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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Correspondencia de Prensa</FONT>
<BR><U>18 de julio 2010</U><BR><FONT color=#800000 size=5>Colectivo Militante -
Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo - Uruguay<BR>redacción y
suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
</DIV>
<DIV> </DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3>Colombia</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT size=3>¿Cuál
Independencia?</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV><FONT face=Arial size=2><STRONG><FONT
size=3></FONT></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>El 20 de julio de 1810
comenzó la lucha por la independencia en el actual territorio colombiano, que
finalmente se materializó en la ruptura con el poder colonial español. Dos
siglos después resulta de un cinismo absoluto celebrar la independencia. De cuál
independencia se puede hablar en Colombia, si hoy este país es un simple
protectorado de los Estados Unidos, como se evidencia en los más diversos
ámbitos de la vida nacional. </STRONG></DIV>
<DIV align=justify><BR> <BR></DIV></FONT>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Renan Vega Cantor
*</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Bogotá, 14 de julio
2010</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><BR></FONT> </DIV><FONT
face=Arial size=2>
<DIV align=justify><STRONG>En el terreno militar</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>El Estado Colombiano es un peón incondicional de los Estados
Unidos en términos militares, como se evidencia con la instauración de bases a
lo largo y ancho de nuestro territorio, junto con la “ayuda” que el imperialismo
le proporciona a los gobiernos “colombianos” para mantener su criminal guerra
contra la población más pobre de este país, encubierta bajo la bandera de “lucha
contra el terrorismo”. </DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>Esa dependencia estructural se evidencia en varios hechos:
militares y paramilitares procedentes de Colombia participan como mercenarios en
guerras patrocinadas por esa potencia en diversos lugares del mundo (Irak y
Afganistán) o en proyectos de desestabilización en América Latina (Venezuela,
Bolivia y Honduras); Colombia es el tercer país del mundo en captar “ayuda
militar” de los Estados Unidos, después de Israel y Egipto; entre 1996 y 2008,
han sido entrenados, en escuelas de los Estados Unidos 72 mil militares
procedentes de Colombia, cifra que a nivel mundial sólo es superada por Corea
del Sur; Colombia es el único país de Sudamérica que ha bombardeado a un
país vecino con participación directa de las fuerzas militares de los Estados
Unidos y pregona como legítima la “guerra preventiva” de estirpe yanqui. En
estas condiciones, ¿qué independencia pueden tener las fuerzas armadas de
Colombia, adiestradas y financiadas por los Estados Unidos en contrainsurgencia
y anticomunismo y preparadas para matar a sus propios conciudadanos, como se
evidencia con los crímenes de Estado, como los “falsos positivos”? </DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>En el plano jurídico-político</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>La dependencia se manifiesta en diversos aspectos políticos y
jurídicos, entre los cuales cabe resaltar el referido a la extradición de
ciudadanos colombianos hacia los Estados Unidos. En ningún otro lugar del mundo,
ni en ninguna otra época, un país había entregado tal cantidad de connacionales
para que fueran condenados en forma arbitraria por parte de autoridades
judiciales de los Estados Unidos, como lo hace Colombia. Sólo basta con
recordar que en los últimos 8 años, desde este país se han extraditado a los
Estados Unidos más de 800 personas, con lo cual se evidencia la inutilidad del
sistema judicial de este país y se demuestra que el régimen uribista ha sido una
marioneta de Washington. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Además, aquí los embajadores de Estados Unidos
ofician como procónsules todopoderosos (algo así como los Virreyes en tiempos de
la colonización española), que dictaminan lo que debe hacerse para complacer los
intereses imperialistas, con pleno convencimiento que las clases dominantes de
Colombia cumplen las ordenes sin ningún reparo, tal y como sucede con la
política exterior, sujeta a los requerimientos yanquis contra países como
Venezuela y Ecuador. No sorprende, en esas condiciones, que la Embajada de los
Estados Unidos en territorio colombiano sea la quinta más grande del mundo, en
lo que hace referencia al personal ocupado. Tampoco resulta extraño que el
régimen colombiano haya apoyado la guerra contra Iraq, el golpe de Estado en
Honduras y los crímenes sionistas, como expresión de su sumisión a los dictados
de la política exterior de los Estados Unidos.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>En el ámbito económico</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>La entrega del país a empresas multinacionales de los Estados
Unidos y de la Unión Europea se ha convertido en el proyecto central de la
lumpemburguesía colombiana, como parte de lo cual ha feriado al capital
estadounidense o europeo las empresas públicas de las más diversas actividades
económicas (energía, telecomunicaciones, minería, banca, infraestructura…) lo
que convierte a Colombia en un lugar envidiable para la inversión extranjera, un
eufemismo para ocultar el proceso de recolonización en marcha. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Como parte de esa dependencia económica, se eliminó la
industria nacional para servir al apetito voraz del capital financiero
transnacional y las multinacionales y, al mismo tiempo, se revitalizó el viejo
esquema minero exportador, con la pretensión de convertir nuestro territorio en
una gigantesca mina a cielo abierto. En cuatro quintas partes de nuestro
territorio se están realizando exploraciones mineras y petroleras, de las que
sólo va a quedar hambre, miseria y contaminación, mientras las multinacionales
se llevan nuestros recursos, como hicieron los españoles hace cinco siglos.
