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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>16 de marzo 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante -
Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV><FONT size=3><STRONG>Haití</STRONG></FONT></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><FONT size=3><STRONG>Haití y la
verdad</STRONG></FONT> </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>La verdad que nos hace
palpable Haití es que sólo son respetados y salen adelante los pueblos que hacen
revoluciones, logran liberarse, cambiarse a sí mismos y constituir poderes
populares muy fuertes, para ser capaces de vencer a sus enemigos y de realizar
tareas casi imposibles, para ser sociedades viables que repartan entre todos el
bienestar y la dignidad.</STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Fernando Martínez
Heredia </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Cubarte y La
Haine</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>Víctimas de un terremoto, los
haitianos han muerto en masa. En la década que terminará en diciembre, esta
tragedia me parece comparable a la muerte en masa de indonesios y asiáticos por
un tsunami, a finales de 2004. Unos y otros han muerto en masa por los
cataclismos, pero sobre todo porque sus sociedades no cuentan con medios ni
sistemas para defender mejor la vida de la gente. Por otra parte, desde 2003 las
fuerzas armadas de Estados Unidos han producido una muerte en masa de civiles no
combatientes en Iraq que es mucho mayor que la suma de víctimas causadas por
ambos desastres naturales. La verdad es que recibir la muerte en masa es uno de
los pocos privilegios que le van quedando al que llamaban Tercer Mundo cuando
las ideologías dividieron en dos al mundo regido por el
capitalismo.</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>La palabra "humanitario/ a" se instaló y se ha repetido
hasta el cansancio en los medios de comunicación y en la prosa oficial. "Ayudas"
de los poderosos a los mismos que han despojado históricamente de casi todo,
bombardeos contra bodas y hospitales, agresiones a países e intervenciones
armadas, han portado el apellido "humanitario/ a". Ellos no han tenido una
reacción humanitaria –o al menos humana- frente a la catástrofe de Haití. Con
abismal tacañería y total impunidad se ha hablado de rebajarle el monto de sus
deudas internacionales, se ha prometido darle algo, y ya se está dejando de
hablar del tema. La verdad es que "humanitario/ a" es una de las expresiones más
infames de la lengua prostituida y al servicio de la dominación más sucia, que
hoy predomina en el sistema totalitario de información y formación de opinión
pública que llamamos medios de comunicación, y se repite hasta el cansancio por
los cómplices y por los tontos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Miles de soldados estadounidenses han ocupado
militarmente los puntos de Haití que han estimado conveniente, a partir del
terremoto. Comentaron que era para combatir estallidos de violencia que no ha
habido, pero no se han ido. No le dieron explicación a nadie, ni ellos ni esa
sombra internacional llamada Naciones Unidas. En esto también va mal la década
que termina. Cuando invadieron Afganistán, hubo una explicación; era mentira,
pero la dieron. Cuando invadieron Iraq hicieron una gigantesca campaña de
mentiras para justificarlo, pero la hicieron.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La verdad es que la soberanía nacional de la mayoría de
los Estados no es respetada por los imperialistas, y ha regresado la antigua
práctica de hacer ocupaciones militares permanentes de países independientes. La
verdad es que se ha perdido gran parte de lo avanzado por el mundo que fue
colonizado, saqueado, explotado y avasallado en nombre de la civilización y el
progreso, para que el capitalismo se volviera imperialismo y lograra ser la
fuerza predominante en el planeta. Avances conquistados sobre todo mediante los
sacrificios y los heroísmos de millones de personas, que forjaron sus países y
sus regímenes sociales a través de revoluciones. Haití fue el primer país que
conquistó su independencia en este continente que desde hace siglo y medio se
dio en llamar América Latina.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En Asia, África y América Latina y el Caribe, los
imperialistas se están apoderando -por todos los medios que estiman necesarios y
sin mayor recato- de aquellos recursos naturales que han decidido explotar para
servirse de ellos, o que han resuelto poseer como reservas para cuando convenga
explotarlos a sus negocios y su estrategia. La verdad es que está en curso un
proceso de recolonizació n selectiva de países a escala mundial, que va
liquidando incluso el neocolonialismo, aquella forma de dominación de Estados
independientes que se volvió determinante después de 1945, y que evidenciaba la
madurez del sistema capitalista. Haití posee reservas minerales sumamente
valiosas; lo más probable es que le toque en la estrategia imperialista servir
como reserva, por ahora.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Poco antes de la famosa y muy publicitada crisis
financiera de 2008 se habló de una crisis alimentaria –en realidad, a lo largo
del planeta siguen reinando el hambre y la desnutrición, su hermana menor-, de
la que se ofrecieron explicaciones sometidas a una lógica de la ganancia, los
precios, la producción y el mercado gobernados por el capitalismo. Después, en
este mundo lleno de imágenes, nos forzaron a consumir varios miles de horas con
el tema de la salvación de la sagrada institución de los bancos, ejecutada por
los Estados. De la crisis alimentaria hubo pocas imágenes, aunque siempre hay:
esa es una función de naturalizació n de las iniquidades, dándoles su pequeño
momento público. Así se nutre la creencia en que "todo" aparece en las imágenes,
y lo que no aparece es porque no sucedió. Recuerdo una de esas pocas, la de un
reparto de alimentos a una multitud de hambrientos desesperados en Haití.
