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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa
<BR></FONT><U>16 de marzo 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo
Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>China</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>El “modelo de Pekín”
<BR></STRONG></DIV></FONT>
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size=3></FONT></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Muy lejos del
socialismo</FONT></STRONG> <BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Serge Halimi<BR>Le Monde
Diplomatique<BR>Edición Cono Sur, Buenos Aires, febrero 2010</STRONG>
</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>La globalización, herida en Wall Street, se restablece en
Shanghai. Lejos del socialismo, el modelo capitalista chino cosecha elogios
entre los patrones occidentales, que sueñan con salarios bajos y un poder
estable y autoritario. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Retomando una proclama de Mao Zedong del 1 de octubre de
1949, Hu Jintao, su lejano (y alejado) sucesor, estimó sesenta años más tarde:
“Hoy China está de pie gracias a las realizaciones del socialismo”. La
reivindicación es notable; hace ya tiempo que el país no es humillado ni
desmembrado por Europa o por Japón. Mejor aún, una parte de la población
prospera. Pero el socialismo, es otro asunto… Tan ajeno a la realidad que se
puede incluso afirmar que el crecimiento chino (de 9,6% en 2008, de 8,7% en
2009) suplió en parte la locomotora estadounidense descompuesta. Y contribuyó
así a la convalecencia de un sistema capitalista que acaba de sufrir su
principal borrasca desde 1929. Herida en Wall Street, la globalización se
recuperó en Shanghai. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando el fondo del aire era rojo, la fórmula “El viento
del Este prevalecerá sobre el viento del Oeste” anunciaba algo más que el acceso
de China al rango de primer exportador mundial y de Eldorado para las cadenas de
hipermercados: Carrefour posee allí ciento cincuenta y seis tiendas; la
británica Tesco, setenta y dos; el gigante estadounidense Wal–Mart sería menos
poderoso sin la sobreexplotación de los trabajadores chinos que le permite pisar
los precios (y a sus competidores). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Si el vuelco del mundo debe medirse a través de estas
transformaciones, no existe razón para que ciertos círculos de negocios
occidentales se asusten. De hecho, The Wall Street Journal se relame: “China
sigue siendo un mercado extremadamente atractivo para las empresas occidentales
en busca de crecimiento. Todos reconocen que son los mercados emergentes los que
sacan al mundo de la recesión” (1). </DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero no se puede reducir el “modelo chino” a una
plataforma de exportación que funciona en base a los bajos salarios; el país
busca orientar su desarrollo hacia el mercado interno y reforzar los lazos con
las economías regionales. Una zona comercial comparable al Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCNA) o a la Unión Europea está a la orden del
día. Y favorecer, como es casi siempre la regla, los sectores más poderosos del
país dominante. Al superar a Japón –por cierto con una población mucho menor–,
China debería convertirse este año en la segunda economía del mundo. Sería
incluso la primera de aquí a 2026, según el banco estadounidense Goldman Sachs.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Qué uso le dará a su poder? Ni las cumbres del G20 ni la
de Copenhague han permitido descubrir en China el abogado de los pobres o de los
países del Sur. Su modo de desarrollo seduce, pero sobre todo a aquellos que
quisieran conciliar crecimiento económico, liberalismo comercial y estabilidad
en el poder de una oligarquía semi–política, semi–industrial (2). Hay cada vez
más defensores del “modelo de Pekín” en las filas de la patronal occidental…
<BR><BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG><BR><BR>1. Patience Wheatcroft, “Don’t
begrudge China’s exports coup”, The Wall Street Journal, Nueva York,
12–1–10.<BR>2. En 2005, más de dos tercios de los patrones del sector privado
eran miembros del Partido Comunista Chino.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>