<!DOCTYPE HTML PUBLIC "-//W3C//DTD HTML 4.0 Transitional//EN">
<HTML><HEAD>
<META http-equiv=Content-Type content="text/html; charset=iso-8859-1">
<META content="MSHTML 6.00.6002.18255" name=GENERATOR>
<STYLE></STYLE>
</HEAD>
<BODY bgColor=#ffffff background=""><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>10 de de julio 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante
- Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV></FONT><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR><STRONG><FONT size=3>Uruguay<BR> <BR>12 presos
mueren calcinados en la cárcel departamental de Rocha<BR><BR>Un crimen de
Estado</FONT></STRONG> <BR><BR><BR><STRONG>Ernesto Herrera<BR>Correspondencia de
Prensa</STRONG><BR><BR><BR>Jueves 8 de julio. Apenas por un momento la selección
uruguaya de fútbol dejó de ocupar la atención mediática. Como en cualquier día
anterior al campeonato mundial de Sudáfrica, la "crónica roja" volvió al centro
de los impúdicos noticieros televisivos. <BR> <BR>Esta vez como tragedia de
espantosa magnitud. En la cárcel del departamento de Rocha (unos 250 kilómetros
de Montevideo), doce presos murieron calcinados y otros ocho quedaron heridos,
tres de ellos muy graves. Nada que pueda sorprender. El 1º de enero de 2009, en
el Penal de Libertad (San José) los muertos por quemaduras habían sido dos; el
24 de agosto del mismo año, en el Comcar (Montevideo), cinco presos habían
fallecido por el fuego. En todos los casos, la guardia policial llegó "demasiado
tarde". Un eufemismo para eludir la verdad: les aplicaron una pena de muerte
extrajudicial. <BR> <BR>Un espeluznante video filmado desde el celular de
un preso da cuenta del horror. La desesperación y la impotencia ante la
muerte que acecha a sus compañeros de reclusión. Los gritos desgarradores que
claman por el rescate. Ningún guardia-cárcel abre los cerrojos, ninguna
autoridad presente en el lugar. Los bomberos que se demoran. El video es
una prueba demoledora contra el Estado infractor y su criminal violación de los
derechos humanos. <BR><BR>Según las fuentes más confiables el siniestro ocurrió
en la madrugada, cuando un calefactor de fabricación casera (para abrigarse del
frío invernal) tomó contacto con las frazadas y mantas que se utilizaban como
paredes o mamparas para separar un bloque de otro en el sector Nº 2 del
establecimiento penitenciario. En “pocos minutos” el fuego había consumido las
camas de madera, los colchones de polifón, los recipientes de plástico. El saldo
es desolador: doce presos muertos y ocho heridos. “Los cuerpos calcinados de
cuatro presos fueron encontrados en el baño, cuando intentaban escapar de las
llamas por la ventana. Los ocho que salvaron su vida lo consiguieron porque
abrieron las canillas y se pusieron debajo del agua”. (1) En el lugar había dos
extintores de fuego como prevención de un incendio…pero ninguno estaba
cargado.<BR> <BR>La cárcel de Rocha - un vetusto edificio construido hace
100 años - ocupa el segundo lugar en el ránking de penales más hacinados del
país. Cuenta con 70 plazas y aloja a 174 “reclusos”, dijo el comisionado
parlamentario Álvaro Garcé en su último informe de agosto del año pasado. Es
decir, tenía un hacinamiento de un 290%. La mayoría de los presos fallecidos
eran jóvenes (entre 18 y 25 años de edad) y oriundos de Rocha.
<BR> <BR>Entre 2009 y la fecha, murieron 79 presos y presas por “causas
violentas”. La situación llegó al límite de lo “aceptable”. A tal punto que la
tragedia de Rocha ocurre mientras en el Senado se encuentra para su aprobación
el proyecto de “Ley de Emergencia Carcelaria” enviado por el gobierno. Bajo el
discurso de la “humanización carcelaria”, el proyecto prevé la distribución de
presos y presas en cuarteles militares y otros establecimientos estatales
mientras se construyen “nuevas y modernas cárceles” en “asociación
público-privada”, estos es, en la connivencia entre Estado y capitales privados.
