<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.6002.18226" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>15 de abril 2010</U><BR><FONT color=#800000>Colectivo Militante - Agenda
Radical<BR></FONT>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV>
<HR>
</DIV>
<DIV> </DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3>Argentina<BR> <BR>¿Se ha vuelto progresista pagar
la deuda?</FONT></STRONG> <BR><BR></DIV>
<DIV><STRONG></STRONG> </DIV>
<DIV><STRONG>Economistas de Izquierda (EDI) *</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Buenos Aires, abril
2010</STRONG><BR><BR> <BR>El gobierno se dispone a concretar el canje con
los bonistas que no aceptaron la oferta del 2005. La operación es celebrada por
los financistas, elogiada por los oficialistas y aprobada por la oposición de
derecha. Pero es una transacción gravosa para el país y adversa para los
intereses populares. Reabre una negociación que estaba formalmente cerrada y
prohibida. Carece de justificación y no se apoya en ningún dato creíble sobre el
estado de las cuentas públicas.</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Para quienes suscribimos esta declaración se trata de un
canje nefasto. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Una vez más</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Este canje es una nueva emisión de deuda para sustituir
los viejos pasivos que se desvalorizaron con la cesación de pagos del 2001. Un
recambio de títulos que ya se hizo en varias oportunidades para actualizar el
endeudamiento. Sin embargo esta vez la operación es más siniestra, ya que se
consuma con los bonistas que rehuyeron el canje del 2005 y que el gobierno
prometió dejar afuera de cualquier cobro futuro. Ese anuncio fue incluso
respaldado con la llamada “ley cerrojo”, que ahora el Parlamento derogó
aceleradamente para reabrir la transacción, violando la sacrosanta custodia de
la seguridad jurídica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Este canje es otra vez un gran negocio para los bancos
que preparan desde hace varios años un cambio de títulos que les reporte enormes
ganancias de intermediación. Comenzaron a acaparar estos bonos cuando valían 8
centavos por dólar, apostando que alcanzarían la actual cotización de 45
centavos. Repitiendo lo ocurrido desde hace dos siglos, un grupo de lobbystas
(Marcelo Etchebarne, Hans Joerg Rudlof y Caio Koch Wesser), recorrió los
pasillos oficiales y preparó el canje con los funcionarios de turno. Si algún
juez quisiera investigar las anomalías de la deuda argentina tendría todos los
elementos de juicio a la vista para indagar las responsabilidades en este tipo
de operaciones.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Solo tres bancos manejan el negocio (Citi, Deutsche y
Barclays) y han liderado el acaparamiento de los bonos depreciados por el
default y revalorizados por la oferta del gobierno. Las irregularidades son
incontables. El Barclays ejerce un inadmisible rol de asesor del Estado y
representante de los bonistas. Además, financia a la compañía británica Desire
Petroleum, que explora el petróleo de Malvinas. Mientras se sancionan leyes para
penalizar a las firmas que colaboran con esta depredación colonial, el Estado
contrata a un artífice de ese vaciamiento. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La operación vuelve a seducir a los acreedores mediante
concesiones oprobiosas. Para lograr un alto porcentaje de adhesión se ofrece un
pago adicional por los intereses generados desde el intercambio anterior,
premiando la deserción que supuestamente debía sancionarse. Está en discusión
pero volverían a otorgarse los incentivos vinculados al crecimiento del PBI,
hace cinco años se justificaron en la incertidumbre de una economía en ruinas,
en la actualidad se recrean como un simple regalo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los primeros cálculos prevén que el canje le brindará a
los acreedores que acapararon títulos un beneficio de 1000 millones de dólares.
