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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>6 de abril 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante -
Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>Grecia<BR></FONT></STRONG></DIV></FONT>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>La última etapa
de la crisis</FONT></STRONG><BR><BR><BR><STRONG>Jorge
Altamira<BR>Argenpress</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.argenpress.info/"><STRONG>http://www.argenpress.info/</STRONG></A><BR><BR><BR>Paradoja
cruel. Bastó que se conociera el tan reclamado rescate de Grecia para que, en
poco más de 24 horas, quedara en evidencia que el default (cesación de pagos) de
Grecia es imparable. La duplicación de la suma adjudicada al salvataje -de 60
mil a 120 mil millones de euros- causó el efecto inverso al esperado, pues la
magnitud de la operación puso de relieve la insolvencia del estado
griego.<BR><BR>La repercusión internacional del hundimiento helénico fue
impresionante: la caída de las Bolsas de Madrid o Milán fue catastrófica, pero
además no dejó indemnes a las de Nueva York o Shangai, ni a la de San Pablo. La
caída de Grecia traza una línea divisoria en el recorrido de la bancarrota
capitalista mundial: la primera etapa va desde la crisis del banco de inversión
norteamericano, Bear and Stern, en julio de 2007, hasta el derrumbe de Lehman
Brothers, en septiembre de 2008; la segunda, desde esta fecha hasta el default
inminente de Grecia que se desarrolla en estos días. Vuelve a la escena lo que
los analistas anglosajones llaman el counterparty risk, o sea la amenaza de
bancarrotas financieras, que se estimaban superadas a partir de las emisiones
macizas de dinero por parte de los bancos centrales -en especial de Estados
Unidos y China-.<BR><BR><STRONG>"Ajuste" criminal</STRONG><BR><BR>La causa
fundamental del hundimiento del plan de rescate, incluso antes de que se pusiera
en efecto, es el monstruoso ajuste que exige al pueblo griego. La poda
gigantesca del poder adquisitivo de la población -bajo la forma de reducciones
salariales y jubilatorias; aumentos siderales de impuestos al consumo; serrucho
enorme al gasto social- augura una agudización de la recesión económica que no
puede sino agravar la incapacidad del fisco para honrar la deuda pública.
Precisamente por esto, se estima que ésta debería aumentar en el período del
ajuste, no solamente en proporción al PBI sino también en términos absolutos
(esto como consecuencia de la necesidad de tener que pagar tasas de interés muy
superiores a la media del mercado internacional). O sea que la miseria social
iría acompañada de una acentuación de la vulnerabilidad fiscal y de la
financiera. Ocurre que la mayor parte de la deuda pública de Grecia se encuentra
en manos de bancos locales, aunque dominados por la banca de Francia y de
Alemania. Esta circunstancia ya ha suscitado una corrida de depósitos y una fuga
de capitales (al paraíso fiscal de Chipre). En Argentina, en 2001, cuando fungía
de ministro de Economía, López Murphy intentó una operación deflacionaria
similar, aunque de proporciones infinitamente menores. Su fracaso, debido a la
resistencia popular, selló el final de “la penúltima etapa de la crisis” y el
ingreso a “la última”, la de Cavallo. El plan de rescate para Grecia venía a
cumplir la misma función del “blindaje” organizado por Cavallo con los bancos
internacionales -utilizar dinero público para financiar la fuga de capitales que
ponga a los bancos a reparo del default inevitable de Argentina-. Está
absolutamente fuera de cualquier duda que el golpe decisivo al rescate-ajuste de
Grecia ha sido propinado por la colosal movilización de las masas de Grecia, que
todos los círculos financieros daban por descontada y que se manifestó en la
huelga general del 5 de mayo. En la supermilitarizada Grecia, el país que gasta
más en armamentos, en términos relativos, de toda la Unión Europea, la crisis ha
impulsado a las calles al personal de la policía y del
ejército.<BR><BR><STRONG>Bancarrota de Europa</STRONG><BR><BR>Sin embargo, del
mismo modo que puso de manifiesto la inevitabilidad del default griego, el
rescate dejó al desnudo que el epicentro de la bancarrota no se encuentra en
Grecia, sino en Alemania y Francia. La evidencia de que la crisis griega
amenazaba la sustentabilidad de los bancos públicos germanos (Landesbank), fue
lo que precipitó a la primera ministra Merkel a decidirse por el plan de rescate
que había rechazado hasta ese momento en forma consistente. No es solamente que
esos bancos están fuertemente expuestos en Grecia: Alemania, además, sufre una
de las tasas de desocupación y jornadas reducidas de trabajo más altas del mundo
-y su deuda pública llega ya al tope establecido por los acuerdos de la UE-.
Alemania necesita el dinero, en primer lugar, para sí misma. Otro indicio de la
desesperación que determinó el anuncio del rescate fue la decisión del Banco
Central Europeo de aceptar títulos "basura" de la deuda griega (en poder de los
bancos locales) como garantía para otorgar préstamos en forma directa.