En todo caso, la “humanización carcelaria” pasará, indefectiblemente, por la
órbita del mercado.<BR> <BR>Las reacciones oficiales ante lo sucedido en
Rocha tampoco han sido una sorpresa. Con la frivolidad que lo caracteriza, el
presidente José Mujica pidió “disculpas” a los familiares de los presos por el
“horrible” hecho. Y a otra cosa. Su ministro del Interior, el también tupamaro
Eduardo Bonomi, le echó la culpa a la “sobrepoblación carcelaria” y salió a
defender la actuación de la guardia policial: “si hubieran demorado más estarían
todos muertos”. Esto quiere decir que no habrá sanciones para ningún jefe
policial. Como mucho, algún chivo expiatorio de bajo rango pagará la “omisión de
funciones”. Igual que en otros tantos casos.<BR> <BR>Si esta masacre
hubiera ocurrido bajo los gobiernos de blancos y colorados, la izquierda y los
organismos de derechos humanos estarían reclamando la renuncia del ministro y la
remoción de los mandos del sistema carcelario. Y el “castigo a los
culpables”. El escándalo político sería mayúsculo. Pero bajo el reino del
“progresismo”, todo se trata con “equilibrio” y sin intentar “tomar ventajas
políticas de una tragedia”. El clima de “consenso” así lo exige. Ni la
“oposición” de derecha se atreve a sacar los pies del plato. Menos aún ahora,
cuando se benefician de la repartija de cargos en empresas y bancos públicos,
corte electoral y tribunal de cuentas. <BR> <BR>En medio del indescriptible
dolor, los familiares reclaman justicia. Sus testimonios son una denuncia
inapelable. <BR> <BR>Susana Cabral, madre de Alejandro Rodríguez, de 26
años, procesado por homicidio afirma: "los dejaron morir, dicen que se les
prestó atención, pero ¿cómo pudo ser, si se murieron doce o tal vez trece?". En
la puerta de la cárcel de Rocha otra madre de un recluso fallecido en el
incendio lloraba a punto de desmayarse. María Pilar Casuriaga, madre de Edison
Javier Núñez Casuriaga, de 20 años de edad y proceso por homicidio, gritaba una
y otra vez: "¡me hijo murió!". Familiares de las víctimas denunciaron que hubo
una demora de una hora y media en la asistencia a los presos debido a que las
autoridades de la cárcel no habían aprobado su apertura. (2)<BR><BR>Rubén
Cardoso, padre de Ariel Fernando Cardoso dice: "Hubo negligencia de la Policía y
de la Cárcel. Estaban a lo perro, calentaban con dos hojas de sierra el agua,
dado que hacían un sun (pequeño aparato para calentar el agua). El entierro de
mi hijo lo pago yo", dijo en respuesta al ministro del Interior, Eduardo Bonomi,
que había anunciado que el Estado se hacía cargo de los costos. Otro padre de un
recluso procesado por tráfico de estupefacientes al que le faltaban unos días
para salir en libertad, exclamaba ayer en la puerta de la cárcel: "¿Y ahora qué
hago? Por fumar cuatro porros estaba en la cárcel y no puede ser que ahora esté
muerto. Estoy soñando, no puede ser, no es verdad y ahora qué hago".