Soldados bien armados custodiaban a los repartidores, y una niñita quedaba
enredada en una alambrada militar mientras luchaba por alcanzar algo. La verdad
es que la idea de desarrollo, que tuvo su apogeo hace casi medio siglo, ha sido
abandonada y olvidada, y es sustituida por la filantropía. Esta virtud cardinal
laica burguesa -que de paso propicia exención de impuestos- se une a las
donaciones que negocian los Estados y las grandes empresas, y que reparten
prósperos administradores. Constituyen el mundo contemporáneo de la limosna, y
son un ridículo fragmento de lo que se les ha robado y se les sigue robando a
sus destinatarios.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sin que sea posible evitarlo, este año se ha bautizado
como el del bicentenario del inicio de las luchas por la independencia de
nuestra América. La verdad es que el bicentenario sucedió en 1991. Doscientos
años antes, en Sainte Domingue, la más rica colonia de Francia, comenzó la
insurrección popular contra la esclavitud y el colonialismo, y estalló una gran
revolución, la primera de este continente. La gente de abajo peleó con una
abnegación y un heroísmo ejemplares, derrotó a los franceses, los españoles y
los ingleses, y finalmente venció al ejército de Napoleón –el triunfador en
Europa-, en la batalla de Vertieres, que no se estudia en las escuelas de
nuestro continente. Los revolucionarios aprendieron a considerarse personas
completas, a sentir y ejercer la libertad, a procurarse la justicia por sí
mismos, a organizarse en ejército y fundar un país, al que nombraron Haití, a
constituir una república y dotarse de una Constitución superior a la de los
Estados Unidos, que establecía que todas las personas nacen y son libres, y no
pueden ser esclavizadas. En vez de celebrar el bicentenario en 1991, reparación
histórica que merecía Haití –ya que nunca recibirá la reparación económica a la
que tiene derecho por el saqueo mediante el tributo a que fue sometida después
de su independencia- , los latinoamericanos nos debatíamos entonces con el
engendro del 500 aniversario del "descubrimiento" , o del "encuentro de las
culturas" -que es casi lo mismo-, y ganaba terreno la idea espuria de que somos
iberoamericanos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La verdad es que Haití nos viene mostrando desde hace
mucho tiempo el precio tan alto que está pagando la humanidad por el dominio del
imperialismo estadounidense a escala mundial, por el carácter parasitario,
hipercentralizador, excluyente y depredador del medio que está en la naturaleza
misma del capitalismo actual, al mismo tiempo que por el retroceso general de
las luchas de clases y de liberación nacional. Los descarados que le regatean a
Haití la reducción de sus deudas le impusieron la liberalizació n del comercio
que acabó con su producción doméstica de alimentos, obligándolo a gastar la
mayoría de sus ingresos en importarlos y llenando las ciudades de menesterosos.