Esta cifra explica la euforia de los mercados, la apetencia por los bonos
argentinos y la disminución del riesgo país. Todo indica, además, que las
comisiones de los intermediarios serán más elevadas que en el 2005. Se argumenta
que este lucro “no corre a cuenta del Estado, sino de los bonistas”, pero todo
el intercambio de papeles se paga con fondos públicos, que finalmente
incrementan la deuda pública.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para ocultar este perjuicio el ministro de Economía se ha
declarado vencedor frente a los fondos buitres (“los aislamos y les quitamos
capacidad de litigio”), en realidad solo quedaron fuera del ring los
especuladores marginales. Los principales buitres son los grandes bancos que
acapararon títulos y que han sido bendecidos por el gobierno para comandar el
negocio.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Una justificación innecesaria</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El objetivo del canje es eliminar el obstáculo que impide
un arreglo de los compromisos pendientes con el Club de París, a fin de alcanzar
algún tipo de convivencia con el FMI. Esta sucesión de medidas es presentada
como una “normalización” de la situación financiera internacional, que dejaría
atrás la pesadilla del default. Al recorrer este sendero el gobierno culpabiliza
al país por su pasado, ocultando que los financistas fueron los principales
responsables de esos desastres. Como la consigna del momento es “volver al
mercado internacional” se omite la responsabilidad primordial de los
especuladores en la cesación de pagos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con un nuevo disfraz patriótico se retoma el lenguaje
neoliberal, convocando a ser “creíbles y confiables”, es decir pagadores
puntuales de compromisos que favorecen a los banqueros. Nuevamente se naturaliza
el pago de deuda, olvidando que Argentina fue reiteradamente estafada por los
grupos financieros. En este clima plantear no pagar o exigir la investigación de
la deuda es considerado “demagógico” e “irrealista” y cumplir con los
especuladores es sinónimo de seriedad. Nuevamente hay que estar atento a la
“actitud de los mercados” y alegrarse si aprueban las iniciativas oficiales.
Pero lo más novedoso es que el pago de la deuda se ha transformado en un
“proyecto progresista”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Tradicionalmente los gobiernos cumplían esta obligación
en silencio y disimulando sus consecuencias para el país. Ahora se lo reivindica
con grandilocuentes justificaciones. Se afirma que permite “recuperar
autonomía”, cuando es evidente que el incremento de los compromisos externos
genera dependencia. El mismo argumento fue utilizado para cancelar en forma
total y anticipada los pasivos con el FMI. El desendeudamiento prometido con ese
increíble pago se ha transformado ahora en el reinicio de un típico ciclo de
endeudamiento.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La operación en curso es totalmente innecesaria, y los
fondos que requiere la economía para una política económica de mejor
distribución del ingreso pueden ser plenamente recaudados con ahorro interno. En
EDI sostenemos que este autofinanciamiento es totalmente factible a condición de
suspender los pagos actuales de la deuda, frenar la fuga de capitales, instaurar
el control de cambios y un monopolio estatal de comercio exterior. Es cierto que
el superávit fiscal se ha reducido drásticamente, pero se puede neutralizar este
bache revisando también el otro gran rubro además de los servicios de la deuda:
los subsidios a las grandes empresas, cuando se justifiquen no seguir pagándolos
en base a declaraciones juradas de los beneficiarios.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para nosotros es también el momento de cubrir las
insuficiencias fiscales con una reforma impositiva progresiva que comience
gravando las rentas extraordinarias exentas, especialmente en el plano
financiero, y recaiga sobre quiénes mayor capacidad contributiva tienen. Esta
punición debe extenderse de inmediato al área de la minería y el petróleo,
mientras se duplican los aportes patronales de las grandes compañías.<BR>Pero
como lo confirma la reciente discusión sobre la ley del cheque, no pareciera
existir la menor intención por parte de los partidos mayoritarios de enfocar el
problema en estos términos. En lugar de impuestos a los ricos se vuelve al
endeudamiento que tantas veces arruinó a la Argentina.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Pretextos y fantasías</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Los partidarios del canje afirman que la situación de la
deuda ha cambiado significativamente, aliviando la coyuntura de asfixia que
predominaba en los años ‘80 y ‘90. Es un tema discutible, Pero, aún si así
fuera, justamente este giro confirmaría hasta qué punto se habría vuelto
innecesario volver al endeudamiento. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Es cierto que los pasivos totales del sector público
pasaron de 139% del PBI (2003) a 49,1% (2009). La deuda era un 722% mayor que
las reservas en esa fecha y en la actualidad se ha reducido al 120%. También se
registró un achicamiento de los compromisos externos como porcentaje de las
exportaciones de 296% (2003) a 81% (2009). Pero estos números, que los
economistas del oficialismo esgrimen como grandes triunfos, deben ser matizados.
