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<DIV align=center><STRONG><FONT size=4><U>boletín solidario de
información</U><BR><FONT size=5><FONT color=#800000>Correspondencia de
Prensa</FONT> <BR></FONT><U>21 de julio 2010</U><BR><FONT color=#800000
size=5>Colectivo Militante - Agenda Radical</FONT><BR>Gaboto 1305 - Montevideo -
Uruguay<BR>redacción y suscripciones: </FONT></STRONG><A
href="mailto:germain5@chasque.net"><STRONG><FONT
size=4>germain5@chasque.net</FONT></STRONG></A></DIV>
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<HR>
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<DIV> </DIV>
<DIV><STRONG><FONT size=3>Argentina</FONT></STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Hoy somos todos putos y
tortilleras </STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG></STRONG></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial><STRONG>Notas breves e inconvenientes sobre
la ley del matrimonio gay en Argentina</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2><STRONG>Mariano
Pacheco <BR>Prensa de Frente<BR></STRONG><A
href="http://www.prensadefrente.org/"><STRONG>http://www.prensadefrente.org/</STRONG></A><STRONG>
</STRONG></FONT></DIV>
<DIV align=justify><FONT face=Arial size=2></FONT> </DIV><FONT face=Arial
size=2>
<DIV align=justify><BR>“La parte masculina de un hombre puede comunicar con la
parte femenina de una mujer, pero también con la parte masculina de una mujer, o
incluso con la parte masculina de otro hombre... Estadística o molarmente somos
heterosexuales, pero personalmente homosexuales, sin saberlo o sabiéndolo, y por
último somos trans-sexuados elemental o molecularmente”. (Gilles Deleuze y Félix
Guattari, "Anti-Edipo, capitalismo y esquizofrenia")</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Y que querés, si son todos putos y tortilleras. ¿Qué
querés que pidan?”. “Yo soy heterosexual, pero tengo una amiga lesbiana y un
familiar gay”. Frases como estas nos pueden provocar repulsión, sí, pero son
muchas de las voces que han circulado en estos días (en el mejor de los casos.
Descartamos aquí todo el arrolladero de frases cavernícolas). Por un lado, hemos
escuchado a quienes entienden que la batalla por la aprobación de la ley de
matrimonio igualitario es una lucha de quienes obtendrían el beneficio directo
de aprobarse la ley, y que hoy no tienen acceso a ese derecho (también se dejan
de lado en estas líneas toda la farsa de plantear el conformismo de la unión
civil, una suerte de matrimonio devaluado para raros). Por el otro, hemos
escuchado a quienes creen que ser progres es mostrar que no se oponen, pero
aclarando rápidamente que ellos no son de esa especie. De allí que crea
necesario que esta lucha sea asumida por todos y cada uno (“todas y cada una”),
de los que bregamos por un mundo distinto. O, si prefieren un lenguaje más
“comprometido”, por quienes aspiramos, luchamos por revolucionar la sociedad
actual (Sí: la del capital).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Claro, se puede objetar que cómo es que sectores que
antagonizan contra el Estado y sus lógicas peleen porque se les reconozca
derechos al interior de esa institucionalidad. Pero esa no es la discusión
ahora. Por eso, tan sólo decir que exigir que se cumplan y se amplíen los
derechos en el marco de las democracias controladas no implica necesariamente
dejar de luchar por subvertir ese tipo de democracia.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Quisiera rescatar –metiéndonos ya en tema- algunas
imágenes a partir de las cuales poder enlazar el triunfo democrático de la
aprobación de la ley, con algunas batallas más imperceptibles que se han venido
dando en los últimos años, no necesariamente desde la reivindicación específica.
Dos de ellas fueron protagonizadas en el ya histórico Puente Pueyrredón, luego
de los agitados y convulsionados días de diciembre de 2001 (qué tendrá que ver
la aprobación de esta ley con el 2001 sería algo interesante para discutir.
Digo, para quienes ven en aquellos días sólo el fantasma de “la crisis”,
entendida esta como la peor peste que puede aquejar a una sociedad,
desconociendo el carácter productivamente político de las crisis).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Una de las imágenes pertenece a un hermoso relato de Omar
Cabezas, titulado La montaña es algo más que una inmensa estepa verde. Allí, en
la marcha de la guerrilla, Tello -uno de los jefes del Frente Sandinista de
Liberación Nacional- se enfrenta a la tropa de insurgentes amotinada que dice no
poder cargar una cantidad determinada de alimentos. Tienen hambre, frío y
cansancio. Tello enfurece y les dice: “Son unas mujercitas… son unos
maricas…”.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Otra imagen se refiere a una tarde de 1974, cuando “los
muchachos” inventaron el cantito (muy ingenioso, por cierto), que dice así: “No
somos putos, no somos faloperos, somos soldados de las FAR y Montoneros”, en
clara respuesta a los dichos de José López Rega (ministro de Bienestar Social
del gobierno de Isabel Perón; jefe de la tenebrosa organización para-militar
autodenominada Alianza Anticomunista Argentina, la Triple A). Palabras con las
que “El brujo” acusó a los militantes de las organizaciones armadas: “Son todos
homosexuales y drogadictos”, dijo. Por supuesto, los activistas del Frente de
Homosexuales por la Liberación Nacional, allí presentes, no se sintieron muy
cómodos con la respuesta (está claro: se puede pensar al cantito en otra clave,
una similar a cómo la plantearon quienes tomaron lo de “cabecitas negras” y en
vez de ofenderse lo resignificaron. De todos modos, me quedan dudas de que esa
haya sido la intención de la consigna).</DIV>
<DIV align=justify><BR>Dos ejemplos. Dos recortes que dan cuenta de las
dificultades que hubo en otros momentos históricos de asumir la lucha molecular,
de combatir los microfascismos de manera más cotidiana. La consigna del hombre
nuevo (el revolucionario como un macho combativo), no hace más que reforzar un
estereotipo ridículo de lo que –se supone- se debe ser para intentar cambiar la
sociedad.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Ahora, más actual, quisiera rescatar otras dos imágenes.