</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>Es claramente una operación de fuga
de la deuda griega para beneficio de los bancos locales y de los extranjeros que
son acreedores de ellos. El plan de rescate no es tampoco una operación conjunta
de Europa, sino una colección de préstamos de diferentes naciones a Grecia, al
extremo de que España, ella misma en default (tanto público como, especialmente,
privado) aparece en la lista de los rescatistas de Grecia. Es claro que una
operación de este tipo no tiene condiciones de repetirse en el caso de que fuera
necesario para otros países; por eso dejó en evidencia que se trataba de la
única bala que tiene el cargador. Esto provocó una corrida contra las deudas
públicas de varios países. La UE fue incapaz de financiar el rescate con la
colocación de una deuda propia en los mercados -como hacen, por ejemplo, los
Estados Unidos-. O sea, que carece de los instrumentos de un rescate, una
falencia que desnuda la impotencia política de la UE. Los alemanes recurrirán a
los bancos públicos (en la picota) para cubrir su parte del préstamo a Grecia,
los cuales buscarán financiarse con el Deutsche Bank y el Commerzbank, aunque en
términos precarios. Como se ve, llegado a este punto, la bancarrota de Grecia
desnudó la envergadura de la crisis capitalista en el conjunto de
Europa.<BR><BR><STRONG>Chau, Keynes</STRONG><BR><BR>Bien entendido, sin embargo,
la crisis, en este estadio, ya presenta un alcance mucho más amplio. Europa ha
quedado dividida en dos tandas de países con perspectivas que los antagonizan
entre sí cada vez más. Los países que coquetean con el default tendrán, de aquí
en más, un costo de financiamiento creciente que los alejará de los estados más
sólidos en las fases ulteriores del desarrollo capitalista. La UE ingresa en una
etapa centrífuga. La otra cuestión no deja de ser menos impresionante: se impone
un programa deflacionario, como ocurrió en la crisis del 30, arruinando las
ilusiones de esa suerte de kirchnerismo mundial que aseguraba que el capitalismo
ingresaba en una etapa de intervencionismo estatal y de keynesianismo. Aunque
cualquier juicio al respecto podría ser prematuro, el descenso de la cotización
de la onza de oro en los últimos días solamente podría explicarse en función de
una perspectiva deflacionaria.<BR><BR>Para algunos de los más calificados
observadores, estaríamos asistiendo a un plan de desmantelamiento parcial de la
Unión Europea bajo la batuta de Alemania, que habría ganado a Francia para la
causa. Bajo la presión de los intereses exportadores de la industria germana, el
gobierno alemán promueve, en primer lugar, vía la dilación del rescate a los
países del sur de Europa, una devaluación del euro, que la pondría en mejor
posición competitiva frente a Estados Unidos y China. En segundo lugar, estaría
organizando una salida ordenada de las naciones sudeuropeas, pero que podría
incluir a Irlanda y a Bélgica. Después de la disolución de la Unión Soviética,
un desmantelamiento de la UE se convertiría en testimonio de la debacle
capitalista. La lucha por el mercado mundial cobra cada vez más peso en la
crisis, como lo demuestra la disputa sino-americana por la cotización del yuan
de China. A pesar de las medidas para duplicar las exportaciones
norteamericanas, por parte de Obama, éstas no logran aumentar y el déficit
comercial de Estados Unidos (y, por lo tanto, su deuda externa) no cesa de
crecer. En realidad, para numerosos observadores, Grecia no es más que una
metáfora de Estados Unidos, cuyo déficit fiscal, endeudamiento público y deuda
nacional es, en términos relativos y absolutos, el más alto del mundo. De
acuerdo con un informe no publicado del FMI, Estados Unidos necesitaría aplicar,
para no ir a un default, un recorte de gastos equivalente al 9% del PBI -o sea,
1,3 billones de dólares-.</FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><BR>En ausencia de este recorte,
Estados Unidos no podría normalizar su situación financiera, o sea aumentar las
tasas de interés (que están en cero) sin llevar a la quiebra al sector público.
Aquí está la explicación de la caída de Wall Street durante tres días al hilo,
bajo la presión del default de Grecia. Para empiojar más la situación, los
analistas están de acuerdo en que las ganancias anunciadas por los bancos
norteamericanos en el primer trimestre de 2010 atestiguan una situación similar
a la que llevó a la bancarrota, a partir de 2007, pues obedecen a operaciones
especulativas apalancadas en una proporción enorme por deudas. El aumento de la
deuda norteamericana y del déficit fiscal, por un lado, y el que ha habido en la
emisión monetaria, por el otro, han agotado en gran parte los recursos e
instrumentos para hacer frente al rebrote de la tendencia deflacionaria que
asoma con la bancarrota europea. Una breve observación: ya ha comenzado la
especulación a la baja contra la deuda inglesa.<BR><BR><STRONG>Barbas en remojo,
de nuevo</STRONG><BR><BR>A la caída del oro la acompañaron todas las materias
primas, lo que pone un signo de interrogación sobre la "recuperación" del Sur de
América Latina. Asimismo, ha ocurrido un fuerte retiro de capitales, como lo
testimonia el derrumbe de las bolsas de Buenos Aires y de San Pablo. Es que,
incluso antes que estallara Grecia, en China y Asia está en curso una tendencia
financiera negativa, como consecuencia del freno que el gobierno chino intenta
imponer a los préstamos bancarios y a la especulación inmobiliaria y bursátil.
Es que los préstamos incobrables de los bancos, que fueron otorgados para
contrapesar la recesión (que se manifestó brutalmente a principios de 2009),
superan el 25% de los activos -la proporción más alta en el mundo-. Los virajes
y contragolpes de la crisis capitalista son la prueba de un derrumbe de las
relaciones sociales existentes.<BR><BR>¿Y ahora qué? Como lo señala un cartel
colocado en la Acrópolis, curiosamente por el partido menos pensado, el
stalinista griego: Pueblos de Europa, sublévense.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>