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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de
Prensa <BR></FONT><U>14 de mayo 2010</U><BR><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>México</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>A un año de la A
H1N1<BR></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Octavio Rodríguez
Araujo </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>La Jornada, México,
13-5-10</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.jornada.unam.mx/"><STRONG>http://www.jornada.unam.mx/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV><FONT face=Arial
size=2>
<DIV align=justify><BR>En 2008 fallecieron, por muy diversas causas, poco más de
medio millón de personas en México según los datos oficiales de Conapo, Inegi y
la Secretaría de Salud. De este total, alrededor de 15 mil personas fallecieron
por enfermedades respiratorias agudas bajas, es decir bronquitis, neumonía,
laringitis, etcétera, que están asociadas a complicaciones del proceso de gripe
común, también denominada influenza. Ésta tiene diversos grados de peligro según
la mutación de los virus que la produce y la condición física del paciente.
Dicho de otra forma, alrededor de 3 por ciento de todos los que fallecieron ese
año en México se debió a complicaciones de gripe. Como en 2008 no hubo ninguna
epidemia” de gripe, ni mucho menos “pandemia”, podemos considerar que fue un año
“normal” en este sentido. En Estados Unidos se han calculado 51 mil muertes
asociadas a la gripe estacional.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El 23 de marzo de 2010 la Cepal, junto con la
Organización Panamericana de la Salud-Organización Mundial de la Salud, por
solicitud y con el apoyo del gobierno de México, presentó una Evaluación
preliminar del impacto en México de la influenza A H1N1.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Al 3 de agosto de 2009 habían fallecido por esta
influenza 146 personas en todo el país. El número de casos confirmados del virus
fue de 17 mil 416, lo que nos dice que el porcentaje de defunciones por A H1N1
fue de 0.84, y en relación con el total de muertos en general el porcentaje fue
de 0.03, muchísimo menos de 3 por ciento que en 2008 murieron por complicaciones
de gripe común.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Las medidas adoptadas por las autoridades, especialmente
por las del gobierno federal y las del Distrito Federal, tuvieron un costo
impresionante, según este estudio. Cito: “Las estimaciones realizadas acerca de
las pérdidas ocasionadas por la pandemia durante 2009, suponiendo que la tasa de
ataque actual de la enfermedad se mantiene a niveles similares en el resto del
año, ascienden a los 127 mil 360 millones de pesos, o su equivalente de 9 mil110
millones de dólares. De dicha cantidad, 121 mil 978 millones de pesos
corresponden a menor producción y venta de bienes y servicios (96 por ciento del
total), en tanto 5 mil 380 millones más (el 4 por ciento restante) se refieren a
mayores gastos por encima de lo normal para atender las necesidades de la
emergencia sanitaria.” (Página 6 de la Evaluación.)</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esa pérdida equivalió a uno por ciento del producto
interno bruto (PIB) de México en 2008, siendo turismo y comercio los sectores
más afectados (73 por ciento de las pérdidas), en tanto que los gastos de
atención de la población (diagnóstico, tratamiento y vigilancia) representaron 3
por ciento de esos 127 mil 360 millones de pesos (3 mil 873 millones de pesos).
El gobierno mexicano, según cálculos de Carstens, declaró que la afectación por
la A H1N1 sería de 30 mil millones de pesos (La Jornada, 6/5/09), cantidad muy
por debajo de la calculada por la Cepal.</DIV>
<DIV align=justify><BR>¿Quiénes pagaron esas pérdidas? En primer lugar los casi
133 mil hogares cuyos miembros cayeron bajo el nivel de pobreza al perder su
empleo por las medidas adoptadas por el gobierno contra la pandemia (así llamada
irresponsablemente por la OMS al declararla en fase 5 y 6 porque había al menos
un infectado en algún país). En segundo lugar las empresas: los restaurantes de
todo el país perdieron más de 12 mil millones de pesos, el sector turístico
perdió más de 47 mil millones, el comercio (mayoreo y menudeo) perdió 45 mil
millones y medio, y todo esto en un ambiente de crisis económica mundial y
cuando el PIB había caído en el primer trimestre de 2009, en términos reales,
8.2 por ciento. En el documento comentado se dice: “Así, si la tasa de
crecimiento para el país en 2009 había sido estimada anteriormente en –6.4 por
ciento, como resultado de la pandemia se tornaría en un decrecimiento de 7.1 por
ciento.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>El estudio nos presenta un cuadro comparativo de las
pérdidas ocasionadas por distintos desastres en el país. Y después de ajustar
los montos a la inflación, el resultado es que dichas pérdidas fueron más altas
por la supuesta pandemia que por el terremoto de 1985, la temporada de huracanes
de 2005 y las inundaciones en Tabasco en 2007.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En el estudio no están consideradas las compras de
vacunas y de antivirales, muchos de ellos adquiridos con gran retraso y que
significaron posibles negocios para los altos funcionarios de salud. Sólo para
dar una idea de lo que significaron los antivirales y las vacunas, en 2009 las
ventas totales de Sanofi Aventis (vacunas) ascendieron a 3 mil 483 millones de
euros (4 mil 700 mdd) lo que representa un crecimiento de 19.2 por ciento en
comparación con 2008. Roche y Glaxo-Smith-Kline (Tamiflu y Ralenza,
respectivamente) aumentaron casi diez veces sus ganancias totales en comparación
con el año anterior. (Ver revista Alto Nivel, mayo de 2010.)</DIV>
<DIV align=justify><BR>Los costos para el país aquí descritos se debieron,
principalmente, a las medidas gubernamentales adoptadas a partir de que se
decretó el estado de contingencia sanitaria en abril del año pasado. Las medidas
fueron de prevención y distanciamiento social tales como el cierre temporal de
establecimientos escolares (desde guarderías infantiles hasta centros
universitarios que, casi por decreto, se volvieron a abrir el 7 de mayo),
templos religiosos, teatros y cines, centros de esparcimiento y de comidas y
bebidas, teatros y cines, etcétera. En una palabra, paralización de la economía
y una situación de miedo, casi de pánico, gracias a la cual mucha gente no sólo
se encerró en su casa sino que veía como una amenaza a su salud y a su propia
vida si alguien estornudaba cerca. Los tapabocas y los desinfectantes en
diversas presentaciones se vendieron como pan caliente y no pocos de sus
productores se quedaron con stocks difíciles de vender una vez que el miedo
pasó. La contingencia dictada por el gobierno alcanzó a los aeropuertos (con la
consiguiente compra de detectores de temperatura humana) y a los vuelos tanto
nacionales como internacionales. Estos últimos sufrieron una caída notable. Las
declaraciones alarmistas del gobierno mexicano asustaron también a los
extranjeros provocando que muchos de ellos no vinieran al país. La Evaluación
que comento señaló: “El valor de los flujos provenientes del exterior que no se
produjeron (y producirán en el resto del año) se estima asciende a los 39 mil
654 millones de pesos.”</DIV>
<DIV align=justify><BR>El alarmismo de los gobiernos del Distrito Federal y de
la República fue respaldado por la Organización Mundial de la Salud (25 de abril
de 2009), que se ha caracterizado por exagerar peligros reales o ficticios para
justificar su costosa existencia y para promover entre la población mundial más
miedo del que justificadamente tiene por la falta de expectativas en un mundo en
crisis.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>