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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>25 de abril 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante -
Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4>redacción y suscripciones:
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<HR>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Libros</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>"El hombre que amaba a los perros", de
Leonardo Padura (Tusquets, 2009) </FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Los fantasmas de la revolución
</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT face=Arial>El cubano Leonardo Padura (*)
desanda los caminos del asesinato deTrotski. Indaga el hecho, crucial para el
siglo XX, a través de la víctima y su victimario, Ramón
Mercader.</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial>La revolución traicionada escribió
Trotski. Y Padura rubrica.</FONT></STRONG></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV><STRONG><FONT face=Arial size=2></FONT></STRONG> </DIV>
<DIV align=justify><STRONG><FONT face=Arial size=2>Horacio
Bilbao <BR>Revista Ñ, Buenos Aires, 24-4-10<BR></FONT></STRONG><A
href="http://www.revistaenie.clarin.com/"><STRONG><FONT face=Arial
size=2>http://www.revistaenie.clarin.com/</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR><FONT face=Arial size=2>Agosto de 1940. Coyoacán.
México. "El grito (de Trotski)... removió los cimientos de la fortaleza". Y su
muerte, su eco, tan real como simbólico, desnudó las miserias del estalinismo.
Ese hecho, con los grises que correspondan, es la llave de "El hombre que amaba
a los perros", la novela en la que el cubano Leonardo Padura desovilla esta
historia crucial, y sobre todo triste, para el sueño de la revolución
socialista. El autor tiene un mirador privilegiado para narrar la tragedia. Se
para en la misma isla caribeña y se calza el traje de un personaje ficticio, el
escritor Iván Cárdenas Maturell, quien en 1977 conoce a un tal López, un
enigmático personaje que pasea por la playa dos hermosos galgos rusos, ese
hombre dispuesto a confiarle los detalles más profundos de la vida de Ramón
Mercader, el verdugo de Trotski. A partir de ese nudo, son tres los personajes
que motorizan el relato: Mercader, el comunista español enceguecido por la
directiva soviética que lo convirtió en un soldado de la NKVD; Trotski,
depositario de la furia de Stalin, que ya viejo y exiliado dará vueltas por el
mundo tratando de desnudar a su enemigo, el sepulturero de la revolución; e
Iván, el escritor cubano que representa a la masa, metáfora de una generación y
resultado de una derrota histórica que muchos comprendieron tarde. El mismo
Padura lo explicita a través de su alter ego: en su intención de entender a
Mercader, tenía que entender, mostrar y conocer la magnitud de la víctima. Y
todo ello sin dejar de hablar de Cuba, donde transcurre el tiempo real de esta
historia, que empieza a escribirse en 1977, un año antes de la muerte de
Mercader en La Habana, y termina, si es que le cabe un fin, en este siglo XXI.
Va y viene Padura entre sus tres personajes centrales y repite muchos pasajes
cruzando sus puntos de vista. Se nota ese esfuerzo que a veces abruma.
<BR><BR>En el libro, Liev Davídovich Bronstein, Trotski, es sólo un ejemplo de
la furia de Stalin, tal vez el más vital por haber sido un actor crucial de la
revolución del 17 y por convertirse con los años en el gran teórico marxista.
Pero esa furia también arrasó a figuras como Andreu Nin, el trotskista español
que timoneó el POUM, a Erwin Wolf y a los mismísimos hijos de Trotski. Padura
también desanda esos vínculos. Lo cuenta tan bien, a veces, que conmueve con la
implosión de aquella España ensagrentada por la Guerra Civil, un país que tuvo
la Revolución al alcance de la mano y que "sacrificó ese destino porque los
dueños del socialismo supremo (los comunistas rusos comandados por el georgiano
Stalin )", se volvieron funcionales a las falanges de Franco. ¿Qué hubiera sido
de Europa con una España socialista? ¿Qué de la Unión Soviética si Trotski se
hubiera impuesto a Stalin? Padura hurga sin ofrecer antídoto en un mundo lleno
de mezquindades y delaciones, en el que un titiritero maneja cientos de
marionetas, soldados del miedo o de la ceguera. Y nos da su visión de cómo fue
que se pervirtió "la mayor utopía que alguna vez los hombres tuvimos al alcance
de la mano". Antes y después del crimen, Ramón Mercader, Jacques Mornard o
Jacson, algunos de sus nombres, va dando pistas de ese destino, a veces
aceptando sus errores, otras veces negándolos maquinalmente. <BR><BR>En esa
evolución de los hechos Iván, el personaje cubano, se va arrastrando hacia la
escritura con dolor. Y ese dolor se siente y se transmite en las páginas de El
hombre que amaba a los perros. Pasa él mismo de las bonanzas de la Cuba
ochentista a las penurias del período especial, tras el fin abrupto de la URSS.
Deja en claro Padura que la revolución cubana, que nació 20 años después del
asesinato de Trotski, demoró en distanciarse de la manipulación y el
ocultamiento de una historia que fue escrita y reescrita a merced del poder. Del
mismísimo Stalin. "En Cuba era poca la gente que sabía de Trotski", dice Padura.
Tampoco en España entendieron el juego de Stalin a tiempo, y ya era tarde cuando
convirtieron a Mercader en el símbolo de un gran error para los comunistas
españoles. Eso también lo sugiere el libro. En cuanto a Stalin, a Hitler y al
final cantado de la URSS, las profecías de Trotski terminaron por cumplirse.
Iván, tal vez Padura, convivió casi 30 años con esta historia lacerante.
<BR><BR>Lo nuevo en su obra es la historia de Mercader. En una biografía
ficcionada, reconstruye la trayectoria de este hombre que nunca dejó de escuchar
el grito de Trotski. También es ameno y exhaustivo el relato del penoso exilio
del líder e impactante ese fresco de la URSS de Stalin, capaz de crear un nuevo
sistema de explotación, "otra clase de dictadura adornada con la retórica y
sostenida en mentiras y miedos". La revolución traicionada escribió Trotski. Y
Padura rubrica. Costará en cambio sentir la compasión que siente Iván por Ramón
Mercader, moldeado para cometer uno de los crímenes más reveladores de la
historia del siglo XX. Tal vez sienta él mismo el soplo de Trotski en la nuca y
escriba empujado por ese influjo. Trae muchas respuestas "El hombre que amaba a
los perros", aunque sea ficción. Pero trae sobre todo preguntas. Podremos pensar
cómo hacer la revolución del futuro, pero la pregunta es si, alguna vez,
superaremos estos odios. La revolución fue traicionada, y éstos son algunos de
sus fantasmas.</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2><FONT face=Arial></FONT></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT size=2><FONT face=Arial>* Leonardo Padura es licenciado
en filología por la Universidad de La Habana</FONT><FONT face=Arial>. Vive en la
ciudad de Mantilla desde siempre. Guionista, periodista y crítico, es autor
entre otros textos, de "La novela de mi vida", sobre el poeta José María
Heredia. Conocido por la serie de novelas policíacas protagonizadas por el
detective Mario Conde, su obra fue traducida a varios idiomas y ganadora de
varios premios. </DIV>
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