Una, la de un compañero (o compañera), travesti, de Florencio Varela [suburbio
pobre de Buenos Aires], quien solía bailar en los cortes sobre el Puente
Pueyrredón, ante el cordón de seguridad de los “piqueteros” de la Coordinadora
Aníbal Verón. Allí, ante los neumáticos encendidos, pero también frente al
dispositivo policial, “Argentina” –como todos la conocíamos, porque en su danzar
llevaba siempre una bandera de nuestro país como superman llevaba su capa–
aportaba a la lucha por mejorar las condiciones ya no de vida, sino de
subsistencia, un granito de arena a la lucha por el reconocimiento de la
diversidad sexual.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Otra imagen: la de las compañeras que –también en Puente
Pueyrredón- comenzaron a organizar la primera Asambleas de Mujeres Desocupadas,
una tarde de primavera en el año 2003. Asamblea que sirvió para que luego
convocaran al Primer Encuentro de Mujeres Desocupadas, a realizarse en el Predio
Recuperado Roca Negra, en Montechingolo, distrito de Lanús [otro suburbio pobre
de Buenos Aires]. Las caras que algunos varones-militantes pusieron al ver
desplegarse la bandera fue increíble. Como increíble fue escuchar a muchos
luchadores populares pronunciar frases como la que sigue: “¿Se van a juntar para
hablar de tapers?” [fiambreras]. Lo que muchos no vieron es que allí comenzaba a
gestarse ese feminismo reflexivo, abierto, formativo y participativo; "feminismo
combativo, activo, en las calles y por el cambio social”, como lo definieron
luego las organizadoras de esa primera asamblea y de ese primer encuentro.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hoy, a casi una década de la insurrección del 2001, cabe
preguntarse: ¿Podríamos pensar hoy en festejar la aprobación de la ley, si no se
hubiesen librado tantas batallas, desde hace tantos años? Seguramente no. No es
posible pensar en este avance sin el aporte consecuente de quienes comenzaron a
organizar los Encuentros Nacionales de Mujeres, por citar sólo el ejemplo más
contundente, más masivo y visible.</DIV>
<DIV align=justify><BR>Hace un tiempito nomás, producto un poco de ese largo
trajinar, surgió el Colectivo de Varones Antipatriarcales. Una novedosa
iniciativa, si tenemos en cuenta que el patriarcado no sólo asigna roles
determinados a la mujeres, sino que nos impone también a los varones ese modelo:
qué gustos debemos tener, qué cosas podemos o no sentir, hacer, pensar. Porque
el patriarcado afecta, conspira contra las construcciones que pretenden fomentar
la autonomía, la democracia de base y la participación popular. Choca porque
esas prácticas van a contramano del autoritarismo y las lógicas
jerárquicas.<BR>En fin: no quisiera terminar estas breves líneas, escritas a los
apurones, con el deseo de intentar compartir la alegría por la ley sancionada
anoche[por el jueves], sin rescatar unas palabras del Manifiesto de Las
Lilith-feministas inconvenientes:</DIV>
<DIV align=justify><BR>“Nos reconocemos en las corrientes que viven, sienten y
crean un feminismo latinoamericano, mestizo, desobediente, insumiso; autónomo,
diverso, alegre, provocador, desafiante; creativo...: un feminismo
inconveniente, que se propone como parte y aporte a una cultura emancipatoria,
que rechaza tanto la normatividad heterosexual como el esencialismo
biologicista. Un feminismo rebelde, nacido de los cuerpos históricamente
estigmatizados, invisibilizados y/o ilegalizados, por un sistema basado en el
disciplinamiento, el control, la domesticación, y el orden que garantiza su
propia continuidad y reproducción / Participamos de los movimientos populares
que desafían ese orden impuesto… / Muchas de nuestras agrupaciones nacieron en
las convulsiones de la crisis y de las rebeldías del año 2001. Fuimos parte del
estallido popular que puso límites a una manera depredadora de ejercicio del
poder…”.<BR><BR>Somos nosotros, se pintaba luego del 19/20 de diciembre de 2001.
Así es. Mujeres y hombres nuevos: eso queremos gestar. Así decimos hoy. Hemos
dado un paso. La gramática impone muchas veces ciertas dificultades. Habrá que
continuar creando. La incorporación del femenino al lenguaje político (aun del
revolucionario), ha sido un paso importante. Habrá que ver como seguimos. Seguro
que intentando romper los binarismos. Por eso, hoy, más allá de las opciones
sexuales de cada quien, tenemos que decir que es una posición política asumir la
bandera homosexual. Hoy, que duda cabe, somos todos gays, heterosexuales,
lesbianas, transexuales... Hoy: todos somos putos y tortilleras.
<HR>
</FONT></DIV></BODY></HTML>