Reflejan sí una reducción del endeudamiento con respecto al pico de crecimiento
de la deuda. Sin embargo, los porcentajes con respecto al PBI son similares a
los que existían en la segunda mitad de la década del ‘90, aún con las
salvedades que deben hacerse sobre la composición diferente de los respectivos
productos y su valuación. El aumento de la relación reservas / endeudamiento
aleja el riesgo de default del horizonte inmediato, pero no lo elimina. El
promedio de vida de la deuda se amplió, de 6,9 años a 12,7, pero lo que pesa en
el corto plazo son los servicios de capital e intereses que vencen este año y
los subsiguientes. Por otra parte, con posterioridad al canje de 2005, el ciclo
de endeudamiento ha recomenzado. </DIV>
<DIV align=justify><BR>No es ocioso recordar que estas modificaciones fueron el
resultado de la brutal catástrofe producida por el colapso del 2001, que
desvalorizó todos los activos y pasivos de la economía. La reducción de la deuda
no fue un mérito del canje del 2005, ni de la astucia negociadora de Lavagna,
fue costeada por mayorías populares. Los pasivos se contrajeron junto a la
devaluación, la pesificación asimétrica, la expropiación de los pequeños
depositantes, el desempleo y la miseria. Es necesario rememorar quién pagó esa
reestructuración para evitar la repetición de un ciclo de endeudamiento.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hay economistas que afirman que el país “no tiene
dificultades de pago”, que mantiene un “perfil sostenible de la deuda”, que ésta
“no obstaculiza ya el desenvolvimiento de la economía”. Pero si este diagnóstico
fuera cierto, el canje carecería por completo de sentido. No habría ninguna
razón para implementar una refinanciación tan prescindible. Otros afirman, en
cambio, que el endeudamiento es indispensable, pero que esta vez “no será
gravoso”. Al contrario, argumentan, permitirá reducir la tasa de interés que
impera en toda la economía. Pero todos los cálculos indican que ese costo
seguiría ubicado muy por encima del promedio internacional y entrañará por lo
tanto fuertes erogaciones en los futuros vencimientos. La realidad es que la
deuda, sus servicios anuales (hoy en el 10% del presupuesto nacional) y sus
vencimientos futuros, sin llegar a plantear una situación explosiva inmediata
como sucedió en el 2001 (nadie está pronosticando un default en el corto plazo),
sigue siendo un problema y, año a año, miles de millones de dólares que podrían
tener mejores destinos van a engrosar los bolsillos de los grandes
especuladores.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Basta observar la dramática situación que afrontan
actualmente las economías de la periferia europea (Grecia, Portugal, Irlanda,
Islandia) para recordar cuán vulnerables son los países dependientes ante una
eclosión financiera internacional. Argentina no está en el centro de este
colapso porque ya soportó los brutales efectos del temblor precedente, pero
reiniciar el ciclo de endeudamiento volverá a quitarle protección frente a un
nuevo vendaval.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Suele afirmarse que el alto endeudamiento externo del
pasado (76% en el 2003) ha quedado reemplazado por pasivos más controlables en
moneda local (46% del total). Pero la historia reciente de muchos países (por
ejemplo Brasil) indica que la sustitución de una tiranía financiera foránea por
otra interior, no reduce los padecimientos populares. Un banquero local puede
ser más despiadado que su colega externo. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Pugnas políticas y coincidencias de
fondo</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>El canje se implementa al cabo de varios meses de
intensas disputas entre el gobierno y la oposición que encarnan la UCR, el PJ
disidente, el PRO y la CC. Ambos sectores coinciden en reiniciar el ciclo de
endeudamiento pero han pugnado duramente por la forma de implementar esta
operación y sobre todo por definir quién será la autoridad política encargada de
liderar la reconciliación con los financistas. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Mientras disputaban ferozmente en el Parlamento y en los
medios de comunicación, unos y otros bendijeron el entusiasmo de los mercados y
sobre todo avalaron la auditoria que realizó la Comisión de Valores de Estados
Unidos (SEC) de toda la transacción.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La derecha aprueba plenamente el canje, pero propone
combinar el endeudamiento externo con una reducción del gasto público, para
poner en marcha una versión más tradicional del ajuste neoliberal. Con este
objetivo provocó el conflicto del Banco Central que terminó perdiendo y desplegó
durante meses una campaña para “cuidar las reservas”. Reservas que dilapidó en
todas las ocasiones que le toco gobernar.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Con la siniestra bandera de “la autonomía del Banco
Central”, defendió en los hechos el manejo de esa entidad por parte de los
banqueros, buscando que este organismo continúe custodiado por un puñado de
financistas y asegure las reservas como garantía de pago de la deuda. Por eso
reivindicó una Carta Orgánica que le asegura al BCRA poderes propios y
facultades superiores a cualquier otro organismo del Estado.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Repitiendo lo ocurrido con los principales conflictos de
los últimos meses (ley de medios, revisión de las retenciones, reforma política,
televisación del futbol,) el gobierno volvió a ganar esta disputa. Como esta
pugna acaparó nuevamente la atención pública se ha perdido de vista la
coincidencia central de los dos bandos en torno al canje.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta convergencia fue anticipada cuando avalaron el pago
anticipado de la deuda al FMI mediante los ahora cuestionados decretos de
necesidad y urgencia. En el año 2005 el ejecutivo utilizó estos mecanismos con
la aprobación plena de adversarios, que siempre exceptúan al tema de la deuda de
su custodia republicana de la Constitución. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Esta misma convergencia se ha verificado en torno al
canje, refutando la impresión que en la Argentina “volvió el debate político”.
