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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información<BR></U><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>14 de julio 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante -
Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV><STRONG><FONT size=3>Fútbol</FONT></STRONG></FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>El reino
mágico</FONT></STRONG> </FONT></DIV>
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<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Eduardo
Galeano </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Público, Madrid,
14-7-10</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><A
href="http://www.publico.es/"><STRONG>http://www.publico.es/</STRONG></A></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2> <BR></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2>Pacho Maturana, colombiano, hombre de
vasta experiencia en estas lides, dice que el futbol es un reino mágico donde
todo puede ocurrir.</FONT></DIV><FONT face=Arial size=2>
<DIV align=justify><BR>El Mundial reciente ha confirmado sus palabras: fue un
Mundial insólito.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Insólitos fueron los 10 estadios donde se jugó, hermosos,
inmensos, que costaron un dineral. No se sabe cómo hará Sudáfrica para mantener
en actividad esos gigantes de cemento, multimillonario derroche fácil de
explicar pero difícil de justificar, en uno de los países más injustos del
mundo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Insólita fue la pelota de Adidas, enjabonada, medio loca,
que huía de las manos y desobedecía a los pies. La tal Jabulani fue impuesta,
aunque a los jugadores no les gustaba ni un poquito. Desde su castillo de
Zurich, los amos del futbol imponen, no proponen. Tienen costumbre.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Insólito fue que por fin la todopoderosa burocracia de la
FIFA reconociera, al menos, al cabo de tantos años, que habría que estudiar la
manera de ayudar a los árbitros en las jugadas decisivas. No es mucho, pero algo
es algo. Ya era hora. Hasta estos sordos de voluntaria sordera tuvieron que
escuchar los clamores desatados por los errores de algunos árbitros, que en el
último partido llegaron a ser horrores. ¿Por qué tenemos que ver en las
pantallas de televisión lo que los árbitros no vieron y quizá no pudieron ver?
Clamores de sentido común: casi todos los deportes, el basquetbol, el tenis, el
beisbol y hasta la esgrima y las carreras de autos, utilizan normalmente la
tecnología moderna para salir de dudas. El futbol, no. Los árbitros están
autorizados a consultar una antigua invención llamada reloj para medir la
duración de los partidos y el tiempo a descontar, pero de ahí está prohibido
pasar. Y la justificación oficial resultaría cómica, si no fuera simplemente
sospechosa: el error forma parte del juego, dicen, y nos dejan boquiabiertos
descubriendo que errare humanum est.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Insólito fue que el primer Mundial africano en toda la
historia del futbol quedara sin países africanos, incluyendo al anfitrión, en
las primeras etapas. Sólo Ghana sobrevivió, hasta que su selección fue derrotada
por Uruguay en el partido más emocionante de todo el torneo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Insólito fue que la mayoría de las selecciones africanas
mantuvieran viva su agilidad, pero perdieran desparpajo y fantasía. Mucho
corrieron, pero poco bailaron. Hay quienes creen que los directores técnicos de
las selecciones, casi todos europeos, contribuyeron a este enfriamiento. Si así
fuera, flaco favor han hecho a un futbol que tanta alegría prometía. África
sacrificó sus virtudes en nombre de la eficacia, y la eficacia brilló por su
ausencia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Insólito fue que algunos jugadores africanos pudieran
lucirse, ellos sí, pero en las selecciones europeas. Cuando Ghana jugó contra
Alemania se enfrentaron dos hermanos negros, los hermanos Boateng: uno llevaba
la camiseta de Ghana y el otro la de Alemania.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De los jugadores de la selección de Ghana, ninguno jugaba
en el campeonato local de Ghana.</DIV>
<DIV align=justify><BR>De los jugadores de la selección de Alemania, todos
jugaban en el campeonato local de Alemania.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Como América Latina, África exporta mano de obra y pie de
obra.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Insólita fue la mejor atajada del torneo. No fue obra de
un golero, sino de un goleador. El atacante uruguayo Luis Suárez detuvo con las
dos manos, en la línea del gol, una pelota que hubiera dejado a su país fuera de
la Copa. Y gracias a ese acto de patriótica locura, él fue expulsado, pero
Uruguay no.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Insólito fue el viaje de Uruguay, desde los abajos hasta
los arribas. Nuestro país, que había entrado al Mundial en el último lugar, a
duras penas, tras una difícil clasificación, jugó dignamente, sin rendirse
nunca, y llegó a ser uno de los mejores. Algunos cardiólogos nos advirtieron,
desde la prensa, que el exceso de felicidad puede ser peligroso para la salud.
