<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.6002.18167" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>17 de marzo 2010<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante -
Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV>
<HR>
</DIV>
<DIV> </DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3>Islandia</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Referéndum en Islandia, o de cómo un
pueblo congeló a sus acreedores</STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT
size=3>El pequeño país fue un paraíso especulativo y vivió una burbuja de
riqueza que se pinchó con la crisis mundial. Sus bancos quebrados tenían 3700
millones de euros de clientes ingleses que los reclaman. El Parlamento aprobó
pagarles, pero un plebiscito dijo que "no" por muy amplia
mayoría.</FONT></STRONG> </FONT></DIV>
<DIV align=justify><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial size=2>Gustavo Veiga <BR>Página/12,
Buenos Aires, 14-3-10<BR></FONT><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.pagina12.com.ar/">http://www.pagina12.com.ar/</A></FONT></STRONG></DIV><FONT
face=Arial size=2></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT><BR><FONT face=Arial
size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>"Qué dicha para todos los hombres,
Islandia de los mares, que existas." Jorge Luis Borges</FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR></FONT><FONT face=Arial size=2>Hace una semana los
islandeses decidieron no pagar a inversores de Gran Bretaña y Holanda unos 3700
millones de euros. Esa deuda, que el Parlamento había aprobado honrar en
votación dividida (33 a 30) fue desautorizada en un referéndum por el 90 por
ciento del electorado. El 14 de octubre de 2008, cuando se precipitó la crisis
-ese día la Bolsa cayó un 77 por ciento-, este pueblo de mansos pescadores pasó
sin escalas de vivir una especie de islandian way of life a la peor de las
pesadillas. Súbditos de las reinas Isabel y Beatriz, muy ávidos buscadores de
oportunidades, depositaron sus dineros en la banca de esta isla de los géiseres
y perdieron todo cuando explotó la burbuja financiera. La abrumadora mayoría de
los 320 mil islandeses que se inclinó por el "no" canalizó así su hastío contra
el mismo sistema, ahora desacralizado, que antes les había permitido tener una
expectativa de vida de 80 años y ocupar el ranking de sexta nación más rica de
la OCDE.</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><BR></FONT><FONT face=Arial
size=2>Andri Snaer Magnason, un activista islandés, explica aquel pasado -no tan
pasado- esplendoroso: "En 2002 el gobierno decidió doblar nuestra producción de
energía, lo que provocó un boom inmobiliario y la llegada de mucho dinero del
extranjero a nuestra economía". Es autor del libro Dreamland: un manual de
autoayuda para una nación asustada, best-seller en su país. "Antes de la crisis
-dice Magnason- el 80 por ciento de los jóvenes islandeses aspiraba a
convertirse en un banquero millonario y ahora eso ya no pasa." Al contrario:
marcharon durante los últimos dos años y aún lo hacen todos los sábados frente a
la sede del gobierno, en Reykjavik, la capital. Sus protestas no se han
detenido.<BR></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>La saga de un par de magnates
islandeses da cuenta de cómo se pulverizó la bonanza económica de esta nación
con paisaje lunar donde la propia Nasa envía a sus aspirantes a astronautas para
aclimatarse. Uno de ellos, Jon Asgeir Johannesson, en apenas un puñado de años
adquirió varias de las más exclusivas tiendas británicas y danesas, al frente
del grupo inversor Baugur. Otro, Bjorgolfur Gudmundsson, se apropió con dinero
fresco (en Islandia la moneda es la corona) del club inglés West Ham, el mismo
que contrató a Carlos Tevez y Javier Mascherano cuando llegaron al fútbol
europeo desde Corinthians de Brasil.</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><BR></FONT><FONT face=Arial size=2>El
destacado periodista Ezequiel Fernández Moores escribió una nota muy ilustrativa
sobre el último tema en octubre de 2007. Conoce Islandia y recuerda: "En aquel
momento todos mandaban a sus hijos a estudiar al continente. Allá todos o casi
todos se conocen entre sí, tenían un estándar de vida medio, casas nórdicas sin
grandes lujos y cada uno hacía lo que se le daba la gana". Eso ya no es posible.
Las largas e ininterrumpidas noches que van de noviembre a enero, parecen
haberse extendido en un plano simbólico al resto del año. La segunda isla más
grande de Europa, que tenía un PBI semejante al de nuestra provincia de Santa
Fe, ya no es lo que era. </FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><BR></FONT><FONT face=Arial
size=2>Pero intenta comenzar su reconstrucción sobre otras bases y otras
voces.Voces del Pueblo se llama el movimiento que encabeza un grupo de
intelectuales y personalidades de la cultura que horadaron el poder político de
la coalición conservadora-socialdemócrata, derrumbada por la crisis. Sus
integrantes bloquearon el Congreso, se enfrentaron con la policía y cuentan con
la simpatía de los trabajadores que, históricamente, siempre estuvieron ligados
a los socialdemócratas. Niklas Svensson, un autor de formación marxista,
escribió un artículo el año pasado en el que sostiene: "La deuda externa de
Islandia no la ha contraído la población islandesa. La deuda no es el resultado
de comprar automóviles de lujo o invertir en servicios públicos. Es el resultado
de la especulación de una minúscula camarilla dentro de la población, que ahora
huye del país a sus lujosas casas en el extranjero". Cualquier semejanza con
otras naciones del planeta es pura coincidencia.</FONT></DIV><FONT face=Arial
size=2>
<DIV align=justify><BR>Contra las deudas que pretenden cobrarles, los bancos que
colapsaron (Kaupthing, Landsbanki y Glitnir), la falta de transparencia en el
sistema financiero y la clase dirigente, los islandeses empezaron a agruparse.
Primero fueron unos cientos, después un par de miles y en las movilizaciones más
grandes, llegaron a reunir cinco mil personas. Un número más que respetable si
se toma en cuenta la población del país.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con su posición inequívoca en el referéndum, decidieron
desembarazarse del lastre que les hubiera causado pagar la deuda con los
acreedores ingleses y holandeses a razón de 40.000 euros por familia y en quince
años, a un interés del 5,5 por ciento. La inminencia de otro problema -un
eventual bloqueo de Inglaterra al ingreso islandés a la Unión Europea- todavía
se discute en las calles de Reykjavik. Aunque parece que a los islandeses no los
arredra la moneda por el suelo, la baja del consumo y los cortocircuitos con sus
políticos. No consideran que sea justo pagar por la quiebra que provocaron
otros. La primera ministra, Johanna Sigurdardottir, dijo que el resultado de la
votación le saldría "caro" a la nación que tanto <BR>cautivó a Borges.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Parece la metáfora de la más conocida película que
transcurre en Islandia, 101 Reykjavik, que se centra en la vida de Hlynur
(Hilmir Snaer Gudnason), cuya vida disipada sólo gira en disfrutar y ser
irresponsable. Pero el personaje cambia cuando se entera de que Berglind (Hanna
Maria Karlsdottir), su madre, mantiene una relación íntima con Lola, una
profesora de flamenco (Victoria Abril), de la cual él también es su amante
esporádico.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La explosión de la burbuja capitalista sorprendió a los
islandeses por la noche y entre sábanas. Cuando despertaron, se dieron cuenta de
que no querían repetir ese sueño. Cambiaron como Hlynur, e instruidos como son
(tienen la mayor cantidad de libros publicados por cápita del planeta) y guiados
por la fuerza de sus volcanes y aguas surgentes, decidieron que no pagarían la
deuda contraída por sus banqueros.
<HR>
<BR></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR><BR> <BR></DIV></FONT></BODY></HTML>