Es completamente falso que se a retomado el debate sustancial en desmedro de la
chicana y los fuegos de artificio. Justamente lo ocurrido ilustra cómo las
controversias sobre las formas ocultan el contenido. Ambos bandos se desangran
por imponer su política de pago de la deuda, sin cuestionar en ningún momento la
legitimidad de esta erogación.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Nuestra perspectiva</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Los cambios operados en las últimas décadas en la
composición de la deuda pública (interna y externa) y en los tenedores de bonos
(intraestatal, privados) han complejizado la respuesta. Es esa complejidad la
que impone actualizar y renovar nuestras propuestas programáticas para general
una real alternativa. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Desde nuestra perspectiva un primer paso para la
construcción de un programa alternativo pasa por la inmediata suspensión
unilateral de los pagos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>La deuda ya no está, como en los ´80, directamente
nominada y fácilmente observable en manos de un puñado de bancos. Por el
contrario se encuentra dispersa en una gran variedad de bonos en manos de
diferentes acreedores. Distintos trabajos difieren sobre el grado de
concentración de esos bonos. Pero el sólo hecho de que los tres bancos a cargo
del canje puedan “asegurar” con facilidad porcentajes de aceptación del 75% o
más reflejan que una importante cantidad ya no está en manos de los tenedores
originales sino de quien los ha adquirido fuertemente desvalorizados en alguno
de los distintos momentos de la crisis post-2001. A esos grandes bancos y fondos
buitre es a donde apunta la suspensión que proponemos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Reconocemos que en el caso de bonos cuyos tenedores
resulten jubilados, ex combatientes, víctimas del Terrorismo de Estado o
pequeños ahorristas, corresponderá reconocer y pagar esos compromisos.
Proponemos entonces un censo y las verificaciones necesarias a tales
efectos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En nuestra consideración merece un análisis particular la
deuda interestatal, particularmente la del ANSES, pero también la de otros
organismos públicos y las provincias. Se deberá entonces resolver qué se hace
con los bonos y letras en poder de esos organismos, pero es prioritario evitar
una descapitalización del ANSES. En este sentido nuestra propuesta implica
también que los fondos de la seguridad social dejen de ser la principal fuente
de financiamiento del pago de los servicios de la deuda.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Respecto de la deuda comercial en curso (pago a
proveedores, compromisos de obra pública, etc.), proponemos una inmediata
auditoria para distinguir deuda propiamente comercial de la financiera y separar
los fraudes de los contratos en regla.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Un segundo paso es la investigación. Esta investigación
resulta necesaria para recrear la memoria histórica de lo sucedido en el país
durante los trágicos años de la dictadura. Tiene una relevancia complementaria
de los juicios a los genocidas, servirá para clarificar el sentido de los
crímenes cometidos por los militares, pues pondrá de relieve la complicidad y
asociación que tuvieron los banqueros y grandes empresarios con esos
crímenes.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Asimismo permitiría volver a poner a la luz concretamente
cómo fueron obligadas las empresas públicas a endeudarse para financiar la fuga
de capitales y quienes fueron los beneficiaros de la estatización de la deuda.
