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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>6 de julio 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante -
Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV> </DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3>China</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Rebelión de la población trabajadora
china: esas huelgas son buenas para China...y para el
mundo</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>Las protestas en
las fábricas chinas contra la desenfrenada explotación podrían contribuir a
transformar su modelo de forma tal, que todos saldríamos
beneficiados</FONT></STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Seumas Milne
*</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>The Guardian, Londres, 30 de
junio </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Sin
Permiso</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.sinpermiso.info"><STRONG>www.sinpermiso.info</STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify><STRONG>Traducción de Lucas
Antón</STRONG><BR> <BR><BR>Algo se agita en el taller del mundo. A lo largo
de varias semanas se han registrado huelgas y protestas por todas las regiones
costeras que han sido motor del surgimiento de China como potencia económica y
han lanzado al resto del mundo una avalancha de bienes de consumo de tiendas de
gangas. Mientras los sindicatos recurren en Europa a la movilización sindical
contra los recortes de salarios, de pensiones y empleos, los trabajadores mal
pagados de China han ido a la huelga contra la explotación rampante,
consiguiendo aumentos salariales de dos dígitos.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Se trata de un proceso que llega al corazón del modelo
económico de China, así como al papel del trabajo barato en la economía global.
Lo que se inició en la empresa Foxconn, de propiedad taiwanesa, la mayor
proveedora de material electrónico del mundo, con una serie de suicidios
relacionados con las condiciones de trabajo en su gigantesco centro de
producción de Shenzhen, se ha extendido desde entonces a toda una lista de
empresas en su mayoría de propiedad extranjera. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Sólo en Shenzen emplea Foxxcon a más de 400.000
trabajadores, que producen millones de iPods e iPhones de Apple, así como
ordenadores y teléfonos móviles para marcas como Nokia, Dell y Sony. La muerte
de sus trabajadores desató un escándalo nacional, condujo a un aumento inmediato
del 30% en los salarios de menos de 100 libras esterlinas mensuales, y ayudó a
generar abandonos reivindicativos del trabajo en fábricas y proveedores de
Honda, Hyundai y Toyota, además de en otros centros productivos en toda
China. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Las huelgas, organizadas por teléfono y en foros de la
red fuera de las estructuras oficiales, ya han conseguido alzas salariales de
más del 30% en la fábrica de transmisiones de Honda en Foshan, en la que no se
permitía siquiera que los trabajadores hablaran unos con otros, y de un 25% en
el proveedor de Hyundai en Beiying. No es la primera vez que se han
producido multitud de abandonos y protestas, por supuesto, pero la
repercusión en la cadena globalizada de suministros de las huelgas por contagio
en el corazón del sector exportador chino de alta tecnología ha sido ya
potente. </DIV>
<DIV align=justify><BR>China es hoy el mayor exportador del mundo, y ha visto
aumentar su parte en la producción del sector industrial global de un 2% a casi
un 20% en 20 años. Mientras que la clase obrera industrial se ha reducido en
Europa y América del Norte, en China su fuerza es de cientos de millones, y se
acrecienta gracias a la marea de los que emigran del campo. Y cuando un
dirigente veinteañero de una huelga en una planta de Honda en Foshan, Li
Xiaojuan, insiste públicamente en que "no debemos dejar que nos dividan los
representantes del capital”, resuena de una forma especial en un país cuya
constitución lo declara un "Estado socialista dirigido por la clase
obrera". </DIV>
<DIV align=justify><BR>Ahora que los trabajadores chinos del sector exportador
han demostrado que pueden conseguir resultados, parece probable que continúen
las huelgas. Sus bazas se han visto fortalecidas en parte porque la política
china del hijo único y la mejora de los niveles de vida en el campo se están
traduciendo en escasez de trabajadores en las zonas industriales. Pero también
se debe a que la presión para que aumenten los salarios se corresponde con los
cambios en la política gubernamental. </DIV>
<DIV align=justify><BR>En una nación en la que se disuade de emprender huelgas y
a menudo apenas se informa de ellas, la respuesta de las autoridades a la última
ola de paros ha rayado casi en el respaldo. El presidente del socio estatal de
Honda y Toyota, por ejemplo, insistía en que las exigencias de los trabajadores
eran "razonables". El diario Global Times, del Partido Comunista Chino, advertía
que las huelgas mostraban la necesidad "protección sindical organizada",
quejándose de que los "trabajadores corrientes" habían recibido "la mínima
porción de prosperidad económica" de la apertura de China al mercado
mundial. </DIV>
<DIV align=justify><BR>La razón es bien clara. Los dirigentes chinos se han
determinado a incrementar el consumo interno ante la crisis continuada de las
economías occidentales, transferir recursos del trabajo barato a una mayor
producción de alta tecnología y trasladar producción al interior más pobre.
