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<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>18 de abril 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante -
Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Uruguay<BR> <BR>"Plan de
Solidaridad e Inclusión Social"<BR> <BR>El gobierno apela al fetiche del
“voluntariado”</FONT></STRONG><BR> <BR> <BR><STRONG>Juan Luis
Berterretche y Ernesto Herrera</STRONG><BR> <BR><BR>El 1º de marzo en su
discurso de asunción, el presidente José Mujica afirmó que “en este gobierno se
promoverá el trabajo voluntario, especialmente en la construcción de viviendas”.
Pocos días después, como para reafirmar que el “progresismo” tiene la iniciativa
en materia de propuestas, la senadora Lucía Topolansky, anunció el lanzamiento
de un “Plan de Solidaridad e Inclusión Social” como forma de “comprometer
a la sociedad civil” en él “combate a la pobreza”. <BR> <BR>Es difícil
prever cual será el accionar y cuáles serán los resultados de un plan
gubernamental que pretende reunir sujetos tan disímiles y contradictorios con
objetivos tan vagos e imprecisos. Por el momento, sólo se han adelantado algunas
ideas confusas y ciertas intenciones empíricas. Los fines serían mejorar las
condiciones de vivienda (construyendo baños y cocina donde no haya) en los
asentamientos precarios donde, luego de cinco años de gobierno del Frente
Amplio, siguen viviendo más de 200 mil personas; al mismo tiempo, actuar sobre
las deficiencias en salud, educación y trabajo de “la población vulnerable”. Y
aún más: el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, ya anunció su intención de
apelar al trabajo voluntario para la “recuperación de delincuentes”.
<BR> <BR>Los protagonistas de esta “patriada” podrían ser tanto individuos
aislados (voluntarios, estudiantes universitarios, jubilados, empresarios “con
responsabilidad social”); así como grupos políticos (jóvenes frenteamplistas);
organizaciones sociales y otras entidades (sindicatos, comisiones de fomento,
organizaciones no-gubernamentales, iglesias, clubes deportivos); junto a
instituciones del Estado (las Fuerzas Armadas, la Dirección Nacional de
Cárceles, las intendencias municipales y las empresas públicas). Es decir,
reuniría al Estado con la llamada "sociedad civil", noción neoliberal
utilizada por el Banco Mundial y el BID. Como explica Alain Bhir: "Esta
noción designa una zona de la práctica social intermediaria entre el mercado y
el Estado, campo abierto a las actividades autónomas de los individuos, los
grupos afines, las asociaciones, etc., hasta incluir eventualmente a los
sindicatos". (1) La noción de "sociedad civil" es parte integral de la
representación neoliberal o simplemente liberal del mundo social. En ella se
conjuga el fetichismo del mercado con el "accionar" del Estado, consituyendo una
complementación. Es, en definitiva, un dispositivo destinado a justificar la
dominación bajo el pretexto de exaltar la "autonomía" de los individuos. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Obviamente, la noción de "sociedad civil" no designa
solamente una construcción ideológica sino un modo específico de construcción
social. Donde el “sueño del pibe” de la conciliación de clases ocupa un lugar
central. Esa conciliación se invoca, desde el gobierno, a nombre de las “causas
comunes” que a “todos nos unen”. O sea, con la receta infalible para que
explotados y explotadores convivan en armonía “moderando” las aristas más agudas
de la desigualdad y, de paso, garanticen la “gobernabilidad democrática”.
<BR> <BR>Mientras la contradicción trabajo-capital se hace más
inconciliable y explosiva en todo el mundo por la caída de los salarios, el
aumento de la miseria, el desempleo y la precariedad laboral, resultado de las
artimañas del capitalismo global; cuando la socialdemocracia internacional - el
partido de la armonía trabajo-capital - abandona el “Estado de bienestar social”
y abraza el programa neoliberal, el gobierno uruguayo decide que descubrió la
fórmula mágica de disolver los antagonismos sociales. Alcanza con juntar Estado,
corporaciones patronales, sindicatos, y organizaciones de la “sociedad civil” en
un proyecto que genere, según Lucía Topolansky, “en lo inmediato una dignidad
básica”. La senadora agrega que “No se trata de un plan de viviendas sino de una
gran batalla por la inclusión”; y esclarece: “será conducido por el Estado.