Para nosotros se hace necesario retomar y profundizar la investigación de
Alejandro Olmos, que obtuvo el fallo del Juez Ballesteros en el año 2000. La
Presidenta afirmó que no se puede volver sobre este tema porque con los varios
canjes se perdieron las huellas de la culpabilidad. Pero siguiendo este
argumento habría que cerrar los juicios a los represores, dónde también han
quedado muy ocultas las pruebas y testigos. En realidad la investigación de la
deuda es tan imprescriptible como la de los crímenes de dictadura, porque ambos
procesos obedecieron a las mismas razones.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Gobierno y oposición derechista comparten el rechazo a
esta investigación porque las responsabilidades más importantes son
contemporáneas y afectan a los gobiernos constitucionales. Reabrir esta causa
sería un acto de acusación contra la UCR y el PJ que la corporación política
quiere ocultar, puesto que demostraría la complicidad de funcionarios actuales y
jefes de oposición con esa estafa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las principales irregularidades abarcan a los años ‘90
(Plan Baker, capitalización de la deuda para privatizaciones) y al Megacanje y
Blindaje del 2001, como también sentenció Ballesteros en el 2007, en otro fallo
que embargó a Domingo Cavallo y a Daniel Marx. Por un elemental principio de
orden jurídico el gobierno debiera abstenerse de nuevas operaciones de canje,
hasta tanto la justicia no se expida sobre la legalidad de las tres causas
radicadas en el Juzgado Federal Nº2.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Es necesario recordar que el 80% del incremento de la
deuda entre 1994 y 2001 y el 75% del déficit fiscal de ese período es resultado
de la privatización de los aportes jubilatorios, que compromete todo ese
periodo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para evitar esta indagación existen varios proyectos del
oficialismo y la derecha para poner en marcha alguna investigación parlamentaria
sólo del pasado dictatorial. En otros casos se busca simplemente resucitar el
cajoneo con comisiones que no llegan a ninguna lado y sobre todo se intenta
evitar cualquier reflexión sobre el presente. Por el contrario para nosotros
investigar hoy es auditar el comportamiento de los gobiernos de Alfonsín, Menem,
De la Rua, Duhalde y también Kirchner. Es investigar el canje de Lavagna del
2005 y también el actual. Cualquier otra propuesta de investigación es un acto
de cinismo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo que importa de la deuda no es sólo una cifra y un
conjunto de anomalías, sino también el enjambre de intereses capitalistas que
continúa lucrando con el esfuerza de las mayorías populares. Es por eso también
absurdo separar el “aspecto jurídico” de la deuda (que debería indagar alguna
comisión de abogados) del “aspecto económico” del canje (que debe continuar
avanzando en manos de los banqueros). Con este tipo de dualidades se vacía el
contenido político de la investigación, convirtiéndola en una preocupación
arqueológica. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Nuestra propuesta implica constituir una Comisión
Investigadora con plenos poderes, integrada por personalidades del país y del
exterior de intachable trayectoria y organizaciones populares (políticas,
sindicales, de derechos humanos). Con plazo definido para entregar y hacer
públicas sus conclusiones. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero todos estos planteos deben articularse con
iniciativas de mayor importancia en otros campos. Es clave el debate sobre
iniciativas complementarias como el uso de las reservas. Quienes integramos EDI
sostenemos que las reservas pueden y deben utilizarse, pero para impulsar el
desarrollo de las fuerzas productivas, financiando proyectos que impacten en el
desarrollo nacional, priorizando la generación de puestos de trabajo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Para nosotros es decisivo avanzar en la reforma
financiera, nacionalización de la banca y en la relocalización de las reservas,
depositadas en Nueva York a favor de la gestación de un banco regional y un
fondo de estabilización soberano de América Latina</DIV>
<DIV align=justify><BR>Son todos los debates que abre el rechazo del canje. Este
es hoy la divisoria de aguas entre una ruptura popular o la recreación de la
pesadilla de la deuda.<BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>* Claudio Katz, Guillermo Gigliani,
José Castillo, Jorge Marchini, Eduardo Lucita, Alberto Teszkiewicz (Economistas
de Izquierda-EDI). Adhieren: Guillermo Almeyra, Alejandro Olmos Gaona, Julio
Gambina.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify></FONT></DIV></BODY></HTML>