En 1802, bajo el régimen de Toussaint, los haitianos produjeron dos tercios del
azúcar que producía la colonia; dos siglos después, Haití está obligada a vivir
de las remesas que envía la multitud de sus hijos emigrados. Tres de cada cuatro
haitianos logran menos de dos dólares diarios para sobrevivir, y la
infraestructura urbana es muy escasa o inexistente. Su soberanía nacional ha
sido conculcada por la sangrienta ocupación militar estadounidense de 1915-1934
y por el control o la influencia decisiva sobre sus gobiernos a lo largo del
siglo y el dominio neocolonial sobre el país. Otra vez Estados Unidos invadió y
ocupó Haití en 1994-1996. Después del golpe de estado de 2004, la ONU desplegó
allí una fuerza de ocupación militar permanente que no ha ayudado en nada
respecto a los gravísimos problemas sociales del país, pero ha cometido crímenes
y violaciones contra la población haitiana.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De la época de las cañoneras a la del "poder inteligente"
han transcurrido cien años y han cambiado muchas cosas. Pero la verdad es que el
recurso a la agresión y la intervención, el uso de la fuerza sin respeto alguno
al derecho, son una constante en la política de los Estados Unidos hacia nuestro
continente.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El 12 de enero, varios cientos de profesionales de la
salud cubanos trabajaban en todo Haití, en labores gratuitas que se ejercen
desde 1998 y se extienden a otras áreas de la vida del país. En la Escuela
Latinoamericana de Medicina de Cuba, también gratuita, se han graduado ya 543
haitianos y estudian otros seiscientos. Ante el sismo, los cubanos proveyeron la
primera atención médica. Todos conocen la entrega incansable de ellos y los que
han ido llegando. Casi mil –entre ellos 380 haitianos formados en Cuba- forman
hoy el ejército cubano para la vida que trabaja en Haití. Ya logran una atención
integral a los pacientes –más de 50.000- y una atención de salud a la población
que está creciendo. Cuba ejerce una solidaridad real con su vecino más cercano,
una relación entre seres humanos, eficaz, fraternal y respetuosa del gran pueblo
que la recibe.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La verdad es que Cuba puede ser solidaria con Haití
porque mantiene su revolución socialista, ha formado un pueblo que tiene
capacidades extraordinarias y no se deja ganar por el egoísmo y el afán de
lucro, posee un nivel de conciencia política realmente admirable y tiene una
organización social y estatal muy fuerte. La tarde del 12 de enero, 30.000
personas se trasladaron a lugares altos en menos de una hora en Baracoa, en
perfecto orden, en previsión de un posible tsunami. El sistema de defensa civil
contra desastres de Cuba es uno de los mejores del mundo, por lo que su
población se defiende con éxito de los cataclismos, hoy agravados por los
cambios climáticos. El gobierno ha movilizado todo lo que ha estado a su alcance
a favor del pueblo haitiano y de una reconstrucció n que lo fortalezca
realmente, y la sociedad, que participa decisivamente con los esfuerzos de sus
hijos, se mantiene al tanto, conmovida, de lo que sucede en Haití.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El ALBA, que también estaba aportando a la salud, la
educación y otros sectores de infraestructura y producción en Haití antes del
terremoto, respondió con rapidez y eficiencia ante la tragedia, y unió sus
recursos al esfuerzo de los cubanos y haitianos por ampliar y sistematizar los
servicios de salud. La reunión de su Consejo Político en Caracas, el 24/25 de
enero, acordó proponer a Haití un plan más ambicioso en ese campo, y extender
las acciones a los niños, el sistema escolar y los alimentos. La Declaración del
ALBA es precisa: los esfuerzos de reconstrucció n "deberán tener al pueblo y al
Gobierno de Haití como principales protagonistas, respetando los principios de
soberanía e integridad territorial" .</DIV>
<DIV align=justify><BR>La verdad que nos hace palpable Haití es que sólo son
respetados y salen adelante los pueblos que hacen revoluciones, logran
liberarse, cambiarse a sí mismos y constituir poderes populares muy fuertes,
para ser capaces de vencer a sus enemigos y de realizar tareas casi imposibles,
para ser sociedades viables que repartan entre todos el bienestar y la dignidad.
Que del sistema capitalista no se puede esperar otra cosa que explotación,
opresión, despojo, agresión, mezquindad y desprecio. Que el imperialismo
norteamericano es el campeón mundial en todas esas prácticas. Que sólo la
solidaridad internacionalista –como la que brindó Haití a Bolívar hace dos
siglos- les dará fuerzas suficientes a los pueblos de nuestra América para
defenderse con éxito y para cambiar el mundo y la vida a favor de las mayorías.
Que tenemos por delante un prolongado camino de combates y arduos trabajos, y
sólo la unión de los oprimidos y los poderes populares, y las alianzas entre los
que estén dispuestos a conquistar la segunda independencia, nos dará la
victoria.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Gracias, pueblo hermano de Haití. Igual que ayer nos
mostraste la vía hacia la libertad y la justicia, hoy nos aclaras, con tus
entrañas destrozadas pero tu dignidad incólume, las verdades fundamentales que
debemos aprender y practicar.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>