(3)<BR> <BR>El viernes 9, enterraron a sus muertos. Casi en soledad. Apenas
unas decenas de familiares, amigos y vecinos los acompañaron. En un departamento
gobernado por el Frente Amplio, ninguna muestra de solidaridad. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Como patético contraste, la farándula. El “sistema
político” prepara el “homenaje” a la selección de fútbol que regresa el lunes de
Sudáfrica. En las escalinatas del Palacio Legislativo ya se levantó el imponente
estrado. Donde el presidente de la República recibirá a los jugadores de la
“hazañoso" cuarto puesto en el mundial de fútbol. Para compartir con ellos el
clima de “unión nacional” que una gesta deportiva ha generado. Porque según
Mujica, “Es indudable que ha sido un sacudón para la sociedad uruguaya. La
selección de fútbol se ha convertido en un elemento de identificación mucho
mayor que todos los discursos de la campaña electoral. El país se sintió unido.
Es notorio que no hay ninguna otra cosa que nos identifique así”. (4) Todos
contentos.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>Cárceles de la miseria</STRONG><BR> <BR>En
el Penal de Libertad, las condiciones de reclusión son “peores que en la cárcel
de Black Beach” de Guinea Ecuatorial. (5) Así definía el austriaco Manfred
Nowak, relator especial de la ONU sobre la tortura, la situación en la cárcel
uruguaya que, bajo la dictadura militar (1973-1985), albergó a miles de presos
políticos. Al concluir su visita oficial, del 22 al 27 de marzo 2009, Nowak
señalaba en su informe que el Penal de Libertad es "una de las peores cárceles
del mundo”, y aconsejó que ese penal "debe ser clausurado lo antes posible".
<BR><BR>El emisario internacional dijo en aquella ocasión, que antes de arribar
al país sabía que la situación carcelaria era grave, pero lo que encontró fue
"mucho peor" de lo que pensó en un principio. "Todos nos quedamos en estado de
shock cuando fuimos a ver ‘las latas’ (módulos de acero) del Penal de Libertad
donde muchas personas están detenidas en forma abrumadora", dijo el relator de
la ONU. Agregó que no estuvo en ningún sitio "donde los detenidos dicen que los
tratan peor que los animales; en Libertad muchas personas están encerradas en
pequeñas jaulas y no durante horas sino por muchos años". Además, criticó la
denominación "Libertad" de ese Penal: es “cínica” para un centro de reclusión
"reconocido en el mundo como un sitio donde se practicó sistemáticamente la
tortura durante la dictadura. Lamentablemente este penal sigue existiendo y con
el mismo nombre".<BR><BR>También indicó que en la mayoría de las cárceles del
país, la celdas construidas para 2 o 3 presos albergan hasta 11, con pésimas
condiciones higiénicas y de alimentación, con acceso restringido al agua que
fuerza a los reclusos a tomarla del inodoro y, como resultado, a usar botellas
de plástico o bolsas para hacer sus necesidades fisiológicas. El acceso médico
es limitado, por lo que "los presos tienen que infligirse cortes en el cuerpo
para poder ver a un doctor". Según las conclusiones preliminares de su informe,
la situación de violencia intercarcelaria es "alarmante", y lamentó que el
régimen de visitas se vea "socavado" por las "requisas humillantes" a que se
somete a detenidos y familiares. Si bien recibió "pocas denuncias de tortura"
probadas con exámenes forenses, sí constató "numerosas y creíbles" denuncias de
malos tratos y “uso excesivo” de la fuerza por parte de la policía en las
cárceles, comisarías y centros de detención de menores y adolescentes.
<BR><BR>El lapidario informe del relator de la ONU - que reafirmaba lo que el
Servicio Paz y Justicia venía denunciando sistemáticamente - cayó como una
bomba en el pacato “sistema político” que se jactaba de ser una excepción
“democrática” en América del Sur. Resulta que de un plumazo, el mito de la
“Suiza de América”, del “país de clase media”, “integrador y tolerante”, cedió
paso al “bochorno tercermundista” de Guinea Ecuatorial.<BR><BR>Al inicio de su
mandato (marzo 2005), el presidente Tabaré Vázquez, declaraba el sistema
penitenciario en “emergencia humanitaria” y que esa sería una de las prioridades
de su gobierno en materia de derechos humanos. Pasaron cinco años y nada cambió.
