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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa <BR></FONT><U>3 de abril 2010</U><BR><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>Capitalismo </FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Sigue el secreto
bancario<BR></FONT></STRONG><BR><BR><STRONG>Juan Hdez. Vigueras
*<BR>Público</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://blogs.publico.es/"><STRONG>http://blogs.publico.es/</STRONG></A></FONT></DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><BR>Hace justo un año, el 2 de abril de 2009, tenía lugar
en Londres la tercera cumbre del G-20 para remediar la crisis. Al día siguiente,
toda la prensa recogía las declaraciones de los gobernantes diciendo
solemnemente que el secreto bancario se había acabado; era un reconocimiento
público del papel decisivo jugado por los paraísos fiscales en el colapso
financiero. Pero en el comunicado oficial, aquella frase era una mera
declaración de intenciones, huérfana de medidas concretas para acabar de verdad
con la opacidad de las operaciones transnacionales de la banca y las
finanzas.<BR><BR>Con el respaldo del G-20, la máxima autoridad en la materia, la
OCDE, publicaba una “hojita” (así la ha calificado su secretario general)
pomposamente denominada “informe de progreso” que recogía una cuádruple lista de
jurisdicciones fiscales para disimular una nueva relación oficial de “paraísos
fiscales” que dejaba fuera a las Islas de Man y de Jersey, sin precisar el
criterio aplicado. Y las ediciones posteriores la han ido reduciendo hasta
dejarla con 12 micropaíses a fecha 24 de marzo de 2010; y excluyendo de esa
relación oficial a Las Caimán, Suiza, Liechtenstein, Gibraltar, Mónaco o
Andorra, aunque sigan asociados al blanqueo de capitales y al fraude fiscal y
conserven intacto el atractivo de su secreto bancario.<BR><BR>Paradójicamente,
aquellas rotundas declaraciones gubernamentales contra los paraísos fiscales
ocultaban el abandono de la definición clara que establecía el proyecto
multilateral de la OCDE del año 2000, aunque también era incompleta aquella
primera lista de países y territorios así catalogados; un programa que no había
logrado el objetivo de suprimirlos por la oposición de los neoconservadores del
presidente Bush. El G-20 en Londres respaldó el nuevo criterio definitorio de la
OCDE que “legalmente” vaciaba de contenido la expresión “paraíso fiscal”,
reduciendo la cuestión al cumplimiento por las jurisdicciones, países y
territorios autónomos de los llamados “estándares fiscales internacionales”, una
expresión que esconde una simple regla para dejar de ser considerado como tal:
basta la firma de doce convenios bilaterales para el intercambio de información
tributaria a petición de parte. El modelo de convenio que se suscribe no obliga
a suprimir el secreto bancario ni a modificar la legislación propia, y solamente
obliga a dar esa información cuando lo pide la otra parte justificadamente, es
decir, no automáticamente sino a solicitud de un juez o en una investigación
oficial.<BR><BR>Días antes de ese acuerdo del G-20,Suiza había captado su
alcance. En nombre de la Presidencia Federal Helvética, el ministro de Finanzas,
Hans Rudolf Merz, hacía una breve declaración oficial asegurando que el Gobierno
había decidido adoptar plenamente el estándar de la OCDE “para la asistencia
administrativa en materia tributaria”; aseguraba que el Gobierno permitiría el
intercambio de información con otros países en casos individuales en los que se
plantearan requerimientos justificados. Pero como había “algunas dudas entre el
público en general sobre lo que esto significa y a menudo oímos que se pregunta
si el secreto bancario se abolirá”, declaraba tajantemente que “el Gobierno
sigue plenamente comprometido con el secreto bancario. El secreto bancario es un
aspecto de una adecuada protección de nuestro temor particular y está inserto
sólidamente en nuestro sistema bancario y goza de salvaguardias en nuestra
Constitución y en numerosas leyes. Esta protección continúa para todos los
contribuyentes residentes en Suiza. La ley no se modificará. Las autoridades
fiscales suizas todavía no tienen acceso a los datos de los clientes. No habrá
fisgoneo en las cuentas suizas”.<BR><BR>Por si quedaban dudas, a comienzos de
2010 el Tribunal Administrativo Federal de Suiza declaraba que el secreto
bancario había sido violado por la Autoridad de Supervisión Financiera, FINMA,
abusando de su poder al ordenar al banco USB que suministrara a EEUU información
sobre 225 clientes defraudadores, en aplicación del acuerdo político alcanzado
para poner fin al litigio con el fisco estadounidense y desencadenado en 2008
por una investigación del Senado. Había fracasado la presión diplomática
exterior.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Por tanto, ante esta “regulación” internacional, la lucha
de verdad contra los paraísos fiscales en Europa tiene que plantear la revisión
de la política de la Unión, que mantiene convenios de libre comercio y el libre
movimiento de fondos con todos esos microestados de su entorno, a pesar de que
son notorios refugios del dinero de la evasión fiscal y de los negocios sucios
de la droga y de la corrupción política o corporativa. Y en el plano interno,
está clara la inoperancia de las declaraciones nominalistas, parlamentarias o
gubernamentales, contra los paraísos fiscales que no vayan acompañadas de
medidas efectivas contra las prácticas bancarias. Por ejemplo, requiriendo una
mayor información ordinaria sobre la banca e incluso la supresión de las
filiales y entidades de bancos y cajas de ahorro y de los grupos empresariales
en Jersey, las Caimán y demás territorios, donde carecen de actividad comercial
local y son meras sociedades instrumentales para planificar el fraude fiscal en
España, el refugio de los millones de la corrupción o el blanqueo del dinero
sucio. Una petición documentada que hicimos en 2005 los grupos de Attac en
España al Ministerio de Economía y Hacienda con el aval de 4.000 firmas. Eso sí
serían medidas eficaces para superar el déficit presupuestario actual.<BR><BR>*
Juan Hdez. Vigueras es doctor en Derecho. Autor de ‘Al rescate de los paraísos
fiscales. La cortina de humo del G-20’.</DIV>
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<DIV align=justify><BR><BR></DIV></FONT></BODY></HTML>