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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>11 de junio 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante -
Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<DIV align=justify><STRONG><FONT size=3>Sudáfrica<BR><BR>La otra cara del evento
deportivo<BR><BR>Los perdedores del
Mundial</FONT></STRONG><BR><BR><BR><STRONG>Joan Canela i Barrull<BR>Directa y
Rebelión</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><A
href="http://www.rebelion.org/"><STRONG>http://www.rebelion.org/</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><BR><BR>En la puerta hay un pequeño piquete de vigilancia que
pregunta adónde vas. "Tengo una cita con el obispo". "Un momento" responde el
improvisado guarda antes de mirar en una lista para comprobar que se espera a un
periodista a esta hora. La Catedral Metodista de Johannesburgo es un colosal
edificio construido con la mentalidad de mostrar la gloria y poder de su iglesia
en el mismo centro de negocios de la ciudad. Pero hoy su tamaño se ha
aprovechado para otros fines, pues es capaz de albergar hasta 2.000 refugiados
africanos -sobre todo zimbabuenses, aunque también los hay de países como el
Congo, Ruanda, Sudán o Somalia- "apadrinados" por el obispo Paul Verryn. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Verryn es un viejo conocido de las luchas sociales
sudafricanas desde los años ochenta, cuando era pastor de una pequeña parroquia
de Soweto y se dedicaba a oficiar los entierros de los activistas asesinados por
la policía. Quizás por que ya las ha visto de todos los colores no se le ve para
nada preocupado ante la orden de destitución del Consejo Metodista Sudafricano.
"El Consejo se ha doblegado ante las presiones del Gobierno al que le molestan
los refugiados -cuenta, a pesar de la prohibición expresa de hablar con la
prensa- pero toda la congregación está muy unida en torno a este proyecto y van
a fracasar".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Verryn y "sus refugiados", como los llama la prensa
local, son en realidad víctimas del Mundial. Y además no son las únicas. Por
todo el país hay miles de personas, sobre todo las más pobres, que han sido
desplazadas por la construcción de infraestructuras directa o indirectamente
relacionadas con el evento, que han visto cómo su forma de vida pasaba a ser
criminalizada o que, como en el caso de los refugiados de la Catedral Metodista,
sencillamente "molestaban". Se trata de la otra cara del Mundial, de la gente
que difícilmente tendrá algo que celebrar aunque la selección de su país lograse
llegar a la final y levantar la codiciada copa.</DIV>
<DIV align=justify><BR>"Hace más de seis años que mantenemos nuestro programa de
asistencia a refugiados e indigentes sudafricanos y no sólo nunca hemos tenido
ningún problema, sino que hemos recibido numerosas muestras de apoyo por parte
del Gobierno", continúa Verryn, pero a medida que se acercaba el Mundial las
cosas empezaron a cambiar. "Su argumento es que quieren reducir la inseguridad,
¿pero con esto están diciendo que los pobres son todos criminales? -se pregunta-
En realidad lo que pretenden es esconder la pobreza como si fuera polvo que se
barre bajo la alfombra. No quieren que el mundo conozca la verdadera
Sudáfrica".<BR>Un mercado vivo</DIV>
<DIV align=justify><BR>Durban, a unos 600 kilómetros al sudeste de
Johannesburgo, es el mayor puerto de África oriental y plaza fuerte de la
comunidad india que habita el país. Es una ciudad moderna y con una economía
dinámica y pujante, cuyas playas son objeto de culto para los amantes del surf
de todo el mundo. Como en la mayoría de las grandes metrópolis sudafricanas,
tras el fin del apartheid, el centro urbano fue tomado por la población negra
que trataba de acceder a un puesto de trabajo allí donde se encontraban. Aquí se
encuentra el Early Morning Market -el Mercado de Temprano por la Mañana- el
mercado tradicional más grande de esta parte del continente. En él se puede
encontrar desde la fruta y la verdura que producen los agricultores locales
hasta productos de plástico made in China, pasando por discos y películas
piratas, un plato de comida o las hierbas necesarias para preparar remedios
tradicionales. Y todo a unos precios asequibles para los más pobres. Aunque
ninguna guía lo recomiende -en Sudáfrica todo lo que huele a africanidad
rápidamente se asocia a peligroso- un paseo por el mercado es un goce para los
sentidos y un verdadero chapuzón de cultura sudafricana. El mercado es un
verdadero hormiguero que nunca para y que invade las calles contiguas en un
