de Estados Unidos en las que mueren
siete mil reclusos cada año, hablando de males endémicos como la brutalidad y la
tortura. También es cierto que en la prensa occidental, y salvo contadas
excepciones, no exentas generalmente de sensacionalismo, nunca son noticia las
tragedias cotidianas en las cárceles de América Latina en la que centenares de
miles de personas son sometidas al hacinamiento, la insalubridad y las palizas
sistemáticas. Todo esto es verdad. Ahora bien, ¿impide esta realidad hablar de
la situación de los presidios cubanos? ¿No señaló el propio cantante Silvio
Rodríguez en 2008, con motivo de su gira por las prisiones del país junto a
otros intérpretes, que las cárceles son una de las partes más «dolorosas e
incómodas» de la realidad cubana?</DIV>
<DIV align=justify><BR>La muerte de Orlando Zapata Tamayo, en definitiva,
plantea importantes cuestiones para el debate interno, cubano y revolucionario
en general, que van mucho más allá de las interesadas líneas de manipulación de
la mayor parte de los medios de comunicación occidentales. Sustraerse a este
necesario ejercicio colectivo de contraste de opiniones (cultura, lo sabemos, no
tan prodigada hasta ahora como sería necesario en la Cuba revolucionaria)
significa volver a repetir dinámicas anteriores que, a la larga, han propiciado
muchos de los batallones de desencantados e indiferentes en estos intensos años
de flujos y reflujos. Pero hay más razones: cinco intensas décadas de Revolución
y vivencias intransferibles han propiciado un nivel cultural en la ciudadanía
que se ha convertido en uno de los grandes logros del proceso. Una población
cada vez más joven e inquieta que, obviamente, se plantea hoy más preguntas en
voz alta que en décadas atrás. Y que busca espacios de opinión, participación y
contraste de ideas en las que los argumentos se sustenten en los necesarios
consensos revolucionarios. Hablar de frente y claro, por ejemplo, de las
diferencias internas en el país que siguen propiciando un inevitable «efecto
llamada» de la capital a las provincias con los consabidos problemas generados
por el hacinamiento y el aumento de las bolsas de marginalidad, de la dura
situación en las prisiones, de la posible manipulación política por los enemigos
de la Revolución de cualquier eventualidad, creada o no, del papel que deben
jugar los medios nacionales de comunicación en la Cuba actual... Cuestiones
todas ellas ligadas, directa o indirectamente, a la historia de Orlando Zapata
Tamayo, ciudadano cubano nacido en 1967 en Banes, provincia de Holguín, albañil
y fontanero de formación, que emigró a La Habana con el fin de tener más
recursos materiales y terminó recorriendo los presidios del país. Moría el 24 de
abril de 2010 después de haber mantenido una larga huelga de hambre durante más
de dos meses. Hablar de esta tragedia, analizarla por pequeña que parezca, es
también Revolución. Y hacerse dueños de un discurso que generará un dolor de
cabeza crónico y permanente a todos los manipuladores que en el mundo son. Y
para ellos, sinceramente, no hay aspirina posible.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>