Numerosos uruguayos, que parecíamos condenados a morir de aburrimiento,
celebramos ese riesgo, y las calles del país fueron una fiesta. Al fin y al cabo
el derecho a festejar los méritos propios es siempre preferible al placer que
algunos sienten por la desgracia ajena.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Terminamos ocupando el cuarto puesto, que no está tan mal
para el único país que pudo evitar que este Mundial terminara siendo nada más
que una Eurocopa. Y no fue casual que Diego Forlán fuera elegido mejor jugador
del torneo.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Insólito fue que el campeón y el subcampeón del Mundial
anterior volvieron a casa sin abrir las maletas.</DIV>
<DIV align=justify><BR>En el año 2006, Italia y Francia se habían encontrado en
el partido final. Ahora se encontraron en la puerta de salida del aeropuerto. En
Italia, se multiplicaron las voces críticas de un futbol jugado para impedir que
el rival juegue. En Francia, el desastre provocó una crisis política y encendió
las furias racistas, porque habían sido negros casi todos los jugadores que
cantaron la Marsellesa en Sudáfrica.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Otros favoritos, como Inglaterra, tampoco duraron mucho.
Brasil y Argentina sufrieron crueles baños de humildad. Medio siglo antes, la
selección argentina había recibido una lluvia de monedas cuando regresó de un
Mundial desastroso, pero esta vez fue bienvenida por una abrazadora multitud que
cree en cosas más importantes que el éxito o el fracaso.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Insólito fue que faltaran a la cita las superestrellas
más anunciadas y más esperadas. Lionel Messi quiso estar, hizo lo que pudo, y
algo se vio. Y dicen que Cristiano Ronaldo estuvo, pero nadie lo vio: quizás
estaba demasiado ocupado en verse.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Insólito fue que una nueva estrella, inesperada, surgiera
de la profundidad de los mares y se elevara a lo más alto del firmamento
futbolero. Es un pulpo que vive en un acuario de Alemania, desde donde formula
sus profecías. Se llama Paul, pero bien podría llamarse Pulpodamus.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Antes de cada partido del Mundial, le daban a elegir
entre los mejillones que llevaban las banderas de los dos rivales. Él comía los
mejillones del vencedor, y no se equivocaba.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El oráculo octópodo influyó decisivamente sobre las
apuestas, fue escuchado en el mundo entero con religiosa reverencia, fue odiado
y amado, y hasta calumniado por algunos resentidos como yo, que llegamos a
sospechar, sin pruebas, que el pulpo era un corrupto.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Insólito fue que al fin del torneo se hiciera justicia,
lo que no es frecuente en el futbol ni en la vida.</DIV>
<DIV align=justify><BR>España conquistó, por primera vez, el campeonato mundial
de futbol.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Casi un siglo esperando.</DIV>
<DIV align=justify><BR>El pulpo lo había anunciado, y España desmintió mis
sospechas: ganó en buena ley, fue el mejor equipo del torneo, por obra y gracia
de su futbol solidario, uno para todos, todos para uno, y también por las
asombrosas habilidades de ese pequeño mago llamado Andrés Iniesta.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Él prueba que a veces, en el reino mágico del futbol, la
justicia existe.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando el Mundial comenzó, en la puerta de mi casa colgué
un cartel que decía: Cerrado por futbol.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Cuando lo descolgué, un mes después, yo ya había jugado
64 partidos, cerveza en mano, sin moverme de mi sillón preferido.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Esa proeza me dejó frito, los músculos dolidos, la
garganta rota; pero ya estoy sintiendo nostalgia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ya empiezo a extrañar la insoportable letanía de las
vuvuzelas, la emoción de los goles no aptos para cardiacos, la belleza de las
mejores jugadas repetidas en cámara lenta. Y también la fiesta y el luto, porque
a veces el futbol es una alegría que duele, y la música que celebra alguna
victoria de ésas que hacen bailar a los muertos suena muy cerca del clamoroso
silencio del estadio vacío, donde ha caído la noche y algún vencido sigue
sentado, solo, incapaz de moverse, en medio de las inmensas gradas sin nadie.
<HR>
<BR></FONT></DIV></BODY></HTML>