magma sin control aparente. Pero lo que aún es más importante, el Early Morning
Market representa el sitio de trabajo de entre 7.000 y 10.000 personas, la
mayoría de las cuales difícilmente encontrarían otro empleo. "No se puede
subestimar la importancia del mercado -asegura Richard Dobson, coordinador de la
ONG Asiye Etafuleni- pues la mayoría de los ingresos que consiguen las mujeres
del mercado se gastan luego en los townships [los barrios obligatorios para los
negros durante el apartheid] donde viven, convirtiéndose en un dinamizador
increíble de la economía de una gran parte de la población de la ciudad".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero el mercado -situado en el centro de la ciudad y
justo al lado de las estaciones centrales de ferrocarril y autobús- es demasiado
estratégico para dejarlo en manos de los pobres. O al menos esto debían de
pensar los responsables de Isolenu, un potente grupo inversor que propuso al
Ayuntamiento crear un moderno centro comercial para "dignificar" el centro de la
ciudad pensando en los miles de turistas que van a visitarla. Obed Mlaba,
alcalde de la ciudad, declaró que no se podía "desaprovechar la oportunidad que
implicaba la inversión de 400 millones de rands [40 millones de euros]". Para
Harry Ramla, presidente de la asociación de vendedores del Early Morning Market
todo esto no es más que una excusa para "dejar este espacio fabuloso a un puñado
de grandes empresas, aún a costa de que se pierdan miles de empleos y se
destruya el edificio centenario" que alberga parte del mercado y está calificado
de interés cultural.</DIV>
<DIV align=justify><BR>"El Mundial se ha convertido en una excusa formidable
para imponer planes de desarrollo de consecuencias desastrosas para los más
vulnerables -cuenta Pat Horn, coordinadora de StreetNet, una red internacional
de vendedores callejeros- y privatizar los centros de las grandes ciudades en
beneficio de una economía globalizada que excluye a una mayoría de las personas
humildes".</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Desalojos cero</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>En el extremo sur del continente se encuentra Ciudad del
Cabo, bastión "blanco" de la nación del Arco Iris. Este es el único gran
municipio y provincia que no está gobernado por el Congreso Nacional Africano,
sino por la Alianza Democrática (DA, en sus siglas inglesas), el partido
heredero de los opositores moderados al apartheid y que hoy agrupa los votos de
la minoría blanca.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ciudad del Cabo es también uno de los centros de
peregrinaje de la jet set internacional que acostumbra a dejarse ver en sus
restaurantes de lujo y en sus tiendas más exclusivas. Por poner un ejemplo,
Victoria Beckham ya ha alquilado un espacioso apartamento con una piscina que
cuelga espectacularmente de un acantilado sobre el mar para pasar el
Mundial.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Pero aquí también se encuentran los peores "asentamientos
informales" -un eufemismo local que designa los campos de chabolas- de todo el
país. Se trata de un verdadero anillo de pobreza, violencia y desesperación que
literalmente rodea la ciudad formal. En estos barrios no hay alcantarillado, ni
agua corriente ni luz eléctrica que no provenga de algunos cables conectados
ilegalmente a las torres de alta tensión. A pocos kilómetros de la piscina de
Victoria Beckham es imposible encontrar un baño con una cadena.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Un asedio que se ha estrechado tanto que para poder
construir el Green Point -el modernísimo estadio en primera línea de mar y con
capacidad para 70.000 espectadores edificado exclusivamente para el Mundial a un
coste de 440 millones de euros- hubo que desalojar a centenares de residentes. Y
los antiguos habitantes de Green Point no son los únicos afectados.</DIV>
<DIV align=justify><BR>"Los desalojos se han multiplicado en los últimos años
-cuenta Tshawe, dirigente comunitario de Joe Slovo, uno de estos "asentamientos"
nombrado así en honor al histórico dirigente comunista sudafricano- en parte por
el aumento del precio de la tierra y en parte porque el Ayuntamiento no nos
quiere tan cerca del centro, donde los turistas pueden vernos. La Campaña Anti
Desalojos, una red local que coordina a las diferentes comunidades afectadas,
cifra en "decenas de miles" las personas desahuciadas desde el año 2000, cuando
se fundó la organización. En el caso de Joe Slovo el "problema" se encuentra en
su proximidad a la autopista, que revaloriza los terrenos donde se erigen sus