Habrá una unidad que lo va comandar, va a decidir en qué puntos del territorio
actuar y como se va a organizar al voluntariado” (2) <BR> <BR>Por el
momento es un plan sin metas precisas: ¿Qué cantidad de población marginada o
indigentes se pretende incluir? ¿Cuáles son los objetivos en cada uno de los
campos donde se piensa intervenir? ¿Cuáles son los plazos que se atribuyen al
proyecto? ¿Qué rol cumplirá el Estado además de conducir el proyecto? ¿Qué
cantidad de fondos se invertirán? ¿Qué se pretende que hagan los voluntarios,
los estudiantes, los trabajadores, los jubilados? <BR> <BR>Por lo confuso
del planteo, hasta ahora sólo sabemos que, el estado va a “comandar” y “la
unidad coordinadora ira decidiendo en la marcha”. Los “técnicos allegados al
gobierno” aseguran que “los zapallos se van a acomodar en el carro.” (3) La
imagen, como mínimo, es irrespetuosa con los supuestos protagonistas del
proyecto. E indica que hay pocas intenciones de tomar en cuenta las opiniones de
quienes se involucren. No se trata de una propuesta para elaborar un verdadero
proyecto de inclusión social promoviendo la auto-organización, en donde tanto
aquellos que lo impulsan y lo concretan, como los que son beneficiarios de las
mejoras, intervienen en la elaboración, la ejecución y la evaluación en todas
sus etapas. Es decir, se prescinde de la metodología democrática y se compone
una fuerza-tarea que aplique un proyecto paternalista-populista del Estado.
Quizá sea por eso que al "voluntario" se le asigne el rol de protagonista.
<BR> <BR>El “voluntario” es un actor individual a quien le dicen que tarea
tiene que hacer y la cumple sin cuestionar, lo que implica entender los
problemas sociales como problemas particulares y no estructurales, perdiendo así
la dimensión política de la situación y sus causas estructurales. Es decir, los
dramas de los desocupados, de los pobres y de los indigentes son resultado de
sus propias historias personales no un producto de la injusticia social. Y las
soluciones que se les ofrece no se enfrentan al sistema económico ni lesionan
los intereses del capital. Por el contrario, mantienen y reproducen las
relaciones sociales (capitalistas) en la sociedad. <BR> <BR>Al igual que
las medidas asistencialistas puestas en práctica por el gobierno de Tabaré
Vázquez (Plan de Emergencia, Plan Equidad, Uruguay Trabaja, Uruguay
Integra), el “Plan de Solidaridad e Inclusión Social” de Mujica no tiene nada de
novedoso. Aunque sociólogos, periodistas y politólogos del campo “progresista”
definan estos programas como políticas sociales “posneoliberales”, en realidad
se trata de mecanismos de contención social, que no realizan ningún cambio
estructural, y que al “comprometer por igual” a sujetos con intereses
socio-económicos y culturales antagónicos, impide que los más pobres
identifiquen su situación con la explotación. Evidente, estos programas cambian
algunas formas de vida, de consumo, de acceso limitado a los servicios públicos,
consiguen que la miseria sea menos terrible. Pero no atacan las causas que
reproducen cotidianamente la misma pobreza. Al eludir el “conflicto social”
(entre clases diminantes y dominadas), se desestimula tanto el desarrollo de una
conciencia anticapitalista, como la organización de los más explotados. Esos que
no tienen ningún sindicato que los acoja y defienda. <BR> <BR>El gobierno a
través del El Mides (Ministerio de Desarrollo Social) puede inventar nuevas
categorías, por ejemplo, “protagonistas” que reciben “prestaciones” en lugar de
“beneficiarios”; puede cambiar la denominación de las Ongs y ahora llamarlas OSC
(Organizaciones de la Sociedad Civil). Sin embargo, no puede ocultar que los
planes asistencialistas (promovidos y financiados por las instituciones
financieras internacionales), perpetúan la confiscación de una “ciudadanía
plena”. Cientos de miles personas han visto sustituidos sus derechos económicos
y sociales. Reciben a cambio una serie de “beneficios” para contenerlos en los
enclaves de la más espantosa miseria. <BR> <BR>Las transformaciones
sociales no son resultado del asistencialismo. Menos de la conciliación social.