También están sometidos a una intensa presión para responder a la repulsa que
causa la enorme desigualdad que ha desfigurado China en los años de su explosivo
salto económico. De ahí la introducción de una legislación de protección laboral
más sólida hace un par de años y los fuertes aumentos del salario mínimo, antes
incluso de las últimas huelgas. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Esa tensión está inscrita en el modelo empleado por China
para dar el salto, que tiene ecos pero va mucho más allá de las concesiones al
capitalismo de la nueva política económica, la NEP soviética de los años 20. Ha
convertido a China en una potencia económica global, elevando su renta nacional
por encima de un 9% anual durante tres décadas, sacando a millones de la
pobreza, pero al precio de una radical y corrupta privatización, una
disminución de los servicios de sanidad y educación, la degradación
ambiental, la creación de una élite fabulosamente rica y la obstrucción de los
avances cívicos y democráticos. </DIV>
<DIV align=justify><BR>El intento bajo la dirección de Hu Jintao de reducir la
desigualdad, retornar a una educación y sanidad más gratuitas y mejorar las
condiciones de los trabajadores inmigrantes y de la producción "verde" es
considerado por algunos, como el especialista universitario Lin Chun, como
"señales de reanudación de un socialismo de reformas". </DIV>
<DIV align=justify><BR>Al mismo tiempo, a los entusiastas de más privatizaciones
y capitalismo se les escucha cada vez más rezongar que “el estado avanza, el
sector privado retrocede”, mientras la ola de huelgas ha envalentonado a
antiguos funcionarios estatales de alto rango y a “viejos revolucionarios” a la
hora de pedir públicamente la "restauración de la clase obrera como clase
protagonista” y el "restablecimiento de la propiedad pública como parte
principal de la economía”. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Lo que queda claro es que el sector de propiedad o bajo
control públicos, sobre todo los bancos estatales, le ha permitido a China
capear la crisis económica internacional con un considerable éxito. Tal como
sostiene John Ross, de la Universidad Jiao Tong de Shanghai, mientras los EE.UU
y Europa trataban de superar de forma indirecta la depresión inversora en el
corazón de la crisis con gasto creador de déficit, China fue capaz de forzar al
alza la inversión mediante su banca pública, con el resultado de que su
crecimiento registra cifras de casi el 12% y su déficit se sitúa por debajo del
3%. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Se trata de un poderoso desafío al consenso de Washington
que ha impulsado la política económica durante una generación. Una economía
china en crecimiento ofrece también un antídoto que es de agradecer ante el
continuado estancamiento o recesión en el mundo occidental, sobre todo si
continúa la orientación al consumo. Las huelgas contra salarios de miseria sólo
pueden servir de ayuda. Cuando Alan Greenspan, el expresidente de la Reserva
Federal norteamericana, alabó el trabajo barato chino como palanca para mantener
a la baja los costes laborales, estaba poniendo de relieve lo que ha supuesto
una carga para los trabajadores de todo el mundo. El aumento de niveles de vida
sostenibles en China debería reforzar asimismo las perspectivas de un cambio
interno progresista. Estas huelgas son tan buenas para China como lo son para el
mundo. </DIV>
<DIV align=justify><BR> </DIV>
<DIV align=justify>* Seumas Milne es un analista político británico que escribe
en el diario The Guardian. También trabajó para The Economist. Es coautor de
Beyond the Casino Economy.</DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify><BR><BR><BR> <BR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>