En marzo 2010 asumió la presidencia José Mujica, denunciado la “vergüenza
nacional” de la cárceles. Prometió “humanizar” la vida de los presos. Por el
momento todo igual. O peor.<BR> <BR>Uruguay ha experimentado un
significativo aumento de la población carcelaria. Las prisiones uruguayas
cuentan con unas 5.000 plazas y alojan a 9.100 personas “privadas de libertad”.
“Se trata de un incremento del orden del 270 por ciento. Solamente entre 2007 y
2008, la población carcelaria aumentó en 1.000 personas. Al día de hoy, “la tasa
de encarcelamiento es de unos 245 presos cada 100 mil habitantes, bastante por
encima del promedio de América Latina, que es de 145 cada 100 mil”. Del total de
presos en los distintos establecimientos carcelarios, el 39% son primarios y el
61% reincidentes. De ellos, sólo el 44,4% ha recibido una condena y el resto
está en condición de “procesado sin sentencia”. (6)<BR> <BR>La población
carcelaria se destaca por su baja edad (la mayoría de los presos tiene menos de
30 años) y mala escolaridad. El 58,83% de los encarcelados censados no culminó
sus estudios, sean estos del nivel que sean. Los antecedentes laborales de los
detenidos muestran la fuerte presencia del desempleo y el empleo precario o del
trabajo industrial-secundario: “El 61,35% de la población censada pertenecía a
ocupaciones como: obreros, cuenta propia, doméstico, changador, desocupado y
subocupado”. (7) <BR> <BR>Es decir, los inquilinos de las cárceles
uruguayas son, ampliamente, víctimas de la miseria producida por la “fractura
social”, o sea, víctimas de la fábrica social de pobres…y de presos. Mejor
dicho, blanco de los brutales ataques del capital contra los/as asalariados/as.
<BR><BR>Lejos de toda concepción humanista, tanto el “progresismo” como la
“oposición” de derecha coinciden más allá de los matices. Proponen más policías,
más “vigilancia preventiva”, y endurecimiento de las penas. Y más encierro:
construyendo “nuevos módulos carcelarios” y reciclando establecimientos
militares que antes sirvieron como campos de concentración de la
dictadura<BR><BR>El objetivo “securitario” son, evidentemente, las “clases
peligrosas”. Esas que deambulan en medio de la pobreza, entre la “apropiación de
lo ajeno” y la limosna. Que “asolan contra los bienes y la propiedad privada” y
generan la “inseguridad ciudadana”. Que sobreviven sin sindicatos corporativos
que las defiendan, ni convenios colectivos para negociar alguna migaja, ni
ámbitos institucionales donde hacer escuchar su voz. Para el discurso dominante,
y la estrategia represiva, en el “núcleo duro” de la “pobreza estructural” se
concentra el delito. Allí apuntan las políticas de criminalización.
<BR> <BR>Basta ver la condición social de los presos muertos en Rocha para
hacerse una composición de lugar. Todos ellos, hijos de la miseria.
<BR><BR> <BR><STRONG><U>Notas</U></STRONG><BR> <BR>1) Ultimas
Noticias, 9-7-2010.<BR>2) El País, 9-7-2010<BR>3) Ibdem.
<BR>4) Entrevista a Mujica, “El fútbol, la crisis de la utopía y lo
transitorio”, Brecha, 9-7-2010.<BR>5) Black Beach: este presidio de Guinea
Ecuatorial fue descrito por Amnistía Internacional como "una sentencia de muerte
lenta y prolongada". Allí los presos son víctimas de torturas, palizas,
violaciones y fusilamientos e incluso muerte por inanición.
<BR>6) Brecha, 17-3-2009, y 29-5-2009. <BR>7) Derechos Humanos en
Uruguay. Servicio Paz y Justicia (Serpaj), diciembre 2008.
<HR>
<BR> </FONT></DIV></BODY></HTML>