Son consecuencia de la formulación de exigencias en el seno de los movimientos
sociales y de la lucha por esas demandas tanto en el plano social como político.
Confrontando el sistema. Las luchas populares en América Latina de los últimos
años, por ejemplo, han conseguido importantes avances en la conquista de sus
derechos, demandas y libertades, justamente allí donde han construido enormes
movimientos social-políticos extraparlamentarios, independientes del Estado,
enfrentados al poder del capital y a la dominación de la elites
gobernantes.<BR> <BR><STRONG>Voluntariado, pobreza y desigualdad</STRONG>
<BR> <BR>Cuando la ONU declaró el año 2001 como el “Año Internacional del
Voluntariado”, los dirigentes de los países del planeta que imitan las conductas
de los mediocres líderes estadounidenses, estaban oficializando globalmente a
esa variante del “tercer sector” como una opción privilegiada para “atemperar”
las nefastas consecuencias de la política neoliberal en el “mercado de trabajo”.
<BR> <BR>Como lo dice Ana María Rivas, “El término voluntariado se ha
convertido en una palabra fetiche muy solicitada por los buenos resultados
económicos, políticos y mediáticos que reporta. Voluntariado se ha convertido en
sinónimo de solidaridad, gratuidad, altruismo, generosidad, buena
voluntad…términos que han acabado sustituyendo a otros que hace unas décadas
constituían el núcleo de los movimientos sociales: militancia, compromiso
socio-político, acción revolucionaria, liberación, etc.” (4) Esto es, han
barrido sin más con el concepto fundamental de antagonismo, de lucha de clases.
<BR> <BR>Sin embargo, las estadísticas del propio capitalismo desnudan una
realidad que refuta la supuesta capacidad de ese “tercer sector” de mitigar las
secuelas del pillaje capitalista. Cuanto más crece el número de personas y
asociaciones dedicadas a la ayuda humanitaria y la asistencia de los
“excluidos”, cuanto más se actúa en nombre de la solidaridad y del
asistencialismo, más aumenta el número de los desempleados y precarizados, de
los empobrecidos y desheredados, y mayor es la brecha entre los más pobres y los
más ricos del mundo.<BR> <BR>En la época donde la solidaridad supuestamente
rige la actuación de miles y millones de voluntarios la distancia entre los
países ricos y pobres aumenta día a día, por lo que la miseria aparece de forma
más cruel al compararla con la riqueza de una minoría. El 40% de la población
mundial vive con menos de 2 dólares/día; la esperanza de vida en África
Subsahariana es 31 años menos que en los países dominantes, y cada año siguen
muriendo más de 10 millones de niños y niñas por causa de la pobreza.