barracas. "Pero es que nosotros tampoco nos instalamos aquí por casualidad. Si
nos vamos a un sitio dejado de la mano de Dios, ¿como vamos a poder acceder a un
puesto de trabajo?" se pregunta Tshawe.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Tres historias de resistencia</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>Aunque los antiguos dirigentes de la lucha antiapartheid
sean hoy los gestores del Mundial y de una buena parte de los proyectos que
dificultan la vida de los más pobres en Sudáfrica, también es cierto que la
cultura de la resistencia que creó aquel conflicto sigue hoy profundamente
arraigada en la conciencia popular. A menos de un mes para que suene el pitido
inaugural tanto los refugiados de la Catedral de Johannesburgo como los
vendedores del mercado de Durban, como los residentes de Joe Slovo aún no han
sido expulsados y siguen oponiéndose firmemente a los planes que, en nombre del
desarrollo, pretenden empeorar sus ya difíciles vidas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cantando viejas canciones de lucha los comerciantes del
Early Morning se encerraron en su mercado y quemaron neumáticos hasta que la
empresa inversora, viendo que ya era imposible inaugurar el centro comercial
para el Mundial tiró la toalla, al menos de momento.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El Obispo Paul Verryn también es optimista: "en enero de
2009 ya trataron de asaltar policialmente la iglesia y detener 1.500 personas.
Sólo la presión mediática internacional logró pararles los pies. A día de hoy,
con más tensión informativa que nunca, ya no se atreverán a dar otro paso
similar".</DIV>
<DIV align=justify><BR>Sudáfrica es hoy el segundo país del mundo con más
protestas por habitante. Una extensa red de movimientos sociales y asociaciones
comunitarias mantiene vivas las promesas de que con el fin de la segregación la
vida sería mucho mejor para todo el mundo. En este sentido el Mundial quizás es
una oportunidad para ejecutar planes de desarrollo elitista, pero también lo es
para que el mundo vea la capacidad de resistencia del pueblo sudafricano. </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Un Mundial neoliberal</STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR>"Éste es un país donde sorprenden los niveles de riqueza
y pobreza puestos de forma contigua. La Copa del Mundo, lejos de ayudar a
cambiar esta situación es sólo una lupa que amplifica todos los defectos de este
sistema post-apartheid". Esta frase, contra lo que podría parecer, no proviene
de ningún activista social o un académico marxista, sino de Dave Zirin, uno de
los periodistas deportivos más famosos de los Estados Unidos. Pero es que
Sudáfrica es, desde el año pasado, el país más desigual del mundo y es imposible
que a ningún visitante mínimamente curiosos se le escape el contraste entre los
hoteles de cinco estrellas y los inmensos barrios de chabolas de cartón y lata.
Y a medida que se acercaba el evento deportivo -el más grande celebrado nunca en
todo el continente- han ido en aumento las voces que denunciaban que el Mundial
ha acentuado aún más estas desigualdades en vez de, como prometía el Gobierno,
desarrollar el país y ayudar a la gente a salir de la pobreza.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Según datos ofrecidos por Pravin Gordhan, Ministro
sudafricano de Economía, del 2,5% de crecimiento del PIB calculado para 2010 un
0,5 estará relacionado directamente con la organización del Mundial. Pero es que
este tirón solo se explica por una colosal inversión pública. En los últimos
años el país entero ha hecho una "puesta a punto" y hoy puede presumir de
carreteras, aeropuertos, estadios y centros urbanos totalmente remodelados,
cuando no directamente nuevos. "El problema es que se ha hipotecado gran parte
del presupuesto público en unas infraestructuras que refuerzan el modelo de
desarrollo neoliberal en vez de centrarse en una apuesta social y sostenible
-cuenta el profesor de economía de la Universidad de Kwa Zulu Natal, Patrick
Bond- cuando no se han dedicado directamente a instalaciones totalmente inútiles
como son los estadios, que en conjunto han costado 3.000 millones de rands [300
millones de euros]. Y éste es un dinero que ha salido de las partidas para agua
potable, vivienda social, sanidad o educación". O tal y como expresaba el
recientemente fallecido Dennis Brutus, considerado una de las estrellas
deportivas nacionales, "si quieren ayudar al deporte que hagan canchas en los
colegios". </DIV>
<DIV align=justify>
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