</DIV>
<DIV align=justify><BR>De la misma forma, este gobierno ha ampliado de manera
fraudulenta las concesiones a empresas extranjeras que extraen petróleo y
recursos minerales, como ha sucedido con la Drummond, a la cual se le amplio en
30 años su concesión para explotar carbón y gas en varias regiones del país. A
esto debe agregarse que el régimen uribista generalizó la exención de impuestos
para premiar a las multinacionales por llevarse nuestros recursos naturales, lo
cual equivale a unos 10 billones de pesos, desangre que afectará al país durante
los próximos años.</DIV>
<DIV align=justify><BR><STRONG>En el área cultural</STRONG></DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>La dependencia estructural de la sociedad colombiana con
relación a los Estados Unidos se manifiesta también en el plano cultural, nada
extraño si se recuerda que las clases dominantes de este país siempre han tenido
como modelo de vida a Londres, Madrid, Paris, y, ahora, a Miami, mientras
desprecian a los habitantes pobres del país. En efecto, Colombia se ha
convertido en un suburbio pobre de la capital de La Florida, lugar desde donde
se transmiten programas de radio, se lanzan al estrellato a cantantes y músicos,
se fortalece el artificial American way of Life, se divulga propaganda pro
yanqui y anticomunista y se presenta como viable el modelo de sociedad
típico de los Estados Unidos, con lo cual se cautiva a millones de colombianos
de todas las clases sociales, aunque para las mayorías pobres ese sueño se
convierta en la pesadilla cotidiana de la violencia endémica propia de una
cultura narco-traqueta, adobada con una lógica paisa pueblerina y machista. No
sorprende que esa cultura al estilo de Miami se haya convertido en el principal
referente simbólico de gran parte de la población colombiana, hasta el punto que
los héroes de la televisión, el celuloide y la música ya no hablan con acento
criollo sino con el insoportable tono de los latinoamericanos que viven en la
Florida. </DIV>
<DIV align=justify><BR>Al considerar todos los aspectos mencionados, que se
encuentran interrelacionados entre sí, resulta tragicómico hablar de la
independencia de Colombia, en momentos en que otros países de Sudamérica
proponen romper con la sumisión existente con respecto a los Estados Unidos.
¿Cuál independencia, si somos uno de los países más dependientes y sumisos al
poder imperialista y nos hemos convertido en un protectorado yanqui? ¿Cuál
soberanía nacional, cuando las fuerzas militares de Estados Unidos y las
multinacionales capitalistas de ese país y de la Unión Europea ocupan nuestros
suelos y mares y se han apropiado de gran parte nuestros recursos naturales y
minerales?</DIV>
<DIV align=justify><BR>El 20 de julio no hay nada que celebrar, ese día debería
considerarse más bien como una fecha luctuosa para el país, no por lo que
sucedió hace dos siglos, sino por lo que acontece hoy en Colombia, que marcha en
contravía histórica con relación a los procesos nacionalistas y de liberación
que cobran fuerza en otros países del continente. Da dolor decirlo, pero las
clases dominantes han hecho de Colombia una gran finca ganadera, en donde se
encuentra el peón más barato, abyecto, servil e incondicional de los Estados
Unidos. Con estas perspectivas tan tenebrosas, razón de sobra tenía Jorge Luis
Borges cuando decía que ser colombiano es un acto de fe.</DIV>
<DIV align=justify> </DIV>
<DIV align=justify>* Economista y Magister en Historia de la Universidad
Nacional de Colombia. Autor entre numerosas obras de: "Un mundo incierto, un
mundo para aprender y enseñar. Las transformaciones mundiales y su incidencia en
la enseñanza de las Ciencias Sociales". Volúmen 1, Imperialismo, geopolítica y
retórica democrática. Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá 2007. </DIV>
<DIV align=justify>
<HR>
</DIV>
<DIV align=justify></FONT> </DIV></BODY></HTML>