<BR> <BR>A principios de 2010 la ONU advirtió, que el hambre aumentó
"significativamente" y ha batido un récord en los dos últimos años. En un primer
capítulo, en 2008, y a causa del aumento de los precios del petróleo, hubo una
escalada mundial del precio de los alimentos que incrementó el proceso de
hambruna que padecen habitualmente las poblaciones más desprotegidas de Asia,
África y América Latina. En un segundo capítulo, con el desarrollo de la crisis
recesiva global, ese proceso se agudizó arrojando a más población desposeída a
la marginalidad y a la carencia de alimentos para subsistir, aunque sólo sea a
escala precaria. Según la ONU, en el mundo ya hay más de 1.000 millones de
personas que padecen hambre, la cifra más alta de la historia, y en todo el
planeta hay 3.000 millones de desnutridos, lo que representa casi la mitad de la
población mundial, de 6.500 millones. (5)<BR> <BR>En la década del 60, el
20% más rico de la población mundial poseía 30 veces más ingresos que el 20% más
pobre; en vísperas de este milenio esta desproporción aumentó 74 veces. Al
correr de la década del 90, el 86% de la riqueza se concentró en el 20% de la
población. Los bienes de las 3 personas más ricas del planeta son superiores al
PIB de los 48 países más pobres. Las 200 personas más ricas poseen más bienes
que el 41% de la humanidad.<BR> <BR>Las estadísticas de las instituciones y
los organismos de la “comunidad internacional”, demuestran que la creación de
“planes de emergencia” y el crecimiento de las Ongs, de las fundaciones
filantrópicas patrocinadas por multimillonarios, y en especial del venerado
“voluntariado” y su accionar, lejos de disminuir la desigualdad, acompañan su
crecimiento y expansión. <BR> <BR>La crisis del capital mundializado puso
al descubierto las falsedades de la ideología neoliberal. Los que pedían “Estado
mínimo” cuando se trataba de garantizar los derechos económicos y sociales de
los trabajadores son los mismos que exigieron y obtuvieron “Estado máximo”
cuando se trató de socializar las bancarrotas de los banqueros y los fraudes de
todo espécimen de especulador financiero. Según la ONU, con menos del 1% de los
fondos económicos que han utilizado los gobiernos capitalistas centrales para
salvar al sistema financiero global (bancos y empresas que han desatado la
crisis económica), se podría resolver la calamidad y el sufrimiento de miles de
millones de personas (casi la mitad de la población mundial) que son víctimas de
la hambruna a escala mundial. ¿Y por qué no se hace? Por una razón de fondo: los
pobres, los desamparados, la "población sobrante", no son un "producto rentable"
para el sistema capitalista.<BR> <BR>Las antenas repetidoras de las recetas
de la Universidad de Chicago, en los ministerios de economía, en los bancos
centrales, en las universidades, y en los think tank de todo el mundo, pretenden
continuar con el mismo programa anti-humano y anti-planeta. La crisis -
hasta el momento - sólo los ha llevado a decorar sus políticas económicas, con
fórmulas vacías como “responsabilidad social” “trabajo decente” “economía con
baja emisión de carbono y respetuosa del medio ambiente” etc. El concepto de
"sociedad civil" y en particular el fetichismo del “voluntariado” son
funcionales a la actual cosmética del capital.
(6)<BR> <BR><STRONG>Funcional a la dominación del
capital</STRONG><BR> <BR>Si los planteamientos del “voluntariado” no
atienden a las causas, tampoco las soluciones. La solidaridad acaba en
beneficencia cuando el asistido carece del poder para exigir una prestación o
una ayuda. En este sentido la diferencia entre beneficencia y solidaridad social
está en que, lo que decimos hacer por los pobres, no es una gracia que les
otorgamos generosamente, sino que es algo exigible por ellos. Y junto con la
solidaridad les ayudamos a organizarse y a luchar por sus
derechos.<BR> <BR>El otro argumento para defender el “voluntariado” se
refiere a los efectos terapéuticos de la acción de solidaridad sobre los propios
voluntarios que encuentran un sentido para una vida vacía centrada en el
consumismo. El “voluntariado” se manifestaría entonces, en una mejora espiritual
al sentirse los voluntarios, útiles socialmente.<BR><BR>El “voluntariado” será
bueno para la salud mental de los voluntarios, pero resulta narcotizador para la
salud política y moral de las sociedades cuyos gobiernos pretenden erigirse en
representantes de la democracia social y política y vulneran los derechos de
millones de personas. El “voluntariado” en vez de ayudar a crear conciencia de
sus derechos a los desposeídos, desarrolla o reafirma el clientelismo político
que cambia votos por asistencia. O promueve la pasividad social y política a la
espera de la “ayuda desinteresada” que se otorga con cuentagotas. En resumen, el
"voluntariado" es funcional al proceso de acumulación y reproducción del
capital. También la supuesta terapia para el propio voluntario es un engaño.
Porque con su “voluntariado” no está cambiando el mundo sino ayudando a
perpetuar las causas de la marginación y las desigualdades sociales.
<BR> <BR>En muchos casos, “voluntariado” es sinónimo de trabajo disfrazado,
no pagado. Con ello se agudiza la competencia entre los asalariados por las
fuentes de trabajo y se abarata el costo de la mano de obra. Los empresarios de
parabienes. Por tanto, es un engranaje perverso más de la explotación y la
fragmentación de la clase trabajadora. No puede sorprender a nadie bien
informado la propuesta del gobierno Mujica. Es coherente y va de la mano con su
tan publicitada “reforma del Estado”. Donde productivismo, flexibilidad laboral,
"polifuncionalidad", "eficiencia", "responsabilidad", jugarán como punta de
lanza en el ataque a los derechos adquiridos. Y, sobre todo, la imposición de la
“meritocracia” escalafonaria, esa especie de estajanovismo (7) criollo que
pretende terminar, según el presidente de la República, con la crónica
“ociosidad del trabajador uruguayo”. Los miles de "voluntarios" que trabajarán
gratis, darán el ejemplo de cómo se apoyan las "causas comunes" y
"patrióticas". Dejando en evidencia incómoda a los egoistas que sólo piensan en
su bolsillo. <BR> <BR>Décadas atrás, los sindicatos en Uruguay se opusieron
al “trabajo voluntario”, a la producción a destajo, a la realización
de horas extras, a los “convenios por productividad”, y a otras tantas
artimañas capitalistas que buscan acelerar los ritmos de sobre-explotación de la
fuerza de trabajo para incrementar la plusvalía. ¿Continuarán oponiéndose?
¿Retomarán aquellas banderas de lucha? O el PIT-CNT, en aras de su asociación
corporativa con el gobierno del Frente Amplio, dejará pasar nuevamente una
propuesta contra los intereses y derechos de la clase
trabajadora. <BR> <BR> <BR><STRONG><U>Notas<BR></U></STRONG> <BR>1)
Alain Bhir, "Le novlangue néolibérale. La rhétorique du fetchisme capitaliste"
(El nuevo lenguaje neoliberal. La retótica del fetichismo capitalista). Editions
Page deux, Lausana, Suiza, 2007.</DIV>
<DIV align=justify>2) Rosario Touriño. "La gran patriada. Alcances y dilemas del
Plan de Solidaridad de Mujica". Semanario Brecha, Montevideo, 12-3-10.<BR>3)
Ibid.<BR>4) Ana María Rivas, "Voluntariado, Sociedad Civil y Militancia". Ed.
Acción Cultural Cristiana, Madrid, 2002.<BR>5) Manuel Freytas, "Hambre".
IAR-Noticias (<A
href="http://www.iarnoticias.com/2010">http://www.iarnoticias.com/2010</A>)</DIV>
<DIV align=justify>6) Para Stefaan Declercq, director ejecutivo en Bélgica de la
organización humanitaria internacional Oxfam: “la responsabilidad social que
pregonan las grandes empresas del mundo es un fenómeno cosmético pues regalan lo
que les sobra, en lugar de hacer un cambio de fondo en la manera de producir y
comerciar. Las empresas quitan con una mano lo que dan con la otra, y muy pocas
veces se cuestionan las condiciones de trabajo de los productores que las
abastecen desde América Latina, África y Asia, de las que son corresponsables”.
Encuentro internacional de Oxfam en México, 29-3-2010. <BR>7) En agosto de 1935,
Alexei Stajanov minero del Dombass, extrajo una suma récord de carbón. El
régimen stalinista convirtió el logro en uma política de recompensación a los
trabajadores "habilidosos y abnegados", pues la eficiencia era uno de los
objetivos del Segundo Plan Quinquenal. El estajanovisno pronto derivó en una
nueva forma de “shock laboral” por el cual los obreros meritorios que
excedían su cuota de producción eran recompensados com bonificaciones en su
paga, mercancias, mejor vivienda e incluso ascensos a puestos administrativos
(en especial en la policía política). Para la burocracia stalinista, el
estajanovismo era una manera de elevar las normas de producción, mantener a raya
el sueldo básico y hacer que los trabajadores dependieran cada vez más del
trabajo a destajo. Las claves del estajanovismo eran la productividad
(sobre-trabajo), la eficiencia y el mérito. </DